Una película pretensiosa e insoportable. Un Collage de situaciones inconexas y depresivas. El típico arte siútico, para un público siútico, que pretende expresar superioridad intelectual por algo que ni siquiera comprende. No hay mensaje audible. Un guion inconexo y sin sentido. Concibo al cine como la unión de todas las artes. En esta película no veo presente ninguna de ellas. Un erial.

Una película a ratos sofocante y soez, con un mensaje feminista brutal. Violenta porque traslada al ser humano a la peor condición imaginable. Una realidad ausente de conciencia, empatía o bondad. Solo maldad en un mundo gangrenado. Nihilismo puro. Obviamente se trata de un relato muy gastado, repetido y manoseado, donde el mensaje central, es que los ricos son malos. Viven dentro de un arquetipo social, en el cual asesinan, violan y denigran. Los demás, viven y mueren en la miseria y en la indefensión más absoluta. Un guion muy pobre y repetido, con una visión muy propia del progresismo socialista en decadencia.

Salvador Dalí fue un genio, no solo en el arte sino también como figura cultural. Desafió las normas y expandió los límites de la creatividad. Tratar a una personalidad tan compleja y trascendental como si fuera simplemente un demente, a mi personalmente me ofende profundamente. Definitivamente es un maltrato a su imagen.
El cineasta debería tener un especial cuidado para abordar figuras históricas: y mantener un cierto equilibrio entre la irreverencia creativa y el reconocimiento del impacto cultural que tuvieron. Mi hijo pensaría que Dalí terminó sus días en alguna clinica psiquiatrica.

Martin McDonagh logra recrear genialmente los trastornos que produce la soledad prolongada, el aislamiento social y la depresión. Un gueto al borde de una esquizofrenia colectiva. Me temo que la realidad supera la ficción y quizá ese pensamiento fue el que me llevo a reflexionar respecto de lo afortunados que hemos sido de lo que nos ha tocado vivir.