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Perdiendo el norte

Comedia Hugo y Braulio, dos jóvenes con formación universitaria, hartos de no encontrar ni trabajo ni futuro en España, deciden emigrar a Alemania siguiendo los cantos de sirena de un programa de televisión tipo "Españoles por el mundo". Pero pronto descubrirán que sobrar en un sitio no significa ser necesario en otro, y que perseguir el sueño alemán puede tener mucho de pesadilla. (FILMAFFINITY)
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3
26 de febrero de 2022 3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ejemplo de esa etapa del cine español en la que las que películas se construían alrededor de actores o personajes de moda en plan «desde arriba imponen que tiene que salir alguien de “La casa de papel”», «fulanita está libre» o «te puedo conseguir a alguien de “La hora chanante”» y luego se les escribía cualquier historia de acuerdo a los trending del momento. En una de las veces que juntaron a Inma Cuesta y Raúl Arévalo, lo más ‘in’ del momento era la tranquilidad de la vida en el campo y así salió “Las ovejas no pierden el tren”. Con “Perdiendo el norte” los seleccionados fueron Blanca Suárez y Julián López y el tema del momento, que seguramente se le ocurrió a alguien al leer las noticias en algún suplemento dominical, eran los casos de jóvenes españoles que tenían que salir a ganarse la vida en el extranjero ante la falta de oportunidades en España.

Aunque nadie lo podría asegurar a ciencia cierta, la película parece estar planteada como una comedia. O al menos eso podría inferirse de la presencia de Julián López, de los cameos de Carmen Machi, Javier Cámara y compañía y de algún torpe amago de sketch elaborado siempre en torno a las dificultades derivadas de intentar comunicarse con alemanes sin saber alemán o un mínimo de inglés. Pero la verdad es que la mayor parte del tiempo, lo que vemos en pantalla son situaciones que todo aquel que ha tenido que dejar su ciudad natal para estudiar o trabajar en otra parte, en España o en el extranjero, ha vivido en algún momento y que “Perdiendo el norte” trata con una confusa mezcla de populismo («qué vergüenza que jóvenes españoles con títulazos universitarios en Biblioteconomía o Ciencias Políticas no encuentren trabajo de ‘lo suyo’ en su país») y falta de sentido de la realidad («cómo puede ser que las empresas alemanas no se maten por licenciados españoles en Estudios de Género y tengan que realizar trabajos de segunda»).

Y sorprendentemente, de manera aparentemente involuntaria, es ahí donde la película tiene momentos interesantes, casi siempre de la mano del personaje de José Sacristan, ofreciendo un punto de vista con notables dosis de rigurosidad a la idea central. Pero no dejan de ser destellos puntuales dentro de un batiburrillo de ideas desangeladas y gags fallidos. Como comedia, no tiene gracia y como cualquier otra cosa, no tiene sentido. La mayor parte del tiempo aburre y, el resto, no cuenta nada que alguien con un mínimo de mundo no supiese. Prescindible.
6
4 de marzo de 2015
10 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
7 vidas. Aída. Fuera de carta. Que se mueran los feos. Nacho García Velilla está tan ligado a la comedia como lo está a Javier Cámara y Carmen Machi, dos de sus actores fetiche. En Perdiendo el norte pasan a un segundo plano, como padres de un protagonista obligado a emigrar a Alemania en busca de una oportunidad laboral. Dejan hueco a otros nombres, como los cabezas de cartel Yon González y Julián López. Pero se les echa de menos, como también se echa en falta el humor disparatado y gamberro que define la filmografía de Velilla y que aquí también da paso a otros géneros menos logrados, el de la crítica social y el drama.

La intención de denunciar el lamentable estado de nuestro país a través de la comedia es muy loable. Con el paro juvenil por las nubes, la inversión en investigación bajo mínimos y un retorno a la emigración como medio de subsistencia, el retrato de la llamada generación perdida se hacía necesario. Y más utilizando el recurso inteligente del humor. Pero el mensaje en Perdiendo el norte es tan evidente, tan poco sutil, que pierde fuerza. No hacía falta poner en boca de los personajes lo mal que lo está haciendo el gobierno o el retroceso histórico que está sufriendo nuestra sociedad. La trama hilarante debería hablar por sí sola.

