Howl
6.1
2,387
Drama
Biopic de uno de los iconos de la cultura norteamericana, el poeta Allen Ginsberg, bisagra entre el mundo beat de los 50 y el movimiento hippie de los 60. Howl (Aullido) narra tres historias entrelazadas: el desarrollo de un histórico juicio por obscenidad en 1957, las revelaciones de un artista rebelde que rompe barreras para encontrar el amor y la redención, y un imaginativo viaje a través de una profética obra maestra que sacudió a ... [+]
2 de mayo de 2013
2 de mayo de 2013
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Contraste. Contraste entre la marcialidad y seriedad de un juzgado (destacando en él la presencia 'gris' de Jon Hamm y David Strathairn) y la emotiva lectura de la obra "Howl" del poeta Allen Ginsberg.
Aullido (Howl). El aullido de un romántico incomprendido interpretado acertadamente por un James Franco cada vez más aficionado al biopic tras ‘James Dean’.
Una cascada creativa y colorida (una vez más aludiendo a ese contraste con el gris mundo representado en la Corte) de palabras y metáforas evocadoras que se suceden sin esperar al espectador.
Para ver y dejarse llevar por la corriente imaginativa.
Aullido (Howl). El aullido de un romántico incomprendido interpretado acertadamente por un James Franco cada vez más aficionado al biopic tras ‘James Dean’.
Una cascada creativa y colorida (una vez más aludiendo a ese contraste con el gris mundo representado en la Corte) de palabras y metáforas evocadoras que se suceden sin esperar al espectador.
Para ver y dejarse llevar por la corriente imaginativa.
25 de marzo de 2011
25 de marzo de 2011
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Las películas más inspiradas son las que inspiran. Si sales del cine eufórico, con ganas de pintar o escribir, es que el material fílmico ha activo un dispositivo contagioso de belleza y creación. El arte crea arte. Quizás por eso el cine se ha interesado tanto en la vida de artistas anteriores, en este caso el escritor Allen Ginsberg. Howl, biografía de uno de los poetas más polémicos del pasado siglo, tiene la capacidad de subir nuestros niveles sensoriales y después de verla dan ganas de probar a inventar algunos versos con sentido y musicalidad. James Franco realiza un trabajo de mímesis impecable, y seguro que a estas alturas ya se debe preguntar por qué sólo le toca lidiar con personajes homosexuales o un tanto locos. El problema es que ese proceso de admiración e inspiración casi divina dura unos pocos minutos. La cinta es, finalmente, demasiado evidente, y no llega a dejar poso. Como si, presentada la triple estructura narrativa, puesta en marcha la combinación de escenas animadas con otras en blanco y negro, sin olvidar el juicio donde se discute los valores artísticos del libro de poemas de Ginsberg (porque, para más inri, la película pivota sobre el significado del concepto 'arte', aunque las frases del abogado defensor Jon Hamm sigan el manual de la 'politésse' más fácil; incluso tiene una doble lectura en un tiempo en el que la palabra 'censura' vuelve a planear tras las polémicas de la Ley Sinde o la película A serbian film), Howl se limitase a repetir hasta la saciedad una fórmula que sabe seguir pero nunca ampliar. Al final la sensación es que Howl, apreciable como curiosidad fuera de las corrientes comerciales actuales, es una pieza de videoarte que, en forma de corto o mediometraje, hubiera podido sobrevivir en museos o como complemento visual a la obra poética del fallecido Allen Ginsberg. Muchos han descrito Howl como una mezcla de Milk y El muro, otros la han definido citando a Buenas noches y buena suerte y Vals con Vashir. Este blog se acordó de Un hombre soltero y Capote, cintas que sin duda James Franco ha revisado para crear ese escritor tan ensimismado, convincente a la hora de recitar sus poemas en público, genial a la par que egocéntrico. Cine diferente, no por ello mejor que el resto, que, por fortuna, a veces se cuela en las carteleras españolas.
