El secreto de sus ojos
2009 

8.1
90,877
Thriller. Intriga. Drama
Benjamín Espósito es oficial de un Juzgado de Instrucción de Buenos Aires recién retirado. Obsesionado por un brutal asesinato ocurrido veinticinco años antes, en 1974, decide escribir una novela sobre el caso, del cual fue testigo y protagonista. Reviviendo el pasado, viene también a su memoria el recuerdo de una mujer, a quien ha amado en silencio durante todos esos años. (FILMAFFINITY)
3 de octubre de 2009
3 de octubre de 2009
64 de 75 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tan solo por ver el trabajo de la pareja protagonista ya valdría la pena pagar el dinero de la entrada, cosa no muy habitual en estos tiempos…
Pero es que además hay un fantástico guión, una gran ambientación de la época, una maravillosa historia de amor, un inquietante misterio y un retorcido desenlace…
Y por si fuera poco unos fabulosos “secundarios” y un bonito sentido del humor aderezan y le dan el toque final a esta grandísima película.
Ricardo Darín y Soledad Villamil dan una soberbia clase de cómo se actua solo con los ojos y de cómo se dicen las cosas sin llegar a decirlas…
La trama de la película es muy buena: Un funcionario argentino jubilado quiere dedicarse a escribir y se empeña en desenpolvar un viejo caso archivado que le impresionó profundamente en el pasado.
Al rememorar su vida de entonces y reunirse con antiguos conocidos y compañeros de trabajo para recordar los detalles del caso, volverán a aparecer sus grandes fantasma del pasado y su gran pasión: el secreto amor que le profesaba a su jefa de trabajo.
Son como dos películas en una o, mejor dicho; una muy completa.
Una historia de amor sobre las ocasiones perdidas, sobre las palabras no dichas en su momento que te remuerden la conciencia durante el resto de tu vida, sobre amargas despedidas en la estación y sobre máquinas de escribir a las que les faltan letras…
Una historia sobre grandes pasiones, segundas oportunidades y correcciones a mano en los manuscritos del pasado…
Una historia de terror sobre las injusticias de los poderosos, la impunidad de personas mediocres amparadas por el poder ciego y la tirania burocratica.
Una historia sobre terribles venganzas y obsesivas busquedas de justicia…
Una historia que todos deberian ver porque a todos nos falta alguna letra o tenemos algo de lo que vengarnos…
Pero es que además hay un fantástico guión, una gran ambientación de la época, una maravillosa historia de amor, un inquietante misterio y un retorcido desenlace…
Y por si fuera poco unos fabulosos “secundarios” y un bonito sentido del humor aderezan y le dan el toque final a esta grandísima película.
Ricardo Darín y Soledad Villamil dan una soberbia clase de cómo se actua solo con los ojos y de cómo se dicen las cosas sin llegar a decirlas…
La trama de la película es muy buena: Un funcionario argentino jubilado quiere dedicarse a escribir y se empeña en desenpolvar un viejo caso archivado que le impresionó profundamente en el pasado.
Al rememorar su vida de entonces y reunirse con antiguos conocidos y compañeros de trabajo para recordar los detalles del caso, volverán a aparecer sus grandes fantasma del pasado y su gran pasión: el secreto amor que le profesaba a su jefa de trabajo.
Son como dos películas en una o, mejor dicho; una muy completa.
Una historia de amor sobre las ocasiones perdidas, sobre las palabras no dichas en su momento que te remuerden la conciencia durante el resto de tu vida, sobre amargas despedidas en la estación y sobre máquinas de escribir a las que les faltan letras…
Una historia sobre grandes pasiones, segundas oportunidades y correcciones a mano en los manuscritos del pasado…
Una historia de terror sobre las injusticias de los poderosos, la impunidad de personas mediocres amparadas por el poder ciego y la tirania burocratica.
Una historia sobre terribles venganzas y obsesivas busquedas de justicia…
Una historia que todos deberian ver porque a todos nos falta alguna letra o tenemos algo de lo que vengarnos…
29 de septiembre de 2009
29 de septiembre de 2009
61 de 73 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los ojos de Darín y Villamil buscándose. Un plano en un ascensor que hiela la sangre y se convierte en la metáfora perfecta de la dictadura. La sutileza con la que te obliga a buscar posibles culpables. Una escena de persecuciones que ni Brian de Palma en sus mejores tiempos. Los secundarios enormes propios del gran cine. Cómo mezclar drama, comedia, romance, suspense y cine negro en simbiosis perfecta o poder pasar en sólo cinco minutos de reir a llorar a moderse las uñas como un loco. Un final a-co-jo-nan-te. Campanella en el olimpo y yo sabiendo porqué existe el cine. Cierto, ya no se hace cine como antes.
