El mundo en sus manos
7.6
5,249
Aventuras
1850. Jonathan Clark, el capitán de la goleta La peregrina de Salem, traslada desde Alaska a San Francisco un cargamento de valiosas pieles de foca. En el hotel en el que se aloja conoce y se enamora de la condesa rusa Marina Selanova, que trata de huir para evitar un matrimonio concertado por el zar con el pérfido príncipe Semyon. (FILMAFFINITY)
27 de septiembre de 2006
27 de septiembre de 2006
18 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
Emblemático film de aventuras donde todo es ejemplar, tanto es así que sin resquicios para la ambigüedad resulta una película demasiado previsible, un calco milimétrico de las premisas clásicas e incorruptibles de lo que tiene que ser una aventura.
Estereotipos aparte, la dirección de Walsh es correcta, las interpretaciones de Peck, Queen y compañía también lo son, el decorado, vestuario, maquillaje... todo, todo es correcto.
Alguien que busque entretenimiento lo encontrará sin lugar a dudas, pero nada más. Película que se ve y se olvida, pues le falta chispa, genio, algo que la haga única, y no una simple amalgama de tópicos sabidos por todos y que a día de hoy no sorprenden, ni impresionan, ni hacen gracia. Esto último lo digo pensando en el personaje de Queen, "El portugués", es decir, un borracho, tramposo, traidor y fanfarrón, ¿alguien da más? Todo lo contrario que su alter ego americano, como no. Y de los rusos ya ni os cuento.
No es un bodrio, ni mucho menos, es más, hay quien la considera una obra maestra, pero a estas alturas yo ya no paso por el aro.
Estereotipos aparte, la dirección de Walsh es correcta, las interpretaciones de Peck, Queen y compañía también lo son, el decorado, vestuario, maquillaje... todo, todo es correcto.
Alguien que busque entretenimiento lo encontrará sin lugar a dudas, pero nada más. Película que se ve y se olvida, pues le falta chispa, genio, algo que la haga única, y no una simple amalgama de tópicos sabidos por todos y que a día de hoy no sorprenden, ni impresionan, ni hacen gracia. Esto último lo digo pensando en el personaje de Queen, "El portugués", es decir, un borracho, tramposo, traidor y fanfarrón, ¿alguien da más? Todo lo contrario que su alter ego americano, como no. Y de los rusos ya ni os cuento.
No es un bodrio, ni mucho menos, es más, hay quien la considera una obra maestra, pero a estas alturas yo ya no paso por el aro.
1 de febrero de 2011
1 de febrero de 2011
7 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estaba entre ponerle un 6'5 y un 7 pero al final he sido generoso y le he dado un notable (por la magnífica interpretación de Anthony Queen y por la carrera de veleros). Se trata de una película aceptable, NO ES UNA OBRA MAESTRA. Hay excelentes películas de aventuras de la época clásica que le dan cien vueltas. Aunque como mola Gregory Peck, tan alto y con esa cara de buenazo que se lleva a las chicas de calle y además reparte como nadie.
La mitad de la película es un tostón romanticon sin demasiado aprovechable. Suerte que después se anima cuando los marineros se hacen a la mar (que es donde deben estar!). Por otro lado me ha hecho mucha gracia el carácter racista del film (el esquimal apesta y no tiene un idioma, sólo dice "vamos, vamos", los chinos siguen los tópicos anti-oriental de Fu-Manchu, los portugueses son ladrones y liantes...). El tema de Rusia es especialmente vistoso. En buena parte, El mundo en sus manos me parece una excusa para hacer propaganda de la Guerra Fría. Así los paletos de Iowa tenían una imagen de a quien debían odiar.
Lo sorprendente es que al estar ambientada a mitad del siglo XIX en un lugar donde no había una especial enemistad entre americanos y rusos, pues queda un poco forzado. Los rusos aún no son comunista pero a pesar de ello son sádicos seguidores del zar (usan esclavos, cortan manos, exterminan focas...), mientras que los americanos son majetes y demócratas (aunque también cazan focas y en 1850 la economía del Sur se basaba en el esclavismo...)
En fin, una pieza interesante pero poco más. Si quieren ver buen cine de aventuras vean, por ejemplo, Robin Hood de Errol Flynn que le da cien vueltas.
La mitad de la película es un tostón romanticon sin demasiado aprovechable. Suerte que después se anima cuando los marineros se hacen a la mar (que es donde deben estar!). Por otro lado me ha hecho mucha gracia el carácter racista del film (el esquimal apesta y no tiene un idioma, sólo dice "vamos, vamos", los chinos siguen los tópicos anti-oriental de Fu-Manchu, los portugueses son ladrones y liantes...). El tema de Rusia es especialmente vistoso. En buena parte, El mundo en sus manos me parece una excusa para hacer propaganda de la Guerra Fría. Así los paletos de Iowa tenían una imagen de a quien debían odiar.
