Haz click aquí para copiar la URL

Quémese después de leerse

Comedia Ozzie Cox (John Malkovich) es un agente de la CIA que está escribiendo sus memorias en un CD, pero pierde y va a parar a manos de los empleados de un gimnasio (Brad Pitt y Frances McDormand), gente muy simplona que intenta chantajear a Cox. La CIA acaba interviniendo y el asunto se complica cuando el chico del gimnasio se encuentra con el amante (George Clooney) de la mujer de Cox. Basada en la novela "Burn Before Reading: Presidents, ... [+]
Críticas 259
Críticas ordenadas por utilidad
escribe tu crítica
9
30 de noviembre de 2020 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La música se parece un poco a la de Sospechosos habituales; el resto de lo que hay en QUEMAR DESPUÉS DE LEER, salvo algunas fantasmadas que recuerdan al personaje de Bill Paxton en Mentiras arriesgadas, sólo se parece a lo que hay en el mundo de los Coen.
Me encanta ese enfado perpetuo, en la película, de Malkovich Malkovich, todo un fichaje para la pandilla. Me encanta el Clooney exagerado y el Brad Pitt exageradamente tonto, y la Frances McDormand ávida y fantasiosa.
QUEMAR DESPUÉS DE LEER es realmente una obrita para los que, de verdad, buscan a tipos con sentido del humor, a tipos especiales que no se sientan en los bancos del parque a la espera de pajaritas. Tíos sin negatividad que creen en el pensamiento positivo y con mucho feedback con su personal.
8
12 de noviembre de 2023 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Qué diferencia hay entre el mundo de un gimnasio y el de las altas esferas de la seguridad nacional que rigen el tablero de juego de la geopolítica?. Ninguna. Ambos son un reflejo de un mundo donde ante todo importan las apariencias, la posición o imagen que detentas o representas (y la realidad o cuerpo que manipulas para lograrla). Y en el que es clave cardinal la codicia, factor determinante en ese teatro, o esa pantalla, de estrategias y conveniencias, para alcanzar lo deseado, puesto en cuestión por los hermanos Coen desde su primera obra, Sangre fácil (1985). Y cuyo reverso, bajo esos resortes, es el sinsentido, la banalidad de las ambiciones, y hasta del Mal (pues colinda con lo patético). Quemar después de leer (2008), es el reverso grotesco de la tragedia. Como al personaje de Josh Brolin (aunque con otros matices; para éste el dinero encontrado representaba lograr salir de su posición periférica en la vida) en No es país para viejos (2007), a Chad (Brad Pitt) le mueve la codicia, y para ambos su destino es fatal. También encuentra algo, en su caso un disco en los vestuarios de un gimnasio en el que trabaja, que piensa que le puede proporcionar una recompensa monetaria, pero no suministrará nada sino también su perdición. Al fin y al cabo, Quemar después de leer es una variante, en forma de mordaz sátira, de la austeridad sombría de No es país para viejos. Aunque ambas coincidan en una narración sintética, que deja de lado lo accesorio mediante una depurada capacidad de sobria condensación.

Si en la anterior obra, a través del personaje del sheriff interpretado por Tommy Lee Jones se apuntalaba la desolada melancolía del que no entiende el mundo en el que vive, rasgado por la violencia, la codicia y la ambición, y una desesperante aleatoriedad ( las monedas que lanzaba el personaje de Javier Bardem), aquí no queda ni eso. No hay un personaje sobre el que sostenerse en un mecanismo identificativo, a no ser Ted, el manager del gimnasio, enamorado de su empleada Linda (Frances McDormand), ignorante por completo de lo que él siente, ofuscada por las triviales ansias de transfiguración vía cirugía estética, impulsor de su codicia, como posibilidad de encontrar la pareja anhelada, por lo que recurre a las citas vía internet, entre las cuales conocerá al agente del Tesoro Harry (George Clooney). El ex agente de la CIA Osbourne (John Malkovich) decide escribir sus memorias, al ser despedido, y el disco que las contiene, al ser encontrado por un empleado del gimnasio, generará una sucesión de equívocos, por ser interpretadas erróneamente como importantes documentos por el lego en la materia, como es el caso de Chad, que derivarán en una maraña de acontecimientos que determina fatales cruces. La codicia de Chad y Linda colisiona, en primera instancia, con la susceptibilidad de Osbourne, soberbio como paranoico es Harry, quien Osbourne ignora que es amante de su esposa, Katie (Tilda Swinton).

