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Kóblic

Drama. Thriller Durante la dictadura militar argentina (finales de los 70), el excapitán de la Armada Tomás Kóblic (Ricardo Darín) participó en “los vuelos de la muerte”, denominados así porque se arrojaban vivos al mar a los detenidos-desaparecidos. Cuando abandona la Armada, Kóblic se refugia en Colonia Helena, donde impera la ley del comisario Velarde (Oscar Martínez), un delincuente con uniforme policial, líder de una banda que se dedica al robo de ... [+]
Críticas 41
Críticas ordenadas por utilidad
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7
20 de noviembre de 2016
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Capitán Kóblic" es una película con una premisa jugosa. El film de Sebastián Borensztein se acerca a uno de los fenómenos más oscuros y turbulentos del terrorismo de estado en Argentina, una época terrible y violenta. Sin embargo, el guión ofrece demasiadas facilidades para descubrir con excesiva rapidez los condicionantes de este capitán exiliado.

Con todo, Ricardo Darín emplea su usual talento actoral para brindar otro personaje de altura, lástima que otros elementos del film no le sigan en ese despegue. Da la sensación de que los ingredientes estaban en la despensa, pero que ha faltado orden y tiento para que el plato sea excelente.

El film se ve con agrado y hay secundarios muy bien dirigidos, hay esmero en la forma de hablar, los comportamientos, una sociedad cerrada, endogámica en muchos aspectos. Destaca la presencia de Inma Cuesta, cuya química en pantalla con Darín permite que sea creíble un romance que sería muy forzado sin ambos intérpretes.

Se adivina todo antes de la cuenta. Una lástima. Por momentos, sería verdaderamente una gran película.
7
9 de diciembre de 2016
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Borensztain cambia de registro después de que hace ya 5 años nos ofreciera una buena comedia dramática ("Un cuento chino") también con Darín como protagonista. Aquí el asunto es más espinoso. Tanto como el horror (uno más) de los asesinatos crueles que comete el ser humano en este caso la dictadura Argentina a finales de los 70 (antesdeayer).
Uno de esos pilotos huye de su conciencia y de aquellos que no le quieren como testigo hacia un lugar indeterminado del vasto país. Aqui Borensztain se sirve de la estructura del western y el forastero será acosado por el sheriff maloso (genial Oscar Martínez), conocerá a la chica atrapada por su destino y acabará con el "so long" de turno.
El director consigue mantener el suspense, saca partido al entorno y rueda con solvencia un guión con situaciones algo forzadas, sobre todo la relación con la chica (estupenda Inma Cuesta) y Darín se luce un poco menos de lo habitual en su, a mi juicio, acertada composición que busca el equilibrio entre sus demonios interiores, la situación comprometida y su impronta de militar. Uno se queda con la sensación de que a "la fruta" se le podía haber sacado más jugo, pero el que hay tiene buen sabor.
8
22 de diciembre de 2016
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
La historia arranca en 1977 y la cámara sigue a Kóblic, un piloto en los tiempos de la dictadura en Argentina —en los tiempos de los vuelos de la muerte—. De pronto un fundido nos lleva al presente y vemos a Kóblic (un Darín excelente como siempre) escondido en un pueblo, y, esto permite una serie de conjeturas sobre qué hay detrás de esa especie de exilio forzado (o de fugitivo, según se le quiera ver) del personaje y su nuevo presente.


De manera que la historia un híbrido entre thriller y western, el cineasta Sebastián Borensztein nos muestra las contradicciones en la mente de un ex capitán de la Armada. Un personaje y su pasado (baste recordar los flash back de la cinta), aunque la clave de todo esta lectura se plantea en el presente del personaje y sobre todo en el segundo tercio del guion (empezando por las pesquisas de un comisario corrupto). Y es que para hablar del destino y sus condicionantes, es evidente que el hombre atesora sus pros y sus contras a la hora de decidir, lo que hay que decidir.

Así que el último tercio del guion nos lleva de la mano de la intriga, a establecer culpables y delitos, en una puesta en escena que marca el interés de una confabulación bien manejada. Estamos pues ante una de las excelentes películas argentinas, que sin lugar a dudas con este personaje de Kóblic, nos dejará una lección: Los riesgos que se corren en la vida.

Por Gonzalo Restrepo Sánchez
Visite: www.elcinesinirmaslejos.com.co
6
10 de diciembre de 2016 5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
236/05(05/12/16) Atractivo film argentino de Sebastian Borensztein, una sugerente mezcla de géneros, sobresaliendo el del western, añadiéndose dosis de thriller, y de drama político, esto último bastante superficial, mera muleta para cimentar un trauma del pasado del protagonista. Es una cinta que a pesar de no tener un ritmo rápido se ve con agilidad y gracilidad, sustentada en unos antagonistas que lo bordan, Ricardo Darín y Oscar Martínez, y en un crescendo dramático muy bien manejado, sabiendo dosificar la tensión y la violencia, para cuando estalle hacerlo de modo seco y muy creíble.

