El expreso de Shanghai
1932 

7.2
2,633
Drama
Tras ser plantada por el capitán Donal Harvey (Clie Brook), Lily (Dietrich) gana reputación como una famosa aventurera. Pero la situación se calienta cuando estos ex amantes se encuentran en el tren camino de Shanghai. Compartirán sitio con un grupo de pasajeros de distintas nacionalidades y clases incluido un comerciante muy sospechoso rechazado por la bella Lily. Cuando el tren es asaltado por rebeldes chinos, el capitán Harvey es ... [+]
21 de septiembre de 2009
21 de septiembre de 2009
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
La oscuridad es ausencia, la luz es presencia. Donde no hay luz, hay confusión, tropiezo, carencia. Cuando la luz regresa, renace la certeza, la seguridad y la abundancia. Hasta que Dios hizo la luz, no fue visible la grandiosidad del mundo, pues, en la oscuridad, el más bello de los bosques resulta lúgubre y tenebroso. La luz es la vida y el primer viaje de la muerte es hacia un oscuro sarcófago. En la oscuridad se gesta la existencia: el hijo en la oscuridad del vientre materno y la semilla en la oscuridad de la tierra. Pero, la vida se hace manifiesta sólo cuando se sale a la luz. Si no se da este paso relevante, simplemente, no naciste.
La luz revela diferentes aspectos y rasgos de cada ser humano, pues, no es igual ver a alguien entre sombras, que verle semi-iluminado o a plena luz del día. Cada objeto y cada ser humano adquieren, con ciertos tonos de luz, un mayor encanto o un menor atractivo, un mayor realce o una menor preponderancia. El descubrimiento de ésto es el papel del artista, y es así, como logra que sus personajes sean vistos conforme él desea que los vean los espectadores.
Josef von Sternberg, es un artista de la luz. Pocos cineastas –infortunadamente- han actuado con tanta conciencia de la iluminación y con tanta sensibilidad para usarla en toda su magnificencia, como lo hizo este gran realizador austriaco. Sus películas contienen una perfecta correlación entre lo que se cuenta y el ambiente que lo rodea, logrando, de esta forma, una íntegra compenetración entre lo externo y lo interno, entre lo físico y lo emocional.
Partiendo de un guion que escribiera, Jules Furthman, basado en una historia de Harry Hervey, <<EL EXPRESO DE SHANGHAI>>, conserva ese virtuosismo que cataloga con honores a, Josef von Sternberg, como un artista de primera línea; y queda reconocer la labor de su cinematografista, Lee Garmes, quien confluía con él en un acervo de ideas que enriquecían cada plano de sus películas.
Pero, no se reduce a lo técnico el talento de este realizador. Su entendimiento del amor, franco, maduro y en libertad, lo refleja con fuerza en cada una de sus obras, y en este filme, vuelve a enaltecer a las damas con actitudes que trascienden el yo y la felicidad personal, para conservar intacta la existencia del ser al que se ama, y todo se hace en secreto, porque por nada del mundo se desea un amor comprado u obligado por el agradecimiento. Quien tiene un "amor" así, no tiene nada.
Marlene Dietrich, como Shanghai Lily, consigue el carácter de la mujer con mayúsculas y nos hace amarla por su lealtad a toda prueba. Clive Brook cumple con su papel, pero sentimos que ha sido el menos carismático de sus partenaires en las obras de Sternberg; y son, Eugene Pallete como Sam Salt, el apostador; y Louise Closser Hale como Mrs. Haggerty, la dama del perrito, los personajes que imponen la cuota divertida, en un filme que resulta realmente atractivo y cuyo rigor técnico (merecidamente compensado con el Oscar), nos deja plenamente satisfechos.
La luz revela diferentes aspectos y rasgos de cada ser humano, pues, no es igual ver a alguien entre sombras, que verle semi-iluminado o a plena luz del día. Cada objeto y cada ser humano adquieren, con ciertos tonos de luz, un mayor encanto o un menor atractivo, un mayor realce o una menor preponderancia. El descubrimiento de ésto es el papel del artista, y es así, como logra que sus personajes sean vistos conforme él desea que los vean los espectadores.
