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Los Cuatro Cocos

Comedia. Musical Primera película de los inimitables y geniales hermanos Marx. Groucho es el director del hotel "Los Cuatro Cocos" que atraviesa dificultades económicas. Debido a una inminente quiebra, se procede a la subasta del hotel por parcelas, pero la cosa se complica con la llegada de Chico y Harpo, y el robo de un valioso collar. (FILMAFFINITY)
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6
17 de julio de 2012 2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los Cuatro Cocos, es la primera película que se conserva de los hermanos Marx y por ello tiene más defectos que virtudes, pese a ser una película entretenida y apacible, pero aun no habla con lenguaje del cine, si no con lenguaje del vodevil y el musical y eso hace que la trama sea más pesada. Honestamente, ver a los Hermanos Marx haciendo de los suyas, es lo único que mantiene a flote la película, mientras que los numeritos musicales, salvando a Harpo con su Arpa y a Chico con el piano, lastran la película. Pero un buen comienzo y no se le pueden pedir peras al olmo al ser una de las primeras cintas sonoras. Los Hermanos Marx mejorarían y mucho posteriormente
JCR
6
4 de junio de 2012 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Entretenida comedia de los inimitables Hermanos Marx, la primera de las cinco que rodaron para la Paramount.

Mr. Hammer (Groucho Marx) es el propietario de una finca playera en Florida donde se asienta un hotel, los Cuatro Cocos, también de su propiedad. Pero los malos resultados del negocio (estamos en pleno “crack” del 29) le obligan a subastar parcelas del mismo. Éste es el cuerpo principal del guión, pero no es ni mucho menos lo más interesante de la cinta.

El filme combina comedia absurda con números musicales. El humor se centra en los diálogos cargados de ironía y picaresca de Groucho, claramente diferenciados de la hilarante estupidez de Chico y del humor silencioso de Harpo. Todos conforman una desternillante puesta en escena, con momentos de carcajada asegurada y de sonrisa permanente durante la hora y media aproximada del metraje.

Al estar basada en un musical de Broadway, los números musicales son otros protagonistas importantes, aunque no totalmente necesarios. A pesar de su vistosidad y de lo pegadizo de las canciones, su excesiva duración aumenta el deseo de volver a la trama principal para seguir con las peripecias de los Marx. Aparte, los fallos técnicos del emergente cine sonoro son obvios aquí.

El filme cuenta con grandes momentos como la subasta, la explicación de Groucho a Chico de lo que es un viaducto, el solo de piano de Chico o la celebración del compromiso matrimonial.

Recomendable.
8
3 de marzo de 2020 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
No soy objetivo porque me encantan los Hermanos Marx, partiendo de esa base intentare ser lo más sincero posible en cuestión de humor.
La primera aparición de Groucho en pantalla ya predecía que sería unos de los genios del humor junto a sus dos hermanos (ya sé que son 5, Zeppo y Gummo este último no llegó a hacer cine con ellos).
De los 4 Marx Zeppo el más flojo y con el tiempo desapareció de la interpretación ya que solo era un extra más, aquí casi inexistente y con escasas o nulas frases.
El primer dialogo de Groucho ya es genial en todo sus aspectos y es el perfil que seguiría en todas sus películas, caradura, aprovechado, timador, embaucador pero un adulador empedernido que siempre tenía como blanco a Margaret Dumont, una señora siempre elegante, rica y muy inocente, con esa dupla las risas y frases geniales estaban aseguradas.
La otra gran dupla era cuando se juntaba con Chico, un parlanchín siempre arruinado y cogiendo lo ajeno, caradura, vividor y casi siempre haciendo de italiano, los diálogos absurdos fluyen y las risas constantes.
El otro dúo es Chico & Harpo los dos viviendo de robos y mentiras, Chico traduciendo al mudo Harpo e intentarse aprovecharse de Groucho cualquiera que se cruce por su camino, pero eso si con un gran corazón.
En esta película su primera, nos cuenta como un dueño de hotel Groucho intenta sacarlo adelante ya que no tiene excesivamente clientes y con una mecenas como Margaret Dumont a la que intenta embaucar para que invierta en el negocio o venderlo al mejor precio, junto a las parcelas colindantes (la escena de la subasta genial).
A eso se suma el típico amorío que intenta fluir en las historias de los Marx y como no, unos números musicales que supongo que en esa época serian fabulosos en su día pero que algunos de ellos en mi opinión frenan el fluir de la comedia que los Marx impulsan con su aparición.
Es de las primeras y muy buena aunque con el tiempo irían mejorando.
max
7
3 de junio de 2024 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras varios éxitos en Broadway, los hermanos Marx debutaron en el mundo del cine con esta película que adapta la obra de teatro homónima, una comedia musical que contiene todos los "elementos", ellos cuatro incluidos, que les hicieron triunfar: el humor absurdo y el carisma de Groucho, la picaresca y desparpajo de Chico, como Harpo desespera al resto de personajes y Zeppo, bueno, haciendo simplemente acto de presencia.