Kóblic (Ricardo Darín) era uno de los pilotos que manejaban los llamados “Vuelos de la Muerte”, que durante la dictadura militar arrojaban a enemigos del régimen desde aviones en vuelo al mar. Esto ha traumatizado a Kóblic decidiendo huir de Buenos Aires, llega de incógnito a un pequeño pueblo de provincias, Colonia Elena, se instalará en el hangar de un aeródromo de un amigo, allí laborará como piloto de aviones fumigadores de cosechas, intentando a la vez pasar inadvertido en el pueblo. Villa regida con pulso de hierro por un corrupto y sádico comisario llamado Velarde (Oscar Martínez). También tendrá importancia en el relato Nancy (Inma Cuesta), que regenta la gasolinera local.

Es un film que en su arranque puede llevar a engaño al espectador, al parecer que estaremos ante una reflexión sobre el sentido del deber frente a la corrupción, ello mostrado por el dilema moral que un piloto sufre al tener que obedecer manejar aeronaves como patíbulo, algo similar al de los nazis que se excusaron en la obediencia mayor como excusa para sus atroces crímenes, analizando los sentimientos de culpa, la responsabilidad individual de los actos, conllevando los demonios en la conciencia, y con ello los anhelos de redención, pero esta vertiente es tratada de un modo superficial, muy tangencial, si acaso como muestrario del “reinado” del terror del país del cono sur, reflejado en esto en el pueblo atemorizado por un cruento “caudillo”, quedando lo del trauma como mero artificio para embestir de un trauma al “héroe” del film, este como motor de arranque del cuasi-western, forastero misterioso que llega a un pueblo gobernado manu militari por un despiadado “sheriff”.

El realizador desarrolla su historia con pulso firme, de modo seco, áspero, adusto, entre silencios lapidarios que dicen mucho, con personajes que transpiran mucha vida interior, reflejan fantasmas del pasado, en un marco de la Argentina profunda (en sintonía con cualquier pueblo del salvaje oeste estadounidense), donde la violencia late para explotar de modo impactante y neurálgico. Relato que trata de modo tenso la eterna lucha entre el bien y el mal, el maltrato doméstico, el abuso de las autoridades, el despotismo, ello como mapa de un una nación que se corroía, degradada, donde el miedo y las iniquidades campaban a sus anchas provocando en el espectador un clima de asfixia y claustrofobia anímica a pesar de acontecer el relato en paisajes abiertos, creando un aura gris de infelicidad que se incrusta en los personajes. El fuerte de la cinta que sobrevuela todo el metraje es el duelo subliminal que se cierne entre los dos antagonistas, Koblic y Velarde, dos polos opuestos, un tipo atormentado (como era también el personaje del anterior film de Borenzstein del propio Darín en “Un cuento chino”, aquí angustiado por la Guerra de las Malvinas) que intenta dejar atrás su sórdido pasado, frente a un tiránico comisario, reflejado con maña en detalles como cuando vemos al piloto cuidar a un perro vagabundo, curar sus heridas, y por otro lado el “sheriff” pega un tiro a otro perro que le molesta con sus ladridos, y en medio un clásico del western, una chica que quiere salir del hoyo que para ella es su lúgubre pueblo. Aunque caiga en lo previsible, el director sabe hacer funcionar sus piezas de modo que resulta una narración fluida y te engancha por sus buenas cualidades sugestivas, por saber cómo acabará el duelo entre héroe y némesis.

Aunque al argumento le falta originalidad, adolece de mayor valentía y arrojo, y no hacerlo todo tan nítido, donde caben los grises, o todos muy buenos o muy malos, aquí cojea. Tampoco el romance entre Koblic y Nancy aporta mucho, notándose un recurso metido con calzador. Tampoco la reiteración constante de flash-backs ayuda a dar sutileza al relato, quedando estos tramos de una excesiva redundancia, traduciéndose en poca autoestima del director en poder expresar los sentimientos del protagonista sin darnos masticados, remasticados y regurgitados,sus pensamientos y pesadillas en imágenes, restando esta reiteración dimensión. Tampoco se aprovecha la disyuntiva moral del protagonista, herramienta necesaria en el entramado de la dictadura para acometer sus tropelías, luego escapado de esta dinámica, pero este componente complejo es manejado de modo liviano, sin fuerza dramática.