Josef von Sternberg, es un artista de la luz. Pocos cineastas –infortunadamente- han actuado con tanta conciencia de la iluminación y con tanta sensibilidad para usarla en toda su magnificencia, como lo hizo este gran realizador austriaco. Sus películas contienen una perfecta correlación entre lo que se cuenta y el ambiente que lo rodea, logrando, de esta forma, una íntegra compenetración entre lo externo y lo interno, entre lo físico y lo emocional.
Partiendo de un guion que escribiera, Jules Furthman, basado en una historia de Harry Hervey, <<EL EXPRESO DE SHANGHAI>>, conserva ese virtuosismo que cataloga con honores a, Josef von Sternberg, como un artista de primera línea; y queda reconocer la labor de su cinematografista, Lee Garmes, quien confluía con él en un acervo de ideas que enriquecían cada plano de sus películas.
Pero, no se reduce a lo técnico el talento de este realizador. Su entendimiento del amor, franco, maduro y en libertad, lo refleja con fuerza en cada una de sus obras, y en este filme, vuelve a enaltecer a las damas con actitudes que trascienden el yo y la felicidad personal, para conservar intacta la existencia del ser al que se ama, y todo se hace en secreto, porque por nada del mundo se desea un amor comprado u obligado por el agradecimiento. Quien tiene un "amor" así, no tiene nada.
Marlene Dietrich, como Shanghai Lily, consigue el carácter de la mujer con mayúsculas y nos hace amarla por su lealtad a toda prueba. Clive Brook cumple con su papel, pero sentimos que ha sido el menos carismático de sus partenaires en las obras de Sternberg; y son, Eugene Pallete como Sam Salt, el apostador; y Louise Closser Hale como Mrs. Haggerty, la dama del perrito, los personajes que imponen la cuota divertida, en un filme que resulta realmente atractivo y cuyo rigor técnico (merecidamente compensado con el Oscar), nos deja plenamente satisfechos.
27 de septiembre de 2015
27 de septiembre de 2015
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si alguna vez hubo una diosa esa fue Marlene en "El expreso de Shangai". Todo el glamur de la edad dorada de Hollywood se concentra en esta cinta. Y un detalle para fijarnos: durante los primeros años del sonoro las películas no solían incluir música que no estuviera justificada en el argumento. Es decir, una radio, un disco, o una orquesta tocando, lo cual hace que, a menudo, las pelis de esos años nos parezcan "vacías" o algo insípidas en ciertos momentos, ya que nosotros estamos acostumbrados precisamente a la música que nos subraya y acentúa las escenas. Von Sternberg, soslaya esa cuestión con el ruido del tren, presente casi todo el tiempo, o con el jaleo del bullicio de la estación, de tal forma que no echamos de menos la banda sonora. En fin, una película para enamorarse de Marlene Dietrich, que no interpreta su papel ni un sólo segundo, sino que se dedica a dejrse fotografiar por la cámara y a que todos nos quedemos prendados de ella. Qué tía.
28 de junio de 2017
28 de junio de 2017
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tuvo tres nominaciones, ganando el oscar Lee Garmes por la mejor fotografía. Las otras nominaciones fueron pelicula y director: Josef Von Sternberg.
Estuvo interpretada por Marlene Dietritch, Clive Brook y Warner Oland. Era la cuarta vez que actriz y director trabajaban juntos.
En ella se cuenta la historia de un grupo de personas que viajan en el tren destino a Shanghai durante la guerra civil. Esas personas, todas muy distintas entre si, son la parte más interesante de la película; más incluso que la trama principal de la película, que se sostiene gracias a estos pasajeros. (Esto me recordó a La diligencia (1939) donde también se daba gran importancia a los pasajeros de la diligencia y su psicología). Entre ellos viaja Shanghai Lily (Marlene Dietritch) que fue engañada por un antiguo amor (curiosamente también viaja en el tren) y que después de ello, se ganó una reputación de mujer ligera.
La película no emociona más que en el sentido que es un tipo de cine que ya no se hace, y en que está la Dietritch que destaca más por su presencia que por su interpretación, y que la cámara mima hasta límites insospechables.
Su estreno fue el 12 de febrero de 1932. La premiere fue en Los Angeles el día 3 de ese mes.
Estuvo interpretada por Marlene Dietritch, Clive Brook y Warner Oland. Era la cuarta vez que actriz y director trabajaban juntos.
