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¿Qué tal, Bob?

Comedia Bob Wiley, un neurótico lleno de manías y fobias, visita la consulta del psiquiatra Leo Marvin. Harto de sus problemas, el médico se marcha de vacaciones con su familia a su chalet de verano a orillas de un lago. De manera inesperada, Bob se presenta allí y la situación llega a ser tan desesperante que Leo, completamente desquiciado, trama un plan para deshacerse de él. (FILMAFFINITY)
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6
17 de junio de 2013 2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lamentablemente no puedo decir lo mismo después de ver el film, no porque sea malo aunque tampoco es la gran cosa, sino porque te saca de las casillas. Tiene un efecto similar a "Un día de furia" (Joel Schumacher, 1992) porque el personaje de Murray es tan insufrible que aunque Dreyfuss interprete a un doctor ególatra y pedante, no te queda otra que ponerte en su lugar y cargarte de odio cada vez que ves la cara de Bob. El hecho de que todos prefieran a este Bob antes que al pobre doctor es para matarse, el Bob es un tipo de lo más pesado y cada vez que queda bien entre los familiares y amigos del doctor genera una impotencia terrible.

Se echa en falta el humor negro que Oz ha demostrado en otras de sus películas como "Muerte en un funeral" (2007) o el remake cómico de "Las mujeres perfectas" (2004). Y digo que falta porque de alguna forma lo amerita, sobre todo cuando se le va la mano con ese final, no es que el final sea malo pero el salto que pega el argumento después del cumpleaños de Dreyfuss es muy exagerado, le falta una rampa que aúne las dos partes, el humor blanco del arranque con ese final casi surrealista.

Oz se sostiene muy bien en las buenas interpretaciones de un Murray que casi parece Jim Carrey sin muecas, y un Dreyfuss que se saca de la manga esa actuación del final donde realmente sientes en carne propia su desgracia.

Lo mejor: el logrado odio que genera Bob.
Lo peor: muy previsible, le falta más mala leche y se pasa en el final.
7
18 de julio de 2013 2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si pensabas que el neurótico más difícil de tratar por un psicólogo en el cine era Woody Allen, espera a conocer a Bob. Pese a que Bill Murray no es precisamente de mis actores favoritos, reconozco que hay momentos en que lo hace bien en esta comedia, especialmente al inicio de la película con sus manías e hipocondrias; aunque también en otros llega a resultar bastante cargante. Eso sí, no puede negarse que su historia como paciente del Dr. Marvin - un Richard Dreyfuss que involucionó a este tipo de producciones después de trabajar en varias ocasiones con Spielberg - es aún más excéntrica que el propio Bob.
No obstante, pese a que el guión funciona bastante bien, la aparición de la familia del psiquiatra desinfla un poco el argumento (ver spoiler), hasta que desemboca en un final que hace mejorar la calificación a esta cinta de Frank Oz, director de las superiores en mi opinión "Un funeral de muerte" y "Un par de seductores".
Mi nota: 6,6
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Que Bob caiga simpático a la familia de Marvin es un poco forzado, no se nota fluidez natural en esas escenas. De hecho, hasta la entrevista para el programa de TV, todas esas secuencias me resultaron incluso artificiales.
Tampoco se entiende que si los Goodman odian tanto a Leo, animen a su hijo a aprender a lanzarse de cabeza al lago.
8
23 de agosto de 2021 2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
313/23(22/08/21) Este año 2021 ha cumplido 30 años de su estreno (17/Mayo/1991) esta refrescante comedia dirigida con ritmo de ‘Looney Toon’ (ya remarcado esto desde su póster) por otrora marionetista de los Muppets, Frank Oz, infravalorada cinta, que tras tres décadas no ha perdido un ápice de su desenfadado humor, si acaso ha ganado en capacidad de hacerte eso que es tan difícil, puede seguramente lo más en cine, te provoca sonrisas en un tropel de encadenado de gags notablemente hilados para que el espectador (ósea yo) se lo pasen en grande. La vi en su momento como cuasi-adolescente y me divertí mucho, ahora la he visto con mi formada familia, y yo y mi hijo de siete años nos lo hemos pasado ‘pipa’ (o como se diga ahora), una película ‘para toda la familia que cumple con creces, por supuesto que carece de profundidad, tampoco lo pretende. Trata temas como la hipocondría, la psicoterapia, las relaciones de familia (en casa del herrero, cuchillo de palo, el narcisismo, la alienación, la vampirización, con retazos de ‘home invasion’. Y por supuesto hace chanzas de todo esto, empezando por la psicología y lo mucho que bordea lo absurdo en sus diagnósticos y ‘recetas’.

