Los abrazos rotos
2009 

6.3
26,686
Drama. Romance
Cuando el escritor Mateo Blanco (Lluís Homar) viajaba con Lena (Penélope Cruz), la mujer de su vida, sufrió un accidente de coche que lo dejó ciego. Harry Caine es el pseudónimo con el que firma sus trabajos literarios. Como director de cine usa, en cambio, su nombre real. Harry Caine vive de los guiones que escribe gracias a la ayuda de Judit García (Portillo), su antigua y fiel directora de producción, y de Diego (Tamar Novas), el ... [+]
21 de marzo de 2009
21 de marzo de 2009
15 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vaya por delante el hecho de que sin restar meritos a la exitosa trayectoria profesional del cineasta manchego, su cine nunca ha despertado en mí las entusiastas y concurridas exaltaciones que le han llevado a ocupar el puesto de honor del que es dueño y señor tanto en nuestro país como allende nuestras fronteras. El realizador presenta su nueva cinta con una etiqueta que le exigía una evolución académica algo más notoria de la finalmente conseguida, unos abrazos rotos que en un fallido intento de contentar a todos sus públicos se apalanca en los peores clichés y manías de su repertorio para abarcar más de lo que aprieta, por un lado satisfacer con desidia al fan primigenio de sus primeras obras y por otro al que espera el Almodóvar maduro amante del melodrama ribeteado de clasicismo, ni uno ni otro acaban saciados pues Los abrazos rotos descarría por el atropello de contar una de las historias más pobres e insulsas de su carrera, una temida mezcla de Carne trémula con La mala educación, sin duda dos de los peores ejemplos en cuanto a triunfos artísticos se refiere. Una quebradiza estructura a dos tiempos en donde se cierne un relato de amor fou sin pasión ni agarre, desperdicios que habitan en el aburrimiento, un fracaso desproporcionado.
El problema de una película como esta reside en que Almodóvar nos vuelve a introducir sus obsesiones, el demonio de los celos y el entramado novelesco, sintetizadas en un falso reparto coral completamente malgastado, solo Penélope parece llamear en un exceso de atención que le hace descuidar al resto de sus concubinos, ella se disfraza de Audrey o Sofía Loren, la carnalidad de una mujer impetuosa, a la misma vez que Pedro lo hace de Rossellini (esos momentos en la playa), sin duda lo mejor de un film desnutrido, aquejado de intensidad emocional y sobrado de metraje, eso que a pocos días de su estreno se hablaba de 150 minutos de cinta, reducidos a poco más de dos horas interminables, un montaje final que sobrepasa con creces la barrera del agotamiento.
Los abrazos rotos contiene algunas secuencias que reafirman el pelaje visual de un autor con gusto por el encuadre, aunque la elección del prestigioso Rodrigo Prieto para la fotografía no despunta especialmente, ni su argot autoral gana bagaje en lo que ha fluidez narrativa se refiere, despista por tanto ver un trabajo tan regular como este, un paso atrás que si no viniera firmado por el egocéntrico creador de Kika no merecería ni el recuerdo. Un puzle sin acabar que despieza su penosa monotonía en hilos intermitentes de voluntad almodovariana, un producto escayolado que patina sin arreglo.
El problema de una película como esta reside en que Almodóvar nos vuelve a introducir sus obsesiones, el demonio de los celos y el entramado novelesco, sintetizadas en un falso reparto coral completamente malgastado, solo Penélope parece llamear en un exceso de atención que le hace descuidar al resto de sus concubinos, ella se disfraza de Audrey o Sofía Loren, la carnalidad de una mujer impetuosa, a la misma vez que Pedro lo hace de Rossellini (esos momentos en la playa), sin duda lo mejor de un film desnutrido, aquejado de intensidad emocional y sobrado de metraje, eso que a pocos días de su estreno se hablaba de 150 minutos de cinta, reducidos a poco más de dos horas interminables, un montaje final que sobrepasa con creces la barrera del agotamiento.
