La centinela

Es una atrayente cinta de terror que contiene buenos ratos de suspense e intriga debido a situaciones paranormales, alternativas de desequilibrio psicológico y unos impactantes ratos de horror que sacuden estéticamente por su alto grado de impacto.

La historia es llamativa en sus premisas, puede que flaquee en algunos pasajes en los detalles finos donde se nota algo de tosquedad narrativa, pero en general goza de un absorbente cuadro de situaciones que nos inducen a quedarnos atentos a la pantalla para descubrir la verdad que hay oculta detrás de las enigmáticas apariencias.

Correctas interpretaciones desde los protagónicos para darle la solvencia necesaria al relato, donde lo más curioso es ver a dos actores hoy reconocidos que por entonces realizaban papeles secundarios y casi sin diálogos. Tales son los casos de Christopher Walken y Jeff Goldblum.

Hay varias circunstancias que sobresaltan y causan verdaderos escalofríos, en parte por el tema sacro y satánico que anda dando vueltas y por otra parte por el atrapante maquillaje que se utiliza y que le termina dando una lograda terminación estética a la cinta.

Pero además hay buenos climas de suspense, porque es un filme oscuro y tenebroso en sus vicisitudes. También hay ratos polémicos donde la cinta va más lejos de lo normal en temas sexuales, eso si tenemos en cuenta la época de realización de esta obra.

El escenario es sugerente, una casona con extraños personajes donde una habitación está habitada por una extraña persona que motiva mucha incertidumbre y provoca tensión.

En fin, es un filme de inquietante ambientación que de haberse pulido un poco más la trama en sus detalles más puntuales, estaríamos en presencia de una cinta notable que se podría sumar tranquilamente al grupo de los clásicos del terror de los setenta.
No obstante, con sus características le alcanza para ser una buena cinta que bien merece la pena ser vista por aquellos amantes del terror sobrenatural con toques de perturbaciones psicológicas.

Cintas que se parecen en algo: “The exorcist”, “The omen”, “Rosemary´s Baby”

Aún hoy día, tenía talladas en la memoria ciertas escenas de este telefilm, no lo voy a tratar de otra manera, que me impactaron mucho al verlas de pequeñajo. Las recuerdo, se me grabaron en la retina porque eran tremendamente perturbadoras, así que cuando casualmente me reencontré con “The sentinel”, me dispuse a invocar, emocionado, aquellos insondables terrores infantiles; sobre todo algunas apariciones de difuntos en la oscuridad y ese acoso a la protagonista con los descendientes de “La parada de los monstruos” de Tod Browning

Pues eso eran, terrores infantiles y efectistas, porque la peli de Winner no es más que un batiburrillo heredero de los thrillers satanistas de la época, con “La semilla del diablo” como más evidente influencia, que lo único que consigue es perturbarnos, no aterrorizarnos, en alguna escena puntual cada veinte minutos por aquello de no caer doblegados por el tedio.

Un reparto bestial, es cierto, pero al servicio de una realización plana que busca horrorizar con la incomodidad: masturbaciones lésbicas, progenitores en orgías rubenianas, implacables seres con deformidades congénitas… Todo ello combinado con referencias petulantes al “Paraíso perdido” de Milton, citas en latín, que quieras que no, siempre dotan de cierto glamour culterano al conjunto, tramas conspiratorias vaticanas y una historia de guardianes del averno bastante risible (ese plano final…).

Un film de culto que no debería ser tal, ya que más allá de ciertas ambientaciones anticipatorias del consabido susto y un casting llamativo, carece de valor reivindicativo.

Al final de los años setenta sucedían cosas extrañas y habría que pronunciar con la boca pequeña el nombre de A. Gardner cuando descubrimos que la actriz figura en los títulos de crédito.

Me parece que mis desmayos no tienen una causa natural.
Temo que algo no hago bien.
Será que cuando oigo pasos que suenan en el piso de arriba -deshabitado- y cuando la lámpara del techo oscila a pesar de que nadie la mueve, en lugar de encender todas las bombillas de la casa para averiguar lo que ocurre, cojo una linterna minúscula para iluminarme.
Las luces y las sombras me parecen fantasmas.

Me voy a poner las gafas de ver muertos vivientes y luego pediré confesión al sacerdote de mi parroquia.

Un despropósito detrás de otro.

'La centinela' es una película de terror que no está mal para ser del año 1977. Mantiene la intriga y la tensión de principio a fin, aunque la historia es un poco extraña (pero finalmente bien explicada).

Cuenta con la guapísima Cristina Raines, que se ve muy sexy incluso con la moda de aquella época.

El final es un poco grotesco, gore, que desentona un con la estética chic del resto de la película. Tiene un pequeño fallo de guión que cuento en el spoiler.

Terror viejuno, aunque efectivo.

En vista del éxito de El exorcista o La profecía, la Universal no quiso quedarse atrás en el campo del cine de terror, género con el que cosechó grandes éxitos en el pasado, y produjo este decepcionante film sobre casas encantadas y demonios varios. El director Michael Winner especializado en policíacos protagonizados por Charles Bronson fue el encargado de dirigir esta historia de terror cuyos únicos alicientes son un reparto de actores de lujo en el que se combinan jóvenes promesas con estrellas veteranas y alguna que otra secuencia terrorífica bien lograda. El problema es el guión. Al final la historia termina entendiéndose pero el mediocre guión no crea el suspense ni la tensión necesarias para que los giros argumentales funcionen como debieran porque la trama no está bien contada. Y todo ello trata de compensarse con efectismos de mal gusto y en algunos casos ridículos.