En ella se cuenta la historia de un grupo de personas que viajan en el tren destino a Shanghai durante la guerra civil. Esas personas, todas muy distintas entre si, son la parte más interesante de la película; más incluso que la trama principal de la película, que se sostiene gracias a estos pasajeros. (Esto me recordó a La diligencia (1939) donde también se daba gran importancia a los pasajeros de la diligencia y su psicología). Entre ellos viaja Shanghai Lily (Marlene Dietritch) que fue engañada por un antiguo amor (curiosamente también viaja en el tren) y que después de ello, se ganó una reputación de mujer ligera.
La película no emociona más que en el sentido que es un tipo de cine que ya no se hace, y en que está la Dietritch que destaca más por su presencia que por su interpretación, y que la cámara mima hasta límites insospechables.
Su estreno fue el 12 de febrero de 1932. La premiere fue en Los Angeles el día 3 de ese mes.
13 de abril de 2021
13 de abril de 2021
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Terminando de ver “Shanghai Express” (1932) de Josef von Sternberg con Marlene Dietrich, Clive Brook, Warner Oland, Anna May Wong, Eugene Pallette, Gustav von Seyffertitz, Louise Closser Hale, Lawrence Grant, Emile Chautard, entre otros.
Drama basado en “Sky Over China”, también conocida como “China Pass” (1931) de Harry Hervey, uno de los guionistas más solicitados de la primera mitad del siglo XX, elogiado por críticos de literatura, teatro y cine; que a su vez se basó libremente en el incidente del 6 de mayo de 1923, en el que un señor de la guerra de Shandong, capturó el tren expreso de Shanghái a Beijing, donde 25 occidentales y 300 chinos fueron tomados como rehenes.
Todos los rehenes capturados en el incidente fueron rescatados con éxito; y también se hace eco de los elementos del cuento “Boule de Suif” de Guy de Maupassant, en el contexto de los viajeros detenidos en un país en guerra, y una mujer llamada a dormir con el comandante a cargo...
La trama es onírica y poco realista, evidentemente von Sternberg odiaba el realismo; el vestuario es tan exquisito como excesivo, imposible de contener en el supuesto equipaje de La Dietrich; la atmósfera está deliciosamente cubierta de decadencia, exotismo, buena parte para la gran Anna Mae Wong; y deterioro en paredes, listones... y fantasías, sin olvidar el capricho de von Sternberg por los pollos...
La historia es básicamente un romance roto que busca curarse, no es casual que “la verdadera historia” sea la de Dietrich y von Sternberg en la 4° de las 7 películas que hicieron juntos; siendo estrenada durante La Gran Depresión, fue un gran éxito entre el público, recaudando $3.7 millones solo en EEUU, convirtiéndose en el mayor éxito financiero de las colaboraciones de Dietrich/von Sternberg, y siendo la película de mayor recaudación de 1932, superando a la estelar película ganadora del Oscar como Mejor Película, “Gran Hotel”
Obviamente, este fue un vehículo estrella para Marlene, que hace una actuación impresionante, lenguaraz y audaz como Shanghai Lily; cada movimiento suyo está fríamente calculado, apenas para soltar los “flashes” de las fotos que han perdurado hasta hoy como referentes del glamour y lo exótico; pero La Dietrich tiene una gran rival en pantalla, y es la roba escenas Anna May Wong, que aprovecha al máximo el papel de la valiente prostituta china.
Pero “Shanghai Express” es memorable por su estilística cinematografía de claroscuro en blanco y negro; y aunque Lee Garmes recibió El Premio de La Academia a La Mejor Cinematografía, según Dietrich, fue von Sternberg quien fue responsable de la mayor parte.
Aquí hay un gran alboroto por el exceso de ejercicio en todas las áreas; los elementos visuales son abrumadores y suntuosos; los trajes son vistosos y extravagantes; crean una gran cantidad de tejidos, luces y espacios, capturado en la cinematografía en blanco y negro más deliciosa que uno puede encontrar en cualquier lugar.
Y en el fondo se discute el interés en las cuestiones de raza y colonialismo, y señala la peculiar bifurcación donde la mayoría de los personajes blancos respetables son vistos como imperfectos y racistas.
Solo Dietrich, Wong y, en cierta medida, “Doc” Harvey, tienen algún valor moral real; y bien podríamos llamar a la película una sorprendentemente feminista, con Dietrich siendo una presencia fuerte y dominante, y al personaje de Wong, su igual.
