The City of the Dead

Si queremos acción para el 31 de octubre, no olvidemos las condiciones básicas con las cuales podremos establecer contacto con el anfitrión de la velada, el mismísimo Señor de las Tinieblas. Llewellyn Moxey se las sabe muy bien y con este catálogo de conjuros nos da más de una pista sobre cómo preparar un adecuado aquelarre en la noche más mortuoria del año.

- Toneladas de niebla.
- Víspera de Candlemass.
- Christopher Lee.
- Quema de brujas.
- Sótanos misteriosos.
- Un cura fresco.
- Cruces.
- Grimorios.
- Sacrificios.
- Amuletos.
- Telarañas espesas como sudarios.
- Inquietantes forasteros.
- Nueva Inglaterra.

¡Abracadabra! Y la hora trece da lugar a un mediocre comienzo, un buen desarrollo y un fulgurante final merecedor de todos los honores luciferinos. Ideal para acompañar una buena queimada.

Una de las mejores películas sobre el tema de sectas y brujería que he visto.

Una peli intrigante, con una historia que engancha y buenas actuaciones, pero donde lo que más me ha llamado la atención por encima de todo es la ambientación.

Ese pueblo tan antiguo, alejado de todo, con esa espesa niebla perpetua, sus gentes extrañas que se te quedan observando inmóviles cuando pasas... todo eso unido crean una ambientación muy tétrica que impone, lo cual, unido a una buena historia, consigue dar verdadero mal rollo.

Grabada en un exquisito blando y negro, pese a ser ya 1960, y con alguna cara más que conocida, me refiero como no al grandísimo Christopher Lee, se nos presenta una historia de índoles sobrenaturales sin necesidad de efectos especiales, pero que está realmente lograda.

Se trata de una de esas películas que no destaca demasiado en nada y que sólo los que la busquen la encontrarán. O tal vez suceda lo que a mí, que con la reciente desaparición de Christopher Lee he ido a buscar alguna de sus películas menos conocidas y me he topado con esta rareza, la poco conocida y resultona "El hotel del terror". Sea como fuere, lo cierto es que si Christopher Lee ya es legendario no es por esta película, es por otras que se conocen más. En esta historia de sectas, de brujería, de pactos con el más allá y de efectismo de saldo, no vamos a encontrar más que un entretenimiento justo. Todo lo que se ve aquí, lamentablemente, ya se había visto de una manera o de otra en otros sitios.

No por ello es una película para olvidar, la ambientación es correctísima si conseguimos pasar por alto una niebla demasiado espesa. No hace falta sentir miedo en una película de terror para defenderla y recomendarla. Se trata de unos ochenta minutos correctos en los que es posible disfrutar a ratos, Christopher Lee aparece al principio y al final y no hay que darle más vueltas, estoy convencido que permanecerá en su semiolvido y que los poco más de 200 usuarios que la hemos votado no se convertirán en los miles y miles (o millones) de votos que se llevan las producciones actuales.

Somos minoría y tal vez por eso, pura estupidez ahora, más reconocibles y más visibles. ¿Una peli de hace más de 50 años, en B/N y de menos de noventa minutos? Pues claro...

He aquí un pequeño subproducto enterrado durante mucho tiempo en las arenas del olvido. Gira en torno a un pueblo misterioso y apartado de Nueva Inglaterra donde sucedieron espantosos hechos de brujería en el siglo XVII, y la maldición todavía perdura. Una estudiante de lo oculto que utiliza ropa interior de cabaretera se propone pasar una temporada en el lugar, animada por su profesor, el malvado Christopher Lee. Por supuesto, de ella nunca más se sabrá, lo cual impulsará a su hermano y al novio a seguir su rastro, con resultados bastante desafortunados. La dirección es torpe cuando no atropellada, los giros del guión se ven venir desde lejos, y los actores no son nada del otro mundo, pero la escenografía logra el milagro de dotar de fisicidad a lo que sabemos un decorado barato, y a mantener una intriga que se te va metiendo en el cuerpo como la niebla de marras. De haber caído en manos de un mejor director, quizá nos encontraríamos ante un clásico de culto. De esta forma, sólo es una película misteriosa y poco conocida de culto. Ideal para noches sin luna.

El folclore y las cazas de brujas del siglo XVI hacen aparición en una cinta poco inspirada pero con buenos puntos.

Es una de esas películas que dependen demasiado de su año de lanzamiento. 1960 ya había dado varias producciones de una buena calidad al respecto, y aunque la categoría de serie B la exime de cierte culpa lo cierto es que a John Llewellyn Moxey le pedíamos un poco más para considerar la película como decente.

Un aprobado raspado es una puntuación más que generosa para una película que es muy interesante al principio pero que se va diluyendo con el avance del reducido metraje. Cuando estalla la "sorpresa" no hay muchos más motivos para seguir viéndola, aunque como digo al principio se consigue una buena tensión.