Me siento rejuvenecer
7.1
4,375
Comedia. Ciencia ficción
Barnaby Fulton (Cary Grant), químico de una importante empresa, está empeñado en encontrar la fórmula de la eterna juventud. La fortuita intervención de una chimpancé que ha servido para los experimentos provoca magníficos resultados que ni Fulton ni su esposa (Ginger Rogers) ni su jefe (Charles Coburn) podrán entender cómo se han producido. (FILMAFFINITY)
2 de diciembre de 2023
2 de diciembre de 2023
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hilarante screwball comedy protagonizada por un llamativo trío de ases a nivel interpretativo: Cary Grant, Ginger Rogers y Marilyn Monroe.
Con dirección del maestro de maestros Howard Hawks, la película cuenta en tono de farsa lo que sucede cuando el deseo universal de no envejecer se hace realidad como consecuencia de un enredo del destino y de la intervención de un inesperado personaje mezclando accidentalmente ingredientes químicos que logran el ansiado elixir de la eterna juventud y la regresión a la infancia del científico interpretado por Grant y de su esposa encarnada por Rogers, quienes ingieren el rejuvenecedor líquido sin ser conscientes del enorme lío que esto va a suponer.
La transformación de unos caracteres aparentemente formales y comedidos en seres absolutamente desvergonzados y gamberros en desternillante interacción con el resto de participantes de la trama, es la premisa básica sobre la que se asienta esta delirante obra maestra del humor alocado escrita por tres portentosos guionistas del Hollywood dorado como Ben Hecht, I. A. L. Diamond y Charles Lederer, quienes firman, bajo el visto bueno del venerable Hawks, un texto de una extraordinaria brillantez y perspicacia, expuesto en pantalla mediante interpretaciones imbatibles dentro de un progreso narrativo 'in crescendo' con un tono general de lo más festivo.
Con dirección del maestro de maestros Howard Hawks, la película cuenta en tono de farsa lo que sucede cuando el deseo universal de no envejecer se hace realidad como consecuencia de un enredo del destino y de la intervención de un inesperado personaje mezclando accidentalmente ingredientes químicos que logran el ansiado elixir de la eterna juventud y la regresión a la infancia del científico interpretado por Grant y de su esposa encarnada por Rogers, quienes ingieren el rejuvenecedor líquido sin ser conscientes del enorme lío que esto va a suponer.
La transformación de unos caracteres aparentemente formales y comedidos en seres absolutamente desvergonzados y gamberros en desternillante interacción con el resto de participantes de la trama, es la premisa básica sobre la que se asienta esta delirante obra maestra del humor alocado escrita por tres portentosos guionistas del Hollywood dorado como Ben Hecht, I. A. L. Diamond y Charles Lederer, quienes firman, bajo el visto bueno del venerable Hawks, un texto de una extraordinaria brillantez y perspicacia, expuesto en pantalla mediante interpretaciones imbatibles dentro de un progreso narrativo 'in crescendo' con un tono general de lo más festivo.
22 de abril de 2017
22 de abril de 2017
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Reparto de lujo para una comedia de argumento liviano que transita suavemente por la pantalla como un bálsamo ingenuo y amable que, por momentos, se embarulla en innecesarias digresiones.
Pero también hay que reconocer que es divertida, amena, agradable, muy familiar y que la acción discurre espoleada por algunos gags estupendos y por situaciones francamente cómicas.
Los personajes principales se lucen en irreprochable interpretación y la labor de H. Hawks resulta meritoria.
Pero se echa de menos mayor enjundia conceptual y el espectador se siente algo defraudado porque la idea daba más de sí y los títulos de crédito también.
Pero también hay que reconocer que es divertida, amena, agradable, muy familiar y que la acción discurre espoleada por algunos gags estupendos y por situaciones francamente cómicas.
Los personajes principales se lucen en irreprochable interpretación y la labor de H. Hawks resulta meritoria.
Pero se echa de menos mayor enjundia conceptual y el espectador se siente algo defraudado porque la idea daba más de sí y los títulos de crédito también.
19 de agosto de 2018
19 de agosto de 2018
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película está bien para pasar un rato, quizás se le nota en demasía el paso del tiempo. Por momentos me parece algo ñoña y simplona, pero también te arranca alguna carcajada y los actores están correctos en sus papeles. Quizás a mi juicio lo que peor funcione es la química entre los dos protagonistas y ver a Marilyn Monroe en su último papel secundario también me parece que tiene su interés para la historia del cine. En definitiva entretenida comedia a secas que nos habla de la eterna busca del ser humano: "el elixir de la juventud".
