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The Cove

The Cove
2009 Estados Unidos
Documental
7.9
10,651
Documental Documental que muestra la matanza de más de 23.000 delfines en una cala en Taiji, Wakayama (Japón). El filme fue dirigido por el antiguo fotógrafo de National Geographic Louis Psihoyos, y fue grabado secretamente durante 2007 empleando micrófonos submarinos y cámaras de alta definición camufladas. (FILMAFFINITY)
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Críticas 55
Críticas ordenadas por utilidad
22 de julio de 2010
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es el documental que, personalmente, más me ha conmovido y más impotente me ha hecho sentir con respecto a las injusticias que el ser humano (llamarlo "humano", a veces, no es del todo correcto) perpetua por todo el mundo. En este caso en Japón.

Como si de un thriller se tratara está hecho este fantástico documental que muestra sin tapujos ni manipulaciones (algunos llaman manipulación a mostrar algo desde el punto de vista del inocente) la caza indiscriminada de delfines.
Lo cierto es que cuando tomas consciencia de cuanto este relato cuenta no puedes menos que sentir pena, no sólo por los delfines, si no por la estupidez del ser humano. Siempre tan destructivo con cuanto le rodea y de lo que se pueda sacar tajada.

A ratos emotivo, a ratos espeluznante, todo un acierto. Imágenes que se graban en la retina por su crudeza. Imposible hacerse una idea sin verlo primero. Invitados quedais a "La Cala", aunque otros intentarán impediroslo.