El otro gran género todavía más incrustado con calzador es el que protagoniza José Sacristán. Sus recuerdos y la evolución del personaje introducen una subtrama dramática que desentona por completo con el tono que debió perseguir la cinta, convirtiéndose así en una comedia a medio gas que busca llegar a un público familiar. Justo lo que lo que persiguen ciertas telecomedias, tan del agrado de una cadena para todos los públicos como Antena 3, productora de la película.

Lástima que ese gusto cada vez mayor por llegar a una audiencia más amplia rebaje la mordacidad de una comedia que podría haber encadenado carcajadas sin problema. Material no le faltaba. Todos y cada uno de los actores cumplen sobradamente con su cometido. El esfuerzo de rodar en una ciudad como Berlín queda recompensado con preciosos planos de situación. Incluso el argumento plantea grandes situaciones de enredo, diluidas en cierta manera por esa búsqueda incesante del carácter amable.

Aún así, Perdiendo el norte guarda un par de escenas desternillantes –como la que protagonizan un par de cuernos de asno- y emocionante –el beso frente al muro de Berlín-. También alguna que otra vergonzosa –ese momento caca, culo, pedo, pis-. Un mejunje de chistes más o menos ingeniosos que recuerda en cierta manera a otra cinta de humor descafeinado –y gran hit de la temporada pasada- como Ocho apellidos vascos. Dos dignos esfuerzos por revitalizar la comedia romántica española pero que no han logrado superar en audacia y talento a la que sin duda es la obra cumbre del género en nuestro país: 3 bodas de más.
6
15 de marzo de 2015
6 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cliché de español buenazo, soñador y fracasado, tan denostado para el cine en su día -y aún hoy- por los finolis soporíferos de turno sigue teniendo sus adeptos, y parece que alguno se ha dado cuenta. Esta revelación, puesta en marcha con la popularísima "Ocho apellidos vascos" (que, a su vez, bebió o mejor dicho se emborrachó, de la francesa "Bienvenidos al Norte") ha creado lo que parece que es ya una continuación de la comedia española típica de los sesenta y setenta. Sin embargo no estaría de más que ya que se recurre a estereotipos varios, se hiciera con algo más de calidad.

Efectivamente, la cinta discurre entretenida, tiene algunas situaciones divertidas, y nos ofrece un secundario cuyo rol se convierte a mi juicio, en el más destacado: Miki Esparbé.

Sin embargo, algunos detalles no pueden pasar desapercibidos, como el tándem Yon-Blanca que funciona francamente regular: pésimo él y discretísima ella; o la patética caracterización de la pareja Cámara/Machi, que parece dirigirse al carnaval más cercano. Con todo y alguna escena para olvidar, lo peor es el escaso esmero en los diálogos, en la mayoría de casos de una puerilidad sonrojante. Digo yo que entre Billy Wilder y Carmen de Mairena seguro que hay un término medio.

Capítulo aparte para el gran José Sacristán que me parece el damnificado de este proyecto. No sé qué pinta ahí, ni quién le comió el coco para aparecer; el tomar a chiste ciertas situaciones derivadas de una grave enfermedad me parece una gran metedura de pata. Él sabrá.

Consumo fácil, me dirán. Sí, hombre, a mí también me gustan las hamburguesas, pero con carne de primera.