11 de diciembre de 2022
11 de diciembre de 2022
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
397/09(11/12/22) Sobrevalorada comedia tontorrona, que aun tenido buenos mimbres termina desperdiciando un buen puñado de talento en un chiste que se alarga demasiado. La he revisionado con motivo del 70 aniversario de su estreno (28/08/1952) hace poco, y mi recuerdo el film no era muy bueno, y no ha mejorado con el tiempo, resultándome una cosa muy pueril y simplista en la mirada a lo que es la juventud. Dirige Howard Hawks, experto en comedias como lo demuestran “La fiera de mi niña”, “Luna Nueva” o “Bola de Fuego”, pero aquí descarrila con un desarrollo a trompicones, donde estira las situaciones de forma letárgica, donde no aporta desarrollo alguno a los personajes, donde repite una y otra vez la fórmula de hacer beber a un personaje una poción rejuvenecedora (dicen, en realidad sería atontonadora), y los personajes se ponen a hacer gansadas, y así una y otra vez, al principio con el protagonista haciéndolo puede tener gracia, pero a la enésima vez entra el tedio en el espectador. Basado en una historia original de Harry Segall, sorprende que estando en el guion los grandes Ben Hecht (“Luna Nueva”, “Encadenados” o “El bazar de las sorpresas”), Charles Lederer (“El beso de la muerte”, “Los caballeros las prefieren rubias” o “El enigma de otro mundo”) I.A.L. Diamond (“Con faldas y a lo loco”, “El apartamento” o “Un, dos, Tres”), produzcan una cosa tan agotada en el primer tramo, no hay pizca del ingenio y sutilidad de los escritores, todo resulta basto y de sal gorda. Solo se salva del olvido la escena en que Oxley (Charles Coburn) le entrega a su voluptuosa secretaria (Marilyn Monroe), unos documentos, "Haz que alguien escriba esto" le dice, la ve alejarse con ojos saltones por sus sensuales contoneos, y le dice a Barnaby (Cary Grant): "Cualquiera puede escribir", dejando con segundas que no la contrató precisamente por sus habilidades en la mecanografía.
Para colmo tenemos de protagonistas a los populares Cary Grant y Ginger Rogers (haciendo mayormente de tontorrona celosa), como un matrimonio idealizado hasta provocar ardor de tanto azúcar, pero lo que es peor, no tiene química alguna, se ven forzados, abrazados por imperativo del guion. De secundarios tenemos al formidable Charles Coburn aquí desaprovechado hasta dar grima, pero sobre todo tenemos, en su último rol de reparto a la Diva más grande y sexy que ha dado el Séptimo Arte, Marilyn Monroe (en su última actuación como secundaria antes de su estrellato en “Los caballeros las prefieren rubias”, también dirigida por Hawks y con también Charles Coburn de secundario)desprendiendo luz y magnetismo, ella si que desborda simpatía natural, y al contrario que la Rogers, si tiene una fabulosa chispa con Cary Grant en sus pocas escenas juntos, sus ententes y las apariciones de la Monroe son lo mejor de esta delirante (no en el mejor de los sentidos) película.
Es una muy superficial reflexión sobre el tan ansiado elixir de la Eterna Juventud, pero esto es masacrado por un enfoque donde los años jóvenes son emparentados con ser unos monos, con no tener filtro alguno, con no respetar nada, con tener solo ganas de jugar, saltar, subirse por lámparas, hacer volteretas, no conozco a niñlos y mucho menos adolescentes que se comporten así, la caricatura que hacen de estas edades torpedea cualquier atisbo de análisis, cayendo en el esperpento más absoluto.