Xavier Vidal, Cinoscar & Rarities
Xavier Vidal, Cinoscar & Rarities
29 de marzo de 2011
29 de marzo de 2011
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Epstein y Friedman llevan más de veintisiete años realizando y dirigiendo películas documentales conjuntamente, cosa que me llama agradablemente la atención. Con un éxito e interés moderados, nos plantean un biopic, sobre la figura de uno de los iconos de la literatura norteamericana de los 50 y quizá el estandarte de la Generación Beat, que según sus propias palabras, no es una generación, sino un montón de jovenes intentando que les publiquen sus obras, hablamos de Allen Ginsberg.
En mi opinión los pilares son buenos, el personaje es interesante y los directores muestran su admiración y cariño por el personaje y la Generación Beat, pero la película tiene un handicap considerable, le falta ritmo y magia. Veo una excesiva preocupación por las formas y una austera preocupación por la creatividad natural. A la dirección le falta haber hecho justicia al personaje siendo mucho más poética.
Las buenas ideas son muchas, pero están concebidas de forma anodina, valga como ejemplo la utilización de escenas de animación, que evocarían de forma acertada el mundo poético del artista, pero carecen de virtuosismo y no expresan con demasiado rigor la profundidad de los poemas de Ginsberg. Es cierto que recuerda a buenas películas, como "Vals con Bashir", pero es puramente anecdótico, creo que no consigue enganchar al espectador.
Ver al personaje recitando, en esas reuniones que bien podrían ser en la Six Gallery de San Francisco, es de lo más interesante del filme. En este sentido, el trabajo de Franco es loable. Con sus gestos, entonación y comprensión del personaje, eleva de forma considerable la calidad de la cinta, dejando un poso de buena interpretación.
Un defecto del que podemos acusar a los guionistas es de cómo plantea el tema del juicio por obscenidad, celebrado en 1957, contra el editor de Ginsberg. Resulta carente de interés y desfasado, quizá por la idea que tenemos hoy en día de lo obsceno, pero no termina de convencer al espectador, aún teniendo en cuenta que fué algo histórico social y moralmente en E.E.U.U.
En este sentido es mejor el tratamiento que se ofrece del propio personaje, de su poesía y de su condición de homosexual, que el guión explora hasta el final de forma convincente, llegando así a la persona a parte de al poeta.
Su relación con Jack Kerouac o Dylan no hacen más que aportar interés y profundidad a una buena historia que ha sido rodada de una forma no necesariamente satisfactoria.
Pero tiene otras virtudes como su exacerbado lirismo, que me recordaba constantemente a mi admirado Robert Zimmerman, con el que compartió carretera en la Rolling Thunder Revue y que sirvió de inspiración para las letras del disco "Another side of Bob Dylan" de 1964.
La música predominante en la película es el jazz, como muestra de lo que llegó a ser una de las obsesiones de Ginsberg.
Merece la pena por acercarse a este gran poeta heredero de Blake y Whitman. Si a alguien se le había escapado, hay un poema que leer: "Howl".
En mi opinión los pilares son buenos, el personaje es interesante y los directores muestran su admiración y cariño por el personaje y la Generación Beat, pero la película tiene un handicap considerable, le falta ritmo y magia. Veo una excesiva preocupación por las formas y una austera preocupación por la creatividad natural. A la dirección le falta haber hecho justicia al personaje siendo mucho más poética.
Las buenas ideas son muchas, pero están concebidas de forma anodina, valga como ejemplo la utilización de escenas de animación, que evocarían de forma acertada el mundo poético del artista, pero carecen de virtuosismo y no expresan con demasiado rigor la profundidad de los poemas de Ginsberg. Es cierto que recuerda a buenas películas, como "Vals con Bashir", pero es puramente anecdótico, creo que no consigue enganchar al espectador.
Ver al personaje recitando, en esas reuniones que bien podrían ser en la Six Gallery de San Francisco, es de lo más interesante del filme. En este sentido, el trabajo de Franco es loable. Con sus gestos, entonación y comprensión del personaje, eleva de forma considerable la calidad de la cinta, dejando un poso de buena interpretación.
Un defecto del que podemos acusar a los guionistas es de cómo plantea el tema del juicio por obscenidad, celebrado en 1957, contra el editor de Ginsberg. Resulta carente de interés y desfasado, quizá por la idea que tenemos hoy en día de lo obsceno, pero no termina de convencer al espectador, aún teniendo en cuenta que fué algo histórico social y moralmente en E.E.U.U.
