Los renglones torcidos de Dios
2022 

6.6
23,629
Intriga. Thriller. Drama
Alice, investigadora privada, ingresa en un hospital psiquiátrico simulando una paranoia. Su objetivo es recabar pruebas del caso en el que trabaja: la muerte de un interno en circunstancias poco claras. Sin embargo, la realidad a la que se enfrentará en su encierro superará sus expectativas y pondrá en duda su propia cordura. Un mundo desconocido y apasionante se mostrará ante sus ojos. Adaptación de la novela homónima de Torcuato Luca de Tena. [+]
21 de noviembre de 2022
21 de noviembre de 2022
40 de 42 usuarios han encontrado esta crítica útil
Voy a intentar ir al grano porque está todo dicho, y ya en la zona de spoilers comento las diferencias entre la novela y la película. Para mí, la película pasa (y con nota) el nivel medio al que estamos acostumbrados a ver recientemente en el cine español. Todas esas cuasi comedias infumables, con el mismo argumento y mismos chistes rancios y sobados. Bárbara Lennie tiene un futuro prometedor, y Eduard Fernández es sencillamente inigualable. Es buenísimo. La película, como thriller es notable, pero (y de ahí mi 6) como fidelidad al libro, es un disparate. Yo lo siento mucho por aquellos que no se hayan leído el libro (ni lo vayan a hacer, aunque se lo recomiendo altamente), pero no puedes valerte de un mérito ajeno para luego tomarte tus propias licencias. Máxime cuando la novela en sí ha sido un auténtico éxito precisamente por su contenido. No digo que tenga que seguirla a pie juntillas igual. Es lógico que dada la densidad del libro, no incorpores a todos los personajes, o no los desarrolles de igual manera. Pasa en el Señor de los Anillos con Tom Bombadil. Lo que no puedes es, siguiendo el símil del Señor de los Anillos, que al final Frodo no tire el anillo y se lo quede él para empeñarlo y comprarse unas tierras en Mordor. Esto es básicamente lo que ha hecho Oriol con la protagonista. Y lo siento pero no lo paso por alto, porque yo he ido a ver la película por la novela, y no al revés. Como tantos otros. La recomiendo para aquellos que no hayan leído el libro. Y para aquellos que sí, que se mentalicen de que van a ver otra cosa.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Principales diferencias (de menos a más sangrantes)
1. Ausencia de grandes personajes. La doctora Dolores Bernardos aparece en la novela frecuentemente, con un papel destacable. Pero la ausencia total de los doctores Salvador Sobrino, José Muescas y Rosellini es díficil de entender.
2. Montserrat después de ser despedida por Alvar (Eduard Fernández), encuentra su vocación religiosa. Se mete a monja. Poco o nada tiene que ver con lo que sucede en la película. Y no es psiquiatra. Es enfermera
3. Ignacio Urquieta sale del psiquiátrico. Le tiran a la piscina y recuerda el origen de su fobia: su amigo no se ahogó, sino que lo mató porque lo tiró al agua con patines, le hizo una aguadilla y se fue corriendo sin saber que lo había matado
3. La trama secundaria es cambiada descaradamente, no mostrando la gran inteligencia que tenía Alice Gould. En la adaptación cinematográfica, Alice recibe un encargo del doctor Raimundo Gª del Olmo para investigar el asesinato de su hijo en el hospital psiquiátrico, quien al parecer fue asesinado en extrañas circunstancias. Sin embargo, en el libro al que se mata realmente es al padre del doctor Gª del Olmo, y es Raimundo quien encarga a Alice que investigue qué interno ha podido hacerlo. Es decir, la acción se desarrolla fuera del emplazamiento psiquiátrico.
4. La fumada intolerable de María Luisa Fernández. Mª Luisa es fundamental en el desarrollo del libro. Es compañera de profesión de Alice (detective) y conocida suya. Mª Luisa recibe una de las cartas de Alice, y esta, al leer el contenido de la misma, decide mandar a un amigo suyo, el excomisario Obdulio Limón, a investigar el caso. Llegan a la conclusión de que el marido era infiel, un estafador y un manirroto, y que se aprovechaba de Alice y por tanto, la maltrataba psicológicamente. Sin embargo, averiguan que efectivamente su nombre real era Alicia de Almenara, que intentó envenenar en varias ocasiones como venganza, y que empezó a imaginarse que un médico amigo suyo (Raimundo) era su cliente... ¿Y sabéis a quién se lo cuenta la noche anterior al "juicio"? Exacto, a la doctora Bernardos.
