The Ascent
Bélico. Drama
Durante la Segunda Guerra Mundial, dos partisanos soviéticos se apartan del grupo, que está hambriento, para ir a una pequeña granja a coger provisiones. Pero como los alemanes han llegado primero, tendrán que seguir recorriendo territorio ocupado para encontrar otro sitio donde abastecerse. (FILMAFFINITY)
10 de febrero de 2022
10 de febrero de 2022
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Corría en el año 1979, cuando un desafortunado accidente de tráfico le arrebataba la vida a una de las promesas del cine soviético, la directora y guionista Larisa Shepitko, dentro de su breve legado, destaca una verdadera obra maestra esculpida bajo la gélida tormenta del pasado bélico que asolo gran parte de Europa, y esta vez las llanuras bielorrusas son protagonistas de esta historia que asemeja mas a una pesadilla brumosa, filmada en un blanco y negro visceral, al margen de las tribulaciones de dos partisanos extraviados que van en busca de una breve esperanza mientras descienden en el mismo infierno blanco que muchos otros tuvieron que atravesar para salvar a los suyos.
Destaco las actuaciones portentosas de sus actores , una puesta en escena precursora y testigo de los terribles ecos del pasado, acompañada de una correcta y excelente música, rica en contrastes, que subraya la ambigüedad en la fuerza simbólica de las diferentes escenas, con un mensaje antibélico que nunca se traiciona a si mismo y persiste en la memoria como un arrebato triunfal de manifestación contra las atrocidades cometidas por el ser humano.
La muerte no es el final del camino... solo un paso mas hacia la verdadera ascensión.
Destaco las actuaciones portentosas de sus actores , una puesta en escena precursora y testigo de los terribles ecos del pasado, acompañada de una correcta y excelente música, rica en contrastes, que subraya la ambigüedad en la fuerza simbólica de las diferentes escenas, con un mensaje antibélico que nunca se traiciona a si mismo y persiste en la memoria como un arrebato triunfal de manifestación contra las atrocidades cometidas por el ser humano.
La muerte no es el final del camino... solo un paso mas hacia la verdadera ascensión.
12 de febrero de 2012
12 de febrero de 2012
10 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Describe excepcionalmente los sentimientos de un grupo de fugitivos y furtivos que recorren la fría estepa rusa durante la segunda guerra mundal. No necesita apenas palabras. Por la pantalla circulan monstruos y santos en ascensión y descenso, transitando las recónditas tierras que van desde el cielo al infierno. Los fotogramas están impregnados de magia, blanca y negra. Depositaria del mejor cine soviético de los años 20 y, probablemente, inspiradora de grupos musicales avant-garde y experimental como Blood Axis o Les Joyaux de la princese.
www.sala1895.blogspot.com
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25 de mayo de 2021
25 de mayo de 2021
5 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ante los primeros planos fantasmagóricos ya caes que estás delante de una obra distinta, algo irrepetible.
Filmada en un blanco y negro espectral, hipnotizante.
Aprovecha mientras van saliendo los títulos de crédito para situarte de lleno en la cruda, espantosa encrucijada por la supervivencia de éste grupo de partisanos.
Cada segundo del metraje es invertido afanosamente sacando máximo aprovechamiento.
Una visión realista de lo que debió ser el frente ruso en las estepas nevadas de Bielorrusia.
Lo que era pasar hambre, comer migajas en la nieve, el frío glaciar, la desesperación, la locura de la guerra.
No conozco a nadie que lo haya reflejado mejor, realismo crudo y poético, casi onírico, devastador.
Los 10 primeros minutos pueden figurar en cualquier antología que se precie. Mostrar más en menos tiempo y con estilazo visual.
" Las acciones hacen cosas no las conciencias " o el diálogo que da título a la crítica.
Los escasos momentos que inserta música, esta produce un efecto de elevación, ascensión, es prodigioso ese efecto.
La desgarradora fuerza de las imágenes poseé la cualidad hipnótica de empatizar el dolor como nunca.
Es el testamento de su directora, fallecida en accidente de coche en 1979' a los 41 años mientras buscaban localizaciones para su siguiente proyecto " adiós a Matiora ". Que tras su muerte dirigiría su marido, el también cineasta Elem Klímov.
Los 5 miembros del equipo técnico también encontraron la muerte en aquella autopista cercana a la ciudad de Tver.
Klímov dirigió un emotivo documental de 25 minutos en memoria de Shepitko. " Larisa " 1980'.
En spoiler un brevísimo comentario.
Filmada en un blanco y negro espectral, hipnotizante.
Aprovecha mientras van saliendo los títulos de crédito para situarte de lleno en la cruda, espantosa encrucijada por la supervivencia de éste grupo de partisanos.
Cada segundo del metraje es invertido afanosamente sacando máximo aprovechamiento.
