Ángeles caídos
1995 

7.0
6,454
Drama. Romance. Thriller
Leon Lai es un asesino a sueldo cansado de su trabajo que se plantea dejarlo. Michelle Reis es una prostituta que, además de buscarles los encargos, le hace el trabajo sucio a Leon. Pero ella vive apasionadamente enamorado de él, aunque nunca se hayan conocido en persona. Intercalándose con esta historia nos encontramos con un joven mudo, Takeshi Kaneshiro, que viviendo con su padre tiene una difícil existencia debida a su deficiencia ... [+]
7 de enero de 2009
7 de enero de 2009
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Historia de un asesino a sueldo solitario de quien, su sensual socia se enamora, en la primera y bella imagen en blanco y negro, reflejada en un gran angular, ella fuma nerviosamente en primer plano, él le dice que no quiere volver a trabajar más con ella rompiendo su corazón, a este flashforward le siguen las notas de una hipnótica versión del Karmacoma de Massive Attack unidas a la mágica fotografía de Christopher Doyle, entonces no te queda más remedio que mantenerte completamente rendido a lo que tos ojos ven y tus oídos escuchan. De nuevo se recurre a la inmediatez de la cámara en mano que te hace parecer inmerso de lleno en las escenas salpicándola literalmente de sangre en algunas escenas.
Nunca entendí muy bien en qué consistía la violencia poética del cine de acción de Hong Kong hasta ver este demoledor comienzo.
El problema es que toda esta puesta en escena se desinfla un poco en algunos tramos de la segunda historia, protagonizada por un gamberro que no puede hablar y que buscado por la policía, se dedica a abrir negocios nocturnos para obligar a los trasnochados transeúntes a gastarse todo el dinero, ambas historias de van entremezclando obstaculizando el frenético ritmo que se pierde un poco a pesar de tomas increíbles como las de Takeshi Kaneshiro conduciendo su moto a toda velocidad por las iluminadas calles de Hong Kong, la sensación que tengo es de que la película podría haber funcionado mejor contando las historias por separado como ya hizo en Chungking Express, su anterior film del que Fallen Angels se podría considerar su bizarra continuación.
Michelle Reis esta increíble, rebosa siniestra sensualidad y morbidez resaltadas por las preciosistas tomas que la enmarcan, como la melancólica escena de la jukebox, en contrapunto, Leon Lai que encarna al solitario asesino, no se ve del todo convincente en su papel y en algunas escenas no resulta creíble.
Aun así, estamos ante una maravillosa oda a las almas perdidas de la noche.
Nunca entendí muy bien en qué consistía la violencia poética del cine de acción de Hong Kong hasta ver este demoledor comienzo.
El problema es que toda esta puesta en escena se desinfla un poco en algunos tramos de la segunda historia, protagonizada por un gamberro que no puede hablar y que buscado por la policía, se dedica a abrir negocios nocturnos para obligar a los trasnochados transeúntes a gastarse todo el dinero, ambas historias de van entremezclando obstaculizando el frenético ritmo que se pierde un poco a pesar de tomas increíbles como las de Takeshi Kaneshiro conduciendo su moto a toda velocidad por las iluminadas calles de Hong Kong, la sensación que tengo es de que la película podría haber funcionado mejor contando las historias por separado como ya hizo en Chungking Express, su anterior film del que Fallen Angels se podría considerar su bizarra continuación.
Michelle Reis esta increíble, rebosa siniestra sensualidad y morbidez resaltadas por las preciosistas tomas que la enmarcan, como la melancólica escena de la jukebox, en contrapunto, Leon Lai que encarna al solitario asesino, no se ve del todo convincente en su papel y en algunas escenas no resulta creíble.
Aun así, estamos ante una maravillosa oda a las almas perdidas de la noche.
29 de agosto de 2023
29 de agosto de 2023
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
A veces me sorprende, como ciertos cineastas , se saben vender tan bien, como el señor Wong Kar - Wai, he visto un par de películas incluyendo está y el resultado es bastante decepcionante, guiones absurdos, actores con cara de palo, no te enteras la mayoría de las veces de nada de lo que supuestamente te quieren contar. mucha pretenciosidad y tontería ,por ejemplo en este film que nos ocupa, la historia del asesino a sueldo Leon Lai, con un aire pasado a Jean Pierre Melville ( que más quisiera, parecerse un poco) o a Jhon Woo, las influencias de otros directores están bien, pero tiene que haber algo más aparte de fantasmadas y tonterias, por otra parte la historia del delincuente mudo, no tiene ni puñetera gracia, aparte de ser inverosímil a más no poder, una de esas películas con un bonito envoltorio para el crítico al uso, para olvidar, eso si, Honk Kong de noche con luces de neón es muy bonito.
