La jauría humana
8.0
13,847
Drama
Un hombre (Robert Redford) que se ha escapado de la cárcel vuelve a su pueblo, pero sus vecinos, gentes absolutamente degradadas, emprenden contra él una auténtica cacería como si se tratara de una diversión más. Sólo el sheriff (Marlon Brando), un hombre integro y cabal, tratará de evitar su linchamiento. (FILMAFFINITY)
29 de mayo de 2013
29 de mayo de 2013
14 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Poco se necesita para encender a las masas, sólo hay que inculcarles algo de miedo y si a eso lo mezclamos alcohol, obtendremos un cóctel explosivo, el problema es la mecha, a veces cuesta encontrarla, pero siempre estará presente el odio, el reconocimiento, el dinero, la envidia, o simplemente la desvergüenza, por lo tanto el tiempo es el principal obstáculo, pero al final, tarde más o menos todo explota y Penn lo deja claro en su film, con una idea simple, marcado por un desarrollo sugestivo, y unas actuaciones geniales, va consiguiendo infectar al espectador del nerviosismo a la espera del desenlace.
Penn consigue dejar al descubierto las vergüenzas de cada uno, lo peor de está sociedad marcada por unos valores incorrectos, carente de sentimientos, con un rumbo fijo y dirigida por el de siempre, el maldito y podrido dólar.
Penn consigue dejar al descubierto las vergüenzas de cada uno, lo peor de está sociedad marcada por unos valores incorrectos, carente de sentimientos, con un rumbo fijo y dirigida por el de siempre, el maldito y podrido dólar.
13 de junio de 2007
13 de junio de 2007
15 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Impresionante el trabajo que realiza el señor Arthur Penn en una dirección con garra y con mucho oficio y mucho más impresionante el trabajo que realiza Lillian Hellman en el guión pues es el punto más fuerte de una película repleta de muchas virtudes. Al final ese guión te acaba dejando la sensación de que ese preso fugado interpretado por Robert Redford es el más inocente de toda la película pues ante la panda de salvajes que vemos a lo largo de la película interpretados por la gente del pueblo, Redford es un santo. Desde luego si me encontrará ante un pueblo como ese, saldría de allí corriendo lo más pronto posible.
Y por supuesto la película guarda escenas míticas. La paliza que recibe Marlon Brando en la comisaría es una de las "palizas míticas", una de esas que deberían estar en el recuerdo. Y tiene muchas más, muchas de ellas en los últimos 40-45 minutos de película que son de infarto. Además también cabe destacar la magnífica fotografía, la buena banda sonora, vestuario y demás apartados técnicos.
Y por supuesto están las interpretaciones. Y por supuesto entre esas interpretaciones está el gigantesco Marlon Brando, que por este tipo de interpretaciones es por las que es considerado uno de los mejores. El actor se luce en su papel de sheriff ofreciendo una lección con interpretación con fuerza y desmedido talento. También están especialmente bien E.G. Marshall, Miriam Hopkins, James Fox y Angie Dickinson. Y Robert Redford, Robert Duvall y Jane Fonda cumplen en sus papeles.
Un ejemplo para todos los directores, guionistas y actores de la actualidad de como dirigir, escribir y actuar en una película.
Y por supuesto la película guarda escenas míticas. La paliza que recibe Marlon Brando en la comisaría es una de las "palizas míticas", una de esas que deberían estar en el recuerdo. Y tiene muchas más, muchas de ellas en los últimos 40-45 minutos de película que son de infarto. Además también cabe destacar la magnífica fotografía, la buena banda sonora, vestuario y demás apartados técnicos.
Y por supuesto están las interpretaciones. Y por supuesto entre esas interpretaciones está el gigantesco Marlon Brando, que por este tipo de interpretaciones es por las que es considerado uno de los mejores. El actor se luce en su papel de sheriff ofreciendo una lección con interpretación con fuerza y desmedido talento. También están especialmente bien E.G. Marshall, Miriam Hopkins, James Fox y Angie Dickinson. Y Robert Redford, Robert Duvall y Jane Fonda cumplen en sus papeles.
Un ejemplo para todos los directores, guionistas y actores de la actualidad de como dirigir, escribir y actuar en una película.
18 de junio de 2010
18 de junio de 2010
13 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Historia totalmente desenfrenada y caótica. Todo transcurre en apenas una noche en la que Penn nos mantiene bien en vilo sin darnos tiempo a respirar. La denuncia es brutal y crece a cada momento: “si un hombre matase porque su mujer se entiende con otro, la mitad del pueblo desaparecería”.
Alcohol, racismo, chantaje, tenencia de armas, petróleo, ambición, traición, envidia; en definitiva, un durísimo y crítico retrato de la sociedad americana (aunque toda esta vileza es extrapolable a cualquier sociedad y rincón del mundo) que sigue obcecada en burlar la ley y tomarse la justicia por su mano, mientras una viejecita beata, reza por todos los habitantes de ese pueblo demencial donde reina el caos más violento. ¿Sabrá que vive entre Sodoma y Gomorra? Sin embargo el castigo no se cierne sobre la masa depravada y corrompida, esa Santa Inquisición que se arroga el derecho a linchar a quien sea por puro divertimento, entre polvos extramaritales, copas, más copas y fiestas fastuosas.