Una visión realista de lo que debió ser el frente ruso en las estepas nevadas de Bielorrusia.
Lo que era pasar hambre, comer migajas en la nieve, el frío glaciar, la desesperación, la locura de la guerra.
No conozco a nadie que lo haya reflejado mejor, realismo crudo y poético, casi onírico, devastador.
Los 10 primeros minutos pueden figurar en cualquier antología que se precie. Mostrar más en menos tiempo y con estilazo visual.
" Las acciones hacen cosas no las conciencias " o el diálogo que da título a la crítica.
Los escasos momentos que inserta música, esta produce un efecto de elevación, ascensión, es prodigioso ese efecto.
La desgarradora fuerza de las imágenes poseé la cualidad hipnótica de empatizar el dolor como nunca.
Es el testamento de su directora, fallecida en accidente de coche en 1979' a los 41 años mientras buscaban localizaciones para su siguiente proyecto " adiós a Matiora ". Que tras su muerte dirigiría su marido, el también cineasta Elem Klímov.
Los 5 miembros del equipo técnico también encontraron la muerte en aquella autopista cercana a la ciudad de Tver.
Klímov dirigió un emotivo documental de 25 minutos en memoria de Shepitko. " Larisa " 1980'.
En spoiler un brevísimo comentario.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
La parte final es demoledora, sobrecoge y nunca la olvidas.
28 de marzo de 2025
28 de marzo de 2025
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Larisa Shepitko se adentra en el sufrimiento humano a través de un drama bélico que trasciende su propio género y se sitúa como un viaje espiritual sobre el concepto de la dignidad humana, denostada y ultrajada durante la Segunda Guerra Mundial.
La ascensión (1977) sigue a dos partisanos soviéticos, Sotnikov y Rybak, en su búsqueda de provisiones en el hostil invierno ruso. Pero pronto caerán en manos de los nazis, y lo que era una historia de supervivencia frente a los elementos se convierte en un ejercicio sobre la moral y el sacrificio, poniendo a prueba la resistencia interna tanto de los dos partisanos como la del espectador.
Shepitko entiende a la perfección lo que quiere transmitir y lo deja claro desde el primer fotograma. La directora rusa nos sumerge en la gelidez y desolación de un paisaje donde la nieve parece devorar a los personajes. La naturaleza es un enemigo más en la contienda física y mental de los personajes; no existen momentos de tregua, y cada plano es prueba de ello.
Existe verdad en cada decisión que se toma; cada encuadre está dotado de un sino que lo hace exceder la mera belleza visual para perdurar en la retina de quien quede hipnotizado ante las imágenes que se logran con un rigor cuasi pictórico. Esta sensación permanece durante todo el filme, ya sea en su vertiente más naturalista o en su vertiente más humanista, donde se consigue plasmar los rostros serigrafiados por el hambre y la desesperación de quien ha sido desposeído hasta de lo intangible: la dignidad.
Más allá de la genialidad estilística que se nos ofrece, La ascensión (1977) se sostiene por la dualidad de sus protagonistas. Sotnikov, quien representa la incorruptibilidad moral y el sacrificio, y, por otro lado, Rybak, que encarna el temor humano a la muerte, uno que le hará luchar por su vida a cualquier precio, alguno diría que impagable. Shepitko no pretende juzgar ni caer en un cainismo cínico, simplemente expone las consecuencias de la desesperación y la miseria.
Esto último es algo que admiro, ya que la dicotomía que se plantea evita el simplismo propio del héroe y el traidor, ya que humaniza a ambos, los delinea en función de sus fortalezas y debilidades, representándolos como lo que son: seres humanos en el epicentro del horror más común que hay, la injusticia.
Todo lo que engloba su desenlace es la muestra genuina, sincera y, en definitiva, honesta de qué estar vivo puede implicar, al mismo tiempo, estar muerto. La ascensión (1977) es una obra maestra que trasciende el cine bélico y se posiciona como un testamento sobre el concepto de resistencia extrapolado al sacrificio. La película de Shepitko es visualmente imponente, narrativamente destructiva y emocionalmente inolvidable.
La ascensión (1977) sigue a dos partisanos soviéticos, Sotnikov y Rybak, en su búsqueda de provisiones en el hostil invierno ruso. Pero pronto caerán en manos de los nazis, y lo que era una historia de supervivencia frente a los elementos se convierte en un ejercicio sobre la moral y el sacrificio, poniendo a prueba la resistencia interna tanto de los dos partisanos como la del espectador.
Shepitko entiende a la perfección lo que quiere transmitir y lo deja claro desde el primer fotograma. La directora rusa nos sumerge en la gelidez y desolación de un paisaje donde la nieve parece devorar a los personajes. La naturaleza es un enemigo más en la contienda física y mental de los personajes; no existen momentos de tregua, y cada plano es prueba de ello.
