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Un monstruo viene a verme

Fantástico. Drama Tras la separación de sus padres, Connor (Lewis MacDougall), un chico de 12 años, tendrá que ocuparse de llevar las riendas de la casa, pues su madre (Felicity Jones) está enferma de cáncer. Así las cosas, el niño intentará superar sus miedos y fobias con la ayuda de un monstruo (Liam Neeson), pero sus fantasías tendrán que enfrentarse no sólo con la realidad, sino con su fría y calculadora abuela (Sigourney Weaver). Con este nuevo ... [+]
Críticas 289
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8
15 de octubre de 2016 3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Impecáblemente rodada, magníficamente narrada, primera impresión y objetivo conseguido; y ya es dificil concentrar y resumir en apenas 2 horas tantos temas presentes en nuestra vida, lo que demuestra una capacidad de autor mas que encomiable y una dirección sobrada en sus mas positivos aspectos.

¿De qué trata la película?, los que piensen van a ver un espectáculo asentado en el género fantástico se equivocan, definitivamente no va por estos derroteros (tampoco en ningún momento se ha querido venderla como tal), en estos tiempos, incluso los recursos fantásticos nos sirven para contar un historia que trasciende a la imaginación, pero, ¿de qué va la película?, ciertamente, cada uno sacará sus propias conclusiones, pienso en definitiva, la historia trata de la vinvulación entre padres e hijos ¿que nos vincula a nuestra madre o padre? ¿en qué nos parecemos?, nos centra en unas situaciones mas o menos vividas por cualquier persona en toda familia, nada que no nos haya sucedido...eso si ,unos temas aparentemente comunes y simples, explicados y narrados de una manera compleja, en cuanto a contenido gráfico, pero definida en su objetivo final, y sin duda acierta, acierta de lleno, no cabe duda. Emociones a flor de piel y un climax final dificil de soportar imperturbable.

Psicología imaginativa, puesta en escena sobria y eficiente y unas interpretaciones bastante solventes, un trabajo de ejecución milimétrica que nos lleva a lo largo de su ajustada duración a nuestros terrores interiores, a nuestras inseguridades, a nuestro afecto y a reconocernos interiormente ¿quien no daría 10 años de su vida y todo lo que posee por poder conseguir hacer volver a un ser querido y vivir con el el resto de tu vida?...yo se la respuesta y la película nos demuestra que somos una fina linea, un hilo efimero mecido por una amalgama de brisas que nos lleva a un final común, y reconocemos que sin AMOR no somos nada.
7
17 de octubre de 2016 3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Juan Antonio Bayona dirige un melodrama de fantasía gracias al cuento infantil de un Patrick Ness que también ha escrito el guión. Un niño llamado Connor pasa uno de los peores momentos de su vida: rabia, frustración, acoso escolar... Un adolescente en apuros, vaya, su mundo se tambalea hasta que aparece un terapeuta en forma de árbol y cuentacuentos; tres de ellos les serán contados a cambio de que el pequeño cuente el cuarto y último. Demoledor, preparad los pañuelos.

Connor (Lewis MacDougall), es un niño, aunque más bien todo un adulto que ha crecido antes de tiempo viendo cómo su madre (Felicity Jones) se consumía año tras año debido a una enfermedad. Con una abuela (Sigourney Weaver) rígida y recta como pocas, y con la que no se lleva bien, Connor ve cómo se acerca el abismo y no puede detenerlo. Además, sin apoyo de la figura paterna, al que dejan por los suelos, por cierto, algo que aporta un mayor infortunio en la situación del niño, que es directamente proporcional a la empatía que genera en el espectador. Es uno de los aciertos de UN MONSTRUO VIENE A VERME, quizás el que más.

Pero la película de Bayona cuenta con un elemento de originalidad lleno de fantasía que la desmarca de una película dramática como cualquier otra. El monstruo, con voz de Liam Neeson, hurga en la herida de Connor y lo transporta a un viaje a través de sus miedos. Brillante y magnífico el árbol que gana vida con efectos aplastantes y reververantes, una calidad y detallismo que emociona no solo por su aspecto, sino también por la factura técnica de unos cuentos de acuarela que son tan bellos y didácticos como dolorosos. Unos cuentos que guían a Connor hacia una madurez que explota tras todos los golpes sufridos en su corta etapa.

