La gran belleza
2013 

7.4
38,903
Comedia. Drama
En Roma, durante el verano, nobles decadentes, arribistas, políticos, criminales de altos vuelos, periodistas, actores, prelados, artistas e intelectuales tejen una trama de relaciones inconsistentes que se desarrollan en fastuosos palacios y villas. El centro de todas las reuniones es Jep Gambardella (Toni Servillo), un escritor de 65 años que escribió un solo libro y practica el periodismo. Dominado por la indolencia y el hastío, ... [+]
6 de mayo de 2014
6 de mayo de 2014
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me gustó mucho. Sólo puedo agregar que el estilo, humor y las reflexiones interesantes de esta película que sube al columpio a la pseudo intelectualidad italiana y que se puede replicar perfectamente en otras latitudes, es asertiva y oportuna para el momento actual de las esferas artísticas y su relación de décadas con las figuras de la socialité.
Comparada incluso por algunos con "La dolce vita" (1960), Paolo Sorrentino recrea en "La gran belleza" (2013) los pasos de un verdadero capo, un señor del estilo como Gep Gambardella, el cual pese a tener una vida envidiable por muchos, tiene profundas reflexiones sobre el entorno en el cual se desenvuelve, entre payasos y bufones además de hiper sensibilidades, mentiras y una cortina de traumas y apariencias coloridas.
Bien podríamos encasillarla como comedia dramática, con el sello de un Toni Servillo que nos guía por la bohemia romana tan bien como puede hacerlo quien conoce la ciudad eterna de las siete colinas a sus anchas, y de algún modo -en su estilo- tal como un francés, Jean Paul Jeunet en 2001 nos mostró París desde dentro con "Amelie", en esta pasada es un italiano el que nos enseña una Roma que no descansa, sus pecados y melancolías.
La superficialidad, los egos, miedos y excentricidades copan esta cinta de más de horas que no esta exenta de bemoles, por ejemplo al hacernos perder el hilo en ciertos tramos, lo cual puede descolocar a cualquiera, más aún a públicos distraídos y que no capten las señales que se relatan.
Los tiempos, gestos, todo cuenta para seguir con coherencia la multiplicidad de mensajes que rodean el peculiar tour de Sorrentino donde Servillo y su elegancia con mezcla de carisma nos toma el pelo y a la vez nos encanta, pues los excesos culpables de los cuales forma parte son de cierto modo, nuestros remordimientos en un mundo de caretas con fecha de caducidad que alejamos a toda costa.
Bella, múltiple, incluso abstracta, este film juega con nosotros y nuestras expectativas, como quien llega a una fiesta donde no conoce a nadie pero al ver la diversión no duda en unirse al jolgorio. Esa anticipación también es devorada por escenas que nos dejan impávidos y queriendo entender el detalle, pero el secreto es captar el todo.
"La gran belleza" es una película que gusta pese a que no cae en facilismos, tiene momentos notables, de personajes curiosamente "desnudos" dentro de su multiplicidad de disfraces y de contrastes como euforias de altura y profundas depresiones. No es excluyente en sus públicos, sin embargo su análisis posterior no obedece a los canones tradicionales, en parte porque roza varios géneros y su comedia es irónica y delatora.
Recomendación:
Buena. Un cóctel de exquisita elegancia y mundanidad, al estilo romano.
=Cité de Lord Buyinski= www.buyinski.wordpress.com
Comparada incluso por algunos con "La dolce vita" (1960), Paolo Sorrentino recrea en "La gran belleza" (2013) los pasos de un verdadero capo, un señor del estilo como Gep Gambardella, el cual pese a tener una vida envidiable por muchos, tiene profundas reflexiones sobre el entorno en el cual se desenvuelve, entre payasos y bufones además de hiper sensibilidades, mentiras y una cortina de traumas y apariencias coloridas.
Bien podríamos encasillarla como comedia dramática, con el sello de un Toni Servillo que nos guía por la bohemia romana tan bien como puede hacerlo quien conoce la ciudad eterna de las siete colinas a sus anchas, y de algún modo -en su estilo- tal como un francés, Jean Paul Jeunet en 2001 nos mostró París desde dentro con "Amelie", en esta pasada es un italiano el que nos enseña una Roma que no descansa, sus pecados y melancolías.
