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Jackie Brown

Thriller. Drama Jackie Brown (Pam Grier) es una azafata de vuelo que necesita dinero y hace de correo para Robbie, un mafioso buscado por la policía. Un día es sorprendida en la aduana y acusada de tráfico de drogas y evasión de capital. Sólo podrá evitar su ingreso en prisión, si acepta una propuesta de la policía: ayudarles a llegar hasta Robbie. (FILMAFFINITY)
Críticas 157
Críticas ordenadas por utilidad
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10
19 de marzo de 2012
37 de 39 usuarios han encontrado esta crítica útil
Muchos aficionados al cine descubrimos a Quentin Tarantino en "Reservoir dogs" y, poco tiempo después, quedamos abrumados por la inclasificable catarata de sensaciones que nos deparó ver "Pulp fiction".
Desde entonces hemos seguido su carrera, con algún altibajo, pero siempre con ese sello peculiar que tienen sus films.
"Jackie Brown" es uno de ellos. Ambiente crepuscular, cine de perdedores que quieren escapar a su destino, como el boxeador sonado de la ya mencionada "Pulp fiction", amistades que nacen por casualidad y que se van haciendo cada vez más sólidas porque la vida les golpea cada vez más duro, gangsters chapuceros, matones aturdidos ante situaciones cotidianas y, en general, toda una fauna de supervivientes que sólo aspiran a salvarse de la quema.
La B.S.O., como suele ser habitual en las películas de Tarantino, es para quitarse el sombrero; y el elenco de actores (un reparto de lujo con algún descubrimiento, como suele ser también frecuente en sus films) una gozada.
En resumen, precioso film en el que, pese al extenso metraje (154 minutos), el espectador acabará satisfecho y con ganas de volver a verlo.
9
29 de agosto de 2009
37 de 45 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta noche finalmente he visto Jackie Brown. Hasta este día, así de estúpido es uno, me había dejado guiar por todas esas opiniones que decían la definían como “aburrida” o “fallida”, como “una obra menor de Tarantino”. Lo había ido posponiendo, dejándolo como algo pendiente. Y en efecto, no es su película más brillante, ni la más entretenida. Ni siquiera es la mejor dirigida.

Solamente es su película más bella. Sólo eso.

Hasta ahora, y lo digo como incondicional, creía tener una idea de quién era Tarantino y que podía ofrecerme. Gozaba de sus diálogos desmadrados y de sus brillantísimas payasadas, de su humor socarrón, brutalmente inteligente y con un punto surrealista; me pegaba a la pantalla para ver desfilar a su galería de perdedores: atracadores vendidos, gánsteres de cuarta, matones yonquis, boxeadores sonados… todos ellos frescos, creíbles, profundamente humanos, alejados de los gastados estereotipos; me recreaba en su fascinante uso de la violencia, tan brutal como naif; y, por supuesto, me quitaba el sombrero ante su inimitable sentido de la narración y el montaje. Eso, ni más ni menos, era Tarantino.

Sí, ese era el tipo al que admiraba: a un jodido niñato con 180 de coeficiente de intelectual y toneladas de cine (bueno y malo) a medio digerir en el cuerpo. Genial, pero superficial; eso hubiera jurado. Pero estaba equivocado. Porque ese, ahora lo sé, no es Tarantino, sino sólo su disfraz.

Ahora lo he visto: tras esa máscara, tras la careta de L'enfant terrible que él mismo se puso y de la que ahora no consigue desprenderse, hay lucidez y serena melancolía, hay hondura y dolor contenido. Se esconde un arrebatado romántico en perpetua búsqueda de sus perdidos paraísos, que contempla con inextinguible asombro y admiración el cotidiano espectáculo del mundo, la absurdez de la existencia. Un hombre que mira con infinita ternura a los perdedores y los desheredados, a sus perdedores, y que trata de enmendar la plana al mundo dándoles en el cine la dignidad que la vida les ha negado. Un hombre que a sus treinta y cuatro años (esa era su edad) sabe ya demasiado, más de lo que le gustaría. Que está de vuelta de todo, sí; pero que aún y todo quiere volver.

Eso es Jackie Brown, la única verdadera película de Quentin Tarantino: su alma desnuda durante ciento cuarenta minutos. Contenida, sobria, elegante y, sí… gris, taciturna, melancólica… Como lo es la vida misma, esa que pocos contemplan con tanta lucidez como el propio Tarantino.

