Cómo conocí a tu madreSerie
2005 

Carter Bays (Creador), Craig Thomas (Creador) ...
7.6
98,027
Serie de TV. Comedia
Serie de TV (2005-2014). 9 temporadas. 208 episodios. Ted (Josh Radnor) les cuenta a sus dos hijos cómo conoció a su madre y cómo fue su vida hasta que, por fin, encontró el amor verdadero. Contó para ello con la ayuda de su amigo Barney (Neil Patrick Harris), un joven algo extravagante, adicto a los somníferos y muy hábil para conocer mujeres. Cuando Ted conoce a Robin (Cobie Smulders), una impresionante joven canadiense que acaba de ... [+]
18 de agosto de 2007
18 de agosto de 2007
7 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
La nueva Friends sin lugar a duda. Aunque las comparaciones son oidosas y esta no es del todo igual que aquella. Pero sigue la misma formula de grupo de amigos, entre ellos hay una pareja, lios amorosos y un sin fin de historias divertidas que se van sucediendo.
La tercera temporada se estrena en EEUU en Septiembre y ya la espero ansiosamente.
Todos los personajes se salen, pero mención aparte Barney.
Muy original sobre todo por la forma de contar la historia que comienza en el año 2030 contandole el personaje principal a sus hijos la historia de Como conocio a su madre.
Mi nota un 9 alto.
La tercera temporada se estrena en EEUU en Septiembre y ya la espero ansiosamente.
Todos los personajes se salen, pero mención aparte Barney.
Muy original sobre todo por la forma de contar la historia que comienza en el año 2030 contandole el personaje principal a sus hijos la historia de Como conocio a su madre.
Mi nota un 9 alto.
1 de abril de 2014
1 de abril de 2014
5 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una vez terminada la serie, procedo a hacer balance de la misma y comentario del cierre de la misma. Contiene spoilers hacia el final y avisados.
Con las ganas que teníamos la mayoría de que acabara y ahora los vamos a echar de menos. Con el final de “Lost (Perdidos)” hubo mucho debate con que lo importante eran los personajes o las respuestas. Sin ánimo de rescatar el eterno debate, era una serie donde los personajes, los sucesos a lo largo de sus 6 temporadas te dejan huella pero era una serie de respuestas y el final era algo decepcionante aunque eso no quita que por todo lo vivido siga siendo soberbia.
Aquí se nos plantea algo parecido ¿Lo importante era “la madre” o las historias de Ted, Barney, Robin, Lilly y Marshall?
Soy de los primeros que se enfadaron con temporadas irregulares, con que los guionistas jugaran con el espectador en darle “golosinas”, detallitos ínfimos de quien narices era la madre. Que si un paraguas, una clase donde estaba, un pie furtivo en su piso mientras Ted se ligaba a su compañera de piso... . Quizá la alargaron mucho, jugaron con ese ansia de la eterna respuesta pero ante la pregunta inicial, la respuesta es clara por si no estaba claro hace mucho: Lo importante era esa pandilla de amigos que nos han acompañado durante una década, sus vivencias y aunque como casi toda serie americana, estiraron demasiado la gallina de los huevos de oro, nos acompañarán siempre y han sido, son y serán, inolvidables. Además al menos en mi caso he pasado de los 20 a los 30 con ellos, coincidiendo en generación y en cosas de las que ellos vivían.
El capítulo final es redondo, perfecto, superando de lejos todas las expectativas que tenía con él y haciéndome incluso reconciliar con cosas que no me estaban gustando como estaban siendo llevadas y que a estas alturas consideraba imperdonables. Ya en SPOILER:
Y es que repetí una y otra vez que con lo estomagántemente romántico que era Ted, cosas como esa pedida de mano rápida en un faro no cuadraban ni con el personaje ni con la serie, que incluso el anti-amor Barney había tenido una petición de mano mil veces más apoteósica. Por otro lado desde el inicio estaba claro que el amor de Ted fue Robin, la relación de amor de la serie después de Marshall y Lilly (quizá la mejor relación de pareja jamás vista en una serie) y que aunque a estas alturas y tras incluso cansinos reintentos de retomarla o que Ted no quisiera rendirse u olvidar, parecía un tema olvidado, lo rematan de la mejor forma posible.
