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Nunca digas nunca jamás

Aventuras. Acción La temible organización criminal Spectra ha ideado un ingenioso plan que le permite conseguir dos proyectiles nucleares, los cuales harán estallar si el gobierno no cede a su chantaje. El agente 007 se encargará del caso.... Tras varias entregas protagonizado por Roger Moore, Sean Connery vuelve al papel de James Bond -y a combatir a la organización Spectra y sus planes nucleares- en una nueva versión de 'Operación Trueno'. (FILMAFFINITY) [+]
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Críticas 41
Críticas ordenadas por utilidad
15 de enero de 2018
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
El especialista en secuelas, Irvin Kershner (La venganza de un hombre llamado caballo; El Imperio Contraataca; Robocop II) contó con Sean Connery en lo que iba a ser un renacimiento del James Bond, una segunda juventud para un actor que aún le quedaba mucho brío y personajes más importantes por delante como el de Guillermo de Baskerville de “El Nombre de la Rosa” (Der name der Rose, 1986) de Jean-Jacques Annaud, el de tozudo padre de Harrison Ford en “Indiana Jones y la Última Cruzada” (Indiana Jones and the Last Crusade, 1988), de escritor inglés enviado a la Unión Soviética en “La Casa Rusia” (The Russia House, 1990) de Fred Schepisi o precisamente de oficial soviético en la emocionante “La caza del Octubre Rojo” (The hunt for Red October, 1990) de John McTiernan. Estas caracterizaciones, entre otras, por citarlas como más importantes, dejaron claro que Connery era un actor que había alcanzado una popularidad tremenda y llegando a la etapa nonagenaria y en un retiro digno de Goldfinger que, seguramente se lo merece, habrá cerrado una carrera intachable.

El agente 007 podía haber sido un problema para él sino hubiera roto el prolongado contrato que tenía (y no por cuestión de edad porque su sucesor Roger Moore era tres años mayor) con los legítimos productores Saltzman y Broccoli pero ese juramento negativo de no volver a reencarnar a Bond se disolvió al reciclar de nuevo al personaje que interpretó y que había dejado una década atrás con “Diamantes para la Eternidad” (Diamonds are Forever, 1971).

En esa ocasión es una película aparte de la saga original de 007. Y se puede considerar incluso un “remake” de “Operación Trueno” (Thunderball, 1965) y respetando la estructura argunental propia de los films del agente británico. Entre las chicas Bond destaca Barbara Carrera haciéndole sombra a Kim Basinger. El sueco Max Von Sydow y el austríaco Klaus Maria Brandauer interpretan a los villanos miembros de SPECTRA. Por otro lado, el humorista Rowan Atkinson da el toque de humor como ayudante de Bond en su misión de encontrar unas cabezas de misil robadas. Todo perfecto para un cóctel elaborado con sentido del humor, mucha acción y sensata autoparodia.
Natxo Borràs
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14 de diciembre de 2005
8 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Alguien sabe las razones que llevaron a Sean Connery ha protagonizar esta película?. ¿Por qué durante todo el metraje no se hace oir la inconfundible melodía que hasta ese momento había caracterizado todas las películas de la saga Bond?. ¿Tendrá algo que ver el hecho de que Albert Broccoli no produjera este film?. ¿Por qué se utiliza denominaciones de personajes y lugares de "Operación Trueno" (vease el nombre de la protagonista que encarna Kim Bassinger) y sin embargo la trama no guarda ninguna relación con el referido film?.
"Oficialmente", Connery había dejado el personaje de Bond tras interpretarlo en "Diamantes para la Eternidad" (1972), y durante esa decada realizó pelis tan importantes como "El hombre que pudo reinar", entre otras. Su carrera estaba plenamente lanzada, era uno de los actores más importantes del momento y desde el punto de vista profesional, es evidente que esta película no le iba a aportar nada positivo. Por tanto, es obvio pensar que el único beneficio que le reportó esta película lo recogió su cuenta corriente.
Que este film sea el más desconocido de toda la saga Bond para el gran público es un hecho, teniendo en cuenta que en el mismo año en el que se produjo esta película, un "madurito" Roger Moore estaba ocupado rodando "Octopussy", que sin entrar en la calidad de la misma, alcanzó más notoriedad que "Nunca digas...". Se podría pensar que está película entró a los cines por una "puerta falsa" y salió de la misma manera (quizás tuvo algún problema de licencias relacionadas con el personaje, aunque esto no lo puedo asegurar).
Lo único salvable de esta película quizás sea la autoparodia que hace Connery de Bond ( con clínica de adelgazamiento incluida) y el breve papel del siempre histriónico Rowan Atkinson. Por lo demás creo que el mejor Bond que ha habido nunca debió quedarse en Las Vegas disfrutando de los famosos diamantes con su atractiva compañera de reparto.
derek
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18 de octubre de 2012
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película bastarda de Bond viene en mitad de la decadencia en la que, a mi parecer, estába sumiendose la saga durante la era Moore.