HAY QUE VERLO.
rojo
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9 de mayo de 2011
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
149/39(27/04/11) Desgarrador documental ganador del Oscar con un nítido mensaje ecologista, en el que se hace un nítido discurso a favor de la libertad de los delfines. Se centra en las matanzas de delfines que se realizan en unas paradisiacas calas de la ciudad nipona de Taiji. Lo hacen arrincona a decenas en las calas, los rodean con redes para después acabar con sus vidas despiadamente con arpones, esto lo hacen a escondidas, no dejan que nadie les grabe, que nadie tome imágenes, no quieren tener testigos de su masacre, de este modo acaban con miles al año. El adiestrador de´Flipper’, Rick o’Barry, arrepentido de haber privado de la libertad al animal y de verlo prácticamente suicidarse, decidió dar un cambio de rumbo en su vida y se hizo activista en contra de los que pretenden anular su libertad para llevarlos a acuarios para que hagan de malabaristas, o lo que es peor para matarlos, Rick halló el Infierno de estos cetáceos en Taiji y embarcó a varios intrépidos y combativos militantes en contra de esto y consiguieron por medio de una operación de espionaje a gran escala sacar imágenes de lo que allí acontecía. La historia posee tintes de thriller de aventuras, una misión secreta con buenos y malos, donde los buenos luchan contra las poderosas fuerzas del mal para destapar un horror, con espías japoneses pisándoles los talones, esto y lo que cuenta hace que te enganche desde el principio, con un ritmo narrativo ágil, que consigue se te pase en un plis plas su metraje. La cinta posee un increscendo dramático excelente, con una presentación de la situación maravillosa, en la que vemos a estos seres tan inteligentes, tan llenos de vida, tan simpáticos, para llevarnos al lugar donde los ven únicamente como dinero fácil, donde las aguas rojas por la sangre de estos mamíferos te toca la fibra sensible. El documental está trufado de entrevistas en el que se pueden confrontar los dos puntos de vista, los que se justifican en lo que hacen y los que luchan por erradicar esta salvajada, llama la tención la denuncia que este trabajo hace de cómo el gobierno japonés soborna a pequeños países para que voten a favor de matar ballenas, o como cuenta que la carne de delfín posee mercurio, materia altamente tóxica para el humano, y es que este film está lejos de ser objetivo, no tiene por que serlo, es la lucha del bien contra el mal, y aquí no se puede ser equidistante, mienten y lo saben, como demuestra la estremecedora última escena en una convención para hablar de delfines el representante japonés habla de lo quirúrgicamente con que acaban con los delfines, sin provocarles daños, entonces O´Barry irrumpe con un monitor enganchado a su cuerpo con imágenes de las matanzas de delfines, se te eriza el vello. Seguro que podrán oponer algunos que eso pasa aquí con los toros pero para eso me remito al colosal spoiler de Fej Delvahe, y ojo detestó las corridas de toros. Fuerza y honor!!!
TOM REGAN
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12 de junio de 2010
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Japón ha vetado la proyeccción de este film porque, según ellos, ataca la tradición.
Por supuesto, comer carne de delfín no está para nada incardinado en la cultura japonesa.
La realidad es que grupos radicales de presión han insistido vehementemente para que no se proyecte y la han tratado de manipuladora. Y sí, algo de eso tiene. O'Brian (el activista principal) está amenazado incluso, por los Yakuza.
Con todo, uno se pregunta si parecidas reacciones se darían aquí si se hiciera un documental (y se premiara con un Oscar) sobre el sufrimiento de los toros desde que son metidos en la plaza, la forma en la que son torturados y muertos en un baño de sangre. No se llegarían a poner en la puerta del cine para evitar su estreno ni ninguna mafia amenazaría, pero creo que la gente de a pie (y no de a pie) sí la trataría de manipuladora y no le haría caso. No la vería.
Quizá algo parecido ocurra en Japón con los japoneses, que son precisamente quienes tienen que pararlo.
Pero era necesaria. Todo lo que muestra una realidad que se ignora, es necesario. Aunque el documental trate más de cómo se filmó (un 70% más o menos) que del tema en sí (la captura y matanza de delfines y su uso comercial), la verdad es que al hacerlo tan entretenido y subrayar el constante ambiente de peligro en que movieron e intercalar fotos submarinas, la hora y media pasa volando.
Algunas escenas se quedarán en la retina (principalmente la de la matanza y la cala teñida de rojo), pero cuando apagas la televisión te vas pensando que ahora sabes algo que desconocías, que nunca más volverás a ver un espectáculo de delfines con los mismos ojos y que si no se come mucho su carne y no forma parte de la tradición japonesa, ¿por qué diablos deben matarlos una vez capturados? ¿A quién beneficia? ¿Cuál es la razón de semejante aversión a esos bichos?
Esta es una de esas preguntas que el documental muestra pero no es capaz de responder de forma adecuada porque, repito, se centra más en el cómo se filmó la matanza que en la matanza y sus verdaderas causas. Todo parece quedar en una nebulosa especulativa que, pienso yo, deberían haber despejado algo más.
Dicho lo cual, totalmente recomendable.
Áralan
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28 de diciembre de 2010
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Perplejo he quedado ante este escalofriante documental. El delfín siempre me ha parecido un animal hermoso, simpático, elegante, bonachón e inocente. Pero parece ser que no todos en este mundo compartimos este "ideal". Parece ser que hay gente que ve a este animal horrible, antipático, harapiento, maligno y agresivo, porque lo que se ve en este documental sólo se puede entender desde esta postura... y a veces hasta dudo que así, pueda entenderse. The Cove es un documental arriesgado, y si bien ha sido laureado en su mayoría por la forma novedosa en la que se presenta, a modo de thriller, como si de una largometraje hollywoodiense se tratase, mi aplauso interminable no va por ese camino. A mi me ha sorprendido el valor y el riesgo arrojados por los "protagonistas" que en este aparecen. Frente a una sociedad cerrada y prácticamente con veto hacia los extranjeros (occidentales), estos seres humanos se atreven a entrar en "territorio enemigo" para poder conseguir su objetivo: mostrar al mundo la barbarie que en Taiji, una localidad japonesa, se hace en contra de los delfines. Son osados, pelean por su causa, se emocionan delante de cámara como cualquier persona con un mínimo de sensibilidad hacia la causa animal y, en general, buscan que las injusticias hacia estos terminen de una vez por todas a través de la imagen y la palbra, dos armas imprescindibles en esta interminable lucha. Aparecen héroes (y no lo digo sólo porque Hayden Panettiere haga un pequeño cameo realizando una manifestación pacífica en la costa de Taiji a favor de los delfines), unos héroes de carne y hueso que luchan por salvar a la humanidad de seguir cometiendo matanzas indiscriminadas; pero también, por desgracia, hay "villanos", una serie de "humanoides" (por tener esa forma, porque no parece que desprendan ni una pizca de humanidad) que interponen sus intereses personales a la belleza que la naturaleza, gratuitamente, nos brinda, para que la disfrutemos sin interponernos. Y que a mi me digan que esos animales no sufren... vean las imágenes y juzguen por sí mismos. Puede parecer que divago, y así es, porque soy de los que piensa que si nosotros no hacemos nada por los animales, ellos, por sí solos, no pueden defenderse ante nuestra fuerza y nuestro poder de decisión a la hora de actuar.
Sí es verdad que el documental trata el tema desde un punto de vista muy subjetivo, pero debe ser así, si no, se quedaría a medio camino. A mi me ha parecido un documental espectacular, con imágenes algo incómodas, que pueden dañar a personas medianamente sensibles (a mi me ha pasado), pero consgiue llegar a la conciencia como si de una flecha lanzada por Robin Hood se tratase. Sólo puedo decir, Impecable señor Psihoyos.
Kosti
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27 de julio de 2010
16 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
Buen documental, sin llegar a la excelencia, sobre la matanza de delfines y marsopas que llevan a cabo anualmente unos pocos japoneses, en una localidad llamada Taiji, en la costa de Japón.