Cierto es que para ello pasan por encima de la mujer muerta , que puede parecer frívolo pero a mi me han parecido acertados los saltos temporales en el capítulo final y no hubiera sido lo mismo dedicarle una temporada como alguno pedía a todo ello. Que la madre era una excusa queda definitivamente claro con dos grandes detalles del episodio. Por un lado que la historia de la madre era una forma de pedirle permiso a los hijos como ellos mismos dicen y sobretodo por esa magnífica y maravillosa escena donde ella, vestida de novia y pese a que dicen que el día de su boda, la novia colma todas las atenciones, se aparta para coger la cámara y tomar una instantánea de los verdaderos protagonistas.
Para terminar, leo algunos que se quejan por el dramatismo. La serie ha tenido momentos cómicos pero también dramáticos, no es un cambio repentino. Con pocos momentos me he emocionado más en los últimos años (y sigo haciéndolo cada vez que lo veo) como cuando Lilly deja a Marshall o la primera anuncia al segundo que su padre ha muerto. La serie habla de la vida, no de finales felices y en la vida hay gente que muere, matrimonios que se divorcian, pandillas que se distancian...
Y si no había posibilidad de un mejor capítulo de cierre, no había una posible escena final mejor que Ted con la trompeta azul y Robin asomada con sus perros.
Lilly, Marshall, Ted, Robin y Barney nos dejan pero siempre nos quedarán los revisionados.
Con las ganas que teníamos la mayoría de que acabara y ahora los vamos a echar de menos. Con el final de “Lost (Perdidos)” hubo mucho debate con que lo importante eran los personajes o las respuestas. Sin ánimo de rescatar el eterno debate, era una serie donde los personajes, los sucesos a lo largo de sus 6 temporadas te dejan huella pero era una serie de respuestas y el final era algo decepcionante aunque eso no quita que por todo lo vivido siga siendo soberbia.
Aquí se nos plantea algo parecido ¿Lo importante era “la madre” o las historias de Ted, Barney, Robin, Lilly y Marshall?
Soy de los primeros que se enfadaron con temporadas irregulares, con que los guionistas jugaran con el espectador en darle “golosinas”, detallitos ínfimos de quien narices era la madre. Que si un paraguas, una clase donde estaba, un pie furtivo en su piso mientras Ted se ligaba a su compañera de piso... . Quizá la alargaron mucho, jugaron con ese ansia de la eterna respuesta pero ante la pregunta inicial, la respuesta es clara por si no estaba claro hace mucho: Lo importante era esa pandilla de amigos que nos han acompañado durante una década, sus vivencias y aunque como casi toda serie americana, estiraron demasiado la gallina de los huevos de oro, nos acompañarán siempre y han sido, son y serán, inolvidables. Además al menos en mi caso he pasado de los 20 a los 30 con ellos, coincidiendo en generación y en cosas de las que ellos vivían.
El capítulo final es redondo, perfecto, superando de lejos todas las expectativas que tenía con él y haciéndome incluso reconciliar con cosas que no me estaban gustando como estaban siendo llevadas y que a estas alturas consideraba imperdonables. Ya en SPOILER:
Y es que repetí una y otra vez que con lo estomagántemente romántico que era Ted, cosas como esa pedida de mano rápida en un faro no cuadraban ni con el personaje ni con la serie, que incluso el anti-amor Barney había tenido una petición de mano mil veces más apoteósica. Por otro lado desde el inicio estaba claro que el amor de Ted fue Robin, la relación de amor de la serie después de Marshall y Lilly (quizá la mejor relación de pareja jamás vista en una serie) y que aunque a estas alturas y tras incluso cansinos reintentos de retomarla o que Ted no quisiera rendirse u olvidar, parecía un tema olvidado, lo rematan de la mejor forma posible.
