El cuento de las comadrejas
2019 

6.8
5,173
Comedia. Intriga. Drama
Remake de la película 'Los muchachos de antes no usaban arsénico', cuenta la historia de una bella estrella de la época dorada del cine, un actor en el ocaso de su vida, un escritor cinematográfico frustrado y un viejo director hacen lo imposible por conservar el mundo que han creado en una vieja mansión ante la llegada de dos jóvenes que presentan una amenaza que lo puede poner todo en peligro. (FILMAFFINITY)
14 de julio de 2019
14 de julio de 2019
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Que satisfacción ver de vez en cuando una excelente película en medio de un páramo cada vez mas reseco.
Hay muchos puntos a favor de verla:
1) Un magnífico guión (dicen que es una remake) que al ser para mí una novedad tengo que alabarlo. Perfectamente sincronizado con los mínimos y totalmente necesarios flash-back encajadados en el momento justo y oscilando entre el drama humano de los perdedores de la vida que defienden con uñas y dientes su aislado status y la comedia negra. El enlace está tan bien logrado que fluye del drama a la comedia con total naturalidad.
2) Un desenlace sorprendente digno de la mejor película de suspense elevando a genial la comedia negra iniciada en el último tercio de la película.
3) Una interpretación fabulosa de actores de la vieja escuela argentina a los que dan réplica dos jovenzuelos haciendo de yuppies apandadores. Ella es Clara Lago, genial y hablando un argentino para mi muy bueno (que opinen los nativos) Y los argentinos hablando de una manera que los españoles agradecemos y entendemos perfectamente. Que alegría no acordarse de pedir mentalmente doblaje como ocurre en otras películas argentinas.
4) Una ambientación que clona y arropa a la perfección a los habitantes de la decadente casa, sus gustos y recuerdos creando el perfecto ambiente que cubre como una capa de invisibilidad frente al mundo exterior a sus personajes.
5) Un desarrollo suave y cadenciso pero nunca aburrido que te permite paladear diálogos y situaciones que van tomando ritmo hasta el sorprendente (aunque parcialmente intuido) final.
Suelo ser extremo en mis críticas o les pongo un 1 porque no hay 0 ó me entusiasmo como con ésta intentando que los lectores pasen de ver las -para mí- auténticos bodrios o se vayan de cabeza al cine como es el el caso de la que hoy nos ocupa. Ánimo y ya me contareís como disfutasteís de esta obra de relojería llena de contrastes, todos excelentes.
Hay muchos puntos a favor de verla:
1) Un magnífico guión (dicen que es una remake) que al ser para mí una novedad tengo que alabarlo. Perfectamente sincronizado con los mínimos y totalmente necesarios flash-back encajadados en el momento justo y oscilando entre el drama humano de los perdedores de la vida que defienden con uñas y dientes su aislado status y la comedia negra. El enlace está tan bien logrado que fluye del drama a la comedia con total naturalidad.
2) Un desenlace sorprendente digno de la mejor película de suspense elevando a genial la comedia negra iniciada en el último tercio de la película.
3) Una interpretación fabulosa de actores de la vieja escuela argentina a los que dan réplica dos jovenzuelos haciendo de yuppies apandadores. Ella es Clara Lago, genial y hablando un argentino para mi muy bueno (que opinen los nativos) Y los argentinos hablando de una manera que los españoles agradecemos y entendemos perfectamente. Que alegría no acordarse de pedir mentalmente doblaje como ocurre en otras películas argentinas.
4) Una ambientación que clona y arropa a la perfección a los habitantes de la decadente casa, sus gustos y recuerdos creando el perfecto ambiente que cubre como una capa de invisibilidad frente al mundo exterior a sus personajes.
5) Un desarrollo suave y cadenciso pero nunca aburrido que te permite paladear diálogos y situaciones que van tomando ritmo hasta el sorprendente (aunque parcialmente intuido) final.
Suelo ser extremo en mis críticas o les pongo un 1 porque no hay 0 ó me entusiasmo como con ésta intentando que los lectores pasen de ver las -para mí- auténticos bodrios o se vayan de cabeza al cine como es el el caso de la que hoy nos ocupa. Ánimo y ya me contareís como disfutasteís de esta obra de relojería llena de contrastes, todos excelentes.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Quizá los argentinos hayan entendido porqué la muerte accidental de las hermanas de Mara no fué avisada a la policía.