UN MONSTRUO VIENE A VERME sabe explotar las emociones, no solo de Connor y de su abuela, sino del espectador. Quizás de un modo demasiado evidente, sí, pero la fuerza de las imágenes y de las escenas hacen que despierte la empatía en el espectador. Para ese entonces ya habéis sacado los pañuelos. Podemos decir que Bayona es un maestro del drama y de las relaciones materno-filiales que, además, ha logrado sacar lo mejor de Lewis MacDougall, Felicity Jones y Sigourney Weaver; un elenco de actores que, junto al monstruo de Liam Neeson, consigue emocionar y guiarnos en el camino de la pérdida. La solidez de la película es incuestionable hasta en los momentos de fantasía, donde la destrucción y las fábulas logran hacernos temblar y enseñarnos más de una lección.

Lewis MacDougall evoluciona junto a su personaje, un comienzo algo dubitativo que se queda solo en eso, puesto que el actor es casi lo mejor de la película. Felicity Jones en su papel de madre logra aportar el toque lacrimógeno que todo drama ha de tener; la actriz de La Teoria del Todo sabe arrancar las lágrimas de un espectador que logrará a duras penas mantener el tipo en sus escenas. Sigourney Weaver es la abuela recta con la que Connor choca una y otra vez, una actriz veterana que engrandece el conjunto allá donde va. Pero si de alguien hay que hablar, y luce como nadie, es del monstruo. Una bestia que se alza dentro de nosotros, que nos mira a los ojos y nos aterroriza con su verdad. Una verdad en forma de fábulas que golpean una tras otra para llevarnos de la adolescencia al despertar de la vida.

Unas escenas que revitalizan el filme y aportan una fuerza tremenda cuando desata su poder. Los efectos especiales del monstruo son increíbles y la compenetración con Connor es evidente. Crudeza y realidad unidas en un monstruo que viene a verle a él, pero que en realidad viene a vernos a todos. UN MONSTRUO VIENE A VERME a veces es sensacionalista, sí, pero a Bayona le gusta tocar la fibra y ahondar en los sentimientos de sus espectadores. Conmover y emocionar, eso es cine, faltaría más. No hay que comentar, por tanto, que es la mejor película de Bayona hasta el momento. Y supongo que sabréis que la próxima de Jurassic World vendrá de su mano. Deseando estamos de ver lo que puede hacer con un presupuesto tan alto.

En definitiva, UN MONSTRUO VIENE A VERME es un viaje hacia nuestro mundo interior y un paseo por nuestros miedos. Una película que enseña y conmueve a partes iguales, que emociona y entristece, que sabe golpear donde más duele y lo hace a ritmo de fantasía y drama, convirtiéndose en una de las mejores películas del momento. Bayona es uno de los grandes directores españoles, se lo ha ganado a pulso.
7
17 de octubre de 2016 3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Después de dos películas ("El orfanato" y "Lo imposible") en las que no entendía por qué se empeñaba J. A. Bayona en forzarme las lágrimas escena tras escena (Las cuales nunca salían de mis ojos, los cuales en todo caso tan sólo mostraban incredulidad y tedio sin límites), emperrándose en basar sus películas en unas escaladas dramáticas pomposas, cutres y previsibles dignas de los peores folletines/dramones propios de un domingo cualquiera a las 5 de la tarde en un canal "random" de Mediaset o Atresmedia, creo que por fin he entendido la labor de Bayona para con el mundo y la sociedad, me explico (Lo paso a spoiler para evitar destripar nada):
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
¿Sabéis de ese tipo de peli dramón-cutre con típico niño aislado/autista al que le pegan collejas como panes en el colegio?. De esas que además la madre tiene una enfermedad terminal cualquiera (Matizo aquí que no pretendo de forma alguna frivolizar con la enfermedad) y la abuela es un ogro autoritario y distante al que le cuesta empatizar. De esas que por si esto fuera poco el chaval tiene también un padre inmaduro y cobarde incapaz de asumir el rol que le corresponde y, finalmente, para rematar la jugada resulta que Boby, ese perro cariñoso que es el único apoyo de dicho niño solitario, muere atropellado por un tren en una escena dramática con todos gritando "¡¡¡¡¡NOOOOOOOOO!!!!!".

¿Sabéis de que hablo no?, pues quítale el chucho y.. ¡Tachán!.. Aquí tenemos el argumento de "Un monstruo viene a verme".. Y es que estoy convencido de que en su tierna juventud, en la academia de cine por ejemplo, Bayona debió hacer una apuesta con alguien tal que así:

"Voto a dios que haré que todas esas señoras, madres, jovencitas y lacrimógenas damas que se emocionan desconsoladamente con las patochadas de domingo tarde (Equivalente al cine de matar por matar de los tíos) no tengan que avergonzarse nunca más de llorar con semejantes despropositos/truños; Por mis cojones que transformaré esos bodrios y esos guiones tramposos en auténticas obras de arte con las que la crítica se empalmará, y además, soltaré que mi estilo bebe de Spielberg y me quedaré más pancho que Cristiano Ronaldo sin camiseta".