La historia está bastante trabajada, sobre todo teniendo en cuenta algunas de las que vendrían en filmes posteriores, además de que los números musicales duran lo justo y necesario, lo que unido a su breve duración, hace que sea un largometraje fácil de ver, muy entretenido e ideal para iniciarse en el maravilloso y auténtico UCM, Universo Cinematográfico Marx.

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6
1 de marzo de 2013 1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fue Harpo, el primero de los Hermanos Marx que consiguió aparecer en el cine. Le dieron un pequeño papel en el filme mudo “Too many kisses” (Richard Dix, 1925), pero su presencia fue tan breve que, el día del estreno, antes de que su madre dijera: “¡Ese es mi muchacho!”, ya había salido de escena. Tendrían que pasar cuatro años más, para que la Paramount los invitara a rodar “LOS CUATRO COCOS”, adaptación de uno de los musicales con que ya habían triunfado en Broadway. Comenzaron a filmarla mientras se hallaban representando su último éxito “Animal Crackers”, tocándoles, entonces, rodar durante el día… y por la noche correr varios kilómetros para hacer su presentación personal.

Este debut, tenía todas las bazas para lograr algo muy significativo en sus respectivas carreras. Había abundancia de situaciones cómicas: Harpo es un estupendo clown experto en el cosquilleo, obliga a que le carguen la pierna, y escamotea cuanto pañuelo, reloj… o camisa le llama la atención; Chico entra a vérselas con Groucho en sus deliciosas y frescas rutinas verbales; y Groucho juega a seducir, por primera vez -de muchas-, a la eterna millonaria que siempre representaría con acierto la gran Margaret Dumont.

Curiosamente, el filme fue dirigido por el experimentado -y pronto renombrado- Robert Florey y por Joseph Santley, quien entonces debutaba como director. Pero esto lo explica el hecho de que, Florey, era incapaz de contener a los Marx en los momentos de rodaje pues, cual niños hiperactivos, “no conseguía mantenerlos quietos durante cinco minutos”, confesó en una entrevista. Según parece, Santley cargaba entonces con estas situaciones y valiéndose del cinturón o de quien sabe qué otra cosa, conseguía que los loquillos prestaran atención a las instrucciones.

Esto afectó el resultado final, pues Florey se apagó en sus capacidades creativas y entonces rodó un filme plano, de cámara fija, escenarios teatrales… y con un mínimo compromiso en hacer que “la historia” tuviera un verdadero toque cinematográfico. En conclusión, “LOS CUATRO COCOS” es prácticamente teatro filmado, donde lo único rescatable son las constantes bromas y los jocosos parloteos del trío de comediantes. Bueno, creo que eran cuatro, pero ¿dónde está Zeppo?

Y comienza aquí a insertarse la peor de las iniciativas que alguien pudo tener respecto al cine marxista (línea Groucho y demás hermanos), debida sin duda a que su cine surge cuando, el sonoro y los musicales, estaban en pleno auge: Incluir canciones… y bailes… y melodías, que por más que lleven la firma del exitoso Irving Berlin (como esta vez), solo invitan a irse al baño o camino a la cocina para buscar un café que te mantenga despierto.

Con todo, se pasa un rato divertido y se inicia así una carrera cinematográfica imposible de olvidar.
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