Parece ser que el guionista y el director y sus respectivas mujeres se acogieron a la recoleta casa de su cuñada Mara huyendo de una de las dictaduras argentinas.
Es lógico que si hubieran avisado a la policía hubieran sido descubiertos.
El juego con los vomitivos, antídotos y veneno es una exhibición de trileros de alta clase.!Chapeau¡ Dos a cero para el equipo de los veteranos sin partido de vuelta. Me recordó un poco a Nueve Reinas también un crack en ésto de las sorpresas finales
Parece ser que el guionista y el director y sus respectivas mujeres se acogieron a la recoleta casa de su cuñada Mara huyendo de una de las dictaduras argentinas.
Es lógico que si hubieran avisado a la policía hubieran sido descubiertos.
El juego con los vomitivos, antídotos y veneno es una exhibición de trileros de alta clase.!Chapeau¡ Dos a cero para el equipo de los veteranos sin partido de vuelta. Me recordó un poco a Nueve Reinas también un crack en ésto de las sorpresas finales
27 de mayo de 2019
27 de mayo de 2019
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película de Juan José Campanella es una remake de un film de 1976 de Jose M. Martinez Suarez "Los muchachos de antes no usaban Arsénico", una comedia negra maldita del cine argentino, excelente y que me remonta en a mi juventud (la vi muchos años después de estrenada, ya en democracia) por lo cual esperé con temor la remake citada. Creo que Campanella es un director sobrevalorado (por ejemplo en películas como "El hijo de la novia" y "Luna de Avellaneda" que si mal no recuerdo Quintin denomino como "fascismo barrial" en El Amante Cine). Dicho esto creo que es una película lograda, no supera a la original (que tiene un tomo mas caustico y negro) sino que la reinventa, en cierta manera la moderniza y tiene a diferencia de la otra, un tono mas ingenuo.
El guion es correcto, pero lo que destaca creo yo son las brillantes actuaciones de los cuatro veteranos (cada uno de ellos esta increíble) y de la estupenda Clara Lago. No así Nicolás Francella que parece estar copiando el papel de su papa en las comedias televisivas de la década del 80, es el único que desentona.
Hay altibajos técnicos (las filmaciones "no originales" de la protagonista son muy flojas e incluso artificialmente hollywodenses, pero en general el tono del film es muy bueno. Un digno homenaje a su maestro Martínez Suárez y a una gran y maldita obra del cine argentino
El guion es correcto, pero lo que destaca creo yo son las brillantes actuaciones de los cuatro veteranos (cada uno de ellos esta increíble) y de la estupenda Clara Lago. No así Nicolás Francella que parece estar copiando el papel de su papa en las comedias televisivas de la década del 80, es el único que desentona.
Hay altibajos técnicos (las filmaciones "no originales" de la protagonista son muy flojas e incluso artificialmente hollywodenses, pero en general el tono del film es muy bueno. Un digno homenaje a su maestro Martínez Suárez y a una gran y maldita obra del cine argentino
11 de julio de 2019
11 de julio de 2019
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
El trabajo luego de la obra maestra
El 7 de marzo del 2010, Quentin Tarantino y Pedro Almodóvar le entregaban a Juan José Campanella el premio a Mejor película de habla no inglesa en la 82° edición de los premios Oscar, en un intenso año donde competía con Michael Haneke, Jacques Audiard y Claudia Llosa. La obra ganadora de dicha mención fue El secreto de sus ojos (2009), insuperable filme donde Campanella demuestra toda su maestría.
Como le ha pasado a tantos realizadores, era válido preguntarse después de semejante obra maestra: ¿qué más podría hacer Campanella? En realidad para él la respuesta era sencilla, seguir trabajando igual que siempre, series de televisión principalmente.
Por otro lado, Metegol (2013), fue su primer largometraje posterior, un agradable trabajo de animación en 3D que obtuvo en términos generales una buena aceptación. Seis años más se tomó para presentar su siguiente película, no es más que El cuento de las comadrejas, donde realiza el guion junto a Darren Kloomok, basados en el filme Los muchachos de antes no usaban arsénico (1976) de José A. Martínez.
De esta película Campanella toma la base del argumento de los personajes centrales, personas adultas mayores que viven juntos, pero quizá lo más importante a destacar en estas referencias es el tono oscuro del humor, que es una constante a lo largo de las poco más de dos horas de duración del film.
¿De qué va?