El guión es de Tom Schullman (“El club de los poetas muertos” o “Cariño he encogido a los niños”), adaptando una historia de Laura Ziskin (“Héroe por accidente”) y el bi-oscarizado Alvin Sargent (“Julia” o “Gente corriente”), para un clásico relato de enfrentamiento entre dos tipos diferentes, en este caso una persona un hipocondriaco con psico-dependencia y su psiquiatra, donde el primero acosa a su doctor hasta ir (con triquiñuelas descubre donde está) a donde pasa las vacaciones a que le atienda, y el segundo siente esto una intrusión tóxica en su vida, ello en un crescendo de situaciones donde los roles se irán poco a poco invirtiendo por mor de lo bien que cae a todo el mundo el paciente, excepto al Doctor. Evolucionando un relato de humor blanco que conforme avanza se convierte más más en un tebeo comicquero. Y para que todo esto sea un éxito tenemos a dos actores que bordan sus papeles, empezando por un titánico Bill Murray, aclamado humorista que aquí despliega su más arrolladora vis cómica, en un prototípico papel cercano a Groucho Marx en su mantra de ir minando figuras de autoridad hasta hacerlas colapsar, ello potenciado por ese rostro tan expresivo que tiene (puedo repetir mil veces y aun me reiré cuando aparece por vez primera en la ventana de la casa del lago del doctor); Y frente a él un sensacional Richard Dreyfuss, borda su papel de médico arrogante, narcisista, egocéntrico, egoísta, envidioso, con esas caras desternillantes ante las diferentes irrupciones de su paciente; Y entre los dos una química espectacular, y eso que según contaron se llevaron fatal tras las cámaras, o igual fue gracias a ello.

Ya es una declaración de intenciones su sugestivo inicio con la presentación de ambos antagonistas en su salsa. El Bob Wiley Bill Murray) del título, lo vemos saliendo (a la consulta del doctor) de su piso temeroso de todo y todos, con un pañuelo n la mano para no tocar nada directamente, sin querer tocar con su cuerpo paredes, no quiere subir en ascensor; por otro lado tenemos al psiquiatra Leo Marvin (Richard Dreyfuss) en su consulta con un busto de Sigmund Freud, alardea de que del libro que ha escrito y de que por ello le van a entrevistar en un programa famoso de la tv, ‘Good Morning America’. Le telefonea un colega el, Dr. Carswell Fensterwald (Brian Reddy), para pedirle atienda un paciente suyo pues deja la profesión un tiempo, Leo sin saber la que se avecina dice que sí, entonces vemos Carswell alborozado al deshacerse del paciente, este por supuesto es Bob. Que en la consulta de unos minutos después, desgraciadamente, le cae muy bien en su diagnóstico y receta a Bob.

El Doctor se va de vacaciones, y Bob desesperado telefonea al Doctor con artimañas diferentes, al final sus miedos le hacen protagonista de una delirante trama de suicidio y detective de policía descacharrante. Todo esto terminado en esta fase con Bob viajando en bus con su mascota pez colgada del cuello en un bote con agua, y en el bus con todos los pasajeros huyendo de su lado cual la peste. Hasta que tras varias peripecias y gracias a la venganza de un matrimonio (maravillosos secundarios los Guttman, encarnados por un buen Tom Aldredge y una delirante mal hablada y Susan Willis) contra Leo le ponen en la puerta de del Doctor, para comenzar una dulce vampirización de Bob a los Marvin (excepto a Leo), la dulce esposa de Leo, Fay (cumplidora Julie Hagerty); de su hijo de Leo (llamado Sigmund en honor al mítico psicoanalista austriaco, encarnado por un buen Charlie Korsmo), temeroso de tirarse cabeza al lago;
y la hija (buena Kathryn Erbe), con los típicos problemas de adolescentes de rebeldía ante los padres. Leoo es un terremoto a cámara lenta que hará poner boca abajo las convicciones y la paciencia de Leo, frente a este simpático Bob. Consiguiendo la historia que un tío tan pesado y cansino como Bob nos caiga bien, frente a este ególatra del Doctor.