5. Del punto 4 se deduce el siguiente error de la película. En la película, dejan un final abierto, no cerrado, como en la novela. Los médicos, todos, en el libro, llegan a la conclusión de que efectivamente la paciente tiene una paranoia. Sólo que esta aparecía en su mente como una respuesta al dolor originado por su esposo. En la película, no termina de quedar claro si realmente era todo una paranoia o un engaño urdido por el director. Lo que debate en el "juicio", en el que por cierto ya no está el director Alvar, al cual ya habían restituido y mandado a otro centro, no es si debe quedar libre o no porque está sana. El dilema es, si sabiendo que ella tiene una paranoia, esta es lo suficiente fuerte en ella para suponer un peligro potencial para la sociedad.
6. Y del 5, se deduce el más sangrante de todos: el final. En el libro, Alice recibe el permiso para marcharse, pero según está yéndose en el coche y se va alejando del centro psiquiátrico, su estado de salud va empeorando. Empieza a sentir una ansiedad muy fuerte y se da cuenta de que su vida exterior, sin dinero, sin marido, y sin prácticamente nada, no es mejor que la que tenía en el psiquiátrico. Así que, aun con el alta médica, decide volver al centro para trabajar como enfermera (sustituyendo a Montse) y dedicarse a su nueva vocación: los pacientes con enfermedad mental. Esta vocación, por cierto, se va desarrollando a lo largo de la novela, según va interactuando con los pacientes. Lo que pasa es que en la película, más allá de Ignacio Urquieta y de su hijo el mimético, no tiene mucho contacto. El final de la película lo conocéis.
Pues con toda esta currada que me he hecho sobre las diferencias, creo que tengo motivos de peso para considerar la película una infamia respecto al libro, pero acertada y notable respecto al cine español actual. Así que un 6 es bastante aceptable.
1. Ausencia de grandes personajes. La doctora Dolores Bernardos aparece en la novela frecuentemente, con un papel destacable. Pero la ausencia total de los doctores Salvador Sobrino, José Muescas y Rosellini es díficil de entender.
2. Montserrat después de ser despedida por Alvar (Eduard Fernández), encuentra su vocación religiosa. Se mete a monja. Poco o nada tiene que ver con lo que sucede en la película. Y no es psiquiatra. Es enfermera
3. Ignacio Urquieta sale del psiquiátrico. Le tiran a la piscina y recuerda el origen de su fobia: su amigo no se ahogó, sino que lo mató porque lo tiró al agua con patines, le hizo una aguadilla y se fue corriendo sin saber que lo había matado
3. La trama secundaria es cambiada descaradamente, no mostrando la gran inteligencia que tenía Alice Gould. En la adaptación cinematográfica, Alice recibe un encargo del doctor Raimundo Gª del Olmo para investigar el asesinato de su hijo en el hospital psiquiátrico, quien al parecer fue asesinado en extrañas circunstancias. Sin embargo, en el libro al que se mata realmente es al padre del doctor Gª del Olmo, y es Raimundo quien encarga a Alice que investigue qué interno ha podido hacerlo. Es decir, la acción se desarrolla fuera del emplazamiento psiquiátrico.
4. La fumada intolerable de María Luisa Fernández. Mª Luisa es fundamental en el desarrollo del libro. Es compañera de profesión de Alice (detective) y conocida suya. Mª Luisa recibe una de las cartas de Alice, y esta, al leer el contenido de la misma, decide mandar a un amigo suyo, el excomisario Obdulio Limón, a investigar el caso. Llegan a la conclusión de que el marido era infiel, un estafador y un manirroto, y que se aprovechaba de Alice y por tanto, la maltrataba psicológicamente. Sin embargo, averiguan que efectivamente su nombre real era Alicia de Almenara, que intentó envenenar en varias ocasiones como venganza, y que empezó a imaginarse que un médico amigo suyo (Raimundo) era su cliente... ¿Y sabéis a quién se lo cuenta la noche anterior al "juicio"? Exacto, a la doctora Bernardos.
