Mucho menos fantasiosa que cualquier otro film de Miyazaki, Porco Rosso nos acerca a un mundo mucho mas próximo al nuestro, eso si, con aventuras, amor, acción, escenas francamente divertidas, no falla la calidad visual a la que nos tiene acostumbrados este genio y con la idea fundamental de Miyazaki: La bondad en el mundo.

7/10

"Prefiero ser puerco que Fascista".
En semejante texto marca la pauta en la que se desenvuelve la película que en sí no es más que el conducir a un personaje entrañable, como lo es Porco Rosso, en una aventura igualmente seductora.
Dejando de lado complejos, el Puerco se mueve en un fondo político. Pero cabe mencionar que es tan sútil el tratamiento, que se le agradece al señor Hayao, lo haya hecho de esa forma, pues el tono de comedia fortalece todas las virtudes de la cinta.
Sin lugar a dudas no hay personaje que no encaje en la historia, y desde los piratas, el americano, Gina, hasta Fio, todos tienen un espectacular poder de atracción.
La música es ad hoc y la animación sencilla pero justa para el género.
Bien, no hay pero que valga y si uno trata de encontrarle error alguno al film lo puede lograr, pero como desde el principio engancha la trama, es fácil pasar por desapercibido la tarea de hacerlo.

Notable cinta del genial Miyazaki en el que la historia que nos cuenta es encantadora, con diversas pinceladas de buen cine: acción, aventuras, humor, suspense, amor... Apenas le falta nada por tocar en una película que, no hay que omitirlo, es una nueva gozada visual, con una animación muy cuidada y muy agradable de ver.

Sin embargo, a la historia le falta algún minutillo, al menos para aclarar cosillas...*

Pero, sin duda, una buena peli que gustará a quien la vea.

La animación de «Porco Rosso» es agradable y hay paisajes muy bonitos, pero supone otra decepción.

Primero, la película es aburridísima. Simplemente no hay guion y el poco que hay se hace cansino y ridículo. Ya que el protagonista sea un cerdo en un mundo humano te deja pensativa. Luego te enteras de que fue hechizado y te dices «bien, esto puede ser interesante», pero no, claro, a nadie le importa el hechizo, ni siquiera al cerdo, sino cumplir con la agenda de género y pacifismo de Miyazaki junto con sus neuras personales. El resto de historia se divide entre arreglar un avion (¡apasionante!) y escaramuzas sin ninguna emoción ni sentido con Porco y los piratas: si los piratas son unas buenísimas personas, si todos son camaradas…, el enfrentamiento es de tontos.

Así que encontramos al típico personaje femenino y feminista miyazakiniano, Fio, que con diecisiete años es la mejor ingeniera naval, arquitecta y mecánico del mundo; pero que también es una magnífica oradora, irresistible con los hombres, contable y estoy segura de cualquier otra cosa que se tercie. Junto a ella, aparecen otras mujeres trabajadoras y se supone que muy empoderadas, pero luego son las que después de estar partiéndose el lomo en el taller trabajando, también ancianas, hacen la comida y sirven a los señores, cerdo incluido, sentaditos sin dar un palo al agua. Maravilloso, oye.

En esta misma línea, tenemos el romance. Yo sería incapaz de reconstruir la historia entre Gina y Porco; es imposible. A no ser que reconozcamos que ni amor ni nada. ¡Que ella se casa tres veces! ¿No lo quiere tanto? ¿Y Porco? ¿Qué ha hecho durante treinta años? ¿Qué impedimento había antes de ser cerdo? ¿Esto es romántico? Luego aparece Fio y, claro, es que el cochino es un conquistador nato y tienen ahí como un flirteo. Quién se resiste a ese hociquito cerduno… Todo esto para reafirmar al protagonista, porque si la historia romántica es con Gina, ¿a qué viene meter a Fio y crear una historia paralela con el norteamericano Curtis (otro romántico…, se ve que las mujeres son intercambiables) que le quita peso y minutos a la primera?

La parte política podría haber aportado algo, pero tampoco. Solo es para hacer a Porco más heróico y meter unos enemigos aún más estúpidos que los piratas que no se enteran de absolutamente nada de lo que pasa. Quitas los piratas y los sustituyes por el ejército italiano fascita, con Porco como pirata-aventurero que lucha contra ellos para mantener su independencia y sus ideas y, bueno, ahí hay al menos la posibilidad de una historia consistente y con forma; pero no, aquí no, porque en realidad todo es postureo, falso y artificial.

Al final nos queda una historia floja con un héroe que se mueve por dinero y que ni ama ni sabe amar, pero del que me quieren convencer de que es honorable y un romántico. Se creerá Rick en Casablanca. Anda ya.

Ya he visto la mayoría de las películas de Miyazaki (El Viaje de Chihiro, La princesa Mononoke, Mi vecino Totoro, Nicky, la aprendiz de bruja y demás) y esta es una, sin duda, de las mejores producciones de este director. Me ha encantado, porque está lleno de personajes y paisajes (que son un tesoro para la vista) que, sin cansar al espectador, se intercalan para dar lugar a una película de animación en la que el coraje, la valentía, la amistad y el honor (de piratas y cazarrecompensas) se notan desde el primer hasta el último momento.