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Relaciones peligrosas

Drama Francia, siglo XVIII. La perversa y fascinante marquesa de Merteuil (Glenn Close) planea vengarse de su último amante con la ayuda de su viejo amigo el Vizconde de Valmont (John Malkovich), un seductor tan amoral y depravado como ella. Una virtuosa mujer casada, Madame de Tourvel (Michelle Pfeiffer), de la que Valmont se enamora, se verá involucrada en las insidiosas maquinaciones de la marquesa.
Críticas 79
Críticas ordenadas por utilidad
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9
15 de enero de 2010
11 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es una verdadera joya de adaptación, verdadera fábula de la caída y de la maldad.
Drama de época, genialmente ambientado en la Francia del siglo XVIII. Una época especialmente proclive por tratarse de una sociedad (la aristocrática y cortesana) tremendamente hipócrita, que oculta sus míseros pecados como oculta su propio cuerpo con maquillajes, pelucas, escotes y lujosas vestimentas; y que se divierte maliciosamente con juegos destinados a dañar por puro placer.
Un gran duelo interpretativo, no es un tópico ya que los tres protagonistas están verdaderamente geniales (a fe de los primeros planos), sostiene el magistral texto de Laclos, un viaje embriagador a la esencia y misterio de la atracción entre los sexos que empequeñece la práctica totalidad de los guiones de cine -de las últimas décadas- que intentan desentrañar el juego de la seducción. Pero no es una obra sobre el amor, éste es simplemente el protagonista indeseado dentro de un complejo juego de mezquindades, engaños, manipulaciones y, al fin y al cabo, depravaciones de unos personajes que pretenden ser dioses y que están, sin "poder evitarlo" abocados a la perdición.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
El final escenifica la caída, orgullosa autodestrucción al fin y al cabo, de la perversa y fascinante Marquesa de Merteuil (Glenn Close); de su amado y a la postre enemigo, el Vizconde de Valmont (John Malkovich), un seductor tan amoral y depravado como ella; y también de la seducida, la cándida Madame de Tourvel (Michelle Pfeiffer).
La muerte, el rechazo y el olvido sirven de colofón al juego maquiavelico (en su sentido social más que político) que revelan a una aristocracia ociosa, aburrida y depravada. Gran escena final.
10
28 de diciembre de 2008
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
No sé que decir de una película tan magistral, de un vestuario sublime y de un guión impresionante, con un reparto excepcional. A grandes virtudes muchas palabras sobran. Cuenta con fluidez una historia de una época en que todo radicaba en guardar las apariencias, en que las palabras se clavaban como afilados cuchillos con tal de conseguir el propio beneficio, en que el sexo y las maquinaciones iban de la mano. Simplemente maravillosa.
10
27 de enero de 2012
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Anoche por casualidad me topé con "Las amistades peligrosas" en la 2. Tuve que volver a verla, no pude evitarlo. Volví a quedar extasiado como en las ocasiones precedentes, pero esta vez se me reveló también como una potencial y genuina historia de vampiros. Porque Glenn Close y John Malkovich no pueden evitar chupar sangre candorosa y fresca a raudales, sin necesitar de mordiscos, de colmillos ni de ningún otro tipo de atrezzo. Y también por el romanticismo que subyace, y por el erotismo que desborda.

Me arrollan las interpretaciones de Close y Malkovich y mi voluntad es una marioneta más, que pende de los hilos de sus frases extraordinarias. Me alucina cómo los pupitres donde se escriben las cartas de amor son las espaldas de los amantes. Me suena igual que un poema el "no puedo evitarlo" de Valmont, no puedo evitarlo. Me desarma el poco apego a la vida de los duelistas sobre la nieve. Me deslumbra el reflejo de Glenn Close frente al espejo, despojándose de su histriónica careta.

