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La vida de los otros

Drama. Thriller República Democrática Alemana, año 1984. El capitán Gerd Wiesler (Ulrich Mühe), un hombre solitario, es un competente oficial del servicio de inteligencia y espionaje de la Stasi, la todopoderosa policía secreta del régimen comunista de la RDA. Sin embargo, cuando le encomiendan que espíe a la pareja formada por un prestigioso escritor (Sebastian Koch) y una popular actriz (Martina Gedenk), no puede ni siquiera imaginar hasta qué punto ... [+]
Críticas 339
Críticas ordenadas por utilidad
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9
7 de abril de 2013 2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
La vida de los otros de Florian Henckel, es una excelente cinta que cuenta los malos momentos de la Alemania previa a la caída del muro de Berlín. Cuenta con una trama magnética en su interior, acompañada por una música emotiva en los momentos oportunos, capaz de mantener la intriga y el suspense.
El guión es absorbente desde que empieza la película, y va cogiendo tono a medida que avanza, hasta llegar a ser estremecedor y único al final. Dirigida de forma personal y con gran estilo, aunque tenga un ritmo en ocasiones lento, es el deseable para este tipo de film, ya que crea la atmósfera necesaria para hacerlo imprescindible.
Destacable también las actuaciones, en especial la del protagonista Ulrich Mühe, que marca una interpretación sobria pero sobresaliente, llegando incluso a ser emotiva al final.
La considero de antemano un clásico irrepetible, llegando a ser maravilloso e inolvidable, recomendable para los amantes del buen cine, que busquen historias rodadas sin paños calientes, ni con adornos innecesarios.
9
26 de enero de 2014 2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
El gris y decrépito ambiente, la deshumanización de los personajes que por momentos se convierten en bestias sin corazón. Durante la película uno llega a interiorizar el dolor y el sufrimiento humano más allá de la simple compasión. Se puede llegar a sentir desasosiego e intentamos alargar la mano para intervenir en la trama, pero no podemos... nosotros también estamos atrapados detrás de la pantalla. El film nos enseña con un realismo incomodo lo cerca que estamos en el tiempo de una sociedad que vive bajo el yugo del totalitarismo.
9
23 de noviembre de 2014 2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
170/09(11/11/14) Con motivo de 25 aniversario de la caída del funesto Muro de Berlín he revisionado este conmovedor film sobre la opresión física y sobre todo psicológica a la que sometía este estado a su población, sumiéndola en un invierno mental claustrofóbico, gran debut en cine del director germano Florian Henckel von Donnersmarck, también escribe el guión, una profunda y estremecedora reflexión sobre el daño que provocan los regímenes totalitarios en un pueblo al que intentar amedrentar a base de meterle miedo, asfixiándolo espiritualmente. Fascinante alegato sobre el poder transformador del arte, del poderoso influjo de la música y la literatura en las personas, haciendo de este film un extraordinario retrato humanista, en el que trata de humanizar a las “máquinas” impersonales que hacen el trabajo sucio a los tiranos. Te atrapa por una excelente composición de personajes, por un desarrollo sólido y magnético, y con un increscendo dramático absorbente. El resultado fue un tremendo éxito de público, alcanzando además el Óscar a la mejor película lengua extranjera. Sinopsis omitida por falta de espacio.

Donnersmarck con su inteligente, sutil, e inquietante film hace una evocadora loa al poder fascinador del arte, a su influjo sobre las personas pudiéndolas hacerlas mejores, tocando además el realizador temas como la tiranía, el autoritarismo, el despotismo, la extorsión psicológica, el miedo, las ansias de libertad, la opresión, la traición, el amor, el sacrificio, el idealismo, la frustración existencial, la redención, todo ello con el comentado tono humanista, de cómo pude metamorfosear a alguien Bertolt Brecht o las bellas melodías de piano de Beethoven. Se hace una profunda y demoledora crítica a la Dictaduras, a su manipulación, a su control a base de infundir terror, creando una atmósfera melancólica, triste, y mustia, y desde que arranca con una apabullante presentación de protagonista te engancha y a medida que avanza el metraje el increscendo dramático se hace más sofocante, atrapándote en su turbadora red de suspense, intriga y tensión, con rasgos de thriller pétreo, discurriendo la trama con un ritmo fluido, hasta llegar a su rush final, de enorme calado emocional.