Los abrazos rotos contiene algunas secuencias que reafirman el pelaje visual de un autor con gusto por el encuadre, aunque la elección del prestigioso Rodrigo Prieto para la fotografía no despunta especialmente, ni su argot autoral gana bagaje en lo que ha fluidez narrativa se refiere, despista por tanto ver un trabajo tan regular como este, un paso atrás que si no viniera firmado por el egocéntrico creador de Kika no merecería ni el recuerdo. Un puzle sin acabar que despieza su penosa monotonía en hilos intermitentes de voluntad almodovariana, un producto escayolado que patina sin arreglo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
LO MEJOR: La suculenta interpretación de la oscarizada Penélope Cruz, sacando provecho de su figura y carácter en la composición de una Lena escultural y acaparadora. La música de Alberto Iglesias, un tema principal doliente y melancólico y los ligeros toques de humor bizarro que flotan en Chicas y maletas, guiños al mundo trash del Almodóvar ochentero.
LO PEOR: Es larga, fatigosa y sin la menor cuota de emoción. La vasta mayoría de los actores parecen recitar sus diálogos con una holgazanería preocupante, como si leyeran los textos sin creerse en absoluto sus personajes. La media hora final, una vez desaparece Penélope todo se hace aún más cuesta arriba y su tacaña originalidad.
LO PEOR: Es larga, fatigosa y sin la menor cuota de emoción. La vasta mayoría de los actores parecen recitar sus diálogos con una holgazanería preocupante, como si leyeran los textos sin creerse en absoluto sus personajes. La media hora final, una vez desaparece Penélope todo se hace aún más cuesta arriba y su tacaña originalidad.
2 de mayo de 2011
2 de mayo de 2011
11 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Muchas películas se definen en sí mismas en un plano: las fotografías fragmentadas, destrozadas por el odio del olvido, rotas en cuerpo y alma como un extraño y al mismo bello puzle que recomponer. Los abrazos rotos de esa otra realidad que plasmaron. En sí misma esa imagen es la película de Pedro Almodóvar: un tour de force compuesto por innumerables secuencias, episodios independientes, errores y rasgados, fugas hacía la rotura del cine y el odio de una fuerza que pretender descomponerlas más. El director de una de las mejores cintas jamás realizadas en este país desde los ochenta, “¿Qué he hecho yo para merecer esto?”, es odiado por su propio gremio. Los guionistas siempre ponen algún ejemplo almodovariano como aquello que jamás debe hacerse, como la parca de la profesión… aunque sea el represente extranjero en todos los premios mayores y, después de insultarle, paguen los anuncios en prensa felicitándole.
La irregularidad de la cinta es en sí su mayor virtud: pequeñas piezas descompuestas de melodrama, tijeretazos de noir, otras aparentemente fuera del conjunto con una comedia loca a la antigua usanza almodovoriana, la lucha interna del seudónimo de un artista que ha olvidado su pasado e incluso la incursión de un proyecto dentro de otro: ‘Dona Sangre’. Vampírica historia que va formando junto a todas un mosaico de misterio y pasión. Narcisista y ampliamente irregular “Los abrazos rotos” pone en relieve a un cineasta que cabalga entre Sirk y Malle, que cita a sus referencias torpemente como resquebrajo de un imperfecto e impelido guión. Pero todos esos fragmentos rotos ponen en evidencia un conjunto mucho mayor por sinceridad y talento.
Tal vez el subconsciente de Almodóvar haya mutilado su propia obra para dejarnos entrever las posibilidades de esa gran película que oculta llamada “Chicas y maletas” a la espera de un final cut hecho, aunque sea, a ciegas.