5. Del punto 4 se deduce el siguiente error de la película. En la película, dejan un final abierto, no cerrado, como en la novela. Los médicos, todos, en el libro, llegan a la conclusión de que efectivamente la paciente tiene una paranoia. Sólo que esta aparecía en su mente como una respuesta al dolor originado por su esposo. En la película, no termina de quedar claro si realmente era todo una paranoia o un engaño urdido por el director. Lo que debate en el "juicio", en el que por cierto ya no está el director Alvar, al cual ya habían restituido y mandado a otro centro, no es si debe quedar libre o no porque está sana. El dilema es, si sabiendo que ella tiene una paranoia, esta es lo suficiente fuerte en ella para suponer un peligro potencial para la sociedad.
6. Y del 5, se deduce el más sangrante de todos: el final. En el libro, Alice recibe el permiso para marcharse, pero según está yéndose en el coche y se va alejando del centro psiquiátrico, su estado de salud va empeorando. Empieza a sentir una ansiedad muy fuerte y se da cuenta de que su vida exterior, sin dinero, sin marido, y sin prácticamente nada, no es mejor que la que tenía en el psiquiátrico. Así que, aun con el alta médica, decide volver al centro para trabajar como enfermera (sustituyendo a Montse) y dedicarse a su nueva vocación: los pacientes con enfermedad mental. Esta vocación, por cierto, se va desarrollando a lo largo de la novela, según va interactuando con los pacientes. Lo que pasa es que en la película, más allá de Ignacio Urquieta y de su hijo el mimético, no tiene mucho contacto. El final de la película lo conocéis.
Pues con toda esta currada que me he hecho sobre las diferencias, creo que tengo motivos de peso para considerar la película una infamia respecto al libro, pero acertada y notable respecto al cine español actual. Así que un 6 es bastante aceptable.
9 de octubre de 2022
9 de octubre de 2022
59 de 91 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sin duda una de las adaptaciones más decepcionantes de todas las que he visto.
Empezando por una actuación protagonista deficiente, carente del talento necesario en mi opinión por un error de casting pese a que la actriz ha demostrado su valía en otros momentos de su carrera. No es una actriz que encaje con la descripción del personaje, aunque he de decir que esto pasa con prácticamente todos los actores de la película.
Se alarga innecesariamente en momentos prescindibles y obvia hechos y personajes que en la novela son claros protagonistas, alterando los hechos de manera que un amante de la novela no puede entrar en la historia, ya que no es la historia de la novela. Realmente mi indignación aumentaba a medida que la historia avanzaba y se deformaba cada vez más.
Empezando por una actuación protagonista deficiente, carente del talento necesario en mi opinión por un error de casting pese a que la actriz ha demostrado su valía en otros momentos de su carrera. No es una actriz que encaje con la descripción del personaje, aunque he de decir que esto pasa con prácticamente todos los actores de la película.
Se alarga innecesariamente en momentos prescindibles y obvia hechos y personajes que en la novela son claros protagonistas, alterando los hechos de manera que un amante de la novela no puede entrar en la historia, ya que no es la historia de la novela. Realmente mi indignación aumentaba a medida que la historia avanzaba y se deformaba cada vez más.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Los personajes originales son caricaturizados de modo que ni siquiera las patologías descritas en la novela coinciden, generando aún más indignación por lo absurdo de haber desperdiciado más de dos horas y media viendo algo que no es lo que había leído ni esperado. La eliminación del hortelano me parece el peor y más indignante error sin duda.
Como no, sin desaprovechar la oportunidad de politizar de la novela en uno de los momentos finales de la película adulterando, una vez más, los hechos de forma totalmente vomitiva.
Por último y más desastroso la deshumanización final de la protagonista, quitándole el poder de decisión vital que le da el autor al final de la historia y convirtiéndola en un títere de un hombre condescendiente, como no.
Como no, sin desaprovechar la oportunidad de politizar de la novela en uno de los momentos finales de la película adulterando, una vez más, los hechos de forma totalmente vomitiva.
Por último y más desastroso la deshumanización final de la protagonista, quitándole el poder de decisión vital que le da el autor al final de la historia y convirtiéndola en un títere de un hombre condescendiente, como no.