La superficialidad, los egos, miedos y excentricidades copan esta cinta de más de horas que no esta exenta de bemoles, por ejemplo al hacernos perder el hilo en ciertos tramos, lo cual puede descolocar a cualquiera, más aún a públicos distraídos y que no capten las señales que se relatan.
Los tiempos, gestos, todo cuenta para seguir con coherencia la multiplicidad de mensajes que rodean el peculiar tour de Sorrentino donde Servillo y su elegancia con mezcla de carisma nos toma el pelo y a la vez nos encanta, pues los excesos culpables de los cuales forma parte son de cierto modo, nuestros remordimientos en un mundo de caretas con fecha de caducidad que alejamos a toda costa.
Bella, múltiple, incluso abstracta, este film juega con nosotros y nuestras expectativas, como quien llega a una fiesta donde no conoce a nadie pero al ver la diversión no duda en unirse al jolgorio. Esa anticipación también es devorada por escenas que nos dejan impávidos y queriendo entender el detalle, pero el secreto es captar el todo.
"La gran belleza" es una película que gusta pese a que no cae en facilismos, tiene momentos notables, de personajes curiosamente "desnudos" dentro de su multiplicidad de disfraces y de contrastes como euforias de altura y profundas depresiones. No es excluyente en sus públicos, sin embargo su análisis posterior no obedece a los canones tradicionales, en parte porque roza varios géneros y su comedia es irónica y delatora.
Recomendación:
Buena. Un cóctel de exquisita elegancia y mundanidad, al estilo romano.
=Cité de Lord Buyinski= www.buyinski.wordpress.com
22 de mayo de 2014
22 de mayo de 2014
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Toda mi crítica sería spoiler. Si te gusta Roma, te gustará verla. Como sinopsis, diría que se trata de un hombre de 65 años que busca la belleza.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
La búsqueda que el protagonista ha realizado ,durante su vida, de la belleza no es más que nada. Pues no existe la belleza en un sólo momento, no reside en un recuerdo de nuestra memoria, ni en fiestas frente al Coliseo. "Todos son trucos" de nuestra mente. La belleza de algo no existe sin todo lo demás. Pues la belleza, en realidad, se encuentra en todo. Y su búsqueda por tanto se resume en nada, ya que no es necesaria. Todo es esa gran belleza de la que habla ese rimbombante título, que enmascara la verdadera simplicidad de la belleza. La belleza como parte de ese conjunto que hace que todo lo demás sea bello. No búsquemos por tanto la belleza en las cosas, en la gente, en los momentos. Pues no existe en esas cosas, en esa gente o en esos momentos. Veritas in simplice, nimium ne crede colori.
24 de mayo de 2014
24 de mayo de 2014
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película es una mezcla de Fellini y el Buñuel de el discreto encanto de la burguesía, mi única decepción es que al final , sólo pueden tener reflexiones filosóficas los ricos, porque en su ociosidad le dan demasiadas vueltas " al tarro". La gran belleza es la de Roma, eso no hay que dudarlo.
18 de junio de 2014
18 de junio de 2014
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Quedé bastante satisfecho porque es una película que reflexiona sobre el arte y los artistas.
A pesar de que me gustó mucho, la película tiene un discurso bastante retrógrado. Los ricos que salen son el paradigma de la modernidad, pero todos tienen más 50 años. Los jóvenes aparecen solo como yonkis, dementes o ignorantes, aunque todos los viejos de jolgorio no hagan más que comportarse como tales o babosear a las propias jóvenes en su papel de objetos sexuales.
La iglesia católica aparece como abanderada de los pobres y primahermana de la clase ultraacomodada, con la que comparte mantel, coctail y modus vivendi. Salen incluso milagros.
Hay que reconocer que todo está teñido de un justo velo satírico, muy al modo de 8mm, no en vano es un género inventado por los romanos, lo que amortigua un poco el mensaje ultraconservador.
No obstante, el guión está bien nutrido de citas poniendo de relieve su buen acervo cultural al tiempo que sirve a los protagonistas como disfraz de su banalidad.
