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Dos extraños amantes

Romance. Comedia Alvy Singer, un cuarentón bastante neurótico, trabaja como humorista en clubs nocturnos. Tras romper con Annie, reflexiona sobre su vida, rememorando sus amores, sus matrimonios, pero sobre todo su relación con Annie. Al final, llega a la conclusión de que son sus manías y obsesiones las que siempre acaban arruinando su relación con las mujeres. (FILMAFFINITY)
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8
7 de diciembre de 2015
19 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Jamás pertenecería a un club que tuviese a alguien como yo de socio". O, parafraseando a Nietzsche, el privilegio de ser uno mismo puede pagarse con la soledad más absoluta.

En cada ocasión en que a Alvy le apetecía revisar por enésima vez 'La tristeza y la piedad', él daba un paso en dirección contraria a Annie. La naturaleza estrictamente neoyorquina, urbana y pesimista de él, contrastaba con el natural afable, cercano y ávido de mundo de ella. En suma, la fecha de caducidad no admitía equívocos.

...

'Annie Hall' fue el bautismo de fuego de Woody Allen; su demostración de que era algo más que un cómico suficientemente divertido como para hacer largometrajes. A mi modo de ver, superó la prueba. En 'Annie Hall' hay mayor seriedad y densidad temática, y menos desaliño, que en las anteriores 'Bananas', 'Toma el dinero y corre' o 'El dormilón'. No obstante, persiste algo de "síndrome del sketch": una dispersión estructural muy en línea con la inventiva del comediante, que se rige más por chispazos de ingenio verbal o visual que por la expresión gradual y meditada de un contenido a exponer. Las secuencias donde Alvy rememora su infancia (remiten a 'Amarcord', de Fellini); son ejemplos de segmentos que, pese a ser divertidos, se sienten algo ajenos al resto de la obra, y dejan sabor a 'brainstorming' de ideas notables pero azarosas. La narrativa no lineal de 'Annie Hall' es llamativa y amena, pero también deshilvanada y, en cierta forma, caprichosa.

En mi opinión, 'Annie Hall' es un hito dentro de la carrera de Woody Allen, pero no alcanza la solidez de sus trabajos de mayor firmeza ('Delitos y faltas', 'La rosa púrpura del Cairo' o 'Hannah y sus hermanas'...). Podría considerarse el 'punto de partida' de la simbiosis entre el Allen cómico y el Allen reflexivo, que rara vez se separarán ya.

...

Woody orquesta en 'Annie Hall' una especie de oda mitificadora a la figura de la ex-pareja, encarnada por su musa Diane Keaton. En la introducción, el propio Alvy nos advierte y ubica: Annie le ha dejado. Todo lo que acontece es una amalgama de vivencias y convivencias, rencores y lamentos, dimes y diretes, pero la película termina como empieza. Invita a una mirada melancólica sobre el ideal de la pareja perdida que, como todo lo extinto, tiende a ser magnificado. Pese a las incontables risas y el afilado ingenio, la película es desalentadora; la aventura de cocinar langostas sólo ocurrirá una única vez, y es imposible encontrar explicaciones a ello, porque es inexplicable el caos humano.

La última escena merece mención. Cuando la relación ya está irremediablemente deshecha, Alvy y Annie se encuentran por última vez. Al despedirse, después de toda una película dedicada a ellos dos (o a ella, más bien), se pierden cada uno por un extremo de la pantalla para no volverse a ver, mientras el tráfico sigue impasible su curso y la cámara se queda como observadora de ese pedazo de calle, escenario mundano de un momento emocionalmente capital. Es, quizás, uno de los momentos más representativos de la filmografía del director; de su recurrente retrato de la conexión entre la ciudad y el ser humano. Y arroja una irónica lucidez sobre ese género de personas que, habiendo compartido todos nuestros secretos y rutinas durante años de relación, pasarán de ser una presencia inmediata y constante en el día a día, a una presencia fantasmal en la memoria.

Supongo que, con esta película, Allen quería hacer su pequeña disertación, y quizás homenaje, sobre la extraña existencia de las Annies de este mundo, que, en realidad, tan bien nos conocen.

Gracias.
6
5 de julio de 2011
22 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace unos meses emprendí la tarea de ver en orden cronológico toda la filmografía de Woody Allen. La verdad es que muchas de ellas ya las he visto, pero como este director es acreedor de una admiración que yo sólo comparto a veces, quería, si es que era necesario, rehabilitarme cinefilamente, y ver ese gran talento que yo solo reconozco en parte.