3 de noviembre de 2007
3 de noviembre de 2007
6 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como ya hiciera en "Chungking Express", Kar-Wai nos sumerge en un mundo onírico y melancólico donde se entremezclan historias con una denominador común: la soledad. En este caso, "Fallen Angels" tiene un discurso menos ambiguo que su antecesora y goza de un sentido del humor que está mucho más presente aunque no por ello deja de ser una película (como casi todas las del director) profundamente triste.
Una vez más me asombra el uso de la luz artificial, sórdida y densa, no apta para claustrofóbicos. El uso de diferentes velocidades de filmación es otro de los aspectos a tener en cuenta en esta película. El ingenio de Kar-Wai hace que la cámara lenta dinamice determinadas escenas, logrando un efecto muy pocas veces visto en otros films. También se podría hablar de la mutación del color que aquí se torna algo esencial para expresar los estados de ánimo. Y así un sinfín de efectos que no hacen sino enfatizar más si cabe el aspecto de ensoñación y de irrealidad hiperrealista (sí, ya sé que suena a contradicción)
Una historia bien construída y motivada y unos personajes absolutamente singulares hacen que "Fallen Angels" adquiera una profundidad más allá de los recursos visuales anteriormente mencionados. Personalmente creo que Wong Kar-Wai es uno de los directores más genuínos y creativos que ha dado el cine asiático pero sus películas dejan un poso amargo demasiado intenso y la soledad que une las vidas de sus personajes se torna a veces en una realidad a evitar. Unas cuentas dosis de optimismo vital serían altamente recomendables.
Una vez más me asombra el uso de la luz artificial, sórdida y densa, no apta para claustrofóbicos. El uso de diferentes velocidades de filmación es otro de los aspectos a tener en cuenta en esta película. El ingenio de Kar-Wai hace que la cámara lenta dinamice determinadas escenas, logrando un efecto muy pocas veces visto en otros films. También se podría hablar de la mutación del color que aquí se torna algo esencial para expresar los estados de ánimo. Y así un sinfín de efectos que no hacen sino enfatizar más si cabe el aspecto de ensoñación y de irrealidad hiperrealista (sí, ya sé que suena a contradicción)
Una historia bien construída y motivada y unos personajes absolutamente singulares hacen que "Fallen Angels" adquiera una profundidad más allá de los recursos visuales anteriormente mencionados. Personalmente creo que Wong Kar-Wai es uno de los directores más genuínos y creativos que ha dado el cine asiático pero sus películas dejan un poso amargo demasiado intenso y la soledad que une las vidas de sus personajes se torna a veces en una realidad a evitar. Unas cuentas dosis de optimismo vital serían altamente recomendables.
14 de septiembre de 2009
14 de septiembre de 2009
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Eran distintos en aquel lugar, no encontraban su verdadera inspiración para afrontar la eternidad, su actitud les llevó a un destierro inevitable en el mundo celestial. Cayeron y adquirieron un cuerpo, un sexo, una identidad mientras se desvanecían sus alas en el trayecto. Todas las almas pasan por tierra firme antes de vagar por el infierno. Eran seres desconocidos, únicos, crecieron de la nada para perdurar en el olvido.
Se cruzaron, en algún momento se debieron encontrar, pues había un Él, que dejaba que otros organizaran la muerte de los elegidos, que él llevaría a cabo. Un pistola que prolonga su esencia con certeza. También había una Ella, que bebía en el vaso donde él se inundó de alcohol, escuchaba la música que él marcaba, limpiaba su basura para conocerle. Síntomas enlazados, él dejaba pistas, ella tocaba su propio cuerpo con la intención de sentirle como un derecho propio, tan bello como triste.
No eran los únicos, otros viven siendo Él, otras actuando en el papel de Ella, descubriendo que el mundo es un difícil pasaje de la historia, donde no todo se acepta pero sí se puede vivir en el límite. Él ofrece servicios completos en esos negocios que cierran en las largas jornadas nocturnas. Ella discute con un teléfono por una rubia que le destroza la vida a cada minuto. Se mezclan, batallan, se pierden.
Como cada ángel que aterriza, son vidas anónimas con un color determinado, que resalta para que se puedan localizar entre ellos en el momento necesario. Así, pueden sentir que quien está cerca, a quien sólo ves cuando no estás mirando, es el pilar necesario en ese instante, el centro de tu universo, ese centro del que te vas a alejar en cuanto te acerques demasiado. Repeler el deseo, la necesidad, seguir como otro habitante, esperar un final en una vida distinta, pues como ángeles no supieron disfrutar de la eternidad, el peligro es el más cercano y subjetivo espejo al que aferrarse en un efímero paso de camino al infierno. Dispuestos a arder al son de esta música.