Seguramente no era una película necesaria (aunque no deja de ser un poco de aire fresco en mitad de una época muy baja para la serie), ni sea una película que aporte nada nuevo porque recordemos que estamos ante un remake de Operación Trueno. Pero a pesar de todo ello me ha parecido una película muy entretenida, es posible que incluso mejor que la original.

Creo que tiene mucho ritmo, que hay ciertos cambios interesantes como por ejemplo la forma que tiene M de tratar a sus agentes doble cero me ha parecido hasta divertida y han dado una nueva visión y cierto matiz distinto a ciertos aspectos de la película que los hacen mejores o más creibles que en la original.

El Largo de esta película creo que está genial y las chicas son todas increibles... y además contamos con el regreso del auténtico James Bond, el señor Sean Connery que, aunque lo cierto es que se le nota mayor para ciertas cosas, mejora en mucho a los otros 2 Bonds que hasta 1983 habian existido.

Además ver a Rowan Atkinson como ayudante tartamudo y torpe tiene su gracia jajajaja.

Con todo y habiendome parecido que estaba muy bien, lo cierto es que creo que si no hubiera visto Operación Trueno en su momento igual me había perdido en ciertos momentos de la historia, hay cosas que podían estar mejor explicadas.

Y también hay algunas cosas, como la batalla con el videojuego, que igual en su momento fueron la caña, pero vistas con el paso del tiempo quedan algo cutrecillas.

Y finalmente tiene otro pequeño gran fallo... y es que es una película bastarda, por lo que ha sufido algunos cambios y se han perdido algunos sellos de identidad de la saga y eso le quita algo de encanto: No hay disparo al principio, no hay la sintonía habitual de James Bond, Blofeld mantiene su gato, pero cambia su rostro y ahora tiene pelo y barba (me gusta más su aspecto original)... pequeños cambios que hacen que se pierda algo del encanto original de la saga.


Resumiendo, creo que es una película muy entretenida en la que se recupera al mejor Bond, pero no deja de ser un remake y al no ser oficial pierde algo de encanto.

Un saludo
chato
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21 de diciembre de 2015
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Siempre nos ha gustado fantasear qué habría sido de nuestros héroes de estar atados a la normalidad.
Qué pasaría si tuvieran amores de los que duelen, heridas de las que se quedan y años que no pasaran en balde.
Si fueran los mismos de siempre, pero con los años de quienes les admiramos.

En el caso de James Bond, este 'Nunca Digas Nunca Jamás' es lo que quizá esté más cerca de esa posibilidad.
Sean Connery le dio una despedida al agente secreto de siempre, solo que esta vez sin ocultar los años y el tiempo transcurrido, porque, como él dijo en una ocasión, lo de siempre es lo que mejor funciona.
Y la respuesta a la espectacularidad de Roger Moore fue una aventura sobria casi elegante que tenía mucho de anárquica visión de la intimidad, como si nos hubiesen pillado ven un álbum de fotos que no deberíamos haber visto

Un avejentado Blofeld, rodeado de oros y aire aristocrático, sigue ordenando la destrucción del mundo, eso no ha cambiado.
Lo que si ha cambiado es un James Bond puesto a prueba mil y una veces, que de nuevo juguetea con la muerte para impactarnos: como él, nosotros también hemos aprendido, y sabemos que una o dos heridas no bastan para dejarle fuera de circulación. No es lo que opinan los jefes del MI6, y le mandan a un centro de rehabilitación, al que James se enfrenta con la misma ironía de siempre.
Para 007, unas vacaciones nunca han sido unas vacaciones.

