La película no podía tener un planteamiento más simple: un grupo de tres amigos, ladrones, se entera de la existencia de una casa donde un ex combatiente vive sólo con una indemnización obtenida tras la muerte de su hija. Es una casa sin vecinos, y el hombre es ciego… así que, parece un golpe fácil.

Pues no, lo que parecía sencillo se va tornando en una pesadilla a marchas forzadas, una pesadilla donde ya lo único que quieren es sobrevivir y escapar y en la que harán algún que otro descubrimiento perturbador.

Y ya está, planteamiento sencillo, resolución bien llevada para una película de tensión y miedo que juega a no añadir elementos sobrenaturales en ningún momento, sólo una casa, un hombre adulto y tres chavales que no saben dónde se han metido.

El ser tan sencilla ayuda a mantener un buen ritmo, con menos de hora y media de metraje, un ritmo que va in crescendo en cuanto a angustia por lo que les va pasando a los protagonistas y que acaba por dejarte incluso mal cuerpo en un par de escenas.

Los actores están correctos, aunque tampoco es que hagan mucho más allá de poner caras de miedo. No son lo importante.

Lo importante es la buena labor de dirección que hace que una película sin apenas chicha se pase la mar de bien y se convierta en un entretenimiento más que digno. Una película que no pasará a la historia por ninguno de sus elementos, pero que sí gustará a los fans del género hartos de tanto fantasma.

Vale la pena? Sólo si os gusta el género.

Notable thriller de atmósferas escabrosas sobre las invasiones de casas en donde se invierten los roles de manera imaginativa. Visualmente interesante, hace gala de un hábil uso del silencio, un ritmo vertiginoso y un desarrollo impredecible para crear un film de suspense refrescante.

Si hay algo por lo que se caracteriza la película es por la constante sensación de agobio con la que te tiene de principio a fin. Ese es su papel, y lo consigue a la perfección, y por ello le he dado un (quizá excesivo) 10. La película más tensa que he visto nunca. Y cuando hablo de tensión, no me refiero a que dé miedo ( apenas da miedo, de hecho ese no es su principal objetivo), me refiero a esa sensación de agobio con la que te tiene desde que entran en la casa. Creo que es una película además apta para todo tipo de público, y que yo al menos recomendaría a cualquiera sin duda. A ver cuando sabemos fecha de la segunda, la cual promete mucho, según dijo el director.

Thriller que no decae casi en ningún momento, te mantiene en alerta casi todo el tiempo aunque hay veces que no entiendes como las cosas van sucediendo así, hay personajes que tienen mas vidas que un gato y eso ensucia un poco la historia. La parte técnica está mas que acertada sobre todo en las escenas de oscuridad y en algunas de las múltiples persecuciones en esos espacios tan reducidos y en la parte artística mas bien poco que resaltar, mención especial a Jane Levy que para mi ha sido un descubrimiento y estoy seguro que la veré mas veces. En definitiva película que aunque esté muy encasillada en su genero, aporta algo mas en aspecto visual y argumental, con lo cual queda recomendada para amantes al genero.

Tiene las mejores virtudes de un clásico del suspense y apenas algún defecto confensable. Fede Alvarez, director y guionista uruguayo quien, por los gustos y trayectoria que empieza a dejar ver, pareciera muy lejos de criarse en ese país sudamericano, parece también muy interesado en seguir pasos ciertamente semejantes -aunque con diferencias de enfoque evidentes- del director original de la que supuso su entrada en el largometraje Hollywoodiense con el remake de “Posesión infernal” (2013). No tiene mala fijación en Sam Raimi, el cual anda por ahí detrás en faceta de productor. Si es capaz de conseguir la mitad de lo que éste se ha forjado, no le habrá ido mal del todo.
Es bueno comprobar que el título dado a la cinta hace honor a la verdad y se convierte en la recomendación que te acompañará durante todo el tiempo. La vieja, y aquí muy funcional, historia del cazador que se convierte en presa buscando en la madriguera equivocada y un brillante ejemplo de perfidia y maquinación cruel que enseña la 'inteligencia' del mal. Un sobresalto tras otro, insospechado, con mucho ingenio y credibilidad. Una angustia permanente a la cual contribuye el fantástico trabajo del veterano Stephen Lang. Todo un auténtico placer paradójico de pasarlo mal. Desde la ficción, doy las gracias por ello.