La irregularidad de la cinta es en sí su mayor virtud: pequeñas piezas descompuestas de melodrama, tijeretazos de noir, otras aparentemente fuera del conjunto con una comedia loca a la antigua usanza almodovoriana, la lucha interna del seudónimo de un artista que ha olvidado su pasado e incluso la incursión de un proyecto dentro de otro: ‘Dona Sangre’. Vampírica historia que va formando junto a todas un mosaico de misterio y pasión. Narcisista y ampliamente irregular “Los abrazos rotos” pone en relieve a un cineasta que cabalga entre Sirk y Malle, que cita a sus referencias torpemente como resquebrajo de un imperfecto e impelido guión. Pero todos esos fragmentos rotos ponen en evidencia un conjunto mucho mayor por sinceridad y talento.
Tal vez el subconsciente de Almodóvar haya mutilado su propia obra para dejarnos entrever las posibilidades de esa gran película que oculta llamada “Chicas y maletas” a la espera de un final cut hecho, aunque sea, a ciegas.
18 de marzo de 2009
18 de marzo de 2009
35 de 62 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aunque me ha parecido bien resuelta técnicamente la película se repite en su esquema con todos los trabajos de Almodóvar: Personajes marcados por el dolor que según va trascurriendo la película nos desvelan a través de flashback el origen de ese dolor.
Salvo Penélope Cruz, el resto del reparto está realmente flojo. Lluís Homar deja mucho que desear. Su comunicación corporal no es la de una persona ciega, no convence, Blanca Portillo está forzada y no digamos ya Tamar Novas, que su actuación es de amateur. La película esta llena de cameos. Algunos hechos por su troupe habitual: Chus Lampreave, Rosi de Palma, Carmen Machi sumándoseles Dani de El Canto del Loco (que afortunadamente sólo dice una frase) Kira Miró, y Agustín Almodóvar.
Si te gusta el cine de Almodóvar, esta peli te gustará porque es más de lo mismo. Si ya estás algo cansado de la formula, seguramente esta peli te rematará y si ya estás cansado del estilo de Almodóvar, ahórrate el trabajo de verla porque “Los abrazos rotos” no supone nada nuevo.
Ah! eso si, No aparece ningún travestí, en ese sentido, vamos avanzando.
Salvo Penélope Cruz, el resto del reparto está realmente flojo. Lluís Homar deja mucho que desear. Su comunicación corporal no es la de una persona ciega, no convence, Blanca Portillo está forzada y no digamos ya Tamar Novas, que su actuación es de amateur. La película esta llena de cameos. Algunos hechos por su troupe habitual: Chus Lampreave, Rosi de Palma, Carmen Machi sumándoseles Dani de El Canto del Loco (que afortunadamente sólo dice una frase) Kira Miró, y Agustín Almodóvar.
Si te gusta el cine de Almodóvar, esta peli te gustará porque es más de lo mismo. Si ya estás algo cansado de la formula, seguramente esta peli te rematará y si ya estás cansado del estilo de Almodóvar, ahórrate el trabajo de verla porque “Los abrazos rotos” no supone nada nuevo.
Ah! eso si, No aparece ningún travestí, en ese sentido, vamos avanzando.
23 de marzo de 2009
23 de marzo de 2009
20 de 32 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cualquiera que cliquee en mis críticas vera que a mi Almodovar me gustaba, y mucho, en su primeras películas. También reconozco que alguna que otra vez me defraudaba como es el caso de "La flor de mi secreto". Pero me reconcilié con "Todo sobre mi madre". Entonces llegó "Hable con ella" y después "La mala educación". Me negué a ver "Volver" en el cine y me alegré de mi decisión cuando la vi en la tele. Esta la fuí a ver el otro día porque de lo contrario podía tener graves consecuencias familiares. Lo único bueno que saqué de ella es que el próximo estreno almodovariano ya no voy a ser el único que se va a negar a ir a verlo.
Mal vamos cuando uno empieza a autoplagiarse. Me pareció un auténtico rollo. Como han dicho en otras críticas, esto lo hace otro director y le cuelgan en la plaza pública.
Para almodovarianos fanáticos.