Lo sorprendente es que al estar ambientada a mitad del siglo XIX en un lugar donde no había una especial enemistad entre americanos y rusos, pues queda un poco forzado. Los rusos aún no son comunista pero a pesar de ello son sádicos seguidores del zar (usan esclavos, cortan manos, exterminan focas...), mientras que los americanos son majetes y demócratas (aunque también cazan focas y en 1850 la economía del Sur se basaba en el esclavismo...)
En fin, una pieza interesante pero poco más. Si quieren ver buen cine de aventuras vean, por ejemplo, Robin Hood de Errol Flynn que le da cien vueltas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Al final los americanos compran Alaska en 1867 y la salvan de un invierno nuclear ruso. XD
2 de diciembre de 2012
2 de diciembre de 2012
5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Excelente película de Aventuras con grandes tintes còmicos (una apuesta es una apuesta - que grande -). Peck, Quinn y McIntire están colosales. Una aventura bien hecha que la convierten como una de las mejores del cine en su gènero. Verdaderamente quien la vea tiene autèntico cine en sus ojos.
26 de febrero de 2014
26 de febrero de 2014
5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para el que subscribe "El mundo en sus manos" es una de las mejores películas de aventuras de la historia del cine.
En el puerto del San Francisco del siglo XIX, unos marineros, entre ellos el Capitán Clark (Gregory Peck), caminan con paso decidido y embisten a otros dos marineros, uno de ellos les reprocha el embiste y el otro le dice: "Sabes quién es? ¡Es el hombre de Boston!". Este es el comienzo del film, a los pocos minutos, la propia acción ya describe a los personajes, nunca se detiene la narración para describirlos. Seguimos a los protagonistas hacia una taberna donde tienen secuestrada al resto de la tripulación. Este comienzo es insuperable, no hay diálogos y ni se necesitan, sólo pura narración. Equiparable, para mí, al comienzo de "Rio Bravo" de Hawks.
El argumento trata básicamente de la compra de Alaska a la Rusia de los zares por Estados Unidos. Los Rusos están en la ruina por la sobreexplotación en la caza de focas para comerciar con sus pieles en las islas del Mar de Bering. Aquí entran en conflicto la contraposición de dos civilizaciones la rusa zarista y la americana, una en declive y otra emergente. San Francisco es una ciudad que invita a la vida y San Petesburgo a la muerte, se dice explícitamente. Es el dilema entre "salvajismo/civilización", por un lado una forma de vida en una ciudad que está naciendo, tratan el linchamiento de un contable que desfalca dinero como un suceso normal y cotidiano, el desmadre final del baile en el hotel, la relación del Capitán Clark con "El Portugués" o con las mujeres "de vida alegre" y por otro lado, los rusos, una sociedad represiva, enclavada en normas y en miedos religiosos o militares. Todo este contraste se muestra en el film de una manera muy ligera y amena como si de una comedia se tratase.
El capitán Clark, alias "El hombre de Boston", no es un marinero como el resto, es un hombre de modales refinados, un caballero. Intuimos un pasado turbio, una especie de ángel caído de la alta sociedad de Nueva Inglaterra, de ahí su apodo. En un pasaje del film se dice que odia a la aristocracia rusa, sin embargo, sabe manejarse perfectamente entre la alta sociedad de San Francisco para conseguir la financiación de la compra de Alaska a los rusos en el baile del hotel. Como dice el personaje de John McIntire realmente no es un baile de diversión, se tratan de "Altas Finanzas". Este prodigio de guion es obra de Borden Chase, también autor de algunos de las mejores westerns de Anthony Mann y James Stewart, casi nada!
Todo esto sucede en la primera parte del film, después se decanta por la aventura en estado puro y hay que destacar por encima de todo la carrera de goletas entre la peregrina de Salem y la Santa Isabel maravillosamente filmada, como se juega con el sonido del viento, de las olas y la música.
La relación del capitán Clark con su barco, la peregrina, es de lo más genuina, con leimotiv musical incluido, de la que beben el capitán Kirk y el Enterprise o Han Solo y el Halcón milenario en el cine más contemporáneo heredero directo de estos clásicos.
Tampoco falta el fiel escudero del héroe, el personaje interpretado por el gran John McIntire, fascinante. Anthony Quinn, esta perfecto en el papel de "El portugués" un marino tramposo y trafuyero "roba tripulaciones" que aúlla en las noches de luna llena. Y por supuesto Gregory Peck, quizás unos de los mejores actores que haya dado el cine sin lugar a dudas. Una interpretación ajustada y perfecta sin aspavientos y sobreactuación. Ann Blyth y todos los secundarios están espléndidos. Y por supuesto Raoul Walsh, unos de los mejores directores de la historia del cine muchas veces menospreciado a causa de la famosa política de autor.