Todo esto en un metraje plagado de diálogos divertidos (cuando Leo le dice a Bob durante la cena que no le llame Leo, si no Doctor, cuando en la consulta le dijo lo contrario es de traca), con mucho slapstick (la disculpa de Leo a Bob con sus caritas; el modo en que le saca un trozo de comida Bob a Leo es formidable, con los saltos a cámara lenta), jugando con equívocos (la entrevista en que Bob termina cogiendo el protagonismo y hasta el sillón de Leo), con la percepción buenista del paciente (cuando lo hecha de casa y se mantiene en la puerta creyendo es una terapia nueva), con los ridículos métodos de terapia del Doctor (ojo al momento marioneta con su hija). Todo para en su recta explotar (y nunca mejor dicho) en un tsunami de risas y donde el sentido del cartoon se hace apabullante.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
El rush final donde el Doctor ya devorado por el cartoon cuelga a Bob un par der cajas de bombas y lo deja en medio del bosque. Bob cree es otra terapia alegórica, se suelta, anda a casa de los Marvin, al no verlos dentro sale al exterior, donde están junto al lago. Bob le lleva una tarta de Feliz Cumpleaños. Leo entra en pánico por las bombas, Bob le dice que las ha dejado en la casa (pensaba Bob que en realidad no lo eran) y entonces de fondo la casa explota, loas risas también. Hay una elipsis y vennos que Bob está en una Iglesia casándose con Lily (Fran Brill), la hermana de Leo, este está en una silla de ruedas en estado catatónico durante la ceremonia, junto a su esposa. Pero ante la pregunta de si alguien tiene algo en contra de la unión se levanta con sonidos guturales, pero todos lo toman con alegría y se abrazan a él. Leo ya tiene Bob en su familia, el Fin del Mundo ((al menos para él ya llegó).

Que le puedo pedir a una comedia? Pues que me haga reír, y se la vuelvo a ver me siga riendo, y esta lo consigue con creces. Fuerza y honor!!!

PD.Tengo la misma duda existencial del FA Luisito, que fue de Gil (el pez)?
8
10 de abril de 2022 1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Frank Oz encadenó a principios de los 90 dos comedias excelentes: ¿Que pasa con Bob? y Esposa por Sorpresa.

Un paciente chalado pero encantador (Murray) persigue a su psiquiatra hasta su casa de vacaciones, lo que podría ser una película de terror es en realidad una comedia inteligente y socarrona.

El mensaje es mucho más profundo de lo que parece y nos hace plantearnos ¿quien es el loco?, ¿el simpático, inocente e inofensivo Bob? ¿o quizás está mucho más loco el psiquiatra, progre, padre de familia, inseguro y paranoico?
6
22 de septiembre de 2021 Sé el primero en valorar esta crítica
Esta es la típica comedia de una pareja donde uno de ellos es hiperactivo y pesado, y el otro serio, y al final el serio acaba desquiciado por el comportamiento del hiperactivo. Es una fórmula manida, pero efectiva. El problema es que el personaje de Bill Murray, que hace de enfermo mental, es superagradable. Imposible que caiga mal a nadie.

Es una comedia familiar, donde las pequeñas locuras de Bill sacarán la risa de los más pequeños. No en vano la dirige Frank Oz, con gran andadura en el cine para niños. Tanto Murray, como Dreyfuss, hacen muy buenos papeles. ¡Con qué poco se hacían buenas películas antes!
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