Mal vamos cuando uno empieza a autoplagiarse. Me pareció un auténtico rollo. Como han dicho en otras críticas, esto lo hace otro director y le cuelgan en la plaza pública.
Para almodovarianos fanáticos.
25 de octubre de 2009
25 de octubre de 2009
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Siempre es un placer el cine de Almodóvar. Un hermoso regalo visual, de gran calidad.
Yo personalmente he disfrutado de esta película. Encuadrable tal vez dentro del drama, posee pizcas de humor negro, picardía, suspenso, y mucha sensualidad. Y una fotografía deslumbrante.
El protagonista (Mateo Blanco) es un guionista y director de cine, que por una desgracia de la vida (que más tarde nos será develada), ha quedado ciego. Una suerte de muerte en vida, para quien las imágenes lo es todo. Es por esto que decide adoptar una nueva identidad y ser otro hombre (Harry Caine). Y comenzar una vida a oscuras, aunque refugiado en el resto de sus sentidos, lo cual le permite recuperar su capacidad para disfrutar.
Más tarde conoceremos algunos detalles de su pasado: su vinculación con el poderoso e inescrupuloso empresario Ernesto Martel, su hijo homosexual y su exuberante y ambiciosa amante, Magdalena (Penélope Cruz, quien una vez más revela su talento actoral y su belleza).
Como siempre, Almodóvar se da el gusto de hacer sus"citas" u homenajes. Algunos de ellos en esta película son el homenaje que le rinde al cine, a la creación cinematográfica. El homenaje que le rinde también a Andy Wharhol, al regalarnos unas magníficas e inquietantes imágenes de sus pinturas de revólveres. Cita a su propio cine, a ese género de comedia disparatada como el de "Mujeres al borde de un ataque de nervios" que nos vuelve a deleitar en esta película, con notables actuaciones.
Y párrafo aparte merece el hermoso homenaje que le rinde a la isla de Lanzarote, regalándonos unas imágenes de una belleza sobrecogedora.
No está tal vez a la altura de otras de sus grandes películas; no tiene la profundidad emotiva de Hable con Ella o Todo sobre mi Madre, pero se trata igualmente de una film que ostenta muchísimo talento artístico.
Yo personalmente he disfrutado de esta película. Encuadrable tal vez dentro del drama, posee pizcas de humor negro, picardía, suspenso, y mucha sensualidad. Y una fotografía deslumbrante.
El protagonista (Mateo Blanco) es un guionista y director de cine, que por una desgracia de la vida (que más tarde nos será develada), ha quedado ciego. Una suerte de muerte en vida, para quien las imágenes lo es todo. Es por esto que decide adoptar una nueva identidad y ser otro hombre (Harry Caine). Y comenzar una vida a oscuras, aunque refugiado en el resto de sus sentidos, lo cual le permite recuperar su capacidad para disfrutar.
Más tarde conoceremos algunos detalles de su pasado: su vinculación con el poderoso e inescrupuloso empresario Ernesto Martel, su hijo homosexual y su exuberante y ambiciosa amante, Magdalena (Penélope Cruz, quien una vez más revela su talento actoral y su belleza).
Como siempre, Almodóvar se da el gusto de hacer sus"citas" u homenajes. Algunos de ellos en esta película son el homenaje que le rinde al cine, a la creación cinematográfica. El homenaje que le rinde también a Andy Wharhol, al regalarnos unas magníficas e inquietantes imágenes de sus pinturas de revólveres. Cita a su propio cine, a ese género de comedia disparatada como el de "Mujeres al borde de un ataque de nervios" que nos vuelve a deleitar en esta película, con notables actuaciones.
Y párrafo aparte merece el hermoso homenaje que le rinde a la isla de Lanzarote, regalándonos unas imágenes de una belleza sobrecogedora.
No está tal vez a la altura de otras de sus grandes películas; no tiene la profundidad emotiva de Hable con Ella o Todo sobre mi Madre, pero se trata igualmente de una film que ostenta muchísimo talento artístico.
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