Uno de los cambios más significativos que hace Campanella es que modifica la profesión de sus personajes, envolviendo a cada uno de ellos con aspectos relacionados al cine, donde de paso el director bonaerense aprovecha para realizar una serie de chistes relativos a su profesión, llegando incluso a quebrar la cuarta pared.
Campanella presenta leyendas ficticias de la cinematografía argentina, un grupo de viejos amigos que trabajaron juntos en varios filmes, actualmente conviven en una enorme mansión que se puede decir es un personaje más de la trama, al punto de convertirse en el detonante del argumento que va a acontecer y la lucha que estas personas tendrán que hacer.
Mara Ordaz (Graciela Borges) fue la máxima estrella del cine argentino de hace cuarenta años, tanto en el cine local como en Hollywood. Ahora vive de los recuerdos, al borde de la locura y con una personalidad chocante, un gran trabajo tanto de Borges como de los guionistas porque el personaje es realmente detestable.
Los otros protagonistas son Norberto Imbert (Oscar Martínez), de los mejores directores de cine del país sudamericano, Martín Saravia (Marcos Mundstock) guionista con una pluma prodigiosa, y Pedro De Córdova (Luis Brandoni), actor que nunca alcanzó el nivel de excelencia en su campo y que es pareja de Mara.
La por momentos ensoñada y por otros momentos caótica vida de estas personas se ve perturbada por la inesperada llegada de dos jóvenes, Bárbara (Clara Lago) y Francisco (Nicolás Francella), que de casualidad llegan a su casa, estos los reconocen y a partir de ese momento comienzan con su juego.
El desarrollo del juego
Sin embargo, esta idea de supuesta eventualidad no engaña a absolutamente a nadie, es muy evidente que la aparición de estos personajes es todo menos aleatoria, ¿defecto en el guion o simpleza narrativa? Es probable, pero también ganas de no excederse en situaciones innecesarias.
El conflicto pronto se conocerá, estas personas lo que buscan es convencer a los protagonistas de que vendan ese enorme terreno que tienen, para así realizar muy probablemente un complejo de apartamentos tan común en nuestros días. Es claro que lo medios para alcanzar esto son poco éticos, de ahí que se genere una afrenta entre ambos bandos.
Aparte de esta trama principal, hay una secundaria que complementa muy bien a la primera, funciona de forma correcta, especialmente en el momento del clímax y que da la nota romántica. La relación entre Mara y Pedro, que como se hizo mención son pareja, dista mucho de estar bien: celos del pasado, resentimientos del presente y trágicas verdades encubiertas, envolverán la trama con más información relativa a estos personajes, que a la larga funcionará para comprender el porqué de su actuar.
---Continúo en "zona spoiler" por falta de espacio---
El 7 de marzo del 2010, Quentin Tarantino y Pedro Almodóvar le entregaban a Juan José Campanella el premio a Mejor película de habla no inglesa en la 82° edición de los premios Oscar, en un intenso año donde competía con Michael Haneke, Jacques Audiard y Claudia Llosa. La obra ganadora de dicha mención fue El secreto de sus ojos (2009), insuperable filme donde Campanella demuestra toda su maestría.
Como le ha pasado a tantos realizadores, era válido preguntarse después de semejante obra maestra: ¿qué más podría hacer Campanella? En realidad para él la respuesta era sencilla, seguir trabajando igual que siempre, series de televisión principalmente.
Por otro lado, Metegol (2013), fue su primer largometraje posterior, un agradable trabajo de animación en 3D que obtuvo en términos generales una buena aceptación. Seis años más se tomó para presentar su siguiente película, no es más que El cuento de las comadrejas, donde realiza el guion junto a Darren Kloomok, basados en el filme Los muchachos de antes no usaban arsénico (1976) de José A. Martínez.
De esta película Campanella toma la base del argumento de los personajes centrales, personas adultas mayores que viven juntos, pero quizá lo más importante a destacar en estas referencias es el tono oscuro del humor, que es una constante a lo largo de las poco más de dos horas de duración del film.
¿De qué va?
Uno de los cambios más significativos que hace Campanella es que modifica la profesión de sus personajes, envolviendo a cada uno de ellos con aspectos relacionados al cine, donde de paso el director bonaerense aprovecha para realizar una serie de chistes relativos a su profesión, llegando incluso a quebrar la cuarta pared.