Cierto es que para ello pasan por encima de la mujer muerta , que puede parecer frívolo pero a mi me han parecido acertados los saltos temporales en el capítulo final y no hubiera sido lo mismo dedicarle una temporada como alguno pedía a todo ello. Que la madre era una excusa queda definitivamente claro con dos grandes detalles del episodio. Por un lado que la historia de la madre era una forma de pedirle permiso a los hijos como ellos mismos dicen y sobretodo por esa magnífica y maravillosa escena donde ella, vestida de novia y pese a que dicen que el día de su boda, la novia colma todas las atenciones, se aparta para coger la cámara y tomar una instantánea de los verdaderos protagonistas.
Para terminar, leo algunos que se quejan por el dramatismo. La serie ha tenido momentos cómicos pero también dramáticos, no es un cambio repentino. Con pocos momentos me he emocionado más en los últimos años (y sigo haciéndolo cada vez que lo veo) como cuando Lilly deja a Marshall o la primera anuncia al segundo que su padre ha muerto. La serie habla de la vida, no de finales felices y en la vida hay gente que muere, matrimonios que se divorcian, pandillas que se distancian...
Y si no había posibilidad de un mejor capítulo de cierre, no había una posible escena final mejor que Ted con la trompeta azul y Robin asomada con sus perros.
Lilly, Marshall, Ted, Robin y Barney nos dejan pero siempre nos quedarán los revisionados.
9 de agosto de 2010
9 de agosto de 2010
3 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pues yo no veo comparación con "Friends", lo único comparable es que los protas son personas de entre 25 y 30 años (en la serie claro), porque por lo demás yo no veo que se parezcan. En "Friends" la base era la personalidad de cada uno, una pija niña de papá, un actor de medio pelo que roza la subnnormalidad, un paleontólogo infantil, una neurótica de la limpieza, una tarada mental y un sarcástico personaje que nadie sabe de que curraba. Aquí los cinco (o mejor dicho cuatro) son personas bastante corrientes, sin ningún tipo de rasgo característico diferente de los demás, exceptuando la fijación que ha cogido la chavala de "American pie" con el matrimonio (sólo le falto casarse con el hombre lobo en "Buffy").
En cuanto a la serie, hay que reconocer que refleja bastante bien la sociedad actual de los post-adolescentes a partir de los 25 más o menos. Amistad, sexo, curro y sensación de que se te está pasando el arroz en todos los sentidos. Pero las cosas como son, si no existiera Barney la nota de la serie no rozaría ni el 2, o por lo menos eso es lo que pienso yo. Para mí él es el verdadero descubrimiento, y no la serie en sí, es de los personajes que más me han hecho reír en mucho tiempo en una serie. No quiero desprestigiar al resto del reparto, no digo que los cuatro restantes sean malos, pero a mí no me dicen nada, pueden tener algún punto gracioso pero no tienen nada de gancho; es más, cuando no está Barney en pantalla me la suda lo que ocurra, lo único que mi cerebro está esperando es que aparezca él.
Gracias Barney, por todo.
En cuanto a la serie, hay que reconocer que refleja bastante bien la sociedad actual de los post-adolescentes a partir de los 25 más o menos. Amistad, sexo, curro y sensación de que se te está pasando el arroz en todos los sentidos. Pero las cosas como son, si no existiera Barney la nota de la serie no rozaría ni el 2, o por lo menos eso es lo que pienso yo. Para mí él es el verdadero descubrimiento, y no la serie en sí, es de los personajes que más me han hecho reír en mucho tiempo en una serie. No quiero desprestigiar al resto del reparto, no digo que los cuatro restantes sean malos, pero a mí no me dicen nada, pueden tener algún punto gracioso pero no tienen nada de gancho; es más, cuando no está Barney en pantalla me la suda lo que ocurra, lo único que mi cerebro está esperando es que aparezca él.
Gracias Barney, por todo.