Existe verdad en cada decisión que se toma; cada encuadre está dotado de un sino que lo hace exceder la mera belleza visual para perdurar en la retina de quien quede hipnotizado ante las imágenes que se logran con un rigor cuasi pictórico. Esta sensación permanece durante todo el filme, ya sea en su vertiente más naturalista o en su vertiente más humanista, donde se consigue plasmar los rostros serigrafiados por el hambre y la desesperación de quien ha sido desposeído hasta de lo intangible: la dignidad.
Más allá de la genialidad estilística que se nos ofrece, La ascensión (1977) se sostiene por la dualidad de sus protagonistas. Sotnikov, quien representa la incorruptibilidad moral y el sacrificio, y, por otro lado, Rybak, que encarna el temor humano a la muerte, uno que le hará luchar por su vida a cualquier precio, alguno diría que impagable. Shepitko no pretende juzgar ni caer en un cainismo cínico, simplemente expone las consecuencias de la desesperación y la miseria.
Esto último es algo que admiro, ya que la dicotomía que se plantea evita el simplismo propio del héroe y el traidor, ya que humaniza a ambos, los delinea en función de sus fortalezas y debilidades, representándolos como lo que son: seres humanos en el epicentro del horror más común que hay, la injusticia.
Todo lo que engloba su desenlace es la muestra genuina, sincera y, en definitiva, honesta de qué estar vivo puede implicar, al mismo tiempo, estar muerto. La ascensión (1977) es una obra maestra que trasciende el cine bélico y se posiciona como un testamento sobre el concepto de resistencia extrapolado al sacrificio. La película de Shepitko es visualmente imponente, narrativamente destructiva y emocionalmente inolvidable.
20 de junio de 2022
20 de junio de 2022
5 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
No me ha acabado de convencer su película, perdóneme el atrevimiento, Sra. Larisa, que en paz descanse. Por momento veía los fogonazos, parecía qué pero no, alcanzó unos momentos álgidos como a la mitad de la cinta, pero poco a poco volvió a flojear.
Estoy de acuerdo con la crítica de un usuario que reproduce la opinión de Tarkovsky sobre la que nos ocupa, y es que para éste "La ascensión" no termina de cuajar, es como si la Directora intentara remarcar ciertos aspectos, incidir en la intensidad, y se pasa de frenada, es lo que tiene cuando tienes buenas intuiciones pero no sabes bien que contar. Y si lo sabía, no le funcionó.
La película no se sabe si va o si viene, apunta a lo religioso con esos resplandores luminiscentes, que luego se diluyen en la grisedad más abismal. Se nota que quiere contar pero no le acaba de salir.
Me falló incluso la credibilidad, el personaje del soldado herido tiene una transformación física (de salud) que me resultó fallido, un error que hace perder la concentración. Hay mucho detenimiento en miradas y silencios que a mí personalmente no me decían nada.
Te salpica algo de ese fango humano que todos tenemos dentro. La película se pierde en desgarramientos, tormentos interiores, miedos ancestrales, dudas ancestrales... son leves sensaciones que te acarician la epidermis... pero terminan perdiéndose en la nada, como empujados por una suavísima e imperceptible ráfaga de viento...
Hubiera podido ser "una de las grandes" rusas. Pero en mi opinión no alcanza a ser más allá de una película con buenas intenciones. Dreyer le queda muy lejos, a dónde vamos a parar, no quita que apunta maneras. Un 5,8.
Estoy de acuerdo con la crítica de un usuario que reproduce la opinión de Tarkovsky sobre la que nos ocupa, y es que para éste "La ascensión" no termina de cuajar, es como si la Directora intentara remarcar ciertos aspectos, incidir en la intensidad, y se pasa de frenada, es lo que tiene cuando tienes buenas intuiciones pero no sabes bien que contar. Y si lo sabía, no le funcionó.
La película no se sabe si va o si viene, apunta a lo religioso con esos resplandores luminiscentes, que luego se diluyen en la grisedad más abismal. Se nota que quiere contar pero no le acaba de salir.
Me falló incluso la credibilidad, el personaje del soldado herido tiene una transformación física (de salud) que me resultó fallido, un error que hace perder la concentración. Hay mucho detenimiento en miradas y silencios que a mí personalmente no me decían nada.
Te salpica algo de ese fango humano que todos tenemos dentro. La película se pierde en desgarramientos, tormentos interiores, miedos ancestrales, dudas ancestrales... son leves sensaciones que te acarician la epidermis... pero terminan perdiéndose en la nada, como empujados por una suavísima e imperceptible ráfaga de viento...
Hubiera podido ser "una de las grandes" rusas. Pero en mi opinión no alcanza a ser más allá de una película con buenas intenciones. Dreyer le queda muy lejos, a dónde vamos a parar, no quita que apunta maneras. Un 5,8.
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