La cuestión es que con sus primeras 2 películas no lo consiguió. Por mucho que intentó camuflar los guiones patochada-dramática que daban alma a dichas obras tratando encubrir el argumento con una técnica, música, fotografía, actores y efectos especiales utilizados a lo grande (Y con bastante destreza, que todo hay que decirlo), seguían siendo unas lloricadas grandilocuentes montadas por y para forzar la emoción y la lágrima hasta decir, ¡Basta ya!.

Pero fíjate tu por donde, que esta vez lo ha conseguido, esta vez ha equilibrado el dramón previsible (Los últimos 20 minutos y todo el forzamiento escena tras escena puesta con calzador hasta la inevitable catarsis final siguen estando ahí) con una bellísima y delicada visión de la mente de un niño ante una circunstancia adversa, ha nivelado la balanza con una fantasía genial y cuidada cargada de metáforas y perspectivas que hacen entender con profundidad que está pasando por el corazón y cabeza de ese pobre muchacho.

Y sí, la película me ha gustado mucho (Es de justicia también reconocer el grandísimo trabajo de todos los actores, y en concreto de Sigourney weaver, que borda su papel), porque ha conseguido que la cutre-historia pase completamente a un segundo plano, para dejar brillar la espiritualidad, la magia y la confrontación con la realidad por parte de alguien qué, tal y como dice la primera frase de la cinta, "Es demasiado mayor para ser un niño, pero demasiado joven para ser un adulto".
7
19 de octubre de 2016 3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo cierto es que esperaba otra cosa.

JA Bayona, es un director español y según parece, y simplemente por el reparto de estrellas de sus dos últimas películas, es decir, actores y actrices que han querido trabajar con él, pues vamos, un profesional cualificado, que ya tiene un bagaje (aunque aún corto).
Dicho lo anterior, y sin ser todavía un Almodovar o un Amenábar (que para mi gusto personal son nuestros mayores y mejores representantes actuales -algún otro me dejo- y que tienen películas que ya son y serán recordadas, pues ese cine de Bayona del sufrimiento familiar, el de la tragedia familiar, la catástrofe, el drama personal y familiar, aunque merece el mayor de mis respetos, no es quizá -salvo películas indiscutibles, muy buenas o sencillamente buenas- pues aquel por el que tengo predilección, al menos desde este punto de vista; diferentes son las tragedias superadas por grandes esfuerzos personales o intelectuales, que llaman poderosamente la atención, como en "La teoría del todo", por citar una.

Sin embargo, reconozco un gran mérito en "Un monstruo viene a verme", como es suponer un amigo imaginario de apariencia monstruosa que ayuda a un niño a prepararle, apoyarle y hacerle madurar, en los momentos más duros de su infancia. Además de explicarle la confusión entre el bien y el mal, que las cosas no son negras o blancas, sino muchas veces "grises"; es decir, una persona puede realizar un mal acto y pasarse todo el resto de su vida haciendo buenos actos, o como un acosador infantil que después tiene un bondadoso gesto de deseo de recuperación del familiar de "su" acosado, es decir, actos buenos y actos malos, así son las personas, inclinándose más a uno u otro extremo; y podría seguir dando ejemplos, pero la idea es esa.
Dicho esto mis alabanzas a JA Bayona, que sin extenderme, son muchas, la dirección de actores, el personaje angelical de la madre, y muy especialmente me ha gustado que creo combina el cine europeo con el de habla inglesa, la complejidad del mensaje del film con la presencia de los actores de habla inglesa.

Así pues, aunque en un principio, no vi tan claro el fondo de la trama, no me queda otra que felicitarle, por su originalidad, su sensibilidad, por convertir a un monstruo en un amigo paternal, y en definitiva por si sirve de ayuda a los familiares de quienes padecen esa enfermedad terminal.

Ánimo a JA Bayona -para convertirse en uno de nuestros mejores directores de cine- y a todos quienes se inicien en actividades artísticas
Jep
5
24 de noviembre de 2016 3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bayona cierra aquí un hat trick de capricho y pretensión, redondo como pocos que haya visto en mi vida proyectado en una pantalla. Después de visionar “umvav” he confirmado la quisquillosa sospecha, que arrastraba desde “El orfanato”, de que este tío no tiene un ápice de mundo interior, de arraigo… o de interés por contar nada, si me apuráis. La sensación que me transmite es la de que realiza películas como el que fabrica herramientas en serie, buscando una eficiencia funcional y poco más. El problema es que la función de estas <herramientas> pretende ser la de emocionar al usuario, y claro, si no se le pone una pizca de emoción al proceso creativo, esto es un “pa ná” como una casa, por muchos tópicos del género q le dé por meter.