11 de abril de 2014
11 de abril de 2014
3 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Gracias por estas nueve temporadas, las innumerables anécdotas, los desengaños de Ted, el manual de juego de Barney, el amor y complicidad de Lily y Marshall, la complejidad de Robin, una serie para el recuerdo, para volver a ver entera dentro de unos años y volver a sentir un puñetazo en el estómago al conocer el final y, al comprender, que aunque haya terminado, ha todos aquellos que la hemos seguido desde el principio, nos ha marcado en menor o mayor medida
16 de febrero de 2015
16 de febrero de 2015
3 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
HIMYM llevaba mucho tiempo siendo mi serie de cabecera; mi serie preferida desde Friends y Fraser. Aunque me encantasen Juego de Tronos y Mad Men, HIMYM tenía una atmósfera que me atrapaba completamente. Yo era una más en ese quinteto de amigos de alma que se contaban sus ilusiones, frustraciones, deseos y aventuras sexuales en el pub McClaren’s.
Durante seis de las nueve temporadas, tuve un asiento reservado temporada tras temporada. Era una clienta buenísima, muy agradecida y que dejaba buenas propinas. Tristemente, a partir de la séptima, algo cambió: ya no me sentía una más, los colegas se las tenían que componer para hacerme reír como lograban al principio. Ya no me salían lágrimas con carcajadas o carcajadas con lágrimas; ahora simplemente esbozaba una sonrisita de ciento en viento.
Mi grupo de amigos había cambiado por completo; ya no eran ellos mismos, y sintiéndolo muchísimo, McClaren’s dejó de ser mi bar preferido.
Yo he sido una “bro” más de Barney Stinson. Me he conchabado con él para acercarme a una rubita con pinta de boba y decirla: Haaaaaaave you met Barney? Y tres horas después sabía que Barney Stinson me contaría una historia de lo absolutamente fantástica que había sido esa noche con la rubita en cuestión; pero, el deber es el deber, y el Vicepresidente Stinson, sintiéndolo muchísimo, había tenido que dejarla media hora más tarde para meterse en una complicada y secreta reunión internacional.
He ido a clases de tiro con Robin Scherbatsky. Hemos fumado puros en locales clandestinos y las dos teníamos un revolver escondido en un cajón por si las moscas. Nos reíamos mucho de Ted por ser tan moñas y tan cursi. Me ha enseñado mil veces sus videos musicales de cuando era una adolescente de estética ochentera en el Canadá de los 90. De vez en cuando solíamos escaparnos cuando ningún de la pandilla miraba para ir al Hoser Hut, y estar rodeadas de hombres de verdad (a los que les falta un paleto), hockey sobre hielo y fotografías de la Commonwealth.
He acompañado Lilly muchas veces a reuniones de compradoras compulsivas. He intentado potenciar su vena artística comprando varios de sus cuadros y prometiéndola que ya los colgaría cuando encontrase una pared digna de recibir tal obra de arte. La he seguido hasta San Francisco al final de la primera temporada cuando le entraron dudas sobre su destino con Marshall. Allí la hice entrar en razón, hicimos las maletas y volvimos a Nueva York.
He pasado madrugadas enteras junto a Marshall para ayudarle a inventar sus famosos juegos de mesa que solo entiende él. Le he animado a contar más chistes de peces. Hemos bailado ballet a escondidas y hemos llevado un gorro gigante de color morado cuando nadie nos veía. Hemos viajado hasta Minnesota para pasar Acción de Gracias junto a su familia y nos hemos puesto hasta el culo de la famosa ensalada de 16 capas de su madre: una mezcla letal de ositos de goma, pataratas fritas y mayonesa.
He animado a Ted siempre a encontrar el amor verdadero, a perseguir un paraguas amarillo por todo Nueva York y a unir todas las piezas para encontrar a la madre de sus hijos. He aguantado sus sermones sobre la pronunciación correcta de la palabra “enciclopedia”, hemos fumado sándwiches gigantes en la universidad cuando llevaba gafas meramente ornamentales y le ponía cachondo el Existencialismo Francés.