Se hace una opresiva radiografía del régimen comunista alemán, se nos muestra una sociedad cerrada, temerosa, al borde la paranoia, construyéndose un clima angustioso, donde los ideales socialistas de bienestar social del proletariado se podrido para convertirse en una dictadura donde el mayor enemigo son las ideas de libertad, y estas se combaten con un sistema que estrangula el espíritu de las gentes, que curiosamente se estrenó en 1984, nombre de la famosa novela de George Orwell, donde se representaba una sociedad cercana a la que vemos en este film, el Gran hermano es la Stasi que con pulso de hierro aplasta a cualquier sospechoso de sedición.

Lo que sobresale es la composición de un gris personaje, el agente Wiesler, un cuasi-robot, es un número (guiño a James Bond a su 007 con su HGW XX/7 ) programado por el régimen para no tener sentimientos, para ser el mejor en lo que hace, interrogar y espiar, fuera de su profesión es un solitario, sin amigos, sin pareja, ordinario y monótono tipo, vacío de espíritu, nulo en emociones, incapaz de amar, su piso con apenas muebles y sin decorar es el espejo de su alma deshabitada, un ser que mientras escucha a la pareja parece un científico gélido observando unas cobayas, cobayas por las que comienza a sentir empatía, abriéndose ante sí un mundo nuevo y mejor, con vida, con sentido, cuestionándose su patética existencia, entre el arte y el amor platónico que siente por ella Wiesler toma conciencia de la emoción, la sensibilidad, y el sentido de hacer lo correcto, el virus del librepensamiento lo baña y purifica, haciéndolo incluso novelista, pues fabula sobre lo que escucha en el piso cambiando la realidad por una historia inventada, quedándonos la sensación que Wiesler es una víctima más de un régimen que anula la personalidad, y que por casualidad haya una ventana por donde ver la luz, me recuerda, como ya he leído al Harry Caul (Gene Hackman), protagonista de “La conversación”. Ulrich Mühe lo encarna de forma extraordinaria, de mirada penetrante, glacial, tras ellos parece haber la nada, lacónico, taciturno, hierático, introvertido, de gran carisma, de voz intensa, a medida que pasa el metraje muestra una evolución sutil y sobria, con pequeños detalles, sin estridencias sabe exhibir que su interior se ha removido, de lenguaje gestual mecánico, con momentos sublimes, como el interrogatorio del inicio, pavoroso, mezclado con la clase que da, o cuando tiene el frío encuentro con la prostituta, sentimos que al pedirle se quede un poco más ya ha sido inoculado por sentimientos, o su complejo interrogatorio a Crista, con ambigüedad trata de mostrarse eficaz ante sus jefes y a la vez no agresivo ante ella, intentando darle una salida, espléndido, o en el final, estremecedor, y escenificando un icono fílmico con su pose desanimada, con los auriculares escuchando a la pareja. Mühe era un veterano de la televisión, del teatro, trabajó varias veces para el realizador austriaco Michael Haneke, pero ha sido con esta interpretación ha pasado mundialmente a la historia.

Sebastian Koch compone a un dramaturgo al que los acontecimientos a su alrededor le hacen cuestionarse sus ideales, este cambio es reflejado de modo sensible por el actor, con flema, sin sobreactuación, emitiendo que su mundo interior zozobra ante las injusticias. Martina Gedeck como Christa emite una enorme delicadeza, fragilidad, angustia, frustración, fatalidad, esto con una gran sensualidad, con unos ojos tristes, con una gestualidad muy emocional, brillante su complejo rol.