Todo funciona del revés: el preso fugado, acosado e idolatrado por las adolescentes, pero acribillado como un perro, es el único inocente en este baile de malditos, de esta historia de pan y circo donde los cristianos se convierten no en leones sino en hienas, donde sólo Brando representa una ética y una decencia a prueba de balas: “todas las buenas intenciones del sábado noche se olvidan con la resaca del domingo”.
El reparto: Marlon Brando, Robert Redford, Angie Dickinson y Jane Fonda, James Fox (jovencísimo, casi irreconocible), E.G. Marshall y Miriam Hopkins, además de Robert Duvall. Algo que me llama muchísimo la atención, precisamente: contando con uno de los elencos actorales más envidiables del cine americano de la época, la mitad de sus grades intérpretes sobran. Y es más, juegan en contra de la película; al despiste.
Me quedo con la soberbia actuación de Brando, de Dickinson y de Marshall. El resto de “cameos”, distraen, salvando el amargo plano final que aguanta Jane Fonda. Pero lo dicho, el sinfín de secundarios es excesivo como la película en sí.
Alcohol, racismo, chantaje, tenencia de armas, petróleo, ambición, traición, envidia; en definitiva, un durísimo y crítico retrato de la sociedad americana (aunque toda esta vileza es extrapolable a cualquier sociedad y rincón del mundo) que sigue obcecada en burlar la ley y tomarse la justicia por su mano, mientras una viejecita beata, reza por todos los habitantes de ese pueblo demencial donde reina el caos más violento. ¿Sabrá que vive entre Sodoma y Gomorra? Sin embargo el castigo no se cierne sobre la masa depravada y corrompida, esa Santa Inquisición que se arroga el derecho a linchar a quien sea por puro divertimento, entre polvos extramaritales, copas, más copas y fiestas fastuosas.
Todo funciona del revés: el preso fugado, acosado e idolatrado por las adolescentes, pero acribillado como un perro, es el único inocente en este baile de malditos, de esta historia de pan y circo donde los cristianos se convierten no en leones sino en hienas, donde sólo Brando representa una ética y una decencia a prueba de balas: “todas las buenas intenciones del sábado noche se olvidan con la resaca del domingo”.
El reparto: Marlon Brando, Robert Redford, Angie Dickinson y Jane Fonda, James Fox (jovencísimo, casi irreconocible), E.G. Marshall y Miriam Hopkins, además de Robert Duvall. Algo que me llama muchísimo la atención, precisamente: contando con uno de los elencos actorales más envidiables del cine americano de la época, la mitad de sus grades intérpretes sobran. Y es más, juegan en contra de la película; al despiste.
Me quedo con la soberbia actuación de Brando, de Dickinson y de Marshall. El resto de “cameos”, distraen, salvando el amargo plano final que aguanta Jane Fonda. Pero lo dicho, el sinfín de secundarios es excesivo como la película en sí.
23 de septiembre de 2011
23 de septiembre de 2011
10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Y comenzó los años 60, la América feliz y decente nunca se vio retratada con tanta ferocidad. Penn incide firmemente con su bisturí sobre la América profunda, una visión perturbadora y violenta de la actitud de las personas, mostrando la misera del ser humano. EE.UU atravesaba por una convulsa etapa social y política: Kennedy, Luther King, movimiento hippie, rock'and'roll, etc. Detrás de esta cortina social Penn indaga en la América del buen rollismo, asestando un golpe en el estómago a la sociedad mostrando la ferocidad, la violencia y la ambición, tan propios del ser humano y tan latente en la oscura América Profunda de mitad de siglo XX.
Bubber es un recluso que se escapa de la prisión y se ve envuelto en un desgraciado accidente mortal,sin salida decide volver a su pueblo. Esto sacudirá a todos los habitantes. Es una época de tensión social y de excesos, se respira un ambiente feroz. La mayoría del pueblo querrán cogerlo y ajusticiarlo, a su manera. Pero para evitar todo este disparate, para poner la ley y el orden en su sitio está el Sheriff Calder que con la ayuda de la mujer de Bubber, Anna, querrán evitar el linchamiento de todo el pueblo.
Es un impresionante y perturbador drama que saca lo peor de la sociedad, es una época de excesos. La hipocresía y la lucha de clases se mezclan con la irresponsabilidad, la infidelidad, la naturaleza salvaje y el poder del dinero. El sueño americano como telón de fondo. El guión es una pequeña maravilla, tal vez sea lento en su comienzo y puede que peque de profundidad pero no cae en efectismo. Penn va tejiendo las líneas con paciencia, marcándonos a cada personaje, mostrando poco a poco cada gesto y cada faceta con suma paciencia; señalando lo paradójico, patético y bárbaro de estos seres. La historia reúne un compendio de detestables personajes que habitan ese repugnante pueblo, en el que la ambición, la envidia o el racismo pueblan las mentes de estas personas; destapando la faceta más oscura de las personas.