De las primeras películas, recuerdo que no me emocionaron demasiado, y el volverlas a ver me lo ha confirmado, de ahí que esperara impaciente ese punto de inflexión, que yo pensaba que iba a ser "Annie Hall", para empezar a saborear al autor.

Pues nada más lejos de la realidad, sigo a contracorriente, y si bien la historia es más sólida, los diálogos mas interesantes, no se produce ningún momento de "humor chorra", como los que hay en sus primeros films, y hay una ambición y un lógico desarrollo en contar una historia, y no como hasta ahora en juntar gracietas, ... tengo que decir, que esta película no me ha llegado, resultándome un poco atropellada y más superficial de lo que pretende.

Hay un estilo, una ambición, buenas interpretaciones, pero la verdad es que me importa poco si la pareja protagonista sigue o no junta, ni me emociona su amor, ni me estremece su desamor, me río alguna vez, y punto.

Lo siento, pero es lo que opino, no obstante sigo en la brecha y sigo con el ciclo.
26 de diciembre de 2017
18 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Situado en el centro, Allen habla directamente a la cámara porque él es "el foco de la película". Su personaje es un intelectual judío y neurótico que no soporta que se enamore de una chica de perfil muy distinto al suyo. Su obsesión en torno a ella es un brillante sarcasmo de las costumbres sociales, prejuicios y complejos de las ciudades modernas.

'Annie Hall' es una exploración autobiográfica, desenfadada y encantadora del universo tan complejo del que forman parte las relaciones sentimentales, tan necesarias como efímeras, donde contemplaremos la evolución de su relación actual y otros recuerdos de su vida privada entremezclándose de forma incongruente mediante flashbacks.

Llena de frases ingeniosas y escenas surrealistas, 'Annie Hall' es su obra más innovadora. En algunos momentos de la película, Allen usa subtítulos para contradecir lo que dicen sus personajes o divide la pantalla. Técnicas visuales empleadas por directores europeos, todos ellos idolatrados por el director neoyorquino.

Además, muestra la relación amor-odio de la sociedad estadounidense con los intelectuales y critica a los políticos de aquellos años. Lo plasma en escenas como aquella en la que se pelea con un espectador "gafapasta" que habla de Federico Fellini en un cine y esa donde rehúye de tener sexo con una mujer tras reflexionar sobre el asesinato de John F. Kennedy.
8
1 de julio de 2011
19 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película de las catalogadas sin duda de "Obra Maestra".

Una profunda reflexión sobre las relaciones sentimentales y una magnífica exposición de las diferentes personalidades del ser humano.
Una narración y unos dialogos absolutamente míticos, en los cuales se aprecia la infinita inteligencia de Woody Allen (perfecto en la dirección y perfecto en la interpretación).
Uno de los grandes guiones de la historia del cine, repleto de ironía, inteligencia, humor ácido, perfeccionismo y, sobre todo, te hace reir muchísimo.
Muchas de las frases utilizadas por Woody Allen en esta película han pasado a la historia, por ejemplo, la definición de masturbación como " Hacer el amor con alguien que amas" o la frase tremendamente ingeniosa de " Un ligue irónico"...Simplemente Genial.
Cine cómico, pero a la vez inteligente, receta Woody Allen.
Película 10 y directa a mi espacio de películas memorables.
4
5 de diciembre de 2016
32 de 49 usuarios han encontrado esta crítica útil
Joshua Bell considerado como el mejor violinista del mundo, realizó una actuación en el metro de Washingon, según una experiencia de el diario 'The Washington Post' deseando demostrar algo conocido y demostrado, como es: La estupidez general.

El experimento, planificado llevó a Bell, con sus vaqueros, camiseta y una gorra, a deslizarse por su Stradivarius de 1713 (valorado en 3,5 millones de dólares) ante las más de mil personas que pasaron a escasos metros de él durante su actuación.
En los 43 minutos que tocó, recaudó en el maletín de su Stradivarius 32 dólares. Los amantes de su música, habían abonado tres días antes 100 dólares por sus asientos en el Boston Symphony Hall, que registró lleno completo.
En cambio, en L'Enfant Plaza, muy pocos transeuntes se detuvieron siquiera unos momentos a escucharle.

Con Woody Allen pasa exactamente lo contrario.... Pocos somos capaces de reconocer su ausencia de talento.
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