Campanella presenta leyendas ficticias de la cinematografía argentina, un grupo de viejos amigos que trabajaron juntos en varios filmes, actualmente conviven en una enorme mansión que se puede decir es un personaje más de la trama, al punto de convertirse en el detonante del argumento que va a acontecer y la lucha que estas personas tendrán que hacer.
Mara Ordaz (Graciela Borges) fue la máxima estrella del cine argentino de hace cuarenta años, tanto en el cine local como en Hollywood. Ahora vive de los recuerdos, al borde de la locura y con una personalidad chocante, un gran trabajo tanto de Borges como de los guionistas porque el personaje es realmente detestable.
Los otros protagonistas son Norberto Imbert (Oscar Martínez), de los mejores directores de cine del país sudamericano, Martín Saravia (Marcos Mundstock) guionista con una pluma prodigiosa, y Pedro De Córdova (Luis Brandoni), actor que nunca alcanzó el nivel de excelencia en su campo y que es pareja de Mara.
La por momentos ensoñada y por otros momentos caótica vida de estas personas se ve perturbada por la inesperada llegada de dos jóvenes, Bárbara (Clara Lago) y Francisco (Nicolás Francella), que de casualidad llegan a su casa, estos los reconocen y a partir de ese momento comienzan con su juego.
El desarrollo del juego
Sin embargo, esta idea de supuesta eventualidad no engaña a absolutamente a nadie, es muy evidente que la aparición de estos personajes es todo menos aleatoria, ¿defecto en el guion o simpleza narrativa? Es probable, pero también ganas de no excederse en situaciones innecesarias.
El conflicto pronto se conocerá, estas personas lo que buscan es convencer a los protagonistas de que vendan ese enorme terreno que tienen, para así realizar muy probablemente un complejo de apartamentos tan común en nuestros días. Es claro que lo medios para alcanzar esto son poco éticos, de ahí que se genere una afrenta entre ambos bandos.
Aparte de esta trama principal, hay una secundaria que complementa muy bien a la primera, funciona de forma correcta, especialmente en el momento del clímax y que da la nota romántica. La relación entre Mara y Pedro, que como se hizo mención son pareja, dista mucho de estar bien: celos del pasado, resentimientos del presente y trágicas verdades encubiertas, envolverán la trama con más información relativa a estos personajes, que a la larga funcionará para comprender el porqué de su actuar.
---Continúo en "zona spoiler" por falta de espacio---
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
El cine
Los puntos que más se disfrutan del largometraje son dos, el primero es el humor fino, pícaro, negro y fluido, chiste tras chiste y como suele suceder, alguno funciona más que otro, otros tienen gran ingenio mientras que por ahí se cola alguno que padece el ser muy predecible.
Estos gags van funcionando en buena medida gracias a las impecables actuaciones del elenco, aunque sí he de mencionar que algunas conversaciones y careos entre los personajes, se antojan como diálogos elaborados, practicados y ejecutados, lo cual es un defecto evidentemente, porque le resta hasta cierto punto credibilidad, se nota la ficción.
El segundo, es todo lo relacionado al mundo del cine, ahí Campanella saca el mejor provecho del texto fílmico. Múltiples referencias al cine: actrices y actores, premios, películas, posters, obras maestras, trabajos desinflados, etc., la más divertida quizá cuando Saravia -el director- le resta importancia al talento que debe tener el realizador de cine. Así mismo, también hay elementos de “cine dentro del cine”, que personalmente nunca me parecen que están de más.
Campanella en tono jocoso presenta estos elementos, pero también hay cuestiones más serias, por ejemplo el prácticamente autoexilio de estos adultos mayores, ante la imposibilidad de trabajar, sí, independientemente del contexto fílmico, es conocido que la industria para las personas de edad avanzada se complica. Aún más si se trata de actrices, como es el caso de Mara, que al borde de la locura intenta revivir sus glorias pasadas.
Conclusiones
El cuento de las comadrejas culmina siendo una obra que se sostiene de buena forma, la composición que hace Campanella en su dirección es muy elaborada, no se puede esperar menos de un director tan curtido y experimentado, que a su vez cuenta con bastantes recursos para hacer su trabajo.
Es una obra redonda que muere con su estilo, donde el humor es el punto primordial y donde como se hizo mención, hay algunos elementos críticos hacia diferentes esferas, que son tocados ligeramente. Se vuelve inverosímil sobre el cierre, pero dentro de sus ideas y su cuerpo funciona bien, a fin de cuentas la película, como su título reza, no deja de ser un cuento.