No puedo evitarlo, es una de mis películas predilectas. Un sublime e inevitable 10.
10
22 de enero de 2019
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Inspirada en una novela epistolar de Choderlos Laclos, considerada satánica por Baudelaire, y por Proust, “el más perverso de los libros”, la carta es arma de seducción, la palabra retórica persuasiva, la letra instrumento al servicio de la mentira. Stephen Frears, decidió realizar esta película ambientada en la inmoral y decadente sociedad del siglo XVIII, con una carga crítica no menos feroz, e idénticos propósitos de profundizar en los complejos entresijos de las relaciones amorosas y las conspiraciones de alcoba. Basada en una exitosa obra teatral de Christopher Hampton, completada con detalles argumentales de la novela original, posee un reparto de lujo: Glenn Close, resulta una magnífica Madame de Merteuil, una mujer inteligente, manipuladora y abyecta; John Malkovic, Vizconde de Valmont, un libertino dispuesto a corromper la inocencia de sus conquistas, víctima de sus propias trampas; y la naturalidad y belleza de Michelle Pfeiffer, Madame de Tourvel, su luminosa mirada revelan la fascinación de la pureza y la capacidad redentora de la pasión. Ambientada en castillos y otros parajes históricos de Francia, los interiores revelan una luz tenue que tamiza los suntuosos palacios de la época, contribuyendo a recrear una atmósfera de voluptuosa caducidad, guarida de aristócratas venenosos conspirando en sigilo, ansiosos de vengar las exquisitas ofensas de una sociedad falsa y decrépita en la que perduran gracias a su malicia e ingenio.

La Marquesa y el Vizconde se cruzan una apuesta, el arma del él es la seducción y el de ella la hipocresía, sus rencillas pasadas aprovechan el ocio y el vacio que les impone el ejercicio de sus privilegios de clase para desarrollar juegos de poder sexual: ella se acostará con él, como premio, si él seduce a la joven Cëcile de Volanges (Uma Thurman, todo candor), recién salida del convento a la que un pretendiente de la marquesa anda persiguiendo (se trata de una venganza: la marquesa arrebataría por medio del vizconde la codiciada virginidad a ese viejo amante que ahora pretende cambiarla por carne más joven). El seductor vizconde alega que Cécile le parece presa demasiado fácil para su “ganado prestigio” (como así se demuestra) y prefiere añadir la seducción de la bien casada y virtuosa Madame de Tourvel. Asistimos entonces a dos procesos de seducción de signo muy distinto: la inocencia a vencer de una adolescente, llena de curiosidad por el sexo; y la pureza, no del himen sino de los sentimientos, de una mujer adulta cuya pasión es difícil de despertar pero mucho más de extinguir.

Obra colosal, redonda, perfecta, filmada con la urgencia de lo presente, describiendo a los personajes de forma realista y descarnada, desterrando el acartonamiento de otras recreaciones históricas, el cineasta ha sabido privilegiar primeros planos sobre decorados (fastuosos, por otra parte), rostros y diálogos sobre paseos y panorámicas. El prolijo vestuario y las actitudes ladinas de los personajes no impiden que los actores utilicen más de un gesto que no parece de la época. Frears propone una planificación dinámica que concilia la continuidad del primer plano con la movilidad de la cámara y el tratamiento de la banda de sonido que convierte el film en un genuino melodrama. Rostros, susurros, música, sexo y tráfico de sentimientos son los elementos que hacen del film una obra de cámara sensual y perversa.
5
3 de marzo de 2013
14 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde mi punto de vista, las amistades peligrosas de Stephen Frears es un film sobrevalorado. Tienes puntos positivos, por supuesto, como las interpretaciones de Glenn Close en su línea de Femme fatale, y John Malkovich con una actuación sobresaliente y fiel al personaje de la novela de Pierre Choderlos de Laclos. Los decorados, vestuarios y montajes son totalmente evocadores a la época en cuestión y están muy bien cuidados al detalle, al igual que la fotografía que está muy bien trabajada en interiores. También los diálogos satíricos, ágiles e irónicos ayudan a sacar a flote todas las maldades, falsedades, manipulaciones, chantajes y malas artes que caracterizan la cinta, pero, el ritmo se hace lento y en ocasiones pesado haciendo larga la película. Además, el argumento, aún basado en un buen guión se hace aburrido y predecible, por lo que, aun siendo un film bien trabajado, lo considero prescindible y soporífero, ya que a medida que avanza la trama, en lugar de mejorar te acaba decepcionando.
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