Ya ese plano con que se abre y cierra el fin es toda una declaración irónica. Esa vista desde satélite de la tierra. En cuanto acercas la mirada se revela la inconsistencia inmanente. En plano general parece que se disimula algo con el teatro de las apariencias. Como con la cirugía estética, la realidad está maquillada, pero en cuanto hurgas un poco, queda la constatación de que somos como se sentía el protagonista de El hombre que nunca estuvo allí (2001), meros pelos, aunque queramos engañarnos pensando que no es así a golpe de cirugía o de fatuo despecho (como Osbourne). Y, además, con esa introducción, se insinúa la dificultad de que tengamos una visión de conjunto, ensimismados en, u ofuscados por, nuestras nubladas perspectivas individuales. Aspecto ya planteado desde su primera obra Sangre fácil, metaforizada en aquel callejón sin salida donde vivía el personaje encarnado por John Getz. En ningún momento cada uno de los protagonistas sabía qué estaba pasando, cada uno haciéndose una falsa idea de lo que ocurría, todos con una perspectiva errónea sobre los demás o sobre los hechos. Una trama sustentada en cómo cada personaje se montaba su particular trama mental sin al final llegar a esclarecerla y tener una visión clara de conjunto. En Quemar después de leer pasa algo de lo mismo. Los acontecimientos superan a los protagonistas, en una maraña de equívocos y condicionadas perspectivas, de cruces casuales sin que sepan del todo qué papel tiene el otro en la función, y siempre con deducciones erróneas. La trama del sentido, de la narración y de la vida, se desintegra o difumina en un universo de engañosas apariencias, limitadas perspectivas, y absurda y, a veces, fatal aleatoriedad. No hay realmente dirección. Como representaban el cero o vacío representado en El gran salto (1994), en aquel hoola hoop trasunto de las fuerzas gravitatorias que rodean la tierra, y sin las cuáles saldríamos despedidos al espacio ( o quizás es lo que nos pasa sin que lo sepamos), o aquel matojo del desierto zarandeado por el viento, en las imágenes que abrían El gran Lewboski.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Más allá de eso, en una realidad desértica camuflada por los teatros sobre los que se sostienen las relaciones, todo quizá dependa de qué lado caiga la moneda. Como esconderte en un armario ajeno puede determinar que te disparen en la cabeza porque quien dispara piensa que eres alguien, indefinido, que, por algún motivo, le persigue, idea que creerá corroborada cuando tiempo después una de las mujeres con las que se cita le diga que su amigo desaparecido dos días atrás iba a ese domicilio. La mujer, por su parte, no entenderá su atemorizada reacción y él pensará que ella es parte de una siniestra conspiración. Cada uno, sea en términos laborales o afectivos, engaña a los otros. Nadie sabe realmente con quién se relaciona. O no lo percibe con precisión. Y nadie sabe cómo se trenza la maraña de acontecimientos. La vida y su absurda aleatoriedad. La vida y sus inconsistencias. El superior de la CIA, encarnado por JK Simmons, cuando su subordinado intenta explicarle la maraña de sucesos, no logra percibir sentido alguno en el relato de los acontecimientos. Al final apostilla que quizá hayan aprendido algo con lo ocurrido, si supieran que es lo que ha ocurrido realmente.

Alexander Zárate
elcinedesolaris.blogspot.com
2
31 de enero de 2009
3 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aburridísima y prepotente película en la que los Coen no consiguen en ningún momento enganchar al espectador. Un desperdicio de reparto, con el que cualquier guionista mediocre con un director medio hubiera creado una obra maestra.