9 de noviembre de 2009
9 de noviembre de 2009
70 de 100 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me parece que me toca otra vez sentirme bicho raro. Y no es porque no me haya gustado la película, ni mucho menos, sino porque no me ha gustado tanto como, a tenor de las críticas y opiniones entusiastas que leo y escucho, esperaba, lo que, en cierto modo, es una forma de decepción. “El secreto de sus ojos” es una película sin duda interesante, cuya virtud principal, en mi opinión, radica en la elegancia exquisita y en el preciso pulso narrativo con que se desarrolla y que hacen que uno se sienta como llevado en una balsa aceite por una película que, justo es decirlo, se gana al espectador por sensibilidad y por derecho propio. Pero al margen de eso, la historia en sí tiene varias concesiones inverosímiles que no debieran pasar inadvertidas a cualquier espectador con la suficiente sangre fría como para mantener el sentido crítico en esa hipnótica balsa de aceite a que antes me refería. Si pasa uno por alto esos detalles la película puede resultar espléndida; si no, como fue mi caso, se arrastra un lastre insalvable que impide a la película alcanzar la altura que se esperaba. Y francamente, este tipo de concesiones no suelen importarme en una película de corte sugerente, evocador, lírico o intelectual, porque entiendo que la historia es sólo un pretexto, un vehículo, pero no puedo ignorarlas en una película cuya pretensión no es otra que contar una buena historia.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Para muestra de lo que digo, tres botones: la manera en que se descubre, se detiene y se arranca la confesión al asesino es de una ingenuidad naïf rayana en la puerilidad. ¿No podían los autores de la historia haberse trabajado más estos detalles, que no son tales porque depende de ellos la continuidad de la historia misma? ¿Es creíble que se descubra al asesino porque aparece en un par de fotos de graduación mirando a la víctima? ¿Acaso salir en una foto de grupo mirando embobado a una chica es razón para sospechar que uno sea un asesino? Y si es que éste ya rumiaba asesinarla, ¿tiene sentido posar en la foto mirándola fijamente? ¿Es verosímil que “la doctora” se convenza de que el detenido es el criminal sólo porque le pilla mirándole el escote, un escote tan poco discreto que deja al descubierto uno de sus pechos? Si con eso se nos quiere dar a entender que el tipo es un enfermo sexual, ¿por qué debemos entenderlo así si no comete, que sepamos, más delitos de índole sexual? ¿Acaso no chirría que le encuentren como quien encontrara una aguja en un pajar, buscando uno por uno, foto en mano, entre los miles de aficionados vociferantes que abarrotan un campo de fútbol? Y la escena del pene al aire y el interrogatorio de “la doctora”, ¿no resulta de un simplismo tan evidente como poco riguroso? ¿O es que me estoy volviendo demasiado exigente?
10 de diciembre de 2009
10 de diciembre de 2009
43 de 50 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película es un paseo por la tristeza y la desilusión (las escenas en la barra de bar son magistrales), con los silencios y las miradas bajas, nos cuenta dos historias entrelazadas que ocurren en el transcursos de 25 años, donde la esperanza sólo se vé reflejada tras una puerta que se cierra y en el simbolismo de una máquina de escribir donde no se puede poner una letra, un buen epílogo para una de las dos historias y para la película misma.
El film cuenta con una gran dirección de actores y sobre todo un guión muy bien estructurado, que te insinúa, te va dando pistas para finalmente estallarte en la cara de una manera implacable, diría que perturbadora, mostrandote la ira, la soledad, el dolor, las miserias y finalmente que la venganza es el motor una buena persona herida y castigada hasta el fin de sus días.
En resumen una película muy recomendable no sólo para los seguidores del cine argentino, sino para los que disfrutan con el buen cine.
El film cuenta con una gran dirección de actores y sobre todo un guión muy bien estructurado, que te insinúa, te va dando pistas para finalmente estallarte en la cara de una manera implacable, diría que perturbadora, mostrandote la ira, la soledad, el dolor, las miserias y finalmente que la venganza es el motor una buena persona herida y castigada hasta el fin de sus días.