23 de octubre de 2022
23 de octubre de 2022
31 de 38 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Los renglones torcidos de Dios” es una célebre novela escrita por Torcuato Luca de Tena en 1979, que trataba de exponer fidedignamente el turbio y mal comprendido mundo de las enfermedades mentales. Para ello, el autor ingresó durante tres semanas en un hospital psiquiátrico observando y tomando nota de personajes y caracteres que afloraron de modo bastante diverso y fiel en la novela. Como hilo conductor, la trama de una detective privada, Alice Gould, que ingresa fingidamente (como el propio autor) en un hospital psiquiátrico, en supuesta complicidad con un médico y el director, para investigar el supuesto asesinato del hijo de otro supuesto doctor. Su informe de ingreso dicta que sufre de paranoia, una especia de síndrome de don Quijote que le hace convencerse de que todas las cosas que ve son en realidad como ella, con inteligencia y perspicacia, las imagina y novela. Ha intentado envenenar a su marido, aunque ella cree que es el marido quien intenta deshacerse de ella. Pero nada es lo que parece y, aunque el director del hospital está convencido de su paranoia, la lucidez de la enferma y su lógica narración de lo que según ella sucede, donde se mezcla la realidad y la invención, termina por convencer a todo el mundo de que es víctima de una conspiración de su marido para tratarla como loca y quedarse con su dinero. La muerte en extrañas circunstancias de algunos internos da alas tanto a una parte como a la otra de ratificarse en sus convicciones. Para comprender el final de la historia y el alcance de las enfermedades mentales, lo mejor es leer la novela, cuyo título además les da una dimensión espiritual: son como renglones torcidos de una supuesta creación perfecta de un supuesto dios perfecto. El problema es que son pocos los que se han leído la novela o los que sienten interés por el cine que no siga el patrón comercial americano, de taquilla asegurada, entretenimiento manido, tópicos narrativos y sorpresita final.
Pues en ese patrón ha metido Oriol Paulo la novela, demostrando una vez más por dónde suelen ir los andurriales del cine: buena factura técnica, llamativas puestas en escena, buenos efectos especiales (como en el desdoblamiento de personalidad de Alice), buena fotografía (con mucho bokeh, claro), sonido potente (y volumen para dar sustitos), música anodina de fondo, intérpretes faltos de registros y transiciones pero con postureo de planos y dicción tan trascendente como preparada, guiños intertextuales (mucho Scorsese de “Shutter Island” y mucho Kubrick de “El Resplandor”), y sobre todo mucho thriller, que es lo que mola: ahora estás loco, ahora no, y después tampoco pero al final sí, pero no. El malo que parezca malo y el bueno que parezca bueno para al final todo sea al revés. Por supuesto, descartemos cualquier hecho o carácter que merezca reflexión y descripción, porque eso no entretiene, la película dura dos horas y media y hay que contar una historia.
El tratamiento de los enfermos de la novela es muy superficial, y son casi figurantes bien interpretados, salvo Urquieta, el hidrofóbico (muy bien encarnado por Pablo Derqui). Importan tan poco que, cuando se esclarece la culpabilidad del asesinato de uno de los internos, uno se pregunta qué demonios pinta ahora ese culpable y sus motivaciones si la película se ha centrado exclusivamente en la historia de Alice Gould y la conspiración para ingresarla en el hospital. Los actores principales demuestran su buen oficio dentro de una dirección bastante pobre, enfocada a los esquemas de la mera intriga: Barbara Lennie da muy bien el perfil de Alice Gould, pero sobreactúa en su personaje paranoico y es muy plana en su personaje real. Eduard Fernández, lo mismo: sobreactúa en su personaje de director insensible y corrupto y es bastante plano en su personaje de médico. Loreto Mauleón, en realidad, podría decir esas frases en ese papel o en cualquier otro, dado que su personaje no tiene más relevancia que ayudar al protagonista frente al antagonista. El papel de la policía es de la clásica película B: no me entero, no hago por enterarme y cuando me entero, todo el mundo estaba enterado.
Llama la atención la puesta en escena, en función del efectismo del thriller: el hospital psiquiátrico es una especie de cárcel claustrofóbica en mitad del bosque donde cada dos por tres llueve a cántaros, con detalles que recuerdan más a una fábrica (que es donde realmente se rodó) que a un hospital. Y aunque la dirección de arte se esfuerza por crear un ambiente inquietante y sombrío, tiene pequeños gazapos que notarán sobre todo los carrozas madrileños: ¿qué pintan matrículas de 1999 en 1979?