Sin embargo, no todo fue color de rosa, a los jefes de Paramount les preocupaba que La Oficina Hays vigilara de cerca la película, debido a la representación del Reverendo Carmichael y la representación de La Revolución China; no es casual que ese país inicialmente prohibiera la película, exigiendo su retirada de la circulación mundial; una prohibición que se levantó cuando Paramount se comprometió a no hacer otra película sobre política china.
“Se necesitó más de un hombre para cambiar mi nombre a Shanghai Lily”
RECOMENDADA
http://lecturascinematograficas.blogspot.com/
Drama basado en “Sky Over China”, también conocida como “China Pass” (1931) de Harry Hervey, uno de los guionistas más solicitados de la primera mitad del siglo XX, elogiado por críticos de literatura, teatro y cine; que a su vez se basó libremente en el incidente del 6 de mayo de 1923, en el que un señor de la guerra de Shandong, capturó el tren expreso de Shanghái a Beijing, donde 25 occidentales y 300 chinos fueron tomados como rehenes.
Todos los rehenes capturados en el incidente fueron rescatados con éxito; y también se hace eco de los elementos del cuento “Boule de Suif” de Guy de Maupassant, en el contexto de los viajeros detenidos en un país en guerra, y una mujer llamada a dormir con el comandante a cargo...
La trama es onírica y poco realista, evidentemente von Sternberg odiaba el realismo; el vestuario es tan exquisito como excesivo, imposible de contener en el supuesto equipaje de La Dietrich; la atmósfera está deliciosamente cubierta de decadencia, exotismo, buena parte para la gran Anna Mae Wong; y deterioro en paredes, listones... y fantasías, sin olvidar el capricho de von Sternberg por los pollos...
La historia es básicamente un romance roto que busca curarse, no es casual que “la verdadera historia” sea la de Dietrich y von Sternberg en la 4° de las 7 películas que hicieron juntos; siendo estrenada durante La Gran Depresión, fue un gran éxito entre el público, recaudando $3.7 millones solo en EEUU, convirtiéndose en el mayor éxito financiero de las colaboraciones de Dietrich/von Sternberg, y siendo la película de mayor recaudación de 1932, superando a la estelar película ganadora del Oscar como Mejor Película, “Gran Hotel”
Obviamente, este fue un vehículo estrella para Marlene, que hace una actuación impresionante, lenguaraz y audaz como Shanghai Lily; cada movimiento suyo está fríamente calculado, apenas para soltar los “flashes” de las fotos que han perdurado hasta hoy como referentes del glamour y lo exótico; pero La Dietrich tiene una gran rival en pantalla, y es la roba escenas Anna May Wong, que aprovecha al máximo el papel de la valiente prostituta china.
Pero “Shanghai Express” es memorable por su estilística cinematografía de claroscuro en blanco y negro; y aunque Lee Garmes recibió El Premio de La Academia a La Mejor Cinematografía, según Dietrich, fue von Sternberg quien fue responsable de la mayor parte.
Aquí hay un gran alboroto por el exceso de ejercicio en todas las áreas; los elementos visuales son abrumadores y suntuosos; los trajes son vistosos y extravagantes; crean una gran cantidad de tejidos, luces y espacios, capturado en la cinematografía en blanco y negro más deliciosa que uno puede encontrar en cualquier lugar.
Y en el fondo se discute el interés en las cuestiones de raza y colonialismo, y señala la peculiar bifurcación donde la mayoría de los personajes blancos respetables son vistos como imperfectos y racistas.
Solo Dietrich, Wong y, en cierta medida, “Doc” Harvey, tienen algún valor moral real; y bien podríamos llamar a la película una sorprendentemente feminista, con Dietrich siendo una presencia fuerte y dominante, y al personaje de Wong, su igual.
Sin embargo, no todo fue color de rosa, a los jefes de Paramount les preocupaba que La Oficina Hays vigilara de cerca la película, debido a la representación del Reverendo Carmichael y la representación de La Revolución China; no es casual que ese país inicialmente prohibiera la película, exigiendo su retirada de la circulación mundial; una prohibición que se levantó cuando Paramount se comprometió a no hacer otra película sobre política china.
