Haz click aquí para copiar la URL

Estación central

Drama En los asfixiantes pasillos de la Estación Central, en Río de Janeiro, una antigua maestra se gana la vida escribiendo las cartas que le dictan los analfabetos. Endurecida por la soledad y por la adversidad, Dora ha ido cayendo en una estoica indiferencia. Sin embargo, cuando una de sus clientes muere atropellada a la salida de la estación, decide hacerse cargo de su hijo y llevarlo a casa de su padre en una remota zona del nordeste de Brasil. (FILMAFFINITY) [+]
Críticas 52
Críticas ordenadas por utilidad
escribe tu crítica
9
18 de julio de 2006
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
No llegan a España muchas películas brasileñas, pero por suerte en los últimos años hemos disfrutado de un par de obras maestras de este país: Ciudad de Dios y esta Estación Central de Brasil. Esto no ha servido para que nos lleguen más películas de este país, aunque si ha servido para que los directores de estas dos películas hayan visto reconocido su talento en el ámbito internacional.
Estación Central de Brasil es una película maravillosa, un drama muy humano y muy cercano a cualquier rincón de este mundo. Walter Salles nos cuenta de forma magistral esta historia de superación, contada con el corazón, que nos da la esperanza que aún hay personas en el mundo que se ayudan unas a otras, sean como sean y de donde sean.
Cinematográficamente es casi perfecta (es muy difícil encontrar la película perfecta) y humanamente es insuperable, sobre todo gracias a un guión que es prodigioso.
De los actores, poco hay que decir de Fernanda Montenegro, que ha sido reconocida su labor en varios festivales. Me gustaría destacar la actuación del niño Vinicius de Oliveira, que nos emociona constantemente y es capaz de acaparar toda la pantalla con su intensa mirada y su desparpajo.
Una maravilla que no hay que perderse. Un consejo: hay que verla en versión original, ya que el doblaje en español no me ha parecido que sea muy bueno.
7
17 de junio de 2007
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Muchas historias que Dora una ex profesora debe escuchar y a su vez escribir como parte de su labor en la Estación Central de Brasil, y entre las que sin duda en una se involucrará más de la cuenta. Como cualquier persona Dora deja ver el egoísmo y envidia que le corroen para decidir que cartas enviar y cuales no. Su intromisión le dará una lección de vida que difícilmente podrá olvidar.

La contraparte está conformada por Josué, un niño que de forma repentina queda solo y al que las circunstancias lo llevan a entablar una relación extraña y hostil con Dora, a quien la soledad le ha orillado a un estado de apatía donde el amor ya no tiene cabida.

Las cintas brasileñas son escasas, pero lo poco que he visto es digno de apreciarse y valorarse, para tenerse en cuenta.

¿Un 7? Sí. ¡Es demasiado extensa! Con 90 minutos era suficiente.
¿Un 7? Sí. Hay cabos sueltos que Dora y su amiga no resolvieron del todo.
¿Un 7? No hay duda, su dinámica es constante y en ocasiones predomina su lentitud.

Aún así, es buena. No duden en rentarla.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
¿Qué pasa con los traficantes de personas? Supongo que al quitarles lo que ellos consideran de su propiedad hacen un rastreo intenso por encontrar lo que ya han comprado.
8
12 de diciembre de 2007
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta es una de esas películas en las que uno tiene la sensación, por momentos, de que la cámara se ha introducido en la propia realidad de "riodeyaneiro" y de esa "Estación Central" donde la protagonista se dedica a escribir cartas para ciudadanos analfabetos que no son capaces de hacerlo, y donde hay "vigilantes" de paisano que custodian los puestos de las tiendas y no dudan en meter dos tiros a cualquier pequeño ratero miserable que se le ocurra intentar robar. No he estado en Brasil, y no sé cómo será la realidad o cómo era cuando se rodó esta obra en los años 90, pero uno tiene la sensación de estar allí, inmerso en esa estación y en ese ambiente masificado de seres humanos que infestan los vagones de los trenes. En ese sentido, la protagonista, que en una pequeña mesa y una pequeña silla de madera colocados en una esquina cualquiera de la estación se dedica a transmitir las noticias que esos ciudadanos incultos que produce la miseria existente en todos los países -incluso en los más ricos del planeta-, parece convertirse en una metafora de la existencia de cualquier mujer madura y cercana a la vejez, con una vida donde ya no parece que se pueda viajar a ningún sitio agradable, y donde se está condenada a permanecer estática en una estación desde la que sin embargo, constantemente, todo el mundo se desplaza de un lugar a otro, cada uno con sus miles o más bien millones de pequeños objetivos y destinos. Destinos, que al igual que las cartas que escribe "Fernanda Montenegro" -la veterana actriz protagonista-, quizás nunca lleguen a buen puerto. Porque los destinos de las personas son desconocidos para sus protagonistas, igual que las cartas puede que ni siquiera sean envíadas por correo...

Entonces aparecerá un niño con su madre, para que la "escribiente de cartas" envíe un mensaje a su marido; pero el destino se torcerá, o más bien seguirá su curso, y hará que esta mujer cínica y tramposa, que se dedica a ser la "voz" de todas esas personas que no saben escribir, se vea relacionado con ese niño con el que en principio parece tener una relación de amor-odio, y con el que por fin se embarcará en un viaje que la alejará de su rutina estática y aburrida, donde la máxima ilusión que queda es adquirir una televisión con la que alienarse aún más, si cabe.