Un seis bien generoso le doy. Como lo piense más...
3
12 de marzo de 2015
7 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película contiene buenos momentos muy pocos. En esta película no se quién está mas perdido si los actores, el guionista, el director o el público que va a verla. El guión es directamente malo a rabiar. Con chistes fáciles, simplones y lo que es peor sin gracia. La pelicula trata de dos muchachos que emigran a Alemania en busca de posibilidades. Ahí se encuentran con una cuadrilla de emigrantes al cual mas esteoripo. Los personajes están mal trazados excepto el de Sacristán que hace un encomiable papel de extrañable emigrante que vino hace muchos años. Película rapidamente olvidable como alguno de sus penosos personajes.
3
24 de marzo de 2015
4 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras el éxito de OCHO APELLIDOS VASCOS, era de esperar que los productores de cine español se decidieran a pergeñar operaciones cinematográficas que, de alguna forma, tratasen de aprovechar el inesperado filón multitudinario que propició esa atolondrada, rancia y celtibérica muestra de comicidad patria. El primero de ellos lo conforma el nuevo largometraje del temible Nacho G. Velilla, uno de los creadores de series televisivas tan famosas como AÍDA, que en su periplo como realizador cinematográfico ha deparado horrores tan estruendosos como su anterior QUE SE MUERAN LOS FEOS. Por desgracia, los mismos errores que malograban el film de Emilio Martínez Lázaro campan a sus anchas en esta PERDIENDO EL NORTE.

De partida, hay que reconocerlo, hubiera cabido saludar esta intentona aunque sólo fuera por la temática que decide incorporar a su trama, puesto que como telón de fondo argumental el equipo de guionistas de PERDIENDO EL NORTE deciden incorporar a su trama el tema de la grave crisis económica que está padeciendo nuestro país desde hace ya casi una década.p El melindroso en demasía cine elaborado en nuestro país ha decidido pasar de puntillas por este lacerante momento histórico e, insistimos, únicamente por ese coraje el producto se había ganado nuestras expectativas. Sin embargo, el resultado final dista muchísimo de estar a la altura de ese atrevimiento, pues el asunto central está urdido con una precipitación, un convencionalismo y una falta de hondura impropias de tan espinoso acontecer.

El film narra los penosos avatares de dos jóvenes españoles que se ven obligados a emigrar a Berlín, obligados por la negrura del panorama laboral en nuestro país. Los dos, cada uno en su campo, tienen una alta formación académica, que en ningún caso les facilita la satisfacción de dedicarse a aquello para lo que tanto han estudiado. Desgraciadamente para ambos, la llegada a la capital germana no se convertirá en la arcadia esperada y deberán contentarse con trabajar como camareros en un local de comida turca, en el que no harán sino malvivir esperando la oportunidad ansiada.

El principal problema de PERDIENDO EL NORTE es, como cabía esperar, la acreditada incapacidad de su realizador para dotar de verdadera entidad cinematográfica un producto en el que son más que evidentes las dependencias televisivas que aquel no sabe (o no desea) limar. En ese sentido campan a sus anchas la deriva narrativa hacia el terreno de lo más que previsible, el abono al tópico como elemento aliado en la complacencia bien asimilable, el atolondramiento en la deriva de la mayor parte de las escenas (premio para la que se desarrolla en el falso despacho y, cómo no, en la horrenda secuencia final del maratón), el constante abandono a una comicidad basada monolateralmente en el chiste verbal, jamás en el visual, la mediocridad escenográfica, la mediación de unos insufribles diálogos lleno de frases redichas, sabidas, que parecen sacadas de un informe sociológico de pacotilla publicado en un diario online sensacionalista y una interpretación actoral en su mayoría acorde con ese tufillo televisivo que tanto se empeña en perfumar la globalidad del producto.

Y decimos en su mayoría, porque si el film no es tan malo como OCHO APELLIDOS VASCOS es porque aquí aparece ese auténtico titán de la interpretación llamado José Sacristán. El veterano actor da una auténtica lección de saber estar, decir, replicar y tratar de llenar de personalidad el tópico personaje que le toca interpretar. Resulta conmovedor disfrutar de la absoluta distancia que le separa con respecto al resto del joven elenco de rostros de bellos (Blanca Suarez, Yon González) o seudograciosos (Julián López, Malena Alterio) dicientes del texto. En resumidas cuentas, otra muestra más de que al humor español le resulta muy difícil entender que la comedia es mucho más seria de lo que se cree.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Más en: http://musiczine.es
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