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El muelle de las brumas

Drama. Romance. Thriller Un desertor del ejército francés (Jean Gabin), llega a Le Havre -una ciudad permanentemente envuelta en la niebla-, para huir en barco. Conoce a Nelly (Michèle Morgan) en Casa Panamá, un garito del muelle, y simpatizan de inmediato; ella es una joven de 17 años tiranizada por su tutor, Zabel (Michele Simon), un hombre extraño que mantiene tratos con un grupo de jóvenes que juegan a ser mafiosos. Uno de ellos acosa a Nelly, y Jean lo ... [+]
Críticas 23
Críticas ordenadas por utilidad
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10
19 de septiembre de 2012
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las brumas del título son las que envuelven las conciencias de los personajes de esta maravillosa película. La nebulosa atmósfera que envuelve las imágenes impregna al relato de un cierto realismo mágico y los seres que lo pueblan, ocultan pasados llenos de misterios y sospechas. Los destinos de esas personas se encuentran en el neblinoso muelle; surge un efímero romance, aparecen bajas pasiones, celos, rencores traicioneros y crimen.

Un guión habilmente condensado; una dirección que transmite lirismo con esa profundidad de campo en los barcos atracados, a la espera de un destino, en esos primeros planos de una Michelle Morgan bella como un ángel, en esa cámara moviéndose por el interior del garito Panamá... Todo el filme desprende auténtica poesía visual en la sordidez de sus encuadres. Jean Gabin interpreta a un solitario soldado de dudoso origen, así como el resto de personajes esconden sombríos enigmas en la bruma de sus conciencias, al igual que el pintor suicida que pintaba lo que él veía detrás de las cosas.

Fábula atemporal, plagada de frases alegóricas que enriquecen el encanto de trágica fascinación.
8
21 de septiembre de 2020 5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Jean, aún vestido con el uniforme del ejército colonial francés, sabremos que ha estado en Indochina, llega a la ciudad portuaria de Le Havre, donde espera no pasar mucho tiempo.

Marcel Carné dirige esta película con guion y diálogos del poeta Jacques Prévert, creador del llamado 'realismo poético'; este era el tercer film en que director y guionista trabajaban juntos. Dicho guion está basado, muy libremente, en la novela homónima de Pierre Dumarchais, pseudónimo del escritor Pierre Mac Orlan.

Carné dirige con gran pericia esta obra que posee un muy buen argumento y unos brillantes diálogos, aunque el guion contenga partes de difícil explicación, otras inexplicadas y algunas un tanto inverosímiles,

Lo mejor de esta cinta lo representan sus personajes y el ambiente en que se mueven (esto último hay que agradecerlo a la gran labor de dirección de Carné). Historia de seres marginales, de vidas brumosas, como la ciudad donde viven, Le Havre, la que veremos casi siempre envuelta en la niebla.

Un buen número de historiadores de cine han coincidido en considerar 'El muelle de las brumas' como la primera película de cine negro, puede ser, pero para mí es mucho más que eso. Como señalé en el párrafo anterior estamos ante unos personajes cuyas vidas no son nada convencionales; seres marginales, sufrientes; en gran manera supervivientes, y como los dos principales, Jean y Nelly, fugitivos, si bien, en el caso de él, no llegaremos a saber de qué.

Película que sería redonda si no fuera, como ya apunté, por algunas lagunas de su guion. No sabremos por qué los matones persiguen a Maurice, el amante de Nelly; por otra parte el personaje de esta joven no está del todo bien definido, pues queda algo ambiguo, resulta difícil creer que una mujer de 17 años (la misma edad que la de Michèle Morgan, la actriz que la representa, tenía durante el rodaje) pueda tener todo ese bagaje que se deja entrever. Por último, el final, resulta, además de previsible, melodramático.

Finalmente, destacar el apartado interpretativo. De Jean Gabin, poco hay que decir, aquí está magnífico cuando encarna la dureza de su personaje. Michéle Morgan alcanza el papel que la lanzaría al estrellato que mantendría durante toda su vida debido a su gran calidad como actriz. Y no puedo dejar en el olvido la soberbia actuación de Michel Simon, otro grande de la escena francesa, en el papel de Zabel.
7
24 de diciembre de 2012
7 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bakunin

Quizás lo mejor, para mi gusto, sean los dudosos orígenes de cada personaje.
Me hubiera gustado saber cómo eran las vidas de cada uno de ellos.
Me hubieran gustado capítulos añadidos mostrándonos sus infancias, sus sueños, sus amores, sus fracasos.
Igual me pasó con otras películas, por ejemplo con los personajes de "La diligencia" de John Ford.
Me voy a ceñir sólo al personaje de Jean Gabin.