En resumen una película muy recomendable no sólo para los seguidores del cine argentino, sino para los que disfrutan con el buen cine.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
¿Que hay errores en la película?, Los hay, no nos queda muy clara, por lo menos desde la perpectiva española, la estrecha participación de él en la investigación, la imposibilidad de encontrar a alguién en un campo de fútbol abarrotado de aficionados, la sospecha hacia un hombre solo con verlo en un par de fotografías, el interrogatorio y confesión de él, y yo me respondo que más dá, entonces la película habría que calificarla con un 10, autentica obra maestra del cine, cosa que evidentemente no es, pero yo me conformo con asistir y ver pelis como ésta, que hacen que me reencuentre con mi afición al cine, de la que tantas veces dudo últimamente.
23 de octubre de 2009
23 de octubre de 2009
65 de 97 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo cierto es que existen carencias y fallos de bulto en el último trabajo de Campanella. Los fallos son más de verosimilitud que de otra cosa: que si buscan a alguien en un estadio de fútbol abarrotado, que si un secretario del juzgado hace de inspector de policía, que si un subordinado tiene la manga tan ancha como para estar borracho medio día y mantener el puesto de trabajo o la escena del interrogatorio forzado por dos personas sin ningún tipo de autoridad para ello. Por poner algunos ejemplos.
Las carencias son más importantes. Esto es quizás el primer indicio que nos haga pensar que nos encontramos con una buena película. Si las carencias adquieren una importancia mayor que los fallos el trabajo del artesano Campanella es todo un logro. Lo dice el refrán: “más vale que falte que no que sobre”.
Las carencias, lo que no se tiene, es lo que trasforma una buena película en una más que buena película.¿Y qué no tiene “El secreto de sus ojos”? Pues si me pongo tiquismiquis diré que lo que le falta es abrir el plano. Dicho así suena de pendante que no veas y sobre todo porque no me refiero a un apartado técnico. Me refiero a los detalles. A este trabajo le falta ambientación, le falta que la cámara acompañe al peatón a cruzar la calle, que escuchemos el gentío de la calle cuando discuten de fútbol y los árboles haciéndose mayores o que acompañe a Darín a su casa y (aquí sí) abrir plano y me diga cómo es fuera del trabajo. Porque no sé ustedes, pero yo fuera del trabajo, a Benjamín Espósito no le conozco. No sé nada de él. Luego surgen cuatro diálogos y me dicen que si cena sólo y no se gusta. Esto es muy del cine argentino. Los diálogos suplen excesivamente la imagen como norma general. Esta película no es una excepción.
Por lo demás, “El secreto de sus ojos” tiene todo lo que se le puede y debe pedir a una buena película. Campanella trabaja de manera más que eficiente con la cámara, los actores y con el tiempo. Y lo más importante: sabe crear emociones. Parece sencillo, pero muy pocos directores entienden como hay que preparar la escena para que pases del suspense a la risa en pocos segundos. A Campanella no se le ve forzado, la película trascurre sin brusquedad, sin giros imposibles pero manteniendo siempre en vilo al espectador.
Las carencias son más importantes. Esto es quizás el primer indicio que nos haga pensar que nos encontramos con una buena película. Si las carencias adquieren una importancia mayor que los fallos el trabajo del artesano Campanella es todo un logro. Lo dice el refrán: “más vale que falte que no que sobre”.
Las carencias, lo que no se tiene, es lo que trasforma una buena película en una más que buena película.¿Y qué no tiene “El secreto de sus ojos”? Pues si me pongo tiquismiquis diré que lo que le falta es abrir el plano. Dicho así suena de pendante que no veas y sobre todo porque no me refiero a un apartado técnico. Me refiero a los detalles. A este trabajo le falta ambientación, le falta que la cámara acompañe al peatón a cruzar la calle, que escuchemos el gentío de la calle cuando discuten de fútbol y los árboles haciéndose mayores o que acompañe a Darín a su casa y (aquí sí) abrir plano y me diga cómo es fuera del trabajo. Porque no sé ustedes, pero yo fuera del trabajo, a Benjamín Espósito no le conozco. No sé nada de él. Luego surgen cuatro diálogos y me dicen que si cena sólo y no se gusta. Esto es muy del cine argentino. Los diálogos suplen excesivamente la imagen como norma general. Esta película no es una excepción.
Por lo demás, “El secreto de sus ojos” tiene todo lo que se le puede y debe pedir a una buena película. Campanella trabaja de manera más que eficiente con la cámara, los actores y con el tiempo. Y lo más importante: sabe crear emociones. Parece sencillo, pero muy pocos directores entienden como hay que preparar la escena para que pases del suspense a la risa en pocos segundos. A Campanella no se le ve forzado, la película trascurre sin brusquedad, sin giros imposibles pero manteniendo siempre en vilo al espectador.
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