Más cine en:
http://www.krinegrafo.com/
https://www.facebook.com/1024CdC/
Los puntos que más se disfrutan del largometraje son dos, el primero es el humor fino, pícaro, negro y fluido, chiste tras chiste y como suele suceder, alguno funciona más que otro, otros tienen gran ingenio mientras que por ahí se cola alguno que padece el ser muy predecible.
Estos gags van funcionando en buena medida gracias a las impecables actuaciones del elenco, aunque sí he de mencionar que algunas conversaciones y careos entre los personajes, se antojan como diálogos elaborados, practicados y ejecutados, lo cual es un defecto evidentemente, porque le resta hasta cierto punto credibilidad, se nota la ficción.
El segundo, es todo lo relacionado al mundo del cine, ahí Campanella saca el mejor provecho del texto fílmico. Múltiples referencias al cine: actrices y actores, premios, películas, posters, obras maestras, trabajos desinflados, etc., la más divertida quizá cuando Saravia -el director- le resta importancia al talento que debe tener el realizador de cine. Así mismo, también hay elementos de “cine dentro del cine”, que personalmente nunca me parecen que están de más.
Campanella en tono jocoso presenta estos elementos, pero también hay cuestiones más serias, por ejemplo el prácticamente autoexilio de estos adultos mayores, ante la imposibilidad de trabajar, sí, independientemente del contexto fílmico, es conocido que la industria para las personas de edad avanzada se complica. Aún más si se trata de actrices, como es el caso de Mara, que al borde de la locura intenta revivir sus glorias pasadas.
Conclusiones
El cuento de las comadrejas culmina siendo una obra que se sostiene de buena forma, la composición que hace Campanella en su dirección es muy elaborada, no se puede esperar menos de un director tan curtido y experimentado, que a su vez cuenta con bastantes recursos para hacer su trabajo.
Es una obra redonda que muere con su estilo, donde el humor es el punto primordial y donde como se hizo mención, hay algunos elementos críticos hacia diferentes esferas, que son tocados ligeramente. Se vuelve inverosímil sobre el cierre, pero dentro de sus ideas y su cuerpo funciona bien, a fin de cuentas la película, como su título reza, no deja de ser un cuento.
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18 de diciembre de 2019
18 de diciembre de 2019
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
En esta ocasión, me duele admitirlo, Juan José Campanella no me cautiva ni me sorprende ni su película formará parte de mis ratos y recuerdos de cine. Y admito que hay retazos bien hilvanados; que el tema viene bien al director para componer una sinfonía sobre las nostalgias, los principios, las amistades enquistadas y los peligrosos agentes externos dispuestos a devorar la rancia inocencia; buenos actores, indiscutible profesionalidad técnica...Y, sin embargo, me encuentro a mi mismo preguntándome porqué me resisto a incorporarla a mi memoria fílmica; yo, que gusto de todo lo de Campanella, que presumo de no ser exigente, negándole un sitio en mis alforjas, cargando las tintas sobre sus defectos, en lugar de sobre sus virtudes.
Que me perdone el realizador argentino, pero, aunque sé que no será cierto, a mi me ha parecido que el exceso de competencia actoral rebaja el resultado final de la obra. El mismo divismo que afecta al personaje de Graciela Borges, parece contaminar a los estupendos actores de reparto (Oscar Martínez, Luis Brandoni, Marcos Mundstock) que declaman individualmente, como intérpretes de Hamlet, cada escena que les toca en suerte. El conjunto se resiente, creo, por sobredosis de estrellas.
La comedia negra, aunque se trate de un remake, ha perdido una gran ocasión de encandilar a las gallinas y de advertir a los depredadores nocturnos de que los torpes ratones ya están expectantes.
Que me perdone el realizador argentino, pero, aunque sé que no será cierto, a mi me ha parecido que el exceso de competencia actoral rebaja el resultado final de la obra. El mismo divismo que afecta al personaje de Graciela Borges, parece contaminar a los estupendos actores de reparto (Oscar Martínez, Luis Brandoni, Marcos Mundstock) que declaman individualmente, como intérpretes de Hamlet, cada escena que les toca en suerte. El conjunto se resiente, creo, por sobredosis de estrellas.