Jean Gabin, como siempre, sobrio, sin concesiones al histrionismo de muchos actores considerados como números uno en la historia del cine. Claro, no era estadounidense.
Su personaje es un desertor, un desengañado de la vida y quizás también del amor, con un pasado oscuro que le ha marcado en sus relaciones con el resto de los humanos.
Es capaz de salvar de la muerte a un mísero perro y luego de arrojarle piedras para alejarlo de su existencia vacía, para no compartir con nadie el desaliento, la amargura o la indiferencia (las manos en los bolsillos continuamente así lo expresan).
Puede ser que el amor le salve de una vida errante por caminos sombríos y marginales. Puede que lleguen los días en que todo, o casi todo, tenga alguna solución. Puede que a la vuelta de la esquina la fortuna le esté esperando.
Puede que no tenga que demostrar nada a nadie.
Puntuación: 7


Álvaro

La película presenta un grupo de personajes que circunstancial y brevemente coinciden en distintos momentos en un mismo espacio (esa especie de fonda aislada y miserable) al estilo de la sobrevaloradisima "Solo los Ángeles tienen alas" de Hawks.

En ese colectivo tenemos desde algún suicida muy cuerdo y flemático en cuanto a su decisión, personajes amantes de la música religiosa y que concilian su sensibilidad artística con cierta facilidad para tirar de navaja, bandas de matones, y desaparecidos, con ese Maurice que parece el Macguffin de la historia, pues, salvo que me haya perdido algo, no se sabe bien porque le persigue la banda de matones.

Aparentemente es, en su primera parte, una película coral, pero el director enseguida desvía el foco hacia la pareja protagonista, lo cual no es criticable pues es en la actriz protagonista de una belleza y sensualidad arrebatadora (que apetecible está la señora cuando la vemos en la escena tumbada en la cama) donde encuentro lo más destacable de la película, no solo por los ojos que tiene y la magnifica presentación de personaje (con esa gabardina y la boina que cantaba el poeta: "(...) eras la boina gris y el corazón en calma" sino porque Carné le dedica unos primeros planos antológicos (o a lo mejor es que a mí los primeros planos de los rostros- recurso ya olvidado en el cine- me apasiona).

Sin embargo, el guión me parece un tanto anodino. Además da la sensación de que el director va dando bandazos en las distintas historias posible y no se acaba por centrar. Por tanto, falla en lo fundamental (lo que se cuenta) si bien lo compensa por cómo lo cuenta (escenarios y fotografía soberbios, con esos magníficos primeros planos de ella).

Algunas cosas son poco creíbles como la pasmosa tranquilidad de Gabin- que a mi me recuerda físicamente a Kenneth Branagh- durante el tiroteo en la fonda. Si, ya sabemos que es un hombre amargado por la guerra pero una cosa es estar desencantado y otra cosa es que te quedes como un Don Tancredo ante tamaña ensalada de tiros. Cuando la chica le dice "Bésame", Gabin remolenea un poco, tarda mucho en atacar a tal ofrecimiento de esa perita en dulce... Como anécdota, me hace gracia el coche ese donde el tercer hombre se sienta en un habitáculo no cubierto a la intemperie, supongo que en su momento se diseñó para colocar a la suegra
Así que un 5 para compensar a Nsimalen que ya sabemos que le va a dar un 10, y hay que bajarle los humos (a él y a la peli)


Nsimalen

¿Uds. creen que me acuerdo algo de "El muelle..." a estas alturas? Sólo sé que me gustó un montón, pero poco más. Mi disco duro está muy cascao y ya se me han borrado los detalles. Creo haber leído en alguna crítica de FA alusión a una especie de "realismo poético" en su estilo, y creo que ese es el tono de la peli. No es por eso criticable la falta de rigor en algunas cosas, eso sería realismo, a secas. En mi caso el 10 es premeditado y preciso.
9
26 de marzo de 2019 4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
El realismo poético es una corriente cinematográfica nacida en Francia en la década de los 30 del pasado siglo y que consistía en realizar películas de temática social, pero en las que el clima poético y su alta carga dramática son elementos primordiales, de tal forma que influyen en muchos de los aspectos del film, sobre todo en la puesta en escena del mismo. A este movimiento pertenecen, una de las mejores películas de la historia "La regla del juego" ("La regle de jeu" 1939, Jean Renoir) y "El muelle de las brumas" ("Le quai des brumes" 1938, Marcel Carné).

El argumento es el siguiente: Jean (Jean Gabin) es un soldado francés que ha desertado de su batallón y que busca la manera de salir del país, por ello se dirige a El Havre, donde espera conseguir plaza en algunos de los barcos que desde allí se dirigen a Centroamérica. Durante su corta estancia en la ciudad, Jean conocerá a una variada pléyade de personajes que pueblan las noches de la ciudad portuaria. Entre ellos se encontrará con Nely (Michelle Morgan), una joven de 17 años que se ha escapado de los brazos de su tutor, Zabel (Michel Simon) y que salía con Maurice, el cual ha desaparecido. Maurice solía colaborar con Lucien (Pierre Brasseur) un matón de vía estrecha que también se cruzará con Jean.