En este sentido es mejor el tratamiento que se ofrece del propio personaje, de su poesía y de su condición de homosexual, que el guión explora hasta el final de forma convincente, llegando así a la persona a parte de al poeta.
Su relación con Jack Kerouac o Dylan no hacen más que aportar interés y profundidad a una buena historia que ha sido rodada de una forma no necesariamente satisfactoria.
Pero tiene otras virtudes como su exacerbado lirismo, que me recordaba constantemente a mi admirado Robert Zimmerman, con el que compartió carretera en la Rolling Thunder Revue y que sirvió de inspiración para las letras del disco "Another side of Bob Dylan" de 1964.
La música predominante en la película es el jazz, como muestra de lo que llegó a ser una de las obsesiones de Ginsberg.
Merece la pena por acercarse a este gran poeta heredero de Blake y Whitman. Si a alguien se le había escapado, hay un poema que leer: "Howl".
24 de marzo de 2011
24 de marzo de 2011
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
El poeta Victoriano Crémer expresó en el prólogo de la primera edición de 'Poesía total': “la poesía consiste en dotar a las palabras, a la palabra, de una fuerza, de una vibración, de un soporte, mediante el cual nos sea dado traducir el mundo; no ya el mundo abstracto…, sino el mundo real y verdadero en que el poeta se siente arraigado o del que se considera trágicamente desarraigado”. Un planteamiento que en menor o mayor grado tiene mucho que ver con 'Howl', el largometraje de los documentalistas Rob Epstein y Jeffrey Friedman sobre todo lo que aconteció alrededor de la elaboración y publicación del poema 'Howl' (Aullido) de Allen Ginsberg en 1955.
Por un lado, la recreación en el filme de la lectura pública de Aullido acerca al espectador una muestra de la obra maestra de un poeta desarraigado que proyectó su ser a través del empleo del lenguaje cotidiano, rechazando los formalismos y optando por presenciar al hombre corriente como un antihéroe. De todos modos, la formalidad por la que opta el guión dista mucho de esa poesía desarraigada: la búsqueda de la belleza expresiva acaba afectando a la estructura formal y rítmica de la película.
Una puesta en escena sencilla y convencional se suma a un corto de animación entrelazado con la voz en off de Ginsberg (Franco) recitando Aullido que no hace más que llegar a hartar e incomodar por no mostrar más que una reiteración en dibujos de lo que se recita, frenando la connotación y la evocación del oyente-espectador. No se trata de tildar de buenas o malas las ilustraciones y la animación: formalmente son notables (entre Ralph Bakshi, Todd McFarlane, Kevin Altieri o incluso David O’Rilley) sino cuestionar la necesidad de incluirlas dentro de la narración cuando son totalmente innecesarias como consorte y menos aún como simbiosis con los demás elementos diegéticos. La fatiga no tarda mucho en aparecer cuando el espectador se conoce de memoria la ortopédica reiteración que guarda el montaje y la estructura de la película. Siempre se siguen los mismos patrones al alternar los tres periodos diferentes en el espacio-tiempo, lo que lleva incluso a discutir las hipotéticas bondades de la interpretación de James Franco, a veces excelente, otra veces viciada por ese ritmo cansino.
Sin embargo, nos queda la gustosa sensación de que se ha explicado bien el latido de la poesía del desarraigo y la necesidad de no censurar ninguna de las posibilidades de expresión que desprende el lenguaje. 'Howl' muestra como Ginsberg fomenta la unión y formación de la Generación Beat aunque también llega a decir de todo corazón que simplemente estaban allí, cada uno a lo suyo. Sólo la palabra supone la creación de este grupo, solamente la palabra hacen grande a esta película, y dichas palabras ya existían fuera de ella.
Por un lado, la recreación en el filme de la lectura pública de Aullido acerca al espectador una muestra de la obra maestra de un poeta desarraigado que proyectó su ser a través del empleo del lenguaje cotidiano, rechazando los formalismos y optando por presenciar al hombre corriente como un antihéroe. De todos modos, la formalidad por la que opta el guión dista mucho de esa poesía desarraigada: la búsqueda de la belleza expresiva acaba afectando a la estructura formal y rítmica de la película.