Torcuato Luca de Tena termina su novela con dos escenas necesarias: una (como en la “Psicosis” de Hitchcock) en la que se explica el misterio de la mente de Alice Gould y la clave de todo lo que ha pasado, que es su marido Teodomiro (soslayado en la película de modo bastante torpe), además de explicar por qué se la pone realmente en libertad (que se omite en la película); otra, en la que Alice Gould revela su verdadera personalidad y toma una decisión tan lógica como hermosa y trascendente, para lo cual hay que entender el final en su contexto. El final de la película es el típico rizo rizado de sorpresas de un típico thriller: ¿te creías que Alice no estaba loca? Pues va a ser que sí, o quién sabe si no. Eso sí, el plano de Barbara Lennie y el corte a negro son visualmente muy eficaces.
En conclusión, si no se lee la novela, ni se tiene intención, se pasarán dos horas y media muy entretenidas con la historia, porque el ritmo y el montaje, junto con la fotografía y la puesta en escena, son lo mejor de la película. Ahora bien, quienes recuerden el libro o esperen algo más que un thriller psiquiátrico a la americana, pues que vayan preparados para otra cosa.
Pues en ese patrón ha metido Oriol Paulo la novela, demostrando una vez más por dónde suelen ir los andurriales del cine: buena factura técnica, llamativas puestas en escena, buenos efectos especiales (como en el desdoblamiento de personalidad de Alice), buena fotografía (con mucho bokeh, claro), sonido potente (y volumen para dar sustitos), música anodina de fondo, intérpretes faltos de registros y transiciones pero con postureo de planos y dicción tan trascendente como preparada, guiños intertextuales (mucho Scorsese de “Shutter Island” y mucho Kubrick de “El Resplandor”), y sobre todo mucho thriller, que es lo que mola: ahora estás loco, ahora no, y después tampoco pero al final sí, pero no. El malo que parezca malo y el bueno que parezca bueno para al final todo sea al revés. Por supuesto, descartemos cualquier hecho o carácter que merezca reflexión y descripción, porque eso no entretiene, la película dura dos horas y media y hay que contar una historia.
El tratamiento de los enfermos de la novela es muy superficial, y son casi figurantes bien interpretados, salvo Urquieta, el hidrofóbico (muy bien encarnado por Pablo Derqui). Importan tan poco que, cuando se esclarece la culpabilidad del asesinato de uno de los internos, uno se pregunta qué demonios pinta ahora ese culpable y sus motivaciones si la película se ha centrado exclusivamente en la historia de Alice Gould y la conspiración para ingresarla en el hospital. Los actores principales demuestran su buen oficio dentro de una dirección bastante pobre, enfocada a los esquemas de la mera intriga: Barbara Lennie da muy bien el perfil de Alice Gould, pero sobreactúa en su personaje paranoico y es muy plana en su personaje real. Eduard Fernández, lo mismo: sobreactúa en su personaje de director insensible y corrupto y es bastante plano en su personaje de médico. Loreto Mauleón, en realidad, podría decir esas frases en ese papel o en cualquier otro, dado que su personaje no tiene más relevancia que ayudar al protagonista frente al antagonista. El papel de la policía es de la clásica película B: no me entero, no hago por enterarme y cuando me entero, todo el mundo estaba enterado.
Llama la atención la puesta en escena, en función del efectismo del thriller: el hospital psiquiátrico es una especie de cárcel claustrofóbica en mitad del bosque donde cada dos por tres llueve a cántaros, con detalles que recuerdan más a una fábrica (que es donde realmente se rodó) que a un hospital. Y aunque la dirección de arte se esfuerza por crear un ambiente inquietante y sombrío, tiene pequeños gazapos que notarán sobre todo los carrozas madrileños: ¿qué pintan matrículas de 1999 en 1979?
Torcuato Luca de Tena termina su novela con dos escenas necesarias: una (como en la “Psicosis” de Hitchcock) en la que se explica el misterio de la mente de Alice Gould y la clave de todo lo que ha pasado, que es su marido Teodomiro (soslayado en la película de modo bastante torpe), además de explicar por qué se la pone realmente en libertad (que se omite en la película); otra, en la que Alice Gould revela su verdadera personalidad y toma una decisión tan lógica como hermosa y trascendente, para lo cual hay que entender el final en su contexto. El final de la película es el típico rizo rizado de sorpresas de un típico thriller: ¿te creías que Alice no estaba loca? Pues va a ser que sí, o quién sabe si no. Eso sí, el plano de Barbara Lennie y el corte a negro son visualmente muy eficaces.
