Dos hombres contra el Oeste
6.4
994
Western. Comedia
Tras la muerte accidental y absurda de un compañero durante el trabajo, dos excelentes vaqueros, uno joven y otro maduro, tras considerar que el trabajo es muy duro y el sueldo miserable, deciden atracar un banco. Huyendo por una parte de la justicia y, por otra, de una cuadrilla dirigida por el hijo mayor de su antiguo jefe, acaban dándose cuenta de que han cometido un error. (FILMAFFINITY)
11 de enero de 2012
11 de enero de 2012
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
El maestro Black Edwards dirige este western Metro con acierto y de larga duración, pues con un reparto muy acertado nos narra un historia tipicamente del Oeste americano, aunque esta vez sin indios ni militares, pero con un resultado interesante en todos los aspectos. El interés no decae en ningún momento y hay secuencias magistrales dignas de la mejor contemplación.
La fotografia en Cinemascope es buena, casi toda ella rodada en exteriores, pero carece de uniformidad en el color, pues el procedimiento del mismo llamado Metrocolor está lejos en resultados del technicolor y por ello fracasó.
Muy aconsejable este western para todos los amantes del género.
José Antonio ZG
La fotografia en Cinemascope es buena, casi toda ella rodada en exteriores, pero carece de uniformidad en el color, pues el procedimiento del mismo llamado Metrocolor está lejos en resultados del technicolor y por ello fracasó.
Muy aconsejable este western para todos los amantes del género.
José Antonio ZG
10 de noviembre de 2009
10 de noviembre de 2009
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dos hombres contra el oeste, es básicamente una buena película que glorifica la amistad.
Dos vaqueros, uno cuarentón y su compañero mucho mas joven, cansados de un porvenir sin futuro planean atracar el banco de la ciudad y huir México. Después de un esperpéntico y casero robo, la cinta gira en torno a las vicisitudes de los dos protagonistas con un desarrollo lento, pausado, a veces aburrido, donde destaca la gran actuación de William Holden.
Conclusión: un western pasable para incondicionales del genero.
Dos vaqueros, uno cuarentón y su compañero mucho mas joven, cansados de un porvenir sin futuro planean atracar el banco de la ciudad y huir México. Después de un esperpéntico y casero robo, la cinta gira en torno a las vicisitudes de los dos protagonistas con un desarrollo lento, pausado, a veces aburrido, donde destaca la gran actuación de William Holden.
Conclusión: un western pasable para incondicionales del genero.
4 de marzo de 2021
4 de marzo de 2021
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película dirigida por Blake Edwards en 1971 y el único western que dirigió en toda su carrera cinematográfica.
Holden, teniendo muy reciente el estreno de su película "The Wild bunch", aceptó interpretar otro western crepuscular y desmitificador en todos los sentidos.
Dos vaqueros, Holden y O'Neal se embarcan en un viaje por el oeste después de haber robado un banco, llevándose el dinero del terrateniente "Karl Malden" para el que trabajaban.
Con esa clásica premisa, Edwards rueda su película más personal, sincera y llena de valores hasta la fecha.
Se nota que el referente Peckinpah está presente en muchos temas que trata el film, la camaderia más arraigada, el código de honor tan estricto, etc, etc.
Las conversaciones entre el vaquero entrado en años, curtido y harto de una vida llena de penurias y el joven, impulsivo y con ganas de labrarse un futuro mejor, están llenas de emoción, sensatez, sabiduría y, curiosamente a pesar de los malos momentos vividos, esperanza para empezar de nuevo y establecerse en otro lugar.
"Dos hombres contra el Oeste", penoso título de la película en castellano, nos lleva a terrenos mil veces vistos en el género pero la descripción y como se narran las peripecias de estos entrañables personajes, que ansían buscar sus sueños frustrados, es lo que destaca y hace que se desmarque de otros muchos westerns también clásicos pero no tanto.
Holden, teniendo muy reciente el estreno de su película "The Wild bunch", aceptó interpretar otro western crepuscular y desmitificador en todos los sentidos.