El guión lo creó Jacques Prevert, colaborador habitual del director Marcel Carné, y está basado en la novela escrita por Pierre Dumarchais. En él, se nos cuenta una historia de carácter social, pero protagonizada por personajes que parecen salidos de un sueño, como el pintor que se quiere suicidar, el borracho que únicamente desea dormir una noche en una cama con sábanas blancas o Panamá, el dueño de la taberna portuaria, cuya bondad con los demás únicamente es comparable con su amor por el país con cuyo nombre le han apodado. Además Prevert crea unos diálogos afilados, como era habitual en él, que fluctúan entre el argot y la literatura.

Destaca la actuación de la pareja protagonista, así Jean Gabin vuelve a repetir el mismo tipo de personaje que había realizado el año anterior en la película Pépé le Moko (Julien Duvivier, 1937). Así, su hombre duro, fuerte, pero frágil por dentro y de buen corazón nos vuelve a llegar a lo más hondo. Para ello cuenta con la inestimable colaboración de su compañera en la película Michéle Morgan, cuya mirada pura y cristalina nos introduce en un mundo de nostalgia. Por otro lado, su vestuario en esta obra, ese chubasquero y esa boina, le hacen parecer disponer de una coraza que le separa de la dureza de la realidad por la que es rodeada.

La fotografía, obra de Eugen Schufftan, es sencillamente magistral, usando la niebla como un elemento activo en la película. Para ellos se utilizó una iluminación dura que contrasta claramente las escenas diurnas con las nocturnas. A ello se suma la dirección artística del maestro Alexander Trauner, el cual crea unas escenografías estilizadas, casi fantasmagóricas. Merece especial atención los decorados de la feria a la que van Jean y Nely, y como al amanecer sigue junto a ellos, mostrándonos que esa relación entre los dos (al igual que la visita de las ferias a las ciudades) tiene fecha de caducidad.

La obra del director artístico Alexandre Trauner merece un punto y aparte, ya que tras colaborar en Francia con René Clair y Marcel Carné, trabajó en los años 50 con Orson Welles y conoció una segunda juventud en el cine norteamericano trabajando con directores como Joseph Losey, Fred Zinneman, John Huston y sobre todo con Billy Wilder, con el que colaboró en películas como "Testigo de cargo" (Witness for prosecution", 1957), "El apartamento" ("The apartament", 1960), "Uno, dos, tres" ("One, two, three", 1961). "Irma la dulce" ("Irma la douce", 1963), "Bésame tonto" ("Kiss me stupid", 1964) o "Fedora" (1978).

Todo ello es mezclado con maestría por el director Marcel Carné creando una película maravillosa en la que todos los personajes (incluidos los secundarios) están desarrollados a la perfección y las escenas se suceden a buen ritmo, A su vez, la forma de mostrarnos la vida en los bajos fondos de una manera tan poética es realmente destacable, creándose mucha empatía entre el espectador y la pareja protagonista. Como es habitual en Carné el pesimismo reina durante toda la cinta, mostrándonos un mundo duro, difícil y del que los personajes intentan salir sin llegar a conseguirlo.

Carné tuvo la desgracia de coincidir temporalmente con el genio Jean Renoir, por lo que su obra siempre fue comparada con la de éste, siendo por ello infravalorado durante toda su carrera. Sin embargo una revisión de sus películas nos descubre a un director de gran nivel, capaz de crear atmósferas inigualables. Otras películas de este director son: "Hotel del Norte" ("Hotel du Nord", 1938), "Los niños del Paraíso" ("Les enfants du Paradis", 1945), "Teresa Raquin" ("Therese Raquin", 1953), "El aire de París" ("L'air de Paris", 1954) y "Los tramposos" ("Les tricheurs", 1958).

En definitiva, se trata de una gran película que merece mucho la pena ver y así descubrir un tipo de cine hoy olvidado por la mayoría.

Gabriel Menéndez Piñera
https://historiasdelceluloide.elcomercio.es
8
4 de febrero de 2015 4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un desertor del ejército francés (Gabin) llega a Le Havre, ciudad permanentemente atrapada por las brumas, para huir en el primer barco que salga. Irá a parar dónde Panamá, y allí conoce a Nelly (Morgan), una joven dominada por un extraño hombre (Simon), envuelto en varios negocios mafiosos.
Un clásico por excelencia del cine francés, dónde todos los personajes tienen algo que ocultar; son seres humanos insatisfechos, frustrados (el único que acaba feliz es el infeliz borrachín durmiendo entre las sábanas). aparte de la constante niebla que preside la atmósfera de la película, Carné y Prévert nos quieren trasladar la bruma que llevan en su alma y corazón esos personajes.
Obra clave del realismo poético francés. Gran reparto y un título precioso para una obra maestra, quizás.
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