Nada hay nada de extraño en que se la tenga por “fallida” y “decepcionante”, que sea deliberadamente ignorada: nadie desea contemplarse ante un espejo. El cine es un lugar de evasión; de bonitas mentiras, no de lúcidas verdades.
Tampoco lo hay en que tras esta obra Tarantino se pasase casi una década en el dique seco o en que ahora haya entrado en franca decadencia y parezca empeñado caricaturizarse a sí mismo: cuando uno se ha desprendido de la máscara es imposible volver a vestirla.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Ya lo decía Nietzsche:

“Todo lo profundo ama el disfraz, se esconde tras una máscara”.
10
13 de enero de 2006
37 de 46 usuarios han encontrado esta crítica útil
Jackie Brown es su película más rara, oscura, tramposa de la genial filmografía de este genio de Tarantino. Es tambien un sentido homenaje a los que nos tiene acostumbrados, esta vez al espíritu de las pelícuals de los 70´y a esos personajes que tambalean entre ser buenos o malos, agradables o despreciables.
El film es también su más accesible y a la vez más pretencioso, y al terminar de verla me pregunte si era buena o mala y la respuesta fue : ES ESPECTACULAR.
Sin duda este film m efascino por su tratamineto, su intriga y por sobre todo porque Tarantino ofrece nuevamente, personajes magistralmente creados e interpretados por actores maravillosos, a los que hace brillar con cada linea de este guión espectacular. Esta radiante y soberbia una Pam Grier, que rescatada por el director del olvido, brilla con luz propia. Samuel L. Jackson otra vez genial y malvado como nunca, regala una poderosa performance, al igual de los grandes secundarios que componen un Robert De Niro al borde del patetismo, una Bridget Fonda bellísima y subyugante, y ante todo el descubrimiento del film y del año: Robert Forster, que como ese Max Cherry nos da una clase de mesura expresiva y se consagra como un gran intérprete secundario.
Realmente otra obra insuperable del gran Quentin.
9
14 de enero de 2016
27 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace ahora poco más de diez años, en mi primera reseña publicada en Filmaffinity, escribí a propósito de “Los comulgantes” que «si en Fanny y Alexander está todo Bergman por expansión de personajes y situaciones, aquí lo está por reducción a sus rasgos esenciales. De esta manera, la puesta en escena deviene una de las más concisas, depuradas y austeras de su autor». Aunque nunca creí que acabaría relacionando a Bergman con Tarantino, estas antiguas palabras se me antojan hoy pertinentes para contextualizar “Jackie Brown” en el seno de la obra del segundo.

Todavía con más claridad ahora que en el momento de su estreno, ya que disponemos de su obra posterior y sabemos qué caminos tomó, o mejor retomó, a partir del semifracaso comercial de este film, sin duda alguna inducido por todo lo que supuso “Pulp Fiction”, obra de culto generacional de su década. En su estreno me pareció mejor de lo que se decía, revisada ahora al cabo de los años, no dudo en considerarla como una de las más grandes cimas de su autor, probablemente junto a "Malditos bastardos" o “Kill Bill”.

“Kill Bill”, ante todo la primera parte, es casi una abstracción, la emoción estética de las imágenes en movimiento, la sinfonía audiovisual dirigida al éxtasis de la mirada. “Jackie Brown”, en cambio, nos arrastra al clasicismo de la historia contada sin prisas, con suma atención a la psicología de los personajes. Prima la introspección, y los diálogos beben en mucha mayor medida de la prosa de Elmore Leonard que de la pluma del director; de ahí que muchos echen en falta las típicas peroratas sobre temas banales, aspecto que por otra parte nunca ha sido el que más me atrae de su cine.

Es precisamente, no por la ausencia sino por la atenuación de determinados rasgos estilísticos, que regreso a lo expresado en el primer párrafo, para constatar que en este sentido, y a diferencia de otros pareceres, es así cómo la considero profundamente tarantiniana. Muchos directores se podrían haber hecho cargo de la adaptación de la novela, y algunos seguramente con grandes resultados, pero “Jackie Brown” acaba perteneciendo inexorablemente a su autor y a nadie más podría atribuirse.