Dos vaqueros, Holden y O'Neal se embarcan en un viaje por el oeste después de haber robado un banco, llevándose el dinero del terrateniente "Karl Malden" para el que trabajaban.
Con esa clásica premisa, Edwards rueda su película más personal, sincera y llena de valores hasta la fecha.
Se nota que el referente Peckinpah está presente en muchos temas que trata el film, la camaderia más arraigada, el código de honor tan estricto, etc, etc.
Las conversaciones entre el vaquero entrado en años, curtido y harto de una vida llena de penurias y el joven, impulsivo y con ganas de labrarse un futuro mejor, están llenas de emoción, sensatez, sabiduría y, curiosamente a pesar de los malos momentos vividos, esperanza para empezar de nuevo y establecerse en otro lugar.
"Dos hombres contra el Oeste", penoso título de la película en castellano, nos lleva a terrenos mil veces vistos en el género pero la descripción y como se narran las peripecias de estos entrañables personajes, que ansían buscar sus sueños frustrados, es lo que destaca y hace que se desmarque de otros muchos westerns también clásicos pero no tanto.
16 de julio de 2020
16 de julio de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Dos hombres contra el Oeste", contra su destino ... a contracorriente en suma. Cinta compleja, ambiciosa, interesante y, en nuestra opinión, bastante fallida. Nos tiene acostumbrado el western a las ideas claras, buenos y malos, blanco y negro, justicia e injusticia. No es este el caso, donde todo son matices y tonos intermedios. Y eso está bien porque no todo en la vida es on u off. Pero es necesario que haya una mínima justificación de estas matizaciones que permitan entender el comportamiento de los personajes. Y eso no se da en toda la película. A lo largo de la misma vamos a encontrarnos con personajes buenos, pero menos, y malos que igualmente tienen su parte buena.
Se abordan también en la misma problemas profundos como las relaciones familiares entre esposos, con los hijos y entre ellos; relaciones profesionales entre el ranchero rico con sus peones y con el pueblo del que es el principal propietario; relaciones entre amigos, compañeros de trabajo, jugadores, etc.; relaciones entre vaqueros y ovejeros que compiten por los mismos pastos ... Por eso decimos que es muy ambiciosa la cinta, porque apenas pueden darse unas pinceladas de estas cuestiones en muchos casos. En la zona spoiler lo ampliaremos.
Y eso que la película es larga, demasiado. Pero también es muy lenta, por momentos tediosa. Eso sí, acompañada de muy buena música, excelentes diálogos y con escenas de gran brillantez, como cuando la "madame" se las tiene tiesas con uno de los hijos del ranchero, las cabalgadas por la nieve, la partida de cartas que desencadenará el tiroteo o el mismo desenlace final.
A destacar asimismo el canto a la amistad que se hace a lo largo de la cinta. La comprensión de las mutuas debilidades y defectos, el compartir todo lo que tienen, el mismo desinterés que muestran por el dinero robado. Hasta el extremo que el veterano Post, como no quieren tener asistencia médica, con todo el cariño de que es capaz extrae una bala del abdomen de su joven amigo, para luego amputarle la pierna gangrenada en plena nevada nocturna. Con whisky por toda anestesia y con el cauterio (cuchillo al rojo) por bisturí.
Se abordan también en la misma problemas profundos como las relaciones familiares entre esposos, con los hijos y entre ellos; relaciones profesionales entre el ranchero rico con sus peones y con el pueblo del que es el principal propietario; relaciones entre amigos, compañeros de trabajo, jugadores, etc.; relaciones entre vaqueros y ovejeros que compiten por los mismos pastos ... Por eso decimos que es muy ambiciosa la cinta, porque apenas pueden darse unas pinceladas de estas cuestiones en muchos casos. En la zona spoiler lo ampliaremos.
Y eso que la película es larga, demasiado. Pero también es muy lenta, por momentos tediosa. Eso sí, acompañada de muy buena música, excelentes diálogos y con escenas de gran brillantez, como cuando la "madame" se las tiene tiesas con uno de los hijos del ranchero, las cabalgadas por la nieve, la partida de cartas que desencadenará el tiroteo o el mismo desenlace final.