Se pudo realizar gracias a la valentía, atrevimiento y lucha de activistas defensores de los delfines y otros cetáceos como Ric O´Barry (quien fuera entrenador del delfín Flipper de aquella serie de televisión en los años sesenta y más tarde convertido en antidelfinarios donde se exhiben a estos animales ante la gente, y en luchador contra la caza y matanza de delfines para mostrarlos en cautividad o convertirlos en alimento de seres humanos); Louis Psihoyos, ex fotógrafo de National Geographic y varios especialistas contratados para esta misión, entre los que cabe destacar a: Simon Hutchins (ex militar que se encargó de construir unas formas artificiales semejantes a rocas de mar donde esconder cámaras de alta definición e hidrófobos), Joe Chisholm (organizador de conciertos de rock, que se encargó de la logística, por ejemplo introduciendo en Japón cierto material imprescindible para rodar este documental, que de otro modo no habría podido cruzar fronteras) y Mandy-Rae Cruickshank y kira Krack, ambos submarinistas de gran experiencia en buceo de pulmón libre, de hecho Mandy Rae ha ganado 8 campeonatos del mundo en esta especialidad deportiva, marcando un record de 88 metros de profundidad en bajada con una sola inhalación.

Este equipo de osados, con algunos compañeros más, logran filmar lo que ocurre anualmente en una cala o caleta de una localidad de Japón llamada Taiji, que se ha hecho famosa en el mundo a partir de estas imágenes, debido a su manera tan bestial de matar a los delfines y otros cetáceos, cuando cada año durante la temporada de varios meses estos animales pasan a miles en migración por esas aguas.

El documental es bastante pesado, sobre todo por lo mucho que se adorna y retrasa en mostrarnos el meollo de la cuestión, todo con vista a ir dando cuerpo a la crucial, impactante y corta toma que se exhibe en los diez minutos finales; no obstante, es necesario verlo por su carácter concienciador. No es ya que contemplemos como los japoneses están exterminando a los delfines (pues son auténticos devoradores de todo lo que sale del mar); sino que además, este filme nos llevará a cuestionar cosa en las que nunca habíamos reparado. Sin ir más lejos, algunos de los productos que solemos hallar en los supermercados y que consumimos con gusto en realidad están hechos a base de carne de delfín. Por ejemplo, el atún en migas en muchas ocasiones está mezclado con carne desmenuzada de delfín, e igual pasa con los llamados palitos de mar (que nunca dicen las etiquetas de qué están hechos y es porque en parte se hacen también con carne de delfín), u otros productos donde sin saberlo nos meten carne de delfín en lugar de carne de ballena, de atún, de cangrejo, etc.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Fej Delvahe
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