La puesta en escena resulta sobria y muy efectiva, con formidable fotografía de Hagen Bogdanski (“El castor”), debido al bajo presupuesto no pudo jugar con la cámara, pero experimenta con la luz,… (continua en spoiler).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
…el piso de los Dreyman es luminoso, radiante, es un ágora de libertad, de amor, de pasión, el ático y el piso de Wiesler, lugares pálidos, desangelados, deprimentes, los exteriores son reflejados con cielos grises, nublados, nunca vemos el sol, en alegoría de la oscuridad en la que vive esta medio-nación, a esto se añade la magistral música del libanés Gabriel Yared (“El paciente inglés”), Donnersmarck pretende con su fuerza vital nos transmita el poder de transfigurar a la gente, de sacudirla, de perturbarla, y lo consigue con vibrantes sonidos de gran hondura efervescente, ayudado por Stéphane Moucha que orquestó sus composiciones y actuó como co-compositor en algunos temas.

Por cierto, la mujer no sale muy bien parada en la historia, la protagonista sucumbe al chantaje, delatando a su amado, fornica fríamente pero sin resistencia con el ministro, y otra mujer que sale es prostituta por horas, se puede entender algo misógino el relato.

Con todos los halagos dichos, no es del todo redonda por algunas lagunas argumentales que lastran su desarrollo: Resultado complicado creer que un tipo inteligente como Georg, sabiendo donde vive, suponga que se puede reunir con gente contraria al régimen opresor de la RDA y no los vayan a vigilar, me chirría, como me chirría que primero interroguen a Christa y les chive que Georg tiene en su piso la máquina de escribir pero no les diga en lugar preciso en la vivienda, así que registran y no la encuentran, entonces un hombre que parece vuelvo a decir, inteligente, no se le ocurre que pueden volver y dar con el escondite y la deja en el agujero del suelo, muy forzado, otra vez interrogan a Christa y les dice el minizulo, no podrían haberle preguntado la primera vez? Me chirría, esto se podría haber pulido, de hecho pensé que no fue ella la que se lo dijo la primera vez, si no alguno de los que escribió el artículo con él, entonces sí tendría sentido todo, pero no fue así.
La cinta está regada de momentos recordables, pero por falta de espacio solo comentaré su trémulo tramo final, primero con el segundo registro al apartamento de Georg, donde descubren el escondite de la máquina de escribir, pero esta ya no está, Georg mira Christa, sabe que esta lo ha delatado, ella no puede con el peso de la culpa, baja a la calle y se tira delante de una furgoneta, muriendo, se produce una elipsis y Wiesler ha sido rebajado a abrir correspondencia sospechosa, en una mesa otro tipo escucha un auricular y dice alegremente que el Muro de Berlín ha caído, Wiesler lo oye y se levanta estoicamente y sale despacio de la habitación, los otros funcionarios se miran y se levantan para salir de allí, señal de que todo ha acabado, otra elipsis, Georg tras el estreno de una obra dedicada a Christa se encuentra con el pérfido ministro y entonces se entera que fue espiado por la Stasi, pero “su espía” actuó como Ángel de la Guarda, protegiéndolo, investiga y da con quien fue, ahora es un simple repartidor de publicidad, Georg lo mira en la distancia, se produce otra elipsis, y entonces vemos a Wiesler andar por la calle con su carrito de folletos y de pronto ante un escaparate de una librería ve la publicidad del libro de de Georg Dreyman, “Sonata para un hombre bueno”, entra con curiosidad al local, abre el libro y lee la dedicatoria <A HGW XX/7>, lo coge y lo lleva a la caja, el dependiente le pregunta que si lo envuelve para regalo él responde <No, es para mí>, con doble sentido, y vemos su pétreo rostro con atisbos de emoción, muy poético final.

Aún con esta tara me es un brillante film sobre la asfixia psicológica del aciago régimen de la República Democrática de Alemania, que se suponía todo lo hacía por el bien de sus ciudadanos y en realidad lo único que pretendían es salvaguardar su casta. Fuerza y honor!!!