A destacar asimismo el canto a la amistad que se hace a lo largo de la cinta. La comprensión de las mutuas debilidades y defectos, el compartir todo lo que tienen, el mismo desinterés que muestran por el dinero robado. Hasta el extremo que el veterano Post, como no quieren tener asistencia médica, con todo el cariño de que es capaz extrae una bala del abdomen de su joven amigo, para luego amputarle la pierna gangrenada en plena nevada nocturna. Con whisky por toda anestesia y con el cauterio (cuchillo al rojo) por bisturí.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
"No irás a pretender que un vaquero sea sensato". Con esta frase pensamos también encabezar la reseña, pues refleja perfectamente el contenido de la cinta. En la primera escena almuerzan con la mejor camaradería los peones del rancho vaquero más importante de la zona. Muere accidentalmente coceado uno de los peones y otros dos lo llevan al pueblo a enterrar. El patrón, pregunta si tiene familia el muerto, pero reclama contratar ese mismo día a otro nuevo pues hay mucho trabajo. Durante el camino filosofan sobre la vida los peones funerarios, Ross Bodine (Holden) de 46 años de desencanto, y Frank Post (O'Neal) de 21. "Encuéntrame un vaquero viejo o joven con más de cuatro dólares en el bolsillo y te diré que ha robado un banco".
Y eso es precisamente lo que van a hacer al día siguiente. Pero no es un robo convencional, los ladrones apartan del botín el importe de la nómina de sus compañeros del rancho ("son muy buenos") e incluso un pellizco para el propio director del banco por las molestias causadas (que luego discutirá con su esposa si debe o no aceptarlo).
Lo demás es la doble persecución que sufrirán los ladrones, una a manos de la justicia y otra mucho más feroz de su propio patrón, que no acepta que sus peones puedan ser ladrones. Como tampoco acepta que los ovejeros pasen por sus tierras expulsándolos a tiros y muriendo en el envite, o que sus hijos hablen de putas delante de su madre. Paternalismo e intolerancia.
El sentido del humor del director se deja ver en algunas escenas, como en las alusiones al amor a los animales del joven Post que adopta un perrillo recién nacido por el que es capaz de jugarse la vida: "Nunca le lleves la contraria a un defensor de los animales". Qué gran verdad.
Y eso es precisamente lo que van a hacer al día siguiente. Pero no es un robo convencional, los ladrones apartan del botín el importe de la nómina de sus compañeros del rancho ("son muy buenos") e incluso un pellizco para el propio director del banco por las molestias causadas (que luego discutirá con su esposa si debe o no aceptarlo).
Lo demás es la doble persecución que sufrirán los ladrones, una a manos de la justicia y otra mucho más feroz de su propio patrón, que no acepta que sus peones puedan ser ladrones. Como tampoco acepta que los ovejeros pasen por sus tierras expulsándolos a tiros y muriendo en el envite, o que sus hijos hablen de putas delante de su madre. Paternalismo e intolerancia.
El sentido del humor del director se deja ver en algunas escenas, como en las alusiones al amor a los animales del joven Post que adopta un perrillo recién nacido por el que es capaz de jugarse la vida: "Nunca le lleves la contraria a un defensor de los animales". Qué gran verdad.
6 de abril de 2024
6 de abril de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Blake Edwards fue un director excepcionalmente dotado para la comedia, firmó algunas de las páginas más brillantes de este género a finales de los años cincuenta y durante la década siguiente, al igual que ha ocurrido con otros directores, esto ha ensombrecido su notable aportación en otros géneros, así Edwards es el responsable de “Días de vino y rosas” (1962), una de las mejores aproximaciones rodadas en Hollywood sobre las consecuencias del alcoholismo en cuyo final, tan conmovedor como desolador, el protagonista ve a su mujer perderse en la oscuridad de la noche y, metafóricamente, del alcohol, ese mismo año también rodó “Chantaje contra una mujer” (1962), notable thriller protagonizado por Glenn Ford y, al igual que en la anterior película, Lee Remick, y un año antes rodó la maravillosa versión de la excelente novela de Truman Capote “Desayuno con diamantes”. Precisamente a comienzos de la década de los setenta y coincidiendo con su etapa más errática y menos lograda desde el punto de vista artístico, Edwards realizó su única incursión en el wéstern, un proyecto muy personal producido por su propia compañía, la Geofrey Production, bautizada con el nombre de uno de sus hijos al que reservó un pequeño papel en el filme, además era la primera vez que dirigía un guion escrito en solitario por él.
