Si hay un nombre que destacar en esta serie es Jennifer Connelly. En una edad en la que los cánones clásicos de Hollywood dicen que tienes que apartarte para dejar paso a actrices más jóvenes y guapas, Jennifer Connelly dice, soy mujer, soy madura, soy poderosa, soy una actriz, tengo la experiencia de toda una vida dedicada a la actuación y estoy en el mejor momento de mi carrera. Connelly eclipsa al resto del reparto de esta serie y es casi el único motivo para verla

Cuando las cosas se llevan al extremo, encima se basan en premisas falsas y para colmo pretenden hacerlas pasar como posibles el resultado es decepcionante. No por los efectos especiales, que están bien, ni por las actusciones, que bueno, son correctas, sino que parte de un evento de congelación global causado por el hombre que además es imposible que dejara la totalidad del planeta así.

Pero bueno, concedamos eso a la ficción, luego está la parte dos, como los humanos somos (o así parecen verlo los guionistas) un cancer para el planeta y para nosotros mismos, los pasajeros parecen un grupo de psicópatas descontrolados que se acaban de escapar de un psiquiátrico y el destino ha hecho que sean la última esperanza de la raza humana. No es que sea uno o dos, es que todos parecen estar como cabras. La raza humana ha demostrado ser un poco mejor de como se retrata en esta serie que además entra en algunas ocasiones (en realidad a la mínima) en terrenos ciertamente “gore” o ciertamente repulsivos.

En principio si se compara a esta serie con película original coreana de 2013 veremos que muy poco queda de la idea original y nada de su talento.

En la serie se ha perdido de vista lo que hizo que la película fuera especial, novedosa y atrapante. La serie simplemente es una versión claramente degradada al grado sumo de la película que era genial y cuya idea no necesitaba ser revisitada o por lo menos no de esta forma.

La serie así como está, es una suerte de remake estirada, obvia, insulsa y previsible, que sólo agrega tedio y desazón.

En fin... típica serie para ser distribuida por Netflix, plataforma que se ha convertido en un vertedero de las peores producciones audiovisuales.

Lo cierto es que cuando vi la película de Joon-ho, lo que menos me podía esperar es que hiciesen una serie basada en ella. Pero entiendo el por qué la han comprado para tal propósito. Un tren que divide socialmente a las personas en vagones que van desde los más ricos, gozando de todo el lujo disponible en la parte delantera del tren, a los más pobres, que tienen que dormir hacinados como anchoas en una lata de conservas uno sobre otros y no poder comer otra cosa que unas barras proteicas que tienen pinta de estar hechas de todo menos de algo comestible (los que han visto la peli saben de que hablo), donde el mayor de los lujos es cumplir años y que te dejen solo una hora. Da para una serie, pero solo si no tuviese como base la película original. El propósito de Snowpiercer es hacer un retrato muy concreto de una situación muy concreta. Aquí, pues todo se desarrolla de forma que cada personaje tendrá su historia y como no, surgen tramas y sub tramas y así hasta que acabe no teniendo absolutamente nada que ver con la idea principal.

Pero como digo: es algo que me esperaba. No se le pueden pedir peras al olmo y si te gustó la película y pudiste ver el mensaje en ella, sabes que la serie no va a ser así, es imposible que lo sea y no aburra a partir del tercer capítulo. Así que tampoco se puede quejar uno de haber sido estafado. Jennifer Connelly, como siempre, muy solvente, destaca sobre el resto, pero si no me equivoco y a ella le toca el papel de Mason, lo tiene jodido, porque Tilda Swiinton hizo un trabajo magistral. Aunque por otra parte, es prácticamente imposible mantener a un personaje como el de Mason en una serie sin que te acabe atacando los nervios.