Tiene un inicio esperanzador, ya desde que antes de los créditos iniciales vemos a Cary Grant abrir una puerta de un hogar, lo vemos con gafas ridículas de culo de vaso, y cuando se dispone a salir al exterior, cuando el director Hawks, fuera de cámara, le avisa: "Todavía no, Cary", rompiendo la cuarta pared. Tras ello pasamos a un tramo idiotesco en que el Barnaby de Grant olvida una y otra vez lo que su esposa Edwina a la que da vida Ginger Rogers le indica para salir a un sarao, hasta que esta acepta su mala memoria y se pone a hacer la cena, asando de la fiesta, indicando primero que Barnaby es un personaje inverosímil en lo bufonesco, y que la misión de las esposas que había que dar en el cine para todos los públicos eran que debían aceptar a su marido con sus defectos, y hacer siempre la cena (ah, aquí tenemos un gag copiado de “La fiera de mi niña” y que Hawks volvería a reiterar en “Su juego favorito”). Entramos en la empresa donde trabaja el protagonista, donde entra cual ciclón fascinante la presencia cuasi-hipnótica de Marilyn Monroe, haciendo de secretaria ingenua que enseña pierna de forma cándida. Tenemos los tejemanejes en el laboratorio, con protagonismo para chimpancés, que al parecer deben provocar muchas risas, a mi zero. Hay una escena que es ejemplo de lo mal medidos que están los tiempos aquí, y es que vemos a uno de los micos escapar de su jaula e en solitario, tras haber visto mezclar líquidos anteriormente, él se pone a hacer lo mismo de forma arbitraria, y esto que resulta divertido al principio en toma única, se alarga demasiado y terminar por ‘pisarse en el pie’, pues no se puede estirar la sonrisa tanto sin ofrecer algo más, hay chistes cortos y otros que son más sutiles y requieren de tiempo, este es de los primeros. Luego tenemos a Barnaby probando el brebaje que creía haber creado él mismo, y con ello sufriendo una transformación a su juventud, jocoso y sin dobles el molinillo que hace (producto de sus años como acróbata). Esta es una parte divertida, no la de la vestimenta y el peinado que se supone anacrónica para Barnaby, pues hoy día esto no provoca nada, si no el encuentro con la secretaria encarnada por la espectacular Monroe, con su paseo en coche descapotable (yo pensaba que el auto altísimo por el que pasan por debajo tendría alguna escena más que solo fuera el mostrarlo y punto!), los avances sensuales de ella, la secuencia en la piscina. Pero a partir de entonces el desarrollo se estanca, donde los intérpretes se notan disfrutar más que el espectador con sus patoserías. Confundiendo juventud con ser idiotas.
Para colmo tenemos de protagonistas a los populares Cary Grant y Ginger Rogers (haciendo mayormente de tontorrona celosa), como un matrimonio idealizado hasta provocar ardor de tanto azúcar, pero lo que es peor, no tiene química alguna, se ven forzados, abrazados por imperativo del guion. De secundarios tenemos al formidable Charles Coburn aquí desaprovechado hasta dar grima, pero sobre todo tenemos, en su último rol de reparto a la Diva más grande y sexy que ha dado el Séptimo Arte, Marilyn Monroe (en su última actuación como secundaria antes de su estrellato en “Los caballeros las prefieren rubias”, también dirigida por Hawks y con también Charles Coburn de secundario)desprendiendo luz y magnetismo, ella si que desborda simpatía natural, y al contrario que la Rogers, si tiene una fabulosa chispa con Cary Grant en sus pocas escenas juntos, sus ententes y las apariciones de la Monroe son lo mejor de esta delirante (no en el mejor de los sentidos) película.
Es una muy superficial reflexión sobre el tan ansiado elixir de la Eterna Juventud, pero esto es masacrado por un enfoque donde los años jóvenes son emparentados con ser unos monos, con no tener filtro alguno, con no respetar nada, con tener solo ganas de jugar, saltar, subirse por lámparas, hacer volteretas, no conozco a niñlos y mucho menos adolescentes que se comporten así, la caricatura que hacen de estas edades torpedea cualquier atisbo de análisis, cayendo en el esperpento más absoluto.