“Se necesitó más de un hombre para cambiar mi nombre a Shanghai Lily”
RECOMENDADA
http://lecturascinematograficas.blogspot.com/
25 de febrero de 2022
25 de febrero de 2022
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
60/22(23/02/22) Valioso film dirigido por el maestro austriaco Josef von Sternberg, hecho a mayor gloria de su musa (y entonces pareja) berlinesa Marlene Dietrich (la cuarta de las siete colaboraciones que tuvieron; Juntos habían hecho ya “El ángel azul”, “Marruecos” y “Fatalidad”, y juntos harían más tarde “La venus rubia”, “Capricho imperial” y “El diablo es una mujer”). Para lo que la actriz de “El Ángel Azul” despliega todo su encanto magnético, sin ser una gran intérprete, es una diva y hace gala de ello con su rostro fascina y embruja, a lo que se añade la personalidad de Shanghái Lily, críptica y nebulosa que le infiere aún más seducción, con esa costumbre de fumar empedernidamente que la envuelve en humo cual figura etérea, Maravillosa.
El drama fue escrito por Jules Furthman (“El Sueño eterno” o “Rio Bravo”), para un drama basado en “Sky Over China”, también conocido como “China Pass” (1931) de Harry Hervey, que a su vez se basó libremente en el incidente de Lincheng del 6 de mayo de 1923, en el que un señor de la guerra de Shandong, capturó el tren expreso de Shanghái a Beijing, donde 25 occidentales y 300 chinos fueron tomados como rehenes, uno de los cuales era Lucy Aldrich, todos fueron rescatados con éxito. La historia también se hace eco de elementos del cuento "Boule de Suif " del galo Guy de Maupassant en el escenario de viajeros detenidos en un país en guerra y una mujer llamada a acostarse con el comandante a cargo, sin embargo, el desenlace está alterado *.
Siendo notorio de esta película el gran manejo de la fotografía en glorioso b/n del habitual del director, como es el cinematógrafo Lee Garmes, que extrae de la estrella germana un magnetismo misterioso que nos hace desearla en como la cámara la acaricia con hermoso primeros planos, manejando en el metraje todo un caudal de elementos provenientes del expresionismo alemán, jugando con luces y sombras, con lo velado (hay tules para cubrir el rostro de Marlene), con la semioscuridad, con el humo tanto de los que fuman, como del tren, proyectando una atmósfera malsana y turbia, asimismo es de apreciar la fluidez con que el objetivo se mueve en un lugar angosto entre los diferentes personajes, aunque la Dietrich dijo que fue von Sternberg quien fue responsable de la mayor parte de la fotografía; La artificiosa China que vemos es fruto del trabajo en estudio (Paramount Studios en Hollywood) de la dirección artística del tri-oscarizado (por “El pirata y la dama”, “Sunset Boulevard” y “Sanson y Dalila”) Hans Dreier; Aunque lo que también destaca es el vistoso vestuario creado por Travis Banton (“Perversidad” o “El proceso Paradine”), sobre todo para la Dietrich, dotándolo de vida híper realista, con mucho velo y pluma, con vestidos ajustados que la hacen moverse cual si se deslizara.
En el corazón de la historia está un amor roto años atrás (una pareja encarnada por Marlene y Clive Brook), que por casualidad en un viaje en tren vuelve a reunir a los antiguos amantes. Para darle salsa a la situación nos colocan en un lugar exótico, algo muy del gusto del tiempo, en plena Gran Depresión el público gustaba de viajar en sus butacas a sitios lejanos que les separaran de sus problemas. Algo de lo que Woody Allen dio cuenta en su “La Rosa Púrpura del Cairo”. También tenemos a un grupo variopinto de personajes rodeando a la pareja en esta travesía ferroviaria, recordándome en este sentido a la posterior fordiana “La Diligencia”, reflejando estereotipos de la sociedad y de cómo diferentes nacionalidades surcaban China por entonces: Aquí tenemos a un misionero adusto Sr. Carmichael (estupendo Lawrence Grant), representante de los prejuicios anclados en dogmatismo religiosos; una anciana puritana con perrito faldero, la Sra. Haggerty (excelente en su villanía Louise Closser Hale); un muy aficionado a las apuestas Sam Salt (buen Eugene Pallette), como representante de la demagogia social; un traficante de opio alemán Eric Baum (notable Gustav von Seyffertitz), que parece sufrir de sabañones, como un hedonista hipocondriaco; una meretriz oriental Hui Fei (roba-escenas Anna May Wong, única oriental real en el reparto), ejemplo de la intolerancia a su persona; un chino mestizo llamado Henry Chang (Warner Orland), ejemplo de cómo vuelcan el racismo sobre él, aun estando en su tierra; y el oficial francés Mayor Lenard (correcto Emile Chautard) como ejemplo del chauvinismo colonialista.
