Es una buena película, en la que destaca sobre todo la labor de los actores y un Colin Farrell que convence desde el primer plano, pero la historia en sí no es interesante y deja poca huella. Al personaje de Brendan Gleeson lo entiendes a ratos y en otros se te escapa y te parece que el guionista solo quiere impresionar, pero le falta credibilidad. Opino que está sobrevalorada, y en cualquier otro año sería solo la película de relleno de unos Óscars muy poco interesantes.

Martin McDonagh logra recrear genialmente los trastornos que produce la soledad prolongada, el aislamiento social y la depresión. Un gueto al borde de una esquizofrenia colectiva. Me temo que la realidad supera la ficción y quizá ese pensamiento fue el que me llevo a reflexionar respecto de lo afortunados que hemos sido de lo que nos ha tocado vivir.

Lo mejor que se puede decir es que uno no sabe qué decir. Por la trayectoria del director, uno espera ver una comedia negra un tanto absurda, cruel y surrealista. Y ciertamente mucho de eso se da en esta película, pero no el elemento cómico. Lo absurdo de la situación genera, más que risa, una profunda tristeza. Es tristeza lo que reflejan los rostros, los gestos y las acciones de los protagonistas. Y es tristeza el mundo cerrado de una isla dentro de una isla, la soledad en compañía y la incomunicación con o sin palabras. Tal vez no supe leerla correctamente y me faltó usar la clave correcta que me habría permitido disfrutar de ella plenamente, porque es una buena película y la interpretación es de diez. Sólo los planos del rostro de Colin Farrell son un muestrario de sentimientos, perplejidad, asombro y tristeza, mucha tristeza.

Había leído gran cantidad de críticas de la cinta y respaldado por la gran aceptación de la misma me aventuré a ver la cinta de Martin McDonagh.

Las expectativas, sin embargo, no se ha cumplido. Y es que si dejamos a un lado la fotografía -espectacular, eso sí- y las brillantes actuaciones de Farrell y Gleeson -realmente imponentes-, me he encontrado con una cinta excesivamente larga, tediosa y en muchos pasajes realmente aburrida.

Y es que el mensaje que intenta transmitir la cinta, a mi entender, puede resultar interesante. Conceptos como la amistad, la soledad, la venganza, aparecen implacables en el film, pero más allá de ello, la película resulta francamente muy pesada.

Esperaba mucho más de una cinta que, sinceramente, me ha decepcionado. Pasable, sin más.

McDonagh debería ser considerado como uno de los autores de guiones actuales más importantes, del mismo modo que lo fueron en su día Billy Wilder o Joseph L. Mankiewicz. En "Almas en pna de Inisherin" ofrece un delicado equilibrio entre las dificultades existenciales y el humor negro sin sacrificar los extremos de cada uno. Las interpretaciones son extraordinarias, la fotografía destaca el asombroso paisaje irlandés y la banda sonora de Carter Burwell - habitual colaborador de los hermanos Coen - envuelve a las imágenes.
Es otra gran película de McDonagh, aunque su visionado te deja magullado y algo agotado.