“Dos hombres contra el Oeste” es una pequeña joya muy poco vista, que destaca por una excepcional banda sonora de Jerry Goldsmith y una estupenda fotografía de Philip Lathrop y, por supuesto, por el trabajo ajustado y milimétrico de William Holden y Ryan O´Neal como esos dos fugitivos, de suave y sugerida relación, que tienen que batirse con un perseguidor psicópata, lleno de maldad, encarnado magníficamente por Karl Malden. Mientras otros directores nos hablaron de lo mismo desde otras perspectivas, en esta ocasión tenemos una historia que hace que nos asalte la tristeza por unos hombres que sólo quieren un nuevo comienzo para una época que se acaba y desatan, sin saber muy bien por qué, las iras de los que quieren confinarlos en las estrechas paredes de una violencia que ya no tiene honra. A la hora ver esta película preparad una mirada desencantada porque aquí no hay héroes, no hay grandes hazañas, sólo valientes que se despiden luchando.
Un sentido wéstern de gran belleza y tono crepuscular en el que se puede rastrear la huella de dos grandes filmes rodados en 1969: “Grupo Salvaje” y “Dos hombres y un destino”. Por una parte se aprecia la influencia de “Grupo salvaje” (Sam Peckinpah), no sólo por el uso de la cámara lenta en las escenas de acción, con la intención de enfatizar la violencia, sino también en el propio esqueleto argumental del filme con unos bandidos perseguidos incansablemente por un grupo cuyos miembros no son para nada superiores desde el punto de vista moral a ellos, a todo ello también hay que añadir la visión mítica de México como una arcadia que constituye, a la vez, la única esperanza y el último refugio de los protagonistas. Por otra parte también recuerda a “Dos hombres y un destino”, ofreciéndonos una bella historia de amistad entre los dos personajes principales.
Una crónica sentimental desprovista de toda épica sobre los hombres corrientes que habitaron el Far-West, uno de los westerns más nostálgicos, bellos y atípicos que nos ha dado el cine.
“Dos hombres contra el Oeste” es una pequeña joya muy poco vista, que destaca por una excepcional banda sonora de Jerry Goldsmith y una estupenda fotografía de Philip Lathrop y, por supuesto, por el trabajo ajustado y milimétrico de William Holden y Ryan O´Neal como esos dos fugitivos, de suave y sugerida relación, que tienen que batirse con un perseguidor psicópata, lleno de maldad, encarnado magníficamente por Karl Malden. Mientras otros directores nos hablaron de lo mismo desde otras perspectivas, en esta ocasión tenemos una historia que hace que nos asalte la tristeza por unos hombres que sólo quieren un nuevo comienzo para una época que se acaba y desatan, sin saber muy bien por qué, las iras de los que quieren confinarlos en las estrechas paredes de una violencia que ya no tiene honra. A la hora ver esta película preparad una mirada desencantada porque aquí no hay héroes, no hay grandes hazañas, sólo valientes que se despiden luchando.
Un sentido wéstern de gran belleza y tono crepuscular en el que se puede rastrear la huella de dos grandes filmes rodados en 1969: “Grupo Salvaje” y “Dos hombres y un destino”. Por una parte se aprecia la influencia de “Grupo salvaje” (Sam Peckinpah), no sólo por el uso de la cámara lenta en las escenas de acción, con la intención de enfatizar la violencia, sino también en el propio esqueleto argumental del filme con unos bandidos perseguidos incansablemente por un grupo cuyos miembros no son para