Y no, no es spoiler.

Sin embargo, uno tiene la sensación de que algo se le ha escapado a Clooney cuando esa resolución parece impedirle ir más allá, pues surgen ya los títulos de crédito. Y es una pena porque hay cuestiones morales, sentimentales y humanas que podrían haber tenido un desarrollo con más chicha (es decir, más reflexivo) si se hubiera apostado por otro tipo de arquitectura narrativa. Por ejemplo la cuestión de la ‘incomunicación’ entre los seres humanos, muy presente en “Cielo de medianoche”. No se trata de pedirle al de Kentucky que actualice dicho concepto tomando como base el cine de Antonioni y lo reformule hasta el actual término de ‘desconexión’.

No, no se trata de eso, claro.

Pero lo cierto es que los 105 minutos anteriores al desenlace son algo repetitivos en el contenido afectivo, no aportan un contexto real de la situación en la que se encuentran inmersos sus personajes, o el mundo post-apocalíptico que les rodea. De esta forma, no se desvela nada y, sobre todo, el guion se esfuerza por esparcir metódicamente ciertas escenas de acción y tensión como contrapeso a esa quietud que se dilata y dilata, escena tras escena, hasta llegar al suspiro final del metraje. Hay efectos especiales, claro. No en balde, la factura del filme es tan alta y sobresaliente como su presupuesto: rondando los 100 millones de dólares.

Eso sí, el final... ese final... te rompe el corazón.

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No es ciencia ficción, es fantasía irreal salida de la cabeza de algún ignorante con ideas de retrasado sin ninguna base científica ni explicación. Absolutamente todo esta mal de principio a fin y no tiene el más mínimo sentido.

Y como no podía ser de otra forma, tiene sus momentos de americanada total: Paseos espaciales bailando y cantando, gente que se suicida por mantener sus valores conservadores pero les importa un pimiento la supervivencia de la raza humana, baños en agua helada que secan al instante, una máquina portatil con batería infinita que cura el cancer y una nave espacial que parece un paraguas roto un día de viento que después de destrozarla dos veces y dejarla sin soporte vital hace un viaje de ida y vuelta a 80.000 km/h entre Júpiter y la Tierra tardando casi 1 año en hacer cada recorrido.

La película está bien narrada con historias paralelas en flashbacks del pasado de Augustine y su presente en la Tierra relacionándose de modo entrañable con la niña abandonada, y por otro lado el viaje de los personajes de la nave espacial. Pero descubrir en los últimos minutos de la cinta que la astronauta Sully es en realidad Iris, la hija de Augustine y que la Iris niña que acompaña a Augustine en realidad es sólo fruto de su imaginación recreando a la hija que él abandonó en su infancia, hacen que todo lo anterior se vea profundamente de otro modo. Dota de épica a la realmente soledad de Augustine buscando la redención al salvar a su hija al mismo tiempo que da un halo de leve esperanza a la humanidad en extinción. Una conexión de todos los hilos narrativos que golpea directa al corazón y debiera verse con esos ojos.

No hay peli ni serie que se precie en la que no salga algún protagonista cantando empalmadísimo alguna canción, generalmente mientras conduce. Aquí se utiliza para que a continuación, cuando muere la teniente Maya, o capitana, o lo que sea, te impacte más. Bajón letal después del subidón, como gustan gastarlas los nipones.
Pero si la humanidad (!La Humanidad!) ha muerto, ¿porqué iba a darnos pena que se muera la sargento Maya?
Y no sólo a nosotros: ¡a ellos mismos! A ver: si te enteras de que todos los seres que conoces están a punto de morir, si es que no se han muerto ya, la abeja Maya te la suda. TE LA SU DA.

Bueno, al final quedan el blanquito, la negrita, y su futura hija. Ellos tratarán de mantener la especie. Qué bonito dicen algunos, pero claro porque no se han parado a pensar. Para mantener la especie, mínimo el incesto. Porque si no tienen un varón, habrá que tirar del padre. No sé, da mucho asco todo.

Que copian de otras pelis, bueno, sí, y en qué peli no? Pero hay escenas en la nieve que están muy muy bien. Lo mejor de la peli, sin duda.

Lo que es inaguantable es que el melodrama familiar se meta tan a saco en la ciencia ficcion. Desmerece a la ciencia y entorpece la ficción. No sé si la culpa la tiene aquel "Vader Ramón, el hijo es tuyo", que nunca entendí qué tiene de emocionante, pero lo de mezclar exoplanetas con hijos enfadados chirría en demasía.

Tampoco se cree nadie el buenrollito de la nave.
Si algo hemos aprendido de La Isla de los Famosos es que 8 personas conviviendo bajo una mínima presión no aguantan más de 2 semanas en armonía antes de envidiarse, odiarse, traicionarse, malmeter, insultarse y retirarse la palabra.
Imagínense 5 seres, 2 años, sin salir de un zulo metálico comiendo soylent green y sin saber si volverán a casa en lo que les queda de vida. ¿Y todavía se gastan bromitas y puyas amables de coleguitas que se entienden con la mirada porque están en un nivel de sociabilidad superior al que ni tú ni yo jamas podremos llegar? Pero qué asco, señor.

Y el final, con la chica tecleando, como después de los informativos, aguantando con entereza el embiste de la cámara, dejándonos entrever lo interesante que es ella y todo lo que acabamos de ver. Qué pretencioso y absurdo es todo, que ni una mueca le dedica al hecho de que toda la vida conocida, con su civilización, se vaya al garete.

Que vuelvan a rodar todas estas pelis sin niños y sin colegueo chachi inmediatamente. Y quiten la sorpresita final porque ya no se sorprende nadie. Y metan algún astronauta feo, joder, basta ya.