En conclusión, si no se lee la novela, ni se tiene intención, se pasarán dos horas y media muy entretenidas con la historia, porque el ritmo y el montaje, junto con la fotografía y la puesta en escena, son lo mejor de la película. Ahora bien, quienes recuerden el libro o esperen algo más que un thriller psiquiátrico a la americana, pues que vayan preparados para otra cosa.
5 de octubre de 2022
5 de octubre de 2022
51 de 82 usuarios han encontrado esta crítica útil
Oriol Paulo es uno de los directores españoles que más han afianzado su carrera en los últimos años apoyándose en un estilo propio muy marcado y realizando un cine muy reconocible por sus claves cinematográficas. El director y guionista español se está caracterizando por mantenerse fiel a esas historias donde los giros de guion, las sorpresas que van apareciendo en la trama y sus finales repletos de artificio son siempre el plato fuerte que aporta a los espectadores.
Su cine, criticado en algunos sectores de la crítica por “tramposo” -Cosa que es cierta, algo de trampas suele hacer- ha conseguido el reconocimiento de buena parte de los fans de este tipo de cine que, últimamente, parece que está de capa caída y llega con menor frecuencia que antaño a nuestras pantallas.
Películas como Contratiempo, el cuerpo o la miniserie de Netflix “el inocente” son la prueba de que estamos ante un autor que suele moverse siempre en los mismos territorios teniendo muy claro qué es lo que quiere conseguir y sabiendo que es lo que debe hacer para llevar sus películas a buen puerto.
En esta ocasión, llega a nuestra cartelera el próximo seis de Octubre “Los renglones torcidos de Dios” la última película del director barcelonés que sigue, como os podéis imaginar, el mismo estilo que el resto de su filmografía.
En esta película se nos presenta una historia protagonizada por Alice, una investigadora que ingresa en un hospital psiquiátrico, por voluntad propia, para investigar un supuesto crimen que se cometió dentro del mismo unos meses antes. La película no se da ni cinco minutos para arrancar y desde el inicio comienza con las intrigas y los juegos mentales entre qué es lo real y que no, que harán las delicias de los más fans de ir completando el puzle. Por otra parte, si algo hace tremendamente bien Paulo, es crear atmosferas sugerentes para el espectador y esta película no es la excepción.
El psiquiátrico que recrea para la ocasión es una de sus mejores localizaciones, por encima de la morgue de “El cuerpo”. Y solo con el edificio y la forma de rodar dentro de él consigue que como espectador te metas dentro de ese lugar y sientas un ambiente opresivo -Al que le añade toques de terror psicológico muy marcados en algunas escenas concretas- en el que se mueve todo el largometraje.
Además, la película hace algo bastante inteligente como es realizar una narración en paralelo entre dos hechos distintos desde el inicio y cuya información vamos recibiendo a cuenta gotas. Con lo cual, esto le permite a la cinta ir acelerando o frenando el ritmo a conveniencia, dando el peso a unas tramas u otras, mientras va “jugando” con el espectador todo lo posible invitándole a descubrir los secretos que entraña el guion mientras realiza algunos trucos de prestidigitación, dicho sea de paso.
Huelga decir que, como suele ser habitual en el director, la cinta cuenta con un reparto de campanillas donde destacan por encima del resto tanto una descomunal Bárbara Lennie como el siempre fiable Eduard Fernández que sigue demostrando haber nacido para interpretar este tipo de papeles.
Ella es la que soporta prácticamente todo el peso de la cinta y no le supone ningún problema. Puede con todo y su personaje es prácticamente omnipresente durante las más de dos horas de duración. Por su parte, él se adueña de las escenas en las que participa y el duelo interpretativo que se traza entre ambos es fantástico. Da gusto ver a dos actores tan buenos compartiendo minutos en pantalla y realizando este tipo de “combates” actorales.