La historia plasma muy bien esa sensación de sentirse perdido y marginado en este mundo. Sin unos objetivos claros, sin alicientes, golpeado, a punto de perder cualquier atisbo de ética o decencia en nuestra conducta. Una situación que cualquiera de nosotros podemos haber llegado a sentir alguna vez, o que podemos quizás conocer en el futuro, si nuestro entorno se vuelve tan hostil o tan indiferente hacía nuestra misera existencia que llegamos a tener la sensación de que nuestra vida no le importa a nadie. Al borde del abismo. En el filo de la navaja.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Interesante película. Muy diferente a "Ciudad de Dios". Esta "Estación Central de Brasil" es mucho más comedida y sobria, pero al final igual de efectiva en mostrar la pobreza y la dificultad para llevar una vida digna y medianamente pacífica.

Cuando aquí nos comunicamos a través de internet, es interesante constatar que hay gente en muchos países desarrollados que no tiene la posibilidad de educarse y de aprender lo más esencial para desenvolverse de modo civilizado al llegar a la vida adulta. Personas que no saben leer o escribir. Es mucho más fácil aprender a disparar, y a robar o matar, sobre todo si no somos capaces de ver otra salida, porque no nos han educado para ser cultos y educados.
Y así nacen las "Ciudades de Diós" o "Las estaciones centrales de Brasil".
¿Cúal es la solución? Ni idea. ¿Quizás educar a la gente? Pero mucha gente educada que sabe leer y escribir también roba y mata, ¿entonces? Ni idea. Quizás seguir viviendo en esta especie de caos que es la vida humana, igual que hacen el niño y la señora protagonistas de esta historia. En cualquier caso me alegro de saber leer y escribir, porque sino no podría escribir este comentario, o tendría que llamar a la "escribiente de la Estación Central" y explicarle lo que quería decir, lo que quería contar...
5
2 de junio de 2007
21 de 35 usuarios han encontrado esta crítica útil
Seré conciso: la película no está mal, pero tampoco es material para ser recordado en años venideros o arrasar taquillas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Porque... ¿Cómo se resume "Estación central de Brasil"?

Así: "Señora de mal carácter ha de cuidar de niño caído en desgracia y llevarle con su padre a través de un viaje por carretera que la cambiará para mejor y sacará a la luz algunos fantasmas de su pasado".

Y poco más. Buena dirección y montaje, notable actriz protagonista y ciertos toques hollywoodienses de Happy end.

No es un tostón ni un clásico. Se deja ver bastante bien.
9
27 de abril de 2013
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ya se sabe que, cuando en una película los personajes emprenden un viaje, rara vez se trata de un viaje puramente físico. Siempre hay algo detrás, una búsqueda, una peripecia vital, una travesía a lo más profundo del alma de quienes realizan el viaje. Estación Central de Brasil no es una excepción a la regla.
Con enorme acierto, Walter Salles filma una tierna, divertida y emotiva road movie, acerca de dos personajes que, a pesar de su diferencia de edad, comparten el mismo estado vital de soledad y pérdida en un mundo en el que no encuentran sitio. Su interacción y la insólita amistad que desarrollan es no sólo entrañable, sino vehículo para mostrar la cara más amable y solidaria de un país, Brasil, a menudo noticia por su cara más amarga. Todas y cada una de sus escenas, además, están maravillosamente escritas y rebosan humanidad e inteligencia en las palabras que utiliza Salles para retratar a tan peculiar pareja.
En ocasiones, a Salles, sin embargo, se le va de las manos el ritmo. O mejor dicho, no sabe gestionar bien los minutos de metraje de que dispone. Si bien la relación entre Dora y Josué está ejemplarmente construida, otras hubiesen necesitado de más minutos en pantalla para resultar igualmente satisfactorias. Es el caso del episodio entre César y Dora, que no resulta tan impactante en su resolución como pretendía Salles. En ocasiones, la narración se le atropella demasiado al realizador, y todo sucede demasiado deprisa.
Un mínimo fallo en una película casi redonda, dominada de principio a fin por el desparpajo de Vinicius de Oliveira (entonces un niño de tantos que trabajaba en la calle y que llamó la atención de Salles... y vaya ojo tuvo el realizador de Diarios de motocicleta, porque Oliveira es un prodigio de emoción y carisma:atención a sus miradas en las escenas con sus hermanastros) y el espectáculo sobrecogedor que ofrece Fernanda Montenegro. Ganadora del Oso de Plata en Berlín y nominada con todo merecimiento al Oscar, la actriz carioca hace lo que en manos de otra intérprete menos dotada hubiese sido imposible: que su Dora, amargada, gruñona y mentirosa, que empieza la película de vuelta de todo y siendo prácticamente una delincuente, acabe resultándonos encantadora, muy simpática, digna de lástima y merecedora de nuestra admiración. Todo a la vez.
En definitiva, cine brasileño hecho para el mundo, todo corazón y alma. Como el viaje de Dora y Josué.

Lo mejor: Fernanda Montenegro, Vinicius de Oliveira y la emotividad y ternura del conjunto.
Lo peor: La narración se atropella y acelera mucho, sobre todo en sus primeros cuarenta minutos.
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow
    Bienvenido al nuevo buscador de FA: permite buscar incluso con errores ortográficos
    hacer búsquedas múltiples (Ej: De Niro Pacino) y búsquedas coloquiales (Ej: Spiderman de Tom Holland)
    Se muestran resultados para
    Sin resultados para