Mi consejo: NI TE MOLESTES.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Por cierto, porque se cargan tan pronto a Brad Pitt. Es lo único que se salva de la película.
3
19 de septiembre de 2015
3 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Recuerdo que una vez mi padre me dijo que las mujeres cuento más guapas eran más gustaban de rodearse de hombres lo más feo posible, para que así resaltara más su belleza. La verdad, no creo que la tesis sea cierta pero siempre me acuerdo de ella cuando veo que a George Clooney le ponen a féminas tan poco agraciadas como acompañantes. ¿Será para resaltar su atractivo? Creo que tampoco pero ahí está. El caso es que aquí se ve enredado con dos señoras a las que en la vida real, ni miraría, a la tercera, Elizabeth Marvel, tal vez sí, encima una de ellas es descrita, con razón, como "una tía guarra, fría y borde". Esto ya es raro pero más aún lo es la forma en la que se hace. Yo no lo me lo creo, aunque él haga de idiota.

Y aquí llegamos a la palabra clave de "Quemar después de leer": que todos los personajes son bobos, así que ya me diréis la gracia que tiene ver a gente tonta haciendo tonterías. Aunque para hacer sinceros, Chad (Brad Pitt) cae simpático y protagoniza la única secuencia divertida de la película, la "entrevista" en el coche, que eso sí, es desternillante. En lo demás, reconozco que no entiendo nada o es que directamente no tiene sentido. ¿Cómo pierde el CD con las memorias? ¿Quién sigue a Harry (George Clooney), por qué y cómo lo hace? ¿Por qué lo confunden con Osborne (John Malkovich)? ¿En qué va a colaborar Linda (Frances McDormand)? ¿Qué hace el otro en la casa de Osborne? ¿Por qué son todos, incluida la CIA, tan tontos?
7
12 de octubre de 2008 2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vuelta a la comedia de los Coen después de la obra maestra 'No es país para viejos'. La película es otra vuelta de tuerca al humor y estilo de Ladykillers, Fargo o El gran Lebowski. No llega al nivel de las dos últimas, pero deja un regusto agradable y unas risas.

Trata de un agente de la CIA, la pérdida de sus memorias, de desengaños, o más bien, engaños amorosos y de gente que persigue su sueño... como por ejemplo, conseguir que le realicen unas operaciones de cirugía estetica (aunque para ello haya de atentar contra la seguridad de su país). Parece en algún momento una competición para ver quien es más tonto.
Teniendo en cuenta el nivel del personal, el título casi podía haber sido Quemar antes de leer...

Las actuaciones de Brad Pitt, George Clooney, Frances McDorman y Malkovich son destacables todas ellas. Sin nuevos registros. están en la misma línea de otras caracterizaciones que han realizado anteriormente y eso hace perder un poco el factor sorpresa o novedad al resultarte los personajes ya vistos e incluso conocidos, pero sin duda, todos ellos, consiguen momentos de hilaridad. Especialmente alguna escena de Brad Pitt y alguna de Clooney, si bien el último abusa un poco de muecas ya vistas muchas veces.

La dirección es correcta, sin excesos, centrándose más en los personajes y historia, parece hasta un divertimento después de la profundidad de 'No es país para viejos'. El humor es negro y ligeramente cruel con los personajes, sus debilidades y sus aspiraciones en la vida. No dejan a nadie demasiado basándose en una simplificación de sus carácteres hasta el absurdo.

Es entretenida y divertida y seguro que no buscaban nada más.

Valoración: 7
Cine: Verdi.
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow
    Bienvenido al nuevo buscador de FA: permite buscar incluso con errores ortográficos
    hacer búsquedas múltiples (Ej: De Niro Pacino) y búsquedas coloquiales (Ej: Spiderman de Tom Holland)
    Se muestran resultados para
    Sin resultados para