Tiene un inicio esperanzador, ya desde que antes de los créditos iniciales vemos a Cary Grant abrir una puerta de un hogar, lo vemos con gafas ridículas de culo de vaso, y cuando se dispone a salir al exterior, cuando el director Hawks, fuera de cámara, le avisa: "Todavía no, Cary", rompiendo la cuarta pared. Tras ello pasamos a un tramo idiotesco en que el Barnaby de Grant olvida una y otra vez lo que su esposa Edwina a la que da vida Ginger Rogers le indica para salir a un sarao, hasta que esta acepta su mala memoria y se pone a hacer la cena, asando de la fiesta, indicando primero que Barnaby es un personaje inverosímil en lo bufonesco, y que la misión de las esposas que había que dar en el cine para todos los públicos eran que debían aceptar a su marido con sus defectos, y hacer siempre la cena (ah, aquí tenemos un gag copiado de “La fiera de mi niña” y que Hawks volvería a reiterar en “Su juego favorito”). Entramos en la empresa donde trabaja el protagonista, donde entra cual ciclón fascinante la presencia cuasi-hipnótica de Marilyn Monroe, haciendo de secretaria ingenua que enseña pierna de forma cándida. Tenemos los tejemanejes en el laboratorio, con protagonismo para chimpancés, que al parecer deben provocar muchas risas, a mi zero. Hay una escena que es ejemplo de lo mal medidos que están los tiempos aquí, y es que vemos a uno de los micos escapar de su jaula e en solitario, tras haber visto mezclar líquidos anteriormente, él se pone a hacer lo mismo de forma arbitraria, y esto que resulta divertido al principio en toma única, se alarga demasiado y terminar por ‘pisarse en el pie’, pues no se puede estirar la sonrisa tanto sin ofrecer algo más, hay chistes cortos y otros que son más sutiles y requieren de tiempo, este es de los primeros. Luego tenemos a Barnaby probando el brebaje que creía haber creado él mismo, y con ello sufriendo una transformación a su juventud, jocoso y sin dobles el molinillo que hace (producto de sus años como acróbata). Esta es una parte divertida, no la de la vestimenta y el peinado que se supone anacrónica para Barnaby, pues hoy día esto no provoca nada, si no el encuentro con la secretaria encarnada por la espectacular Monroe, con su paseo en coche descapotable (yo pensaba que el auto altísimo por el que pasan por debajo tendría alguna escena más que solo fuera el mostrarlo y punto!), los avances sensuales de ella, la secuencia en la piscina. Pero a partir de entonces el desarrollo se estanca, donde los intérpretes se notan disfrutar más que el espectador con sus patoserías. Confundiendo juventud con ser idiotas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Nos atenemos a ver una versión anticipada del film de Jerry Lewis “El Profesor Chiflado”, donde el mad Doctor es nada menos que embestido por Cary Grant, amén de que todos terminan tomando el ‘elixir’, y todos terminan haciendo muecas, gamberradas, travesuras, y monerías cual si hubieran perdido la razón, y eso no es la juventud. Llega a ser la cinta un antecedente de la película danesa “Los idiotas” (1998) de Lars Von Trier. En realidad la cinta tiene su moraleja en que hay que aceptar la edad que uno tiene, y vivir según ello, sin querer transgredir las leyes de la física. Pero este mensaje llega atrofiado por su forma esperpéntica de exponerlo.
El mismo Hawks dijo que la película no era tan divertida como podría haber sido por la falta de credibilidad de la premisa disparatada.
La película vale la pena verla (por eso le doy más que un pasable) por a una estrella a punto de tomar el firmamento Hollywood, Marilyn Monroe a sus 26 esplendorosos años. Gloria Ucrania!!!
PD. Para evitar confusiones con la película del mismo nombre de los hermanos Marx de 1931 que no está relacionada, esta película a veces se conoce como Monkey Business de Howard Hawks.
El mismo Hawks dijo que la película no era tan divertida como podría haber sido por la falta de credibilidad de la premisa disparatada.
La película vale la pena verla (por eso le doy más que un pasable) por a una estrella a punto de tomar el firmamento Hollywood, Marilyn Monroe a sus 26 esplendorosos años. Gloria Ucrania!!!
PD. Para evitar confusiones con la película del mismo nombre de los hermanos Marx de 1931 que no está relacionada, esta película a veces se conoce como Monkey Business de Howard Hawks.
19 de septiembre de 2022
19 de septiembre de 2022
4 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una comedia con muchos gags, pero realmente han perdido fuerza con el paso del tiempo.
Destaco el elenco más destacable de la película:
- Cary Grant, un papel que está hecho a su medida: científico despistado. Podría ser el mismo personaje que hizo en "La fiera de mi niña".
- Ginger Rogers, que se le nota ya sus 41 años. Sale perfecta, en un papel comedido, pero que luego se dispara, e incluso nos hace recordar que hacía películas donde bailaba.
- Marilyn Monroe, aún no tan conocida, empieza a tener papeles algo más importantes en el cine. Aquí hace de rubia tonta y sensual, y bueno, es la imagen que se tiene de ella. Es agradable de ver.
Destaco el elenco más destacable de la película:
- Cary Grant, un papel que está hecho a su medida: científico despistado. Podría ser el mismo personaje que hizo en "La fiera de mi niña".
- Ginger Rogers, que se le nota ya sus 41 años. Sale perfecta, en un papel comedido, pero que luego se dispara, e incluso nos hace recordar que hacía películas donde bailaba.
- Marilyn Monroe, aún no tan conocida, empieza a tener papeles algo más importantes en el cine. Aquí hace de rubia tonta y sensual, y bueno, es la imagen que se tiene de ella. Es agradable de ver.
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