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El jugador de ajedrez

Drama En 1934 Diego Padilla gana el campeonato de España de ajedrez y conoce a una periodista francesa, Marianne Latour, de la cual se enamora. Pasados los años Marianne convence a Diego para que junto con la hija de ambos se vayan a vivir a Francia, donde poco tiempo después Diego será acusado de espía por los nazis y encerrado en una prisión de las SS. En la prisión, Diego intentará sobrevivir en un entorno hostil gracias a la afición al ... [+]
Críticas 21
Críticas ordenadas por utilidad
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9
13 de noviembre de 2017
11 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
“El Jugador de Ajedrez” (2017), película española de Luis Oliveros, es muy sencilla y a la vez conceptualmente muy rica. Antes de verla pensé que se trataba de una adaptación del clásico cuento de Stefan Zweig: “Novela de ajedrez” (1941), considerada por mí el mejor texto literario donde el ajedrez se hace presente como protagonista. Oliveros, no sigue al pie de la letra el guion de Zweig, lo asume como una variación. El título de la película da la impresión que hará del ajedrez de torneos su principal leitmotiv. En realidad es una película testimonial sobre la fragilidad humana ante un destino caracterizado por la barbarie y la estupidez: una historia de la infamia como a Jorge Luis Borges le gustaba referirla. Aunque hay más, y esto sí toca los orgullos nacionales pomposamente derrotados que destilan vergüenza, y a la vez, un conveniente disimulo. Y se trata ni más ni menos que la postura colaboracionista de la inmensa mayoría de los oprimidos ante el opresor. Ocurrió en la Francia de Vichy y ocurre hoy en Venezuela bolivariana bajo una lógica unidimensional del Poder.


Por lo general se nos ha hecho creer, y esto es muy cinematográfico, que a los “malos”, inexorablemente, la causa del bien, finalmente los derrotará. No siempre ocurre así, es más, me atrevo a decir, que éste maniqueísmo infantil encubre posiciones ideológicas de muy difícil digerimiento: como que la mayoría de la población es indiferente a la desgracia colectiva que le atormenta en el marco de un conflicto incivil y que los mecanismos de sobrevivencia y adaptación social son los que terminan por prevalecer, es decir, el colaboracionismo pasivo de la mayoría desde la indiferencia y el miedo, en realidad, desde el más grande y descomunal egoísmo.

Aunque cuidado, ante un conflicto, se nos exige fijar posición porque la neutralidad es ya de por sí una misma posición a favor del status quo. ¿Pero qué hay de la persona anónima que no le interesa ni la agresión violenta del asaltante ni la resistencia heroica del oprimido? Aquel que piensa que su vida puede transcurrir con normalidad a pesar de la catastrófica alteración que se ha fraguado en su particular destino. Nuestro protagonista, es un orgulloso campeón de ajedrez, y abnegado esposo y padre. Su vida es el ajedrez y los afectos familiares. No tiene que buscar a Dios en ninguna esfera metafísica: Dios está con él porque dentro de su coherencia emocional es un hombre auto-satisfecho.

Sus capacidades humanas las sabe delinear y se reconforta en ellas mismas. No le interesan los militares franquistas y tampoco la resistencia de los republicanos en el contexto de la Guerra Civil española (1936-1939). Trabaja dando clases de ajedrez en un cuartel militar y comparte con amigos del bando derrotado. Su mujer, que le quiere, y es francesa, le acusa de indiferente político y de no satisfacer las expectativas de un hogar con bienestar. El bueno de Diego Padilla, acepta los reproches y decide hacer las maletas para complacer a la mujer y huir a un París esplendoroso. Cómo hoy ya han hecho millones de venezolanos huyendo de la regresión bolivariana. Aunque nadie, controla nada.

En París son acogidos por esos amigos que no siempre son amigos. Y Padilla trata de rehacer su vida con lo único que sabe hacer: jugar ajedrez o en su defecto, enseñarlo. Como extranjero está en desventaja y no logra esas aspiraciones. Para colmo, los nazis ocupan París y lo que en Madrid era un purgatorio ahora se convierte en un infierno. Los esposos, viven esas pruebas supremas, que no tienen nada que ver con el amor romántico. Y el apolítico Padilla termina con sus huesos encerrado en una cárcel de las SS donde recluyen a los conspiradores y espías. Un inocente convertido en víctima, como el Cristo y la mayoría de los seres humanos que no pueden escapar a unos destinos aciagos.

Inesperadamente, su arte en el juego del ajedrez, un invento de Dios, le lleva a una sobrevivencia sin apenas esperanza. Encerrado en su celda ya no existe el mundo exterior; es un desaparecido en una tumba anónima. La lógica del carcelero es brutal y dogmáticamente precisa haciendo del deber una ocultación del mal. Sólo el ajedrez y sus pócimas mágicas le permiten mantener con vida a su inocente cautivo. Padilla, descubre que su voluntad e inteligencia, están confiscadas, que es un ladrillo más dentro de una estructura que ha desvalorizado la vida por completo. Sólo el amor por los suyos le mantiene en pie como débil esperanza.