Con todos los buenos momentos que me han dejado Ted, Robin, Lilly, Marshall y Barney aún no sé cómo demonios ha podido acabar la serie así. No sé por qué parece que desde la sexta temporada cambiaron de guionistas y que ningún diálogo tiene la frescura y el ingenio de antes. No sé porque han querido desdibujar tanto a los personajes hasta el punto de ridiculizarlos. No sé por qué han estado diez años deleitándonos con la intriga de la madre para luego echarnos ese jarro de agua fría.
Durante seis de las nueve temporadas, tuve un asiento reservado temporada tras temporada. Era una clienta buenísima, muy agradecida y que dejaba buenas propinas. Tristemente, a partir de la séptima, algo cambió: ya no me sentía una más, los colegas se las tenían que componer para hacerme reír como lograban al principio. Ya no me salían lágrimas con carcajadas o carcajadas con lágrimas; ahora simplemente esbozaba una sonrisita de ciento en viento.
Mi grupo de amigos había cambiado por completo; ya no eran ellos mismos, y sintiéndolo muchísimo, McClaren’s dejó de ser mi bar preferido.
Yo he sido una “bro” más de Barney Stinson. Me he conchabado con él para acercarme a una rubita con pinta de boba y decirla: Haaaaaaave you met Barney? Y tres horas después sabía que Barney Stinson me contaría una historia de lo absolutamente fantástica que había sido esa noche con la rubita en cuestión; pero, el deber es el deber, y el Vicepresidente Stinson, sintiéndolo muchísimo, había tenido que dejarla media hora más tarde para meterse en una complicada y secreta reunión internacional.
He ido a clases de tiro con Robin Scherbatsky. Hemos fumado puros en locales clandestinos y las dos teníamos un revolver escondido en un cajón por si las moscas. Nos reíamos mucho de Ted por ser tan moñas y tan cursi. Me ha enseñado mil veces sus videos musicales de cuando era una adolescente de estética ochentera en el Canadá de los 90. De vez en cuando solíamos escaparnos cuando ningún de la pandilla miraba para ir al Hoser Hut, y estar rodeadas de hombres de verdad (a los que les falta un paleto), hockey sobre hielo y fotografías de la Commonwealth.
He acompañado Lilly muchas veces a reuniones de compradoras compulsivas. He intentado potenciar su vena artística comprando varios de sus cuadros y prometiéndola que ya los colgaría cuando encontrase una pared digna de recibir tal obra de arte. La he seguido hasta San Francisco al final de la primera temporada cuando le entraron dudas sobre su destino con Marshall. Allí la hice entrar en razón, hicimos las maletas y volvimos a Nueva York.
He pasado madrugadas enteras junto a Marshall para ayudarle a inventar sus famosos juegos de mesa que solo entiende él. Le he animado a contar más chistes de peces. Hemos bailado ballet a escondidas y hemos llevado un gorro gigante de color morado cuando nadie nos veía. Hemos viajado hasta Minnesota para pasar Acción de Gracias junto a su familia y nos hemos puesto hasta el culo de la famosa ensalada de 16 capas de su madre: una mezcla letal de ositos de goma, pataratas fritas y mayonesa.
He animado a Ted siempre a encontrar el amor verdadero, a perseguir un paraguas amarillo por todo Nueva York y a unir todas las piezas para encontrar a la madre de sus hijos. He aguantado sus sermones sobre la pronunciación correcta de la palabra “enciclopedia”, hemos fumado sándwiches gigantes en la universidad cuando llevaba gafas meramente ornamentales y le ponía cachondo el Existencialismo Francés.
Con todos los buenos momentos que me han dejado Ted, Robin, Lilly, Marshall y Barney aún no sé cómo demonios ha podido acabar la serie así. No sé por qué parece que desde la sexta temporada cambiaron de guionistas y que ningún diálogo tiene la frescura y el ingenio de antes. No sé porque han querido desdibujar tanto a los personajes hasta el punto de ridiculizarlos. No sé por qué han estado diez años deleitándonos con la intriga de la madre para luego echarnos ese jarro de agua fría.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
No sé por qué se han querido cargar a Robin y a la madre. No sé por qué.
Te merecíste el 10 absoluto...
Te merecíste el 10 absoluto...
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