Ricardo Darín borda este tipo de personajes atormentados, de mirada profunda, de sentimientos hondos, aportando una natural melancolía, emitiendo empatía natural con el espectador que difícilmente lo podrá ver nunca como alguien que no sea el bueno. El coloso del film es un Oscar Martínez impresionante (imposible creer que sea el Daniel Mantovani de “El ciudadano ilustre” de este mismo año), un villano carismático, mesurado cuando debe, de verbo fácil, de imagen puede que inspirada en el Hank Quinland de “Sed de mal”, desdeñado, con peluquín, desgarbado, sibilino en sus ademanes, transmitiendo violencia latente, vez que sale magnetiza con su rol serpentil, espléndido. Inma Cuesta está correcta en un papel solo esbozado, mera apoyo romántico del protagonista que artificiosamente le ponen una pareja mugrienta, asquerosa, y sobre todo violento, esto para empujar al espectador a tener sus simpatías con ella y Koblic.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
La puesta en escena resulta bastante realista en su ambientación, con una dirección artística de Dario Feal (“Vidas privadas”), filmándose San Andrés de Giles y San Antonio de Areco (Provincia de Buenos Aires-Argentina), para la ficticia Santa Elena, esto con la fotografía de Rodrigo Pulpeiro (“Un cuento chino”), en tonalidades apagadas para emitir la melancolía climática, con cielos nublados, bajo patinados blancos, negros y grises, trasladando al espectador la aridez del lugar, la tristeza que asola la región.

Spoiler:

Momentos recordables: Velarde interrogando ferozmente al chico de correos en el patio, con el perro ladrando insistentemente, Velarde se cabrea,saca su arma y mata al animal ante las suplicas del chico, atroz; El vuelo a lo “Memorias de África” de Koblic con Nancy; Velarde visitando al jefe de Koblic en el hangar, y de improvisto hay un impactante culatazo del comisario; Koblic buscando a su amigo, de pronto ve en el campo un grupo de cuervos volando en círculos, Koblic corre hacia allí, y el director inteligentemente no lo muestra, pasamos en una elipsis inteligente al entierro; El “marido” de Nancy llegando al hangar para matar a Koblic, le da un puñetazo, saca su arma y de pronto un disparo, el ayudante del hangar ha disparado al “marido” con una escopeta; El duelo muy del oeste, entre Velarde y Koblic, este se ha puesto de gala militar para enfrentarse a su némesis, llega frente a la comisaria, esperando a que salga Velarde, este sale y comienza a platicarle y de improviso Koblic saca su pistola y le pega un tiro entre la frente, impactante, uno espera un clímax que dure más y no es seco, elevando las dosis de realismo.

Cinta entretenida, ágil en su tempo sereno, con protagonistas sobresalientes (sobre todo Oscar Martínez), un western singular con el que pasaras un rato ameno, pero sin perduración. Fuerza y honor!!!
4
5 de agosto de 2016
11 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
La historia es muy interesante con un capitán del ejército que se quiere redimir de un pasado oscuro, con el trasfondo del los vuelos de la muerte.
El director Sebastian Borestein que ya había realizado las muy atendibles Cuento chino y La suerte esta echada.
Dos enormes actores como Ricardo Darin y Oscar Martinez .
Pero algo fallo y la película no fue lo que tendrían que haber sido teniendo en cuenta los talentos involucrados.
Los motivos a mi parecer pudieron ser :

*Falta de ritmo, la película se hace muy lenta, se hace larga cuando apenas dura 90 minutos.
*A Sebastian Borestein le quedo grande el tema abordado, situaciones que merecían otro tratamiento se desarrollaron en forma muy chata, plana ej. las pocas muertes que hay, ya sea de animales o personas, se resuelvan por corte o fuera de campo.
*En algunos momentos me recordó a las películas argentinas de los 80, en los que se querían contar cosas importantes pero de una forma muy precaria.
*El romance entre Darin y Inma Cuesta aparece agregado, para rellenar los escasos 90 minutos que dura la cinta.
*El tema de los vuelos de la muerte, se toca de forma muy tangencialmente, por flashback, creo se merecía otro tratamiento.
*En el final , en donde uno espera un poco de acción, ej. una balacera, se resuelve con un solo balazo, muy poco en realidad.
*Y el final de la historia no condice con el carácter oscuro que se le quiso dar
.
Me duele hacer esta crítica ya que tengo un gran respeto por las personas involucradas, pero realmente creo que la película no es satisfactoria para nada.

Lo mejor: las actuaciones de Darin y Martinez, como siempre excelentes.
Lo peor: que estaba todo dado para ser una gran película y no lo fue
La escena: no encuentro ninguna destacable
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