Tratando en su devenir temas como la hipocresía social, las falsas apariencias, el sacrificio por amor, e incluso el colonialismo asociado al racismo, y de donde remanece un loable (para el año que se hizo al película) sentido del empoderamiento femenino, donde la protagonista se erige en una mujer fuerte, valiente, y segura de sí misma en lo que quiere y como lo quiere, siendo importante en este sentido la fe inquebrantable en quien amas. Es una elegante cinta, con dosis de intriga, con momentos tan tensos como cuando hay una violación y cómo reacciona la gente (¿?).Con un ágil desarrollo, con personajes bien definidos, con choques de caracteres que desbordan modernura en cómo hacen ver el puritanismo social como impostado y falsario, con diálogos ingeniosos y algunos tan sabrosos como el quizás más famoso de la película, donde la mordacidad y el cinismo se dan la mano cuando Lily le dice a Donald, ‘Me he cambiado el nombre’, y él responde, ‘Te has casado?, ella, ‘No, pero necesité más de un hombre para cambiar mi nombre por Shanghai Lily’. Aunque el paso del tiempo ha convertido sus situaciones en algo artificiosas y manufacturadas, pero teniendo el mérito de no caer nunca en los sensiblero o almibarado, sortean esto con inteligencia. Aunque como tara está que Clive Brook resulta acartonado en su rol de amante despechado. Tampoco es que el final sea original o deje especial huella.
El drama fue escrito por Jules Furthman (“El Sueño eterno” o “Rio Bravo”), para un drama basado en “Sky Over China”, también conocido como “China Pass” (1931) de Harry Hervey, que a su vez se basó libremente en el incidente de Lincheng del 6 de mayo de 1923, en el que un señor de la guerra de Shandong, capturó el tren expreso de Shanghái a Beijing, donde 25 occidentales y 300 chinos fueron tomados como rehenes, uno de los cuales era Lucy Aldrich, todos fueron rescatados con éxito. La historia también se hace eco de elementos del cuento "Boule de Suif " del galo Guy de Maupassant en el escenario de viajeros detenidos en un país en guerra y una mujer llamada a acostarse con el comandante a cargo, sin embargo, el desenlace está alterado *.
Siendo notorio de esta película el gran manejo de la fotografía en glorioso b/n del habitual del director, como es el cinematógrafo Lee Garmes, que extrae de la estrella germana un magnetismo misterioso que nos hace desearla en como la cámara la acaricia con hermoso primeros planos, manejando en el metraje todo un caudal de elementos provenientes del expresionismo alemán, jugando con luces y sombras, con lo velado (hay tules para cubrir el rostro de Marlene), con la semioscuridad, con el humo tanto de los que fuman, como del tren, proyectando una atmósfera malsana y turbia, asimismo es de apreciar la fluidez con que el objetivo se mueve en un lugar angosto entre los diferentes personajes, aunque la Dietrich dijo que fue von Sternberg quien fue responsable de la mayor parte de la fotografía; La artificiosa China que vemos es fruto del trabajo en estudio (Paramount Studios en Hollywood) de la dirección artística del tri-oscarizado (por “El pirata y la dama”, “Sunset Boulevard” y “Sanson y Dalila”) Hans Dreier; Aunque lo que también destaca es el vistoso vestuario creado por Travis Banton (“Perversidad” o “El proceso Paradine”), sobre todo para la Dietrich, dotándolo de vida híper realista, con mucho velo y pluma, con vestidos ajustados que la hacen moverse cual si se deslizara.