Una puesta en escena sencilla y convencional se suma a un corto de animación entrelazado con la voz en off de Ginsberg (Franco) recitando Aullido que no hace más que llegar a hartar e incomodar por no mostrar más que una reiteración en dibujos de lo que se recita, frenando la connotación y la evocación del oyente-espectador. No se trata de tildar de buenas o malas las ilustraciones y la animación: formalmente son notables (entre Ralph Bakshi, Todd McFarlane, Kevin Altieri o incluso David O’Rilley) sino cuestionar la necesidad de incluirlas dentro de la narración cuando son totalmente innecesarias como consorte y menos aún como simbiosis con los demás elementos diegéticos. La fatiga no tarda mucho en aparecer cuando el espectador se conoce de memoria la ortopédica reiteración que guarda el montaje y la estructura de la película. Siempre se siguen los mismos patrones al alternar los tres periodos diferentes en el espacio-tiempo, lo que lleva incluso a discutir las hipotéticas bondades de la interpretación de James Franco, a veces excelente, otra veces viciada por ese ritmo cansino.
Sin embargo, nos queda la gustosa sensación de que se ha explicado bien el latido de la poesía del desarraigo y la necesidad de no censurar ninguna de las posibilidades de expresión que desprende el lenguaje. 'Howl' muestra como Ginsberg fomenta la unión y formación de la Generación Beat aunque también llega a decir de todo corazón que simplemente estaban allí, cada uno a lo suyo. Sólo la palabra supone la creación de este grupo, solamente la palabra hacen grande a esta película, y dichas palabras ya existían fuera de ella.
29 de diciembre de 2011
29 de diciembre de 2011
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando tuve que ponerle una nota a la película estaba un poco indeciso. No sabía muy bien qué poner, la verdad. Por un lado se trata de una película "experimental" y eso tiene sus pros y sus contras. Por un lado, es fascinante la recreación que hacen los directores del poema "Aullido" y eso es un hallazgo notable, pero por otro lado, el resto del film se hace pesado con el juicio sobre la libertad de xpresión y las entrevistas al poeta, muy bien encarnado por James Franco, hacen que el ritmo de la pel´´icula se resienta.
No es un bio pic sobre el autor de la generación Beat Allen Ginsberg aunque no serán pocos los que se acerquen al film pensando que van a ver eso. Se trata de una adaptación de un poema a la pantalla grande y ese es el punto flaco a la vez que el gran hallazgo de la obra. Es un gran hallazgo porque lo mejor son los dibujos animados que plasman el poema en la pantalla, haciendo que estemos ante un "poema multimedia"; pero a la vez adaptar un poema a la gran pantalla es una tarea muy complicada porque son dos medios totalmente diferentes: El cine es eminentemente narrativo, necesita una acción y unos personajes, mientras que la poesía es puro sentimiento, es pura lírica; y basar toda una cinta exclusivamente en la lírica hace que los resultados sean irregulares aunque interesantes, si se hace bien.
Es lo que pasa aquí, los esfuerzos de los directores han conseguido que los resultados sean si no buenos (esto es cine), sí muy interesantes. Resulta difícil casar dos medios tan difíciles.
No es un bio pic sobre el autor de la generación Beat Allen Ginsberg aunque no serán pocos los que se acerquen al film pensando que van a ver eso. Se trata de una adaptación de un poema a la pantalla grande y ese es el punto flaco a la vez que el gran hallazgo de la obra. Es un gran hallazgo porque lo mejor son los dibujos animados que plasman el poema en la pantalla, haciendo que estemos ante un "poema multimedia"; pero a la vez adaptar un poema a la gran pantalla es una tarea muy complicada porque son dos medios totalmente diferentes: El cine es eminentemente narrativo, necesita una acción y unos personajes, mientras que la poesía es puro sentimiento, es pura lírica; y basar toda una cinta exclusivamente en la lírica hace que los resultados sean irregulares aunque interesantes, si se hace bien.
Es lo que pasa aquí, los esfuerzos de los directores han conseguido que los resultados sean si no buenos (esto es cine), sí muy interesantes. Resulta difícil casar dos medios tan difíciles.
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