Crítica sesgada por el límite de caracteres, para ver íntegra ir a: http://tomregan.blogspot.com/2014/11/la-vida-de-losotros.html
10
1 de octubre de 2016 2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Después de un viaje a Berlín que incluyó visitas al cuartel y a la prisión de la Stasi, me entraron ganas de ver de nuevo esta película, que ya vi en el cine cuando se estrenó. Tenía buen recuerdo de ella y quería compartirla con mi pareja, que no la conocía.

He disfrutado "La vida de los otros" incluso más que la primera vez. Quizá por la versión original, llena de matices aunque el alemán no sea el idioma más poético del mundo, o quizá porque ya conocía el final y he podido disfrutar del recorrido que nos lleva hasta él.

Esta película es una muestra de cómo la combinación de elementos de cine más "independiente" (metraje generoso, planos pausados, escenas contenidas, tema social) con una trama perfectamente cuidada da un resultado explosivo. No hay nada que me guste menos que una película que con la excusa de ser "alternativa" o "de denuncia" no trabaja lo bastante la historia que cuenta y acaba resultando aburrida o inconexa.

En "La vida de los otros", todos los elementos del guión están perfectamente calculados. Cada desafío al que se enfrentan los personajes, cada paso que dan en su recorrido personal y la manera en que estos recorridos se hilan entre sí muestran un calculadísimo trabajo con la trama y la estructura de la historia, que en mi opinión es el ingrediente principal de su merecido éxito. El pulso narrativo es excelente y no te aburres ni por un segundo.

Mención aparte merece la brillante actuación de Ulrich Mühe, que dota a su personaje de una extraña ternura y refleja un abismal recorrido interno con una gestualidad mínima. Lamento que hayamos perdido a un actor así.

Hay muchos detalles en la película que se entienden mejor después de haber visitado los edificios de la Stasi. En la primera escena, por ejemplo, se enciende una luz roja que hace que el guardia y el prisionero se detengan hasta que vuelve a apagarse. Estas luces servían para que los presos no se cruzaran con nadie durante la estancia en la prisión y el aislamiento se intensificara. Añado algunos más que incluyen spoilers en la parte oculta, por si a alguien le interesa.

En resumen: recomendadísima, y más aún si tienes la oportunidad de visitar Berlín del Este y conocer algo más sobre la historia que envuelve a la película.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Otro par de detalles en los que merece la pena fijarse:
- La furgoneta en la que llevan a Christa al interrogatorio está camuflada con un anuncio de pescado. Por dentro, estas furgonetas tenían cinco mini-celdas individuales donde los detenidos no podían apenas moverse, y a menudo conducían durante varias horas antes de dejarles en la prisión, para desorientarles.
- Según nos contó el guía de Höchsenhausen, las condiciones de aislamiento que uno de los personajes describe "para los artistas que necesitan hablar con gente" eran así para todo el mundo. Incomunicar totalmente a los presos era la práctica habitual.

Otras observaciones:

Admito que me hizo reír (un poco solo) que el que está detrás de Wiesler abriendo cartas sea el pobrecito que cuenta el chiste a mitad de la película. Escena espeluznante, por cierto, que explica cómo podía pasarse del relax al terror en cinco minutos.

El final es magnífico. El director podría haber cedido a la tentación de dejar un final "abierto" y cortar cuando el escritor decide darse la vuelta al ver a Wiesler repartiendo el correo. Sin embargo, nos regala un final completamente satisfactorio: HGW XX/7 tiene la oportunidad de ser reconocido y de ver el resultado de sus actos. El hombre solitario, por fin, ocupa un espacio real en las vidas reales que una vez observó.
8
19 de abril de 2020 2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es una película redonda Von Donnersmarck demuestra su buen oficio al no dejarse arrastrar por ningún elemento ornamental, ni solo gesto de los actores, ni un movimiento de cámara es gratuito. Una austeriddad que puede resultar pesada en algunos momentos pero que es sin duda necesaria para transmitir el ambiente de opresión y falta de libertad previos a la caída del muro de Berlín. Sin duda un guion de los que se utilizarán en las escuelas.
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