En el corazón de la historia está un amor roto años atrás (una pareja encarnada por Marlene y Clive Brook), que por casualidad en un viaje en tren vuelve a reunir a los antiguos amantes. Para darle salsa a la situación nos colocan en un lugar exótico, algo muy del gusto del tiempo, en plena Gran Depresión el público gustaba de viajar en sus butacas a sitios lejanos que les separaran de sus problemas. Algo de lo que Woody Allen dio cuenta en su “La Rosa Púrpura del Cairo”. También tenemos a un grupo variopinto de personajes rodeando a la pareja en esta travesía ferroviaria, recordándome en este sentido a la posterior fordiana “La Diligencia”, reflejando estereotipos de la sociedad y de cómo diferentes nacionalidades surcaban China por entonces: Aquí tenemos a un misionero adusto Sr. Carmichael (estupendo Lawrence Grant), representante de los prejuicios anclados en dogmatismo religiosos; una anciana puritana con perrito faldero, la Sra. Haggerty (excelente en su villanía Louise Closser Hale); un muy aficionado a las apuestas Sam Salt (buen Eugene Pallette), como representante de la demagogia social; un traficante de opio alemán Eric Baum (notable Gustav von Seyffertitz), que parece sufrir de sabañones, como un hedonista hipocondriaco; una meretriz oriental Hui Fei (roba-escenas Anna May Wong, única oriental real en el reparto), ejemplo de la intolerancia a su persona; un chino mestizo llamado Henry Chang (Warner Orland), ejemplo de cómo vuelcan el racismo sobre él, aun estando en su tierra; y el oficial francés Mayor Lenard (correcto Emile Chautard) como ejemplo del chauvinismo colonialista.
Tratando en su devenir temas como la hipocresía social, las falsas apariencias, el sacrificio por amor, e incluso el colonialismo asociado al racismo, y de donde remanece un loable (para el año que se hizo al película) sentido del empoderamiento femenino, donde la protagonista se erige en una mujer fuerte, valiente, y segura de sí misma en lo que quiere y como lo quiere, siendo importante en este sentido la fe inquebrantable en quien amas. Es una elegante cinta, con dosis de intriga, con momentos tan tensos como cuando hay una violación y cómo reacciona la gente (¿?).Con un ágil desarrollo, con personajes bien definidos, con choques de caracteres que desbordan modernura en cómo hacen ver el puritanismo social como impostado y falsario, con diálogos ingeniosos y algunos tan sabrosos como el quizás más famoso de la película, donde la mordacidad y el cinismo se dan la mano cuando Lily le dice a Donald, ‘Me he cambiado el nombre’, y él responde, ‘Te has casado?, ella, ‘No, pero necesité más de un hombre para cambiar mi nombre por Shanghai Lily’. Aunque el paso del tiempo ha convertido sus situaciones en algo artificiosas y manufacturadas, pero teniendo el mérito de no caer nunca en los sensiblero o almibarado, sortean esto con inteligencia. Aunque como tara está que Clive Brook resulta acartonado en su rol de amante despechado. Tampoco es que el final sea original o deje especial huella.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
La historia también se hace eco de elementos del cuento "Boule de Suif " del galo Guy de Maupassant en el escenario de viajeros detenidos en un país en guerra y una mujer llamada a acostarse con el comandante a cargo, sin embargo, el desenlace está alterado, ya que en la historia la mujer no asesina al comandante.
Nominada a 3 Oscar (película, director y fotografía), consigue uno (fotografía). Recaudó la cinta $3.7 millones solo en EEUU, convirtiéndose en el mayor éxito financiero de las colaboraciones de Dietrich/von Sternberg, y siendo la película de mayor recaudación de 1932, superando a la estelar película ganadora del Oscar como Mejor Película, “Gran Hotel”. Se han hecho remakes como Night Plane de Chungking (1943) y Peking Express (1951).
Me queda un melodrama romántico bien urdido, donde brilla Marlene. Fuerza y honor!!!
Nominada a 3 Oscar (película, director y fotografía), consigue uno (fotografía). Recaudó la cinta $3.7 millones solo en EEUU, convirtiéndose en el mayor éxito financiero de las colaboraciones de Dietrich/von Sternberg, y siendo la película de mayor recaudación de 1932, superando a la estelar película ganadora del Oscar como Mejor Película, “Gran Hotel”. Se han hecho remakes como Night Plane de Chungking (1943) y Peking Express (1951).
Me queda un melodrama romántico bien urdido, donde brilla Marlene. Fuerza y honor!!!
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