Desde el punto de vista técnico la peli es impecable, plagada de recursos de cámara bien empleados y en su justa medida. La fotografía… está rodada en Roma. También bebe de La dolce vita; y creo que de Fresas salvajes, la cinta de Bergman cuyo senil protagonista tiene alucinaciones del pasado.
A pesar de que me gustó mucho, la película tiene un discurso bastante retrógrado. Los ricos que salen son el paradigma de la modernidad, pero todos tienen más 50 años. Los jóvenes aparecen solo como yonkis, dementes o ignorantes, aunque todos los viejos de jolgorio no hagan más que comportarse como tales o babosear a las propias jóvenes en su papel de objetos sexuales.
La iglesia católica aparece como abanderada de los pobres y primahermana de la clase ultraacomodada, con la que comparte mantel, coctail y modus vivendi. Salen incluso milagros.
Hay que reconocer que todo está teñido de un justo velo satírico, muy al modo de 8mm, no en vano es un género inventado por los romanos, lo que amortigua un poco el mensaje ultraconservador.
No obstante, el guión está bien nutrido de citas poniendo de relieve su buen acervo cultural al tiempo que sirve a los protagonistas como disfraz de su banalidad.
Desde el punto de vista técnico la peli es impecable, plagada de recursos de cámara bien empleados y en su justa medida. La fotografía… está rodada en Roma. También bebe de La dolce vita; y creo que de Fresas salvajes, la cinta de Bergman cuyo senil protagonista tiene alucinaciones del pasado.
29 de junio de 2014
29 de junio de 2014
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
"La gran belleza" es una película extraordinaria. Su presencia, forma de enfocar las escenas, el lirismo y las metáforas que se permite realizar con una de las ciudades más hermosas del mundo es una gozada para el espectador. Paolo Sorrentino crea un personaje digno de Woody Allen en el talentoso e indolente escritor que encarna a la perfección Toni Servillo. Una historia caduca, amores invernales y ociosa decadencia de la clase romana.
Sin embargo, por buscar faltas donde casi no las hay, afirmar que, como algunas críticas previas han afirmado, este film italiano tiene el defecto de ser demasiado consciente de sus propias virtudes. Algunos puristas transalpinos la han acusado de ser un hábil tratado para turistas; algo de eso ahí, aunque su disección de determinados aspectos de la sociedad del país (la aristocracia decadente, el mundo artístico pos-moderno) es demasiado perfecta e irónica para relegar esta pieza a la condición de producto comercialoide sin mayores objetivos.
Lo que sí puede ser un punto en su contra es esa recreación en la jugada, una excesiva concepción de la poesía de sus versos y un metraje que se alarga, quizás demasiado, reiterativo en sus conceptos. De cualquier modo, personajes tan conmovedores como el literato que encarna Carlo Verdone o la madura y sexy belleza de Sabrina Ferilli seguirán garantizando cuantos re-visionados sean precisos.
Solamente la Ciudad Eterna es capaz de inspirar este tipo de películas tan suyas y propias.
Su disfrute bien vale alguna misa y perdonar ese pequeño pecado de Dorian Gray de gustar mirarse demasiado en el espejo...
Sin embargo, por buscar faltas donde casi no las hay, afirmar que, como algunas críticas previas han afirmado, este film italiano tiene el defecto de ser demasiado consciente de sus propias virtudes. Algunos puristas transalpinos la han acusado de ser un hábil tratado para turistas; algo de eso ahí, aunque su disección de determinados aspectos de la sociedad del país (la aristocracia decadente, el mundo artístico pos-moderno) es demasiado perfecta e irónica para relegar esta pieza a la condición de producto comercialoide sin mayores objetivos.
Lo que sí puede ser un punto en su contra es esa recreación en la jugada, una excesiva concepción de la poesía de sus versos y un metraje que se alarga, quizás demasiado, reiterativo en sus conceptos. De cualquier modo, personajes tan conmovedores como el literato que encarna Carlo Verdone o la madura y sexy belleza de Sabrina Ferilli seguirán garantizando cuantos re-visionados sean precisos.
Solamente la Ciudad Eterna es capaz de inspirar este tipo de películas tan suyas y propias.
Su disfrute bien vale alguna misa y perdonar ese pequeño pecado de Dorian Gray de gustar mirarse demasiado en el espejo...
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