Me explicaré brevemente antes de entrar con la crítica en sí. La referida “El orfanato” me dejó un mal sabor de boca que me dura aún hoy día, debido a la exageradísima crítica general con la que me vestí para ir a verla; la cinta no es más que una muestra ordenada pero ortopédica de elementos y trucos del género de terror, para adornar una historia de tono familiar bastante tontorrona. En su día, me referí a ella en mi crítica con el apodo de “casa encantada sin alma”. Luego llegó “Lo imposible”, a la que siempre he considerado una de las idas de pinza más pretenciosas, interesadas y descuidadas que ha parido la mente de un cineasta: mostrar en un film de presupuesto el (supuesto) drama de una familia acomodada española, que sobrevivió íntegra a una de las catástrofes naturales más terribles de la historia, en la que cientos de personas perdieron la vida, y que sumió en la miseria a un país entero, siempre me ha parecido un golpe pretencioso, despreocupado y de mal gusto, además de una falta de humanismo y respeto hacia aquellos que verdaderamente sufrieron (y aún sufren) el desgraciado suceso. No la he visto… sencillamente me negué siquiera a darle una oportunidad, y no parece que nada me haga cambiar de idea hoy tampoco; más que falta de interés, admito q se trata de pura aversión. Pero leí la crítica y, tal como imaginé, la opinión general no andaba muy lejos de mis augurios iniciales: Bayona parece pretender emocionar al espectador a toda costa. Casi desesperado en su afán por arrancarnos la lágrima, no repara en medios para conseguirlo.

Y esta vez, de hecho, como no dispone del “oportuno truco” del drama real, decide usar todos los tópicos habidos y por haber sobre el drama familiar, unos sobre otros, al mogollón… ¡cuantos más mejor!, empezando por el propio argumento de la historia. Desde primera hora lo tenemos todo, oiga, no falta un piojo: pre-adolescente solitario y contestón, padres divorciados, <papá domingo> que vive con su otra familia, madre con cáncer terminal (aficionada a la pintura, por si acaso) cuya convalecencia obliga al chaval a ocuparse de la casa, otro familiar a cargo desaprobado por el crío… ¿me dejo algo?... ¡Oh sí! hasta abuso escolar incluido, ¡que no nos falte ni la Chapplin, oiga! (Si era una cuestión de búsqueda de identificación con el público, seguro que cualquier espectador ha pasado por alguna de estas calamidades, el problema es que dudo que ninguno haya tenido la desgracia de sufrirlas todas y a la vez, con lo que lo encuentro algo forzado y contraproducente). Tampoco es q se pueda espoilear mucho sobre semejante manojo de clichés, así que ya imaginaréis que el desarrollo del guión va sacando más tema de la bolsa hasta quedarse sin metraje, en pos de conseguir que el final nos resulte lo más amargo posible (ya cada uno con su paladar…).

Es tan cruda y descarada la pretensión del cineasta en esta ocasión, que a mí, personalmente, todo el tema del monstruo me parece un pegotazo calzadísimo, que finalmente no consigue ser sino otro cliché más, también bastante trillado en la literatura y el cine. ¡Pero ah! No ha querido Bayona que se le viera el plumero, hombre, había que hacer algo distinto en la realización de esta obra, no fuera a ser que lo tacharan de simple. Así que, para tampoco comerse demasiado la cabeza, ha optado por el desahogado y artístico recurso de meter secuencias de animación en la peli, las cuales están magistralmente construidas, realizadas y encajadas en los relatos del personaje de Neeson, y que bien podrían formar una obra artística independiente si se separaran del resto del film.

Y así, entretenido a ratos por las ocurrencias del joven protagonista, y sin esperanza puesta en algún tipo de giro o sorpresa oculta, paso la tradicional tarde de cine con mi padre que, por su parte, tampoco expresaría demasiado entusiasmo ya fuera de la sala.

Sin embargo, en las butacas contiguas, justo a mi ladito, dos chicas adolescentes que han aprovechado para comentar jocosamente cada detalle durante toda la proyección, se derrumban finalmente a moco tendido, poniendo de manifiesto la debilidad de un guión inservible a los caprichos de una secuencia final igualmente prefabricada y previsible. Por mi parte, ni la desgarradora banda sonora, que hace un esfuerzo admirable en los últimos minutos por removerte las entrañas, consiguió arrancarme un ápice del desasosiego y la emoción que tan desesperadamente pide su descastado director; el cual, no acaba siendo distinto al visitador comercial que solo trabaja la insistencia en solicitar la firma al cliente, porque, en el fondo, lo que le ocurre es que no cree en su propio producto.
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