Finalmente recuerdo que la primera vez que vi esta película fue en "La clave" de José Luis Balbín en un programa dedicado a la ecología. Desde luego, la película tiene una lectura interesante desde el punto de vista ecológico acerca de la matanza indiscriminada de focas que hacían los rusos en las islas Pribilof.
En el puerto del San Francisco del siglo XIX, unos marineros, entre ellos el Capitán Clark (Gregory Peck), caminan con paso decidido y embisten a otros dos marineros, uno de ellos les reprocha el embiste y el otro le dice: "Sabes quién es? ¡Es el hombre de Boston!". Este es el comienzo del film, a los pocos minutos, la propia acción ya describe a los personajes, nunca se detiene la narración para describirlos. Seguimos a los protagonistas hacia una taberna donde tienen secuestrada al resto de la tripulación. Este comienzo es insuperable, no hay diálogos y ni se necesitan, sólo pura narración. Equiparable, para mí, al comienzo de "Rio Bravo" de Hawks.
El argumento trata básicamente de la compra de Alaska a la Rusia de los zares por Estados Unidos. Los Rusos están en la ruina por la sobreexplotación en la caza de focas para comerciar con sus pieles en las islas del Mar de Bering. Aquí entran en conflicto la contraposición de dos civilizaciones la rusa zarista y la americana, una en declive y otra emergente. San Francisco es una ciudad que invita a la vida y San Petesburgo a la muerte, se dice explícitamente. Es el dilema entre "salvajismo/civilización", por un lado una forma de vida en una ciudad que está naciendo, tratan el linchamiento de un contable que desfalca dinero como un suceso normal y cotidiano, el desmadre final del baile en el hotel, la relación del Capitán Clark con "El Portugués" o con las mujeres "de vida alegre" y por otro lado, los rusos, una sociedad represiva, enclavada en normas y en miedos religiosos o militares. Todo este contraste se muestra en el film de una manera muy ligera y amena como si de una comedia se tratase.
El capitán Clark, alias "El hombre de Boston", no es un marinero como el resto, es un hombre de modales refinados, un caballero. Intuimos un pasado turbio, una especie de ángel caído de la alta sociedad de Nueva Inglaterra, de ahí su apodo. En un pasaje del film se dice que odia a la aristocracia rusa, sin embargo, sabe manejarse perfectamente entre la alta sociedad de San Francisco para conseguir la financiación de la compra de Alaska a los rusos en el baile del hotel. Como dice el personaje de John McIntire realmente no es un baile de diversión, se tratan de "Altas Finanzas". Este prodigio de guion es obra de Borden Chase, también autor de algunos de las mejores westerns de Anthony Mann y James Stewart, casi nada!
Todo esto sucede en la primera parte del film, después se decanta por la aventura en estado puro y hay que destacar por encima de todo la carrera de goletas entre la peregrina de Salem y la Santa Isabel maravillosamente filmada, como se juega con el sonido del viento, de las olas y la música.
La relación del capitán Clark con su barco, la peregrina, es de lo más genuina, con leimotiv musical incluido, de la que beben el capitán Kirk y el Enterprise o Han Solo y el Halcón milenario en el cine más contemporáneo heredero directo de estos clásicos.
Tampoco falta el fiel escudero del héroe, el personaje interpretado por el gran John McIntire, fascinante. Anthony Quinn, esta perfecto en el papel de "El portugués" un marino tramposo y trafuyero "roba tripulaciones" que aúlla en las noches de luna llena. Y por supuesto Gregory Peck, quizás unos de los mejores actores que haya dado el cine sin lugar a dudas. Una interpretación ajustada y perfecta sin aspavientos y sobreactuación. Ann Blyth y todos los secundarios están espléndidos. Y por supuesto Raoul Walsh, unos de los mejores directores de la historia del cine muchas veces menospreciado a causa de la famosa política de autor.
Finalmente recuerdo que la primera vez que vi esta película fue en "La clave" de José Luis Balbín en un programa dedicado a la ecología. Desde luego, la película tiene una lectura interesante desde el punto de vista ecológico acerca de la matanza indiscriminada de focas que hacían los rusos en las islas Pribilof.
6 de agosto de 2018
6 de agosto de 2018
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
No dudo de que esta película, y otras similares, fueran un bombazo en su época, pero para el espectador del siglo XXI se hacen un poco pesadas. Tiene un buen guión, unos actores míticos - qué grande el Portugués! -, una fotografía espectacular y muchas otras virtudes y, aunque en algunos aspectos (peleas y efectos especiales mal hechos) ha envejecido mal; como digo, no le falta nada; sin embargo, cuesta engancharse a la historia y terminar de verla.
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