Efectivamente, el contexto es lo que más se puede destacar de una película que para el año de su realización me ha sorprendido negativamente, ya lo diré ya nada más empezar, porque se realiza un blanqueo lamentable y descarado del colaboracionismo. Ella aparece por ahí (igual que él, dentro de un enorme flashback) acosada y acusada por haber sido amiguita de los alemanes, y lejos de defenderse, lejos de intentar demostrar una inocencia que, iluso de mí, esperaba y hasta necesitaba, resulta que confiesa eso precisamente, que fue amiguita de los nazis. Él es un partisano, lucha contra los amiguitos de ella y nos tenemos que creer su historia de amor.

Estoy convencido que como espectadores todos tenemos la obligación de poner límites a las licencias artísticas que un cineasta tiene que manejar para que cualquier película avance. "Manon" es indigesta por la esencia propia de su protagonista, por la ineficaz historia de amor y porque H.G. Clouzot (nada menos que él, qué desilusión) propone una historia que nada tiene que ver con la épica de la supervivencia sino con el egoísmo y la ceguera del materialismo. Una pena, porque el contexto histórico es maravilloso, los inmediatos años después de la liberación de un país después de varios años de ocupación. Y resulta que Manon quiere vestir bien y tener lujos. No se contenta con una lata de sardinas. ¿Y él?; de machito alfa, de tipo duro, condenado por un amor ridículo, se nos transforma en un corderito manipulado capaz de perdonar al mismo diablo.

Lo lamento, pero chirría tanto ese amor que no he podido... no he podido...