Desde el primer momento y como siempre lo ha hecho, el gran demiurgo del espacio fílmico deja claro su poderío. Organiza nuestra percepción a su antojo para crear así un sentido. Nada más empezar, sentados en el sofá ante el televisor que emite la propaganda de armamento, creemos que en la habitación están únicamente Samuel L. Jackson y De Niro. Solo más tarde advertimos la presencia de Bridget Fonda, de quien importan más que nada sus miembros sirviendo bebida, o jugueteando con el pie, para que el director esboce al personaje y su relación objetual con los masculinos. En otro momento de la película, Jackie centrará la imagen, y será el movimiento de retroceso de la cámara la que la descubrirá ubicada entre los dos agentes de policía, fomentando con la abertura del plano la abertura a un nuevo significado.

Atenuados están también los escasísimos momentos de violencia, mostrados siempre con la cámara a distancia y de manera totalmente sorpresiva para el espectador. Su impacto, por ello mismo, es mayor que en otras obras llenas de insertos de carnes agujereadas y chorros de sangre. La música también es menos llamativa y excéntrica, pero tanto de manera diegética como extradiegética aparece en los momentos caros al proceder del cineasta de la forma siempre más efectiva posible. Ni está de más cuando está ni se la echa de menos cuando no está.

Tampoco necesita construir la narración en forma de puzle, ésta se desarrolla linealmente; no obstante, en cuanto decide jugar con el tiempo en los grandes almacenes mostrando la misma escena consecutivamente desde el punto de vista de cada personaje, no solo consigue una secuencia magistral, de las mejores que ha elaborado nunca, sino que trasciende ese carácter aparentemente lúdico. No es el artista alardeando de su capacidad, sino que aquello sirve de manera necesaria a la propia narración para recalcar las interrelaciones y el valor de las casualidades y las causalidades.

O el plano, finalmente, con qué concluye la película, y que en su longitud me recuerda al cierre de “El tercer hombre”. Tras el último visionado me preocupé de cronometrarlo y dura prácticamente un minuto. Se precisa una gran seguridad en uno mismo, una gran valentía escénica y también una enorme confianza en la capacidad expresiva de la actriz, que sin duda alguna ésta devuelve con creces, para tal mantenimiento.

Ese último plano sostenido, sosegado, reflexivo, melancólico, podría ser un símbolo de la película entera, pues permite al espectador el espacio necesario para la catarsis, y emocionarse de la misma manera que pudo hacerlo con los rostros de Chaplin en “Luces de la ciudad” o de Cecilia en “La rosa púrpura de El Cairo”.

Esa emoción, finalmente, deviene el gran hecho diferencial de “Jackie Brown” con respecto al resto de su filmografía. Nunca sus personajes le han importado tanto en tanto que seres humanos, y nunca le ha importado tanto que el espectador se acercara y se adentrara tanto en los recovecos de su alma. La tentación del distanciamiento y de la vuelta de tuerca cínica siempre estaba al acecho, pero esta vez, o por una vez, Tarantino pierde el miedo a contemplar los más nobles sentimientos del ser humano.

Sí, “Jackie Brown” conmueve hondamente, porque sin hacernos notar en absoluto que nos está llevando hacía allí, finalmente nos conduce hasta el elegíaco paraje donde habitan las más bellas promesas de amor.
8
27 de marzo de 2008
18 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una trama elaborada, puntos de humor, una banda sonora genial (Street Life de The Crusaders... woaw!!) diálogos incisivos, una tierna historia de amor plátonico entre dos seres dejados de lado... y unos actores absolutamente mágicos:
Pam Grier "recién" salida de su cárcel de "Women in cages"... con veinte años más pero con una belleza y un juego deslumbrantes. Samuel L.Jackson, un malo de los malos, traficante malvado que nos hace disfrutar cada una de sus réplicas (V.O. imprescindible!!!). Un Robert de Niro sorprendente en su personaje de payaso patético asociado a Bridget Fonda, una petarda majestuosa... Robert Foster encarna la parte más enternecedora del film. De hecho, me extraña que la gente se sorprenda de ver una historia de amor en una película de Quentin Tarantino, acaso se olvidaron de que el genial director es el guionista de "True Romance" ("Amor a quemarropa"), una de las más fantásticas historias de amor del cine?
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