La comedia negra, aunque se trate de un remake, ha perdido una gran ocasión de encandilar a las gallinas y de advertir a los depredadores nocturnos de que los torpes ratones ya están expectantes.
11 de julio de 2019
11 de julio de 2019
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sobresaliente el último trabajo de Campanella en el que firma y reescribe el remake de Los muchachos de antes no usaban arsénico. Con diálogos afilados, un humor corrosivo y muy negro el director nos regala una obra que merece la pena disfrutar más de una vez.
Un comienzo repleto de frases que en boca de los cuatro veteranos se convierten en dardos envenenados que se lanzan sin tregua entre ellos. Puyas muy elaboradas, con doble sentido que sirven de presentación o prólogo de una fábula o historia que no dejará indiferente al espectador.
Campanella despliega todo su buen hacer filmando de manera muy clásica, con unos planos que logran meter en tensión al espectador cuando la situación lo requiere y que se centra en los intérpretes. Un elenco espectacular que hace la labor del director más fácil, de eso no hay duda. Y Campanella que ha demostrado ser un tipo listo en esto del cine se apoya en unos intérpretes sobresalientes.
Destacan Graciela Borges que consigue hacer recordar en muchos momentos con su actuación a Gloria Swanson en El crepúsculo de los dioses y Clara Lago, de la que albergaba dudas que quedan disipadas en cuanto ves su gesto, su cara, con esa pose superficial, soberbia y desagradable que hace que su personaje te caiga mal desde el inicio.
Pero por encima de todos destaca Oscar Martínez. El protagonista de El ciudadano ilustre sigue sorprendiéndome en cada película en la que aparece siendo de esos intérpretes que se adueñan de la situación con su presencia y llega a eclipsar al resto del reparto. El actor, con amplia experiencia teatral, se mueve como pez en en el agua en un película con aroma teatral, ya que gran parte de la misma esta rodada dentro de la mansión y los planos exteriores -sin contar el jardín de la misma- son escasos.
El cuento de las comadrejas es una película muy recomendable, de esas que merecen la pena ser vistas en el cine y después comentar con amigos. Una historia muy placentera cuyas dos horas se pasan volando, ideal para cualquier tarde de calor de este verano tórrido que acabamos de comenzar -y quizá su fecha de estreno sea el punto débil-. Una estación en lo que al cine se refiere muy pobre en cuanto a calidad, pero que de vez en cuando nos sorprende con alguna joya como esta.
Más datos sobre esta y otras películas en argoderse.com
Y en Facebook en la página argodersecine
Un comienzo repleto de frases que en boca de los cuatro veteranos se convierten en dardos envenenados que se lanzan sin tregua entre ellos. Puyas muy elaboradas, con doble sentido que sirven de presentación o prólogo de una fábula o historia que no dejará indiferente al espectador.
Campanella despliega todo su buen hacer filmando de manera muy clásica, con unos planos que logran meter en tensión al espectador cuando la situación lo requiere y que se centra en los intérpretes. Un elenco espectacular que hace la labor del director más fácil, de eso no hay duda. Y Campanella que ha demostrado ser un tipo listo en esto del cine se apoya en unos intérpretes sobresalientes.
Destacan Graciela Borges que consigue hacer recordar en muchos momentos con su actuación a Gloria Swanson en El crepúsculo de los dioses y Clara Lago, de la que albergaba dudas que quedan disipadas en cuanto ves su gesto, su cara, con esa pose superficial, soberbia y desagradable que hace que su personaje te caiga mal desde el inicio.
Pero por encima de todos destaca Oscar Martínez. El protagonista de El ciudadano ilustre sigue sorprendiéndome en cada película en la que aparece siendo de esos intérpretes que se adueñan de la situación con su presencia y llega a eclipsar al resto del reparto. El actor, con amplia experiencia teatral, se mueve como pez en en el agua en un película con aroma teatral, ya que gran parte de la misma esta rodada dentro de la mansión y los planos exteriores -sin contar el jardín de la misma- son escasos.
El cuento de las comadrejas es una película muy recomendable, de esas que merecen la pena ser vistas en el cine y después comentar con amigos. Una historia muy placentera cuyas dos horas se pasan volando, ideal para cualquier tarde de calor de este verano tórrido que acabamos de comenzar -y quizá su fecha de estreno sea el punto débil-. Una estación en lo que al cine se refiere muy pobre en cuanto a calidad, pero que de vez en cuando nos sorprende con alguna joya como esta.
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