Por último, debo reconocer que el guion de la peli creo que peca de algunos errores relativamente importantes. El primero es la previsibilidad en algunos momentos concretos. Creo que la capacidad de sorpresa estaba mejor medida en otras películas. El segundo problema es la poca plausibilidad de algunos de los hechos que ocurren durante el metraje. Algo que es bastante típico tanto en el genero como la en la filmografía de Oriol Paulo pero que creo que es importante señalar.
Con todo y con ello, y ya para finalizar, añadir que la película sigue siendo un perfecto divertimento. Está francamente bien rodada, con algunos momentos que juegan con el terror y los miedos personales unidos a ese ambiente opresivo que mencionaba anteriormente. Y sus actores la defienden tan bien que vas a comprarles cualquier cosa prácticamente de lo que ocurre en pantalla. Quizá no sea la mejor obra de Paulo -Yo la colocaría en segundo lugar dentro de su filmografía- pero hay que reconocerle el mérito de realizar una película de dos horas y media que se pasa como si durase la mitad o menos. Si os gustan este tipo de propuestas, no dudéis en ir al cine, saldréis contentos de la experiencia.
Twitter: @QuiqueMartin27, colaborador de Mundoplustv
Su cine, criticado en algunos sectores de la crítica por “tramposo” -Cosa que es cierta, algo de trampas suele hacer- ha conseguido el reconocimiento de buena parte de los fans de este tipo de cine que, últimamente, parece que está de capa caída y llega con menor frecuencia que antaño a nuestras pantallas.
Películas como Contratiempo, el cuerpo o la miniserie de Netflix “el inocente” son la prueba de que estamos ante un autor que suele moverse siempre en los mismos territorios teniendo muy claro qué es lo que quiere conseguir y sabiendo que es lo que debe hacer para llevar sus películas a buen puerto.
En esta ocasión, llega a nuestra cartelera el próximo seis de Octubre “Los renglones torcidos de Dios” la última película del director barcelonés que sigue, como os podéis imaginar, el mismo estilo que el resto de su filmografía.
En esta película se nos presenta una historia protagonizada por Alice, una investigadora que ingresa en un hospital psiquiátrico, por voluntad propia, para investigar un supuesto crimen que se cometió dentro del mismo unos meses antes. La película no se da ni cinco minutos para arrancar y desde el inicio comienza con las intrigas y los juegos mentales entre qué es lo real y que no, que harán las delicias de los más fans de ir completando el puzle. Por otra parte, si algo hace tremendamente bien Paulo, es crear atmosferas sugerentes para el espectador y esta película no es la excepción.
El psiquiátrico que recrea para la ocasión es una de sus mejores localizaciones, por encima de la morgue de “El cuerpo”. Y solo con el edificio y la forma de rodar dentro de él consigue que como espectador te metas dentro de ese lugar y sientas un ambiente opresivo -Al que le añade toques de terror psicológico muy marcados en algunas escenas concretas- en el que se mueve todo el largometraje.
Además, la película hace algo bastante inteligente como es realizar una narración en paralelo entre dos hechos distintos desde el inicio y cuya información vamos recibiendo a cuenta gotas. Con lo cual, esto le permite a la cinta ir acelerando o frenando el ritmo a conveniencia, dando el peso a unas tramas u otras, mientras va “jugando” con el espectador todo lo posible invitándole a descubrir los secretos que entraña el guion mientras realiza algunos trucos de prestidigitación, dicho sea de paso.
Huelga decir que, como suele ser habitual en el director, la cinta cuenta con un reparto de campanillas donde destacan por encima del resto tanto una descomunal Bárbara Lennie como el siempre fiable Eduard Fernández que sigue demostrando haber nacido para interpretar este tipo de papeles.
Ella es la que soporta prácticamente todo el peso de la cinta y no le supone ningún problema. Puede con todo y su personaje es prácticamente omnipresente durante las más de dos horas de duración. Por su parte, él se adueña de las escenas en las que participa y el duelo interpretativo que se traza entre ambos es fantástico. Da gusto ver a dos actores tan buenos compartiendo minutos en pantalla y realizando este tipo de “combates” actorales.
Por último, debo reconocer que el guion de la peli creo que peca de algunos errores relativamente importantes. El primero es la previsibilidad en algunos momentos concretos. Creo que la capacidad de sorpresa estaba mejor medida en otras películas. El segundo problema es la poca plausibilidad de algunos de los hechos que ocurren durante el metraje. Algo que es bastante típico tanto en el genero como la en la filmografía de Oriol Paulo pero que creo que es importante señalar.