Ese es el espíritu que flota por una aventura rodeada de playas, corales y soleados puertos: la impresión de que Bond se está tomando unas vacaciones.
Como si, al llegar a cierta edad, la dominación mundial y los locos encargados de administrarla no tuvieran tanta importancia como las sensuales mujeres que le rodean. Nadie quiere hacer caso a un estúpido enlace del gobierno (un Rowan Atkinson sorprendente que acabaría haciendo su propia parodia) cuando la primera visión al llegar al puerto es una pescadora que nos dice que acabamos de picar su anzuelo.
Aparte de pescadoras, también están Domino y Fátima, a la que en un alarde de sutileza se viste de blanco y negro, para no dejar duda de su inclinación moral, pero tampoco nadie tiene tiempo de preocuparse por eso, e incluso si una de ellas fuera una víbora que más da, han pasado ya demasiadas por la vida de este agente. Precisamente es Fátima, una alocada y sensual Barbara Carrera, la que quiere asegurarse que de todas las mujeres de Bond ella ha sido la mejor compañera de cama: sería un momento absurdo si no se piensa que esa sería la única huella que una asesina puede dejar en él.

Entre tangos y lujos, el villano de turno, Largo, también se contagia del ambiente festivo.
Ya no se trata de un estirado villano de parche en el ojo, sino de un fanático obsesionado con la propiedad, voyeur del ejercicio de su esposa, que usa un videojuego como prueba de su hombría.
Le temeríamos, sino fuera porque James Bond en ningún momento suda más de la cuenta para enfrentarse a él.

La clave seguía siendo (qué sorpresa) Sean Connery, que tanto podía coger a una chica en brazos sin tirar el Martini como sumergirse en las profundidades de un templo antiguo sin dejar de lado la elegancia. Prueba irrefutable de que con ciertas cosas se nace, no se hacen.
La despedida de su Bond, James Bond, podría dejar un poso amargo, pero lejos de todo dramatismo deja claro que él será el mismo de siempre. Y que serán las bellas mujeres, las bebidas y los lugares los que le harán decir "nunca digas nunca jamás".
Las misiones solo serán la excusa, como siempre fueron para nosotros.
Charles
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3 de febrero de 2016
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nos encontramos ante una película de James Bond algo peculiar, ya que no comienza como el resto de toda la saga; y además recupera a un actor que había dejado años atrás al personaje; para ahora interpretarlo desde un punto de vista ya más maduro y con algún achaque leve.
Sean Connery se mete otra vez en la piel del agente secreto, para adentrarnos en una nueva aventura de espías que sigue sin convencer. Nuevamente nos encontramos ante una trama con problemas con misiles nucleares, que ya ha sido usada en numerosas entregas anteriores.
La historia no convence ni engancha. Uno vuelve a ser testigo de las peripecias de este personaje que intenta salvar al mundo usando cierta tecnología, y en la que por primera vez usan el rol de los videojuegos. Unos elementos que la verdad no consiguen cuajar mucho con una trama de espionaje.
El director para intentar cautivar más al público hace que dos grandes actores se unan al proyecto: Klaus Maria Bandauer y Max Von Sydow. El primero está fantástico como siempre, su trabajo es bueno y convence su actuación; pero no se podía esperar menos de él. Con respecto a Max Von Sydow, debo decir que sale tan poco en la película que uno no es capaz de analizar ni siquiera su actuación.
Indicar un detalle curioso. Esta película es la oportunidad perfecta para ver una de las primeras actuaciones de Kim Basinger. Ella era una completa desconocida, y debemos agradecer a este film que le diera la oportunidad a esta actriz con este papel, ya que puede que fuera uno de sus saltos a la fama.
En fin, "Nunca digas nunca jamás" es una película que sigue la estela de sus predecesoras. Resulta bastante vacía de intenciones y la trama no consigue enganchar. Alguna escena suelta funciona, y el montaje sí es interesante. Por lo demás, uno observa un vestuario horroroso típico de la década de los 80 y unas actuaciones de las que solo destacaría la de Klaus Maria Bandauer y la de Kim Basinger. Sinceramente a mí no me ha convencido la de Sean Connery. En definitiva, otra película de James Bond que en mi opinión se ha quedado anclada en el tiempo.
icaro_81
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