Se cruzaron, en algún momento se debieron encontrar, pues había un Él, que dejaba que otros organizaran la muerte de los elegidos, que él llevaría a cabo. Un pistola que prolonga su esencia con certeza. También había una Ella, que bebía en el vaso donde él se inundó de alcohol, escuchaba la música que él marcaba, limpiaba su basura para conocerle. Síntomas enlazados, él dejaba pistas, ella tocaba su propio cuerpo con la intención de sentirle como un derecho propio, tan bello como triste.
No eran los únicos, otros viven siendo Él, otras actuando en el papel de Ella, descubriendo que el mundo es un difícil pasaje de la historia, donde no todo se acepta pero sí se puede vivir en el límite. Él ofrece servicios completos en esos negocios que cierran en las largas jornadas nocturnas. Ella discute con un teléfono por una rubia que le destroza la vida a cada minuto. Se mezclan, batallan, se pierden.
Como cada ángel que aterriza, son vidas anónimas con un color determinado, que resalta para que se puedan localizar entre ellos en el momento necesario. Así, pueden sentir que quien está cerca, a quien sólo ves cuando no estás mirando, es el pilar necesario en ese instante, el centro de tu universo, ese centro del que te vas a alejar en cuanto te acerques demasiado. Repeler el deseo, la necesidad, seguir como otro habitante, esperar un final en una vida distinta, pues como ángeles no supieron disfrutar de la eternidad, el peligro es el más cercano y subjetivo espejo al que aferrarse en un efímero paso de camino al infierno. Dispuestos a arder al son de esta música.
20 de diciembre de 2015
20 de diciembre de 2015
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Producción de Hong Kong dirigida en 1995 por Wong Kar-wai. Su título original en mandarín es 'Duo luo tian shi' y, en inglés, Fallen Angels.
Ejercicio experimental con estética de videoclip, una deliciosa banda sonora en la que destaca el blues, recursos narrativos de thriller negro, como las voces en off, y esporádicas escenas en blanco y negro. Vertiginoso relato que, por momentos, cae en el tedio, no obstante las secuencias de violencia expansiva y algunas escenas en cámara rápida.
Tres jóvenes narran en primera persona su relación entre ellos y con dos mujeres medio locas. El absurdo en un ambiente citadino y nocturno de incomparable fealdad es el rasgo común: La novia de un asesino a sueldo le comunica en clave sus "trabajos" y asea su guarida, sin mezclar lo personal con lo "profesional", mantienen una distancia inverosímil que, dentro de su belleza mestiza, ella resiente con amor desolado y melancólico, así que se masturba para paliar la soledad; él, en cambio, mientras reflexiona sobre su propia existencia y sueña con retirarse del oficio, es seducido por una muchacha hipersociable.
Otro joven es un cocinero mudo que se comporta como párvulo casi oligofrénico, somete a un amigo a caprichos delirantes, comparte un cuchitril con su padre, también cocinero, y liga con una chava no menos hiperactiva que después lo desconoce; como corolario de una sorprendente y sanguinaria trifulca en un restaurante, coincide la novia cómplice y socia del asesino con el cocinero mudo…
Salvo por lo que tiene de reflexión existencial, el guión es bastante pobre, pero el aspecto visual, al hacerse uno con el musical, vale la pena. El resultado, en suma, es un video clip de 92 minutos.
Ejercicio experimental con estética de videoclip, una deliciosa banda sonora en la que destaca el blues, recursos narrativos de thriller negro, como las voces en off, y esporádicas escenas en blanco y negro. Vertiginoso relato que, por momentos, cae en el tedio, no obstante las secuencias de violencia expansiva y algunas escenas en cámara rápida.
Tres jóvenes narran en primera persona su relación entre ellos y con dos mujeres medio locas. El absurdo en un ambiente citadino y nocturno de incomparable fealdad es el rasgo común: La novia de un asesino a sueldo le comunica en clave sus "trabajos" y asea su guarida, sin mezclar lo personal con lo "profesional", mantienen una distancia inverosímil que, dentro de su belleza mestiza, ella resiente con amor desolado y melancólico, así que se masturba para paliar la soledad; él, en cambio, mientras reflexiona sobre su propia existencia y sueña con retirarse del oficio, es seducido por una muchacha hipersociable.
Otro joven es un cocinero mudo que se comporta como párvulo casi oligofrénico, somete a un amigo a caprichos delirantes, comparte un cuchitril con su padre, también cocinero, y liga con una chava no menos hiperactiva que después lo desconoce; como corolario de una sorprendente y sanguinaria trifulca en un restaurante, coincide la novia cómplice y socia del asesino con el cocinero mudo…
Salvo por lo que tiene de reflexión existencial, el guión es bastante pobre, pero el aspecto visual, al hacerse uno con el musical, vale la pena. El resultado, en suma, es un video clip de 92 minutos.
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