Despues de haber ojeado las críticas de los usuarios de filaffinity sólo puedo decir una cosa: a nadie ha dejado indiferente esta película. O les ha encantado o les ha parecido un tostón. Yo pertenezco al primer grupo. Me ha parecido, desde la primera vez que la ví,una película refrescante, distinta, previsible pero con una enorme capacidad de transmitir relax y deseos de visitar la Polinesia Francesa, pese a que Ford no se entretiene con los paisajes. No se trata de una obra maestra ni de culto. Es simplemente magnifica. Wayne ya está madurito para amoríos pero su empaque y carisma dejan eso de un lado. El papel de Cesr Romero es simpatiquisimo y, aunque tópico, no por ello menos divertido. La música de fondo ayuda mucho. En fin. Quien quiera comparar este film con Apocalipsis Now, claro que no debe verla. Pero de éstas, ya me gustaría que se produjeran algunas más con esta calidad.
Muy recomendable.

Soy cinéfilo y escritor de novelas con cierta edad a mis espaldas. Filmaffinitty es un punto de referencia para todo aficionado al cine, que desea saber si una película merece o no la pena, a pesar de que opiniones las hay como estrellas en el firmamento. De buena a mala, o simplemente pasable, la película que nos ocupa merece el calificativo de: REGULAR.
El dilema de Ford. Como dicen en algunas de las críticas que he visitado, parece que hablar de Ford es sinónimo de divino, de algo sin mácula que está inscrito en las Tablas de la Ley del séptimo arte. Sin embargo, se trata de un hombre, y como tal, todo artista o cineasta no puede crear una obra perfecta detrás de otra. En su haber existirán trabajos menores, incluso malos. Para esta película, las críticas de los incondicionales son obvias; para otros, muchos de los cuales aman a Ford y su puñado de obras maestras, la cosa no está tan clara. Lo que llama mi atención es que los que alaban la película nunca mencionan el tema del flagrante machismo, que para mí es una de las cosas más denigrantes del filme. Si en El hombre tranquilo podría tener una razón de ser por el contexto en el que se desarrolla la historia —aunque a mi juicio no tiene por qué regodearse con el vergonzoso sometimiento de la mujer al final del metraje—, en La taberna del irlandés es algo totalmente gratuito. No tengo más remedio que darle la razón a Leandro Sierra en su sección de crítica cinematográfica en Youtube, cuando la califica de: humor anticuado, grotesco, obsoleto, vulgar, monótono, repetitivo y machista, a pesar de que el autor es un admirador confeso de la obra grande de Ford. Y no es para menos. El filme no trata bien a la mujer. La hace parecer pretendidamente lista, aunque es tonta y siempre bebe los vientos por el hombre de pelo en pecho. Vemos al macho Alpha, representado por John Wayne, capaz de someter a la mujer incluso con unos buenos azotes, tal y como debe ser, sin importar consecuencias, porque luego con un beso de película la derretirá. De hecho, en el filme todas las mujeres sueñan con un buen macho, mientras ellos se dedican a jugar como niños, beber y pelear, tal y como deben ser los hombres según la visión de Ford. Esta apreciación, un tanto simple, infantil y obsoleta de las personas y sus relaciones, sobre todo a día de hoy, hace que mire muchas de las cintas de Ford, como la obra de alguien que vivió una época e idealizó en imágenes lo que a él le gustaba. No en vano en su vida privada se conducía de forma parecida, en ese mundo de hombres regado con abundante alcohol.
En resumen, mi punto de vista en esta cinta está con el de todos aquellos que la ven totalmente desfasada y además irreverente con el tema de la mujer. Que sea un trabajo de Ford junto a John Wayne y su habitual equipo, y esté rodado en una idílica isla para hombres del Pacífico, no la hace una buena película. Lo que sí está claro es que se trataba de una despedida de Ford, y debió pasárselo a lo grande con sus colegas durante el rodaje. Puede que aquí resida la razón de ser de esta película. Y como consejo final, si eres hombre mejor no se la aconsejes a ninguna mujer, o se te ocurra verla con tu amiga, esposa o novia, a riesgo de que te avergüencen por tu afección machista. Te habrán desenmascarado de inmediato.

Con un John Wayne decente que intenta hacer una mejor interpretación quedando en mediocre dirección, un Lee Marvin mas bien cómico que en papel de cómico.
Ya no puedo decir mas, me ha decepcionado espectaculármente.
Cuando has visto "Paint your wagon" y luego ves esta con la interpretación del señor Marvin, no puedes llegar a comprender como es posible. Son diferentes géneros pero la interpretación deja mucho que desear dada por una descuidada dirección.
Es como una película para ni siquiera pensar en ella ni cuando uno la ve.

Hay unas Hespérides en la Polinesia Francesa donde las ninfas se encargan de alejar las preocupaciones y aligerar las cargas. El mal está proscrito. Se le sustituye con un infantil gamberrismo a lo Bud Spencer y Terence Hill, más divertido que peligroso, entre botellas de ron y collares de flores, tumultuosos marinos que surcan los mares. En las Hespérides impera la felicidad y no hay desigualdades de raza. La fortuna llega a todos de tal manera que esencialmente apenas hay muchas diferencias entre pobres y ricos. En todo caso, el rico no incomoda al pobre con su ostentación y el pobre está contento con las atenciones que le dispensa el rico. No hay paternalismo porque verdaderamente los que dirigen son como los padres para con sus hijos, benévolos correctores de posibles excesos, portadores de los mejores frutos de la civilización, bienes que recibe agradecido el humilde buen salvaje, orgulloso, por otra parte, de sus viejas costumbres y creencias. Y el poder se ejerce sobre todo para organizar modestas pero sentidas celebraciones comunitarias. El Jardín de las Hespérides es tan bello que no cabe la desdicha. Recalan allí por mediación del azar marineros errantes, irlandeses heterodoxos, luchadores del Ejército del bien, y bienintencionados nómadas. El Jardín de las Hespérides es la patria del deseo, donde solo es legítima la pugna por el amor. El que va allí pierde el recuerdo de su oxidado pasado y encuentra sus raíces y el amor imperecedero. El paraíso es posible para los hombres de buena voluntad, lejos de aquí, en las Hespérides, allá en la Polinesia Francesa.

Que hacha el amigo Ford, no hay nada como una buena caída al agua, ya sea en el mar, fuente o laguna para arrancar carcajadas al publico, y el lo sabia y lo explota a base de bien, aquí todos se ponen a remojo en algún momento de la película.

A mi personalmente me resultan mas cómicas las peleas inocentes e indoloras que significan todo una muestra de compañerismo y camaradería y que constituyen una de las diversiones que proporciona la isla (la principal es el cortejo de nativas)

John Wayne como siempre seduciendo jovencitas con ese estilo irlandés entre rudo, cursi y entrañable que resulta tan efectivo, al igual que un par de azotes en el momento adecuado acompañados de un achuchon y un beso casto con los labios apretados.