Aún hoy día, tenía talladas en la memoria ciertas escenas de este telefilm, no lo voy a tratar de otra manera, que me impactaron mucho al verlas de pequeñajo. Las recuerdo, se me grabaron en la retina porque eran tremendamente perturbadoras, así que cuando casualmente me reencontré con “The sentinel”, me dispuse a invocar, emocionado, aquellos insondables terrores infantiles; sobre todo algunas apariciones de difuntos en la oscuridad y ese acoso a la protagonista con los descendientes de “La parada de los monstruos” de Tod Browning

Pues eso eran, terrores infantiles y efectistas, porque la peli de Winner no es más que un batiburrillo heredero de los thrillers satanistas de la época, con “La semilla del diablo” como más evidente influencia, que lo único que consigue es perturbarnos, no aterrorizarnos, en alguna escena puntual cada veinte minutos por aquello de no caer doblegados por el tedio.

Un reparto bestial, es cierto, pero al servicio de una realización plana que busca horrorizar con la incomodidad: masturbaciones lésbicas, progenitores en orgías rubenianas, implacables seres con deformidades congénitas… Todo ello combinado con referencias petulantes al “Paraíso perdido” de Milton, citas en latín, que quieras que no, siempre dotan de cierto glamour culterano al conjunto, tramas conspiratorias vaticanas y una historia de guardianes del averno bastante risible (ese plano final…).

Un film de culto que no debería ser tal, ya que más allá de ciertas ambientaciones anticipatorias del consabido susto y un casting llamativo, carece de valor reivindicativo.