A diferencia de Padilla, un inocente hundido por la maldad caprichosa, la mayoría de la población, pudo salvar el pellejo colaborando con el enemigo y vendiendo a sus propios compatriotas. En términos pragmáticos salieron bien; aunque en términos morales, religiosos y éticos le vendieron el alma al Diablo.

“El Jugador de Ajedrez” es una película que a nosotros en la hora actual venezolana, donde la confusión reina junto a un desaliento vital quebradizo, nos hace falta verla para mirarnos en el espejo de otras realidades pasadas y entender que políticamente como ciudadanos no podemos hacer como el avestruz y que nos tocó una historia como cansancio; una historia como daño a la que estamos obligados a sobrevivir sin renunciar al decoro.
5
11 de mayo de 2021 3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
El ajedrez siempre ha intentado buscar su propio sitio en el mundo, lo que para unos es solo un juego algo más profundo que la oca o las tres en raya, para otros es sinónimo de inteligencia y fuente del mecanismo de evaluación y toma de decisiones.

Luís Oliveros utiliza el ajedrez como simple y pura herramienta de un protagonista inmerso primero en una Guerra Civil y posteriormente en la II Guerra Mundial, es difícil mantener el tipo en situaciones en las que las balas es el único diálogo posible, pese a todo el mérito de este antiguo juego estriba no solo en su historia, sino especialmente en su gran difusión lo que permite establecer puentes entre personas de muy distintos talantes e ideologías.

La película a caballo entre España y Francia es el enésimo recuerdo de una historia sangrienta en la que muchos perdieron la vida y algunos otros supervivientes mancharon sus manos de sangre para siempre.
8
11 de julio de 2021 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La primera media hora de la película no me enganchó demasiado. El protagonista se mueve por distintos periodos históricos y todo apunta a que va a ser una película más sobre el ascenso del fascismo en el siglo pasado. Sin embargo, en cierto momento las partes de ajedrez empiezan a tener sentido en su historia y uno acaba cogiendo cariño al protagonista. La película coge ritmo y te lleva hacia un final donde se recogen las migas de pan que ha ido dejando el guion para dejarte con los pelos de punta.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Lo mejor:
-Las partidas entre él y su carcelero. Las frases, las miradas de tensión y cómo el ajedrez logra poner a dos personas antagónicas en el mismo terreno de juego.
-La vuelta a casa. Todo ha cambiado. Pero su hija sigue jugando con el caballo de ajedrez.
5
27 de mayo de 2021
4 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Seré breve. La película está entretenida. Los personajes me parecen correctos y la película se va desarrollando de manera acertada pero el final...Uy, ese final emborrona todo lo anterior. Lo que eran aciertos en el guión se vuelve totalmente irreal. Sigo en el spoiler...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Vamos a ver...

Entiendo que despues de cuatro años de ausencia del protagonista y la mujer pensando que había muerto, el reencuentro puede ser incierto pero por favor, cualquiera que se reencuentre a la pareja de su vida, con la que tiene una hija, que quedó preso durante ese tiempo de manera injusta debería mostrar muchas más emociones y algo no sé... más visceral.
Hasta ese momento la película me estaba gustando y esperaba el momento del reencuentro como climax y colofón a una película de buena factura pero las últimas actuaciones me han parecido lamentables. A saber...Una mujer que pierde a su marido y padre de su hija en lo mejor de su relación, no puede mostrarse tan fria. ( Es que ni se le mueve un músculo de la cara cuando lo ve..) Cualquiera de nosotros, como poco, empezaría a "flipar" y mostrar sentimientos de manera mucho más evidente pero el director ha preferido cargarse la película en post de un final más "académico" cuando lo que hacía falta es explotar en un final épico. Además, para más inri, la persona que lo denunció es la persona que se quedó con la mujer y la hija!!
¿Porqué no se lo dice censeguida a la mujer? De esa manera la mujer entendería la traición y las malas artes de la persona con la que está ahora.
Otra cosa que me ha llamado bastante la atención es como pintan a la mujer, que estaba llevando un papel muy correcto como pareja de su marido, haciendo piña con él para destaparse como una persona que prioriza el dinero antes que recuperar su vida con el padre de su hija. Me ha parecido lamentable, sinceramente...

En fin. Una buena película con un final totalmente irreal e increible.. Lástima, otra vez será...
6
27 de enero de 2018 1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Interesante e indudablemente entretenido film español, bueno en el plano técnico, con competente dirección artística y fotografía y vestuario y peluquería conseguidos.
Sin embargo, pretende, creo yo, ser emotivo y no lo consigue del todo. El plano final puede que lo sea, pero el guión desaprovecha una historia que podría y debería haber dado más de sí.
Tal y como ha quedado no está mal, se ve sin problema alguno, pero tiende a desaparecer en la memoria pasado poco tiempo tras su visión.
Y es que no hay con verdadera fuerza, una escena difícil de olvidar o un diálogo digno de recordar.
Las interpretaciones, por otro lado, quitando a Andrés Gertrúdix, no son nada especiales, cumpliendo con oficio sus cometidos pero nada más.
En resumen, que es digna y no aburre en absoluto, pero tampoco ofrece nada nuevo y perdurable.

https://filmsencajatonta.blogspot.com.es
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