Con todo y con ello, y ya para finalizar, añadir que la película sigue siendo un perfecto divertimento. Está francamente bien rodada, con algunos momentos que juegan con el terror y los miedos personales unidos a ese ambiente opresivo que mencionaba anteriormente. Y sus actores la defienden tan bien que vas a comprarles cualquier cosa prácticamente de lo que ocurre en pantalla. Quizá no sea la mejor obra de Paulo -Yo la colocaría en segundo lugar dentro de su filmografía- pero hay que reconocerle el mérito de realizar una película de dos horas y media que se pasa como si durase la mitad o menos. Si os gustan este tipo de propuestas, no dudéis en ir al cine, saldréis contentos de la experiencia.
Twitter: @QuiqueMartin27, colaborador de Mundoplustv
10 de octubre de 2022
10 de octubre de 2022
31 de 45 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película muy fría con el espectador, y cuyo único objetivo es "intentar" que pase miedo un rato, lo cuál tampoco consigue. No capta la esencia de la novela que, más allá de una novela de intriga, es un libro de una magna profundidad clínica sobre el campo de la psiquiatría. Sin calidez humana, ausente de empatía con los pacientes, actores secundarios y extras acreíbles. Banda sonora intranscendente. Se salva por la gran producción física en cuanto a medios materiales, la intriga y desarrollo del que cuenta la trama de Torcuato y las fantásticas actuaciones de Barbara y, sobre todo, de un superlativo Eduard Fernández, que es sin duda el secundario de oro y uno de los actores de primera línea en la cinematografía española en estos últimos años.
La novela de Los Renglones Torcidos de Dios es, sin opción a dudas, una obra cumbre de la literatura española. Compleja, profunda, rítmica, intensa... pero ante todo ello es un gran libro clínico sobre lo que significan las enfermedades mentales, cuales son los tipos más comunes, la tremenda complejidad de cada una de ellas y, sobre todo, que son padecidas por seres humanos con la profundidad de cada una de sus vidas y personalidades. A Torcuato le llevo mucho tiempo formarse en el campo de la psiquiatría, convivir con todo tipo de enfermos y saber como enfocar y dar personalidad a cada uno de los personajes que conforman su novela. La película no se introduce en un centro psiquiátrico, sino en un manicomio endemoniado donde la mayoría de los pacientes carecen de vida, de historia e incluso de lógica.
La música es fría y similar a la escuchada en otras cientos de películas de las cuales te olvidas. No creo que tenga fuerzas de volver a verla y mucho menos de recomendarla. Una historia con el potencial de esta no merece un película tan superficial, tan fría, tan ahumana e intranscendete. Quizás tanto material no es posible desarrollarlo en una sola pelicula, y sea más lógico en proponer una miniserie pero, aún así, el enfoque es erroneo. Estos Renglones son mucho más Posesión Infernal que Alguien voló sobre el nido del cuco.
La novela de Los Renglones Torcidos de Dios es, sin opción a dudas, una obra cumbre de la literatura española. Compleja, profunda, rítmica, intensa... pero ante todo ello es un gran libro clínico sobre lo que significan las enfermedades mentales, cuales son los tipos más comunes, la tremenda complejidad de cada una de ellas y, sobre todo, que son padecidas por seres humanos con la profundidad de cada una de sus vidas y personalidades. A Torcuato le llevo mucho tiempo formarse en el campo de la psiquiatría, convivir con todo tipo de enfermos y saber como enfocar y dar personalidad a cada uno de los personajes que conforman su novela. La película no se introduce en un centro psiquiátrico, sino en un manicomio endemoniado donde la mayoría de los pacientes carecen de vida, de historia e incluso de lógica.
La música es fría y similar a la escuchada en otras cientos de películas de las cuales te olvidas. No creo que tenga fuerzas de volver a verla y mucho menos de recomendarla. Una historia con el potencial de esta no merece un película tan superficial, tan fría, tan ahumana e intranscendete. Quizás tanto material no es posible desarrollarlo en una sola pelicula, y sea más lógico en proponer una miniserie pero, aún así, el enfoque es erroneo. Estos Renglones son mucho más Posesión Infernal que Alguien voló sobre el nido del cuco.
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