Una película sana, respetuosa y necesaria. Situándose entre la comedia entrañable y el retrato benevolente de dignidad social.
Una “feel good movie” a la española con un Javier Gutierrez todo carisma. Con evocaciones a “Hoosiers, mas que ídolos”, nos ha ganado el corazón, algo reflejado en la taquilla, gracias al respeto, el mensaje y la capacidad de conectar con cualquier tipo de espectador.
Una película emotiva y tierna, puro sentimiento positivo. Lástima que su única grieta sea lo poco realista que parece, y es que la aceptación de la diferencia es un aspecto aun por trabajar.

No es precisamente una película muy larga, pero por alargar un poquito más y no acabar tras las reflexiones del último partido, pierde calificación para mi gusto.

Javier Fesser ha creado una obra de arte extraordinaria llena de motivación, personajes carismáticos e increíbles.

Muchos de ellos nunca habían hecho cine antes. Nos consiguen sacar risas, nos enternecen, nos hacen quererles hasta el punto de tenerlos como lo que son: unos verdaderos campeones.

El personaje de Javier Gutiérrez evoluciona con sus muchachos de una manera amigable y sensible.

Es hermosa esta película. No se podrá decir jamás lo contrario.

Es la rectificación de la senda del éxito para Javier Fesser; es la vuelta a sus orígenes, apostando por el leitmotiv que le dio a conocer: el humor absurdo. Por momentos muy divertida, gracias a sus hilarantes diálogos sin sentido, y con un firme propósito: ablandar corazones con una comedia humana. Aunque en su estructura es simple y previsible, logra el objetivo de ser entretenimiento para toda la familia, con personajes que te dibujarán una sonrisa.

Película bastante aceptable de ver y en momentos con escenas bastantes graciosas, si es cierto qué en ocasiones sé te puede hacer un poco larga pero por lo demás una película qué se puede ver y viendo cómo está últimamente las comedias españolas qué no dan para mucho, por lo menos Campeones saca alguna sonrisa y si la ves con tu hijo/a fijo qué le prestará.