Es un duro relato retratado magníficamente a través de los personajes de un pequeño pueblo de Texas en plena fiebre del sábado noche. Todos los actores brillan de tal manera que sin lugar a dudas crees y sientes que son parte de esa masa salvaje. Resultan tan veraces que duele ver sus acciones, sus consecuencias. A veces la sensación de impotencia es enorme. La actuación de Brando es portentosa, es una fuerza de la naturaleza, tiene un magnetismo que atrapa. Da sentido a cada una de sus palabras. Su personaje seco, honesto y decente es el contrapuesto perfecto a esa panda de chulos con pistolas. Aquí la valentía no se mide por la cantidad de enemigos si no por las veces que te levantas y luchas contra ellos.
Pero en esta película no solo hay violencia, también hay cabida para el amor y ese trío que forman Anna, Bubber y Jake. Reproches de miradas y palabras, que sumergen las acciones. El tiempo no perdona, y las oportunidades pasan.
Bubber es un recluso que se escapa de la prisión y se ve envuelto en un desgraciado accidente mortal,sin salida decide volver a su pueblo. Esto sacudirá a todos los habitantes. Es una época de tensión social y de excesos, se respira un ambiente feroz. La mayoría del pueblo querrán cogerlo y ajusticiarlo, a su manera. Pero para evitar todo este disparate, para poner la ley y el orden en su sitio está el Sheriff Calder que con la ayuda de la mujer de Bubber, Anna, querrán evitar el linchamiento de todo el pueblo.
Es un impresionante y perturbador drama que saca lo peor de la sociedad, es una época de excesos. La hipocresía y la lucha de clases se mezclan con la irresponsabilidad, la infidelidad, la naturaleza salvaje y el poder del dinero. El sueño americano como telón de fondo. El guión es una pequeña maravilla, tal vez sea lento en su comienzo y puede que peque de profundidad pero no cae en efectismo. Penn va tejiendo las líneas con paciencia, marcándonos a cada personaje, mostrando poco a poco cada gesto y cada faceta con suma paciencia; señalando lo paradójico, patético y bárbaro de estos seres. La historia reúne un compendio de detestables personajes que habitan ese repugnante pueblo, en el que la ambición, la envidia o el racismo pueblan las mentes de estas personas; destapando la faceta más oscura de las personas.
Es un duro relato retratado magníficamente a través de los personajes de un pequeño pueblo de Texas en plena fiebre del sábado noche. Todos los actores brillan de tal manera que sin lugar a dudas crees y sientes que son parte de esa masa salvaje. Resultan tan veraces que duele ver sus acciones, sus consecuencias. A veces la sensación de impotencia es enorme. La actuación de Brando es portentosa, es una fuerza de la naturaleza, tiene un magnetismo que atrapa. Da sentido a cada una de sus palabras. Su personaje seco, honesto y decente es el contrapuesto perfecto a esa panda de chulos con pistolas. Aquí la valentía no se mide por la cantidad de enemigos si no por las veces que te levantas y luchas contra ellos.
Pero en esta película no solo hay violencia, también hay cabida para el amor y ese trío que forman Anna, Bubber y Jake. Reproches de miradas y palabras, que sumergen las acciones. El tiempo no perdona, y las oportunidades pasan.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Penn refuerza el poder narrativo acabando en una última parte espléndida, donde se cruzan todos los elementos de la película, desembocando en un final desolador.
10 de noviembre de 2009
10 de noviembre de 2009
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si una película te conmueve hasta tal punto que te deja clavado en el asiento, en silencio, intentando digerir lo que has visto; si te afecta tanto que eres incapaz de reaccionar durante un tiempo, atrapado por tus sentimientos, ajeno aún al mundo real que te rodea, inmerso todavía en la historia que te acaban de contar; si genera en ti pasiones tan profundas como la rabia, el odio, la compasión, si te hace rechinar los dientes de frustración o ahogar las lágrimas de impotencia, entonces es que estás ante una gran película.
Si un actor es capaz de expresar con sus silencios, con un gesto de su mandíbula, con una mirada, todas las dudas, el miedo y la repugnancia que siente su personaje; si su mera presencia física es capaz de convencernos de que estamos ante un hombre recto y justo; si su contención desprende una fortaleza moral por encima de toda duda, entonces es que estamos ante un gran actor.
Un gran actor, una gran película. ¿Qué más se puede pedir?
Si un actor es capaz de expresar con sus silencios, con un gesto de su mandíbula, con una mirada, todas las dudas, el miedo y la repugnancia que siente su personaje; si su mera presencia física es capaz de convencernos de que estamos ante un hombre recto y justo; si su contención desprende una fortaleza moral por encima de toda duda, entonces es que estamos ante un gran actor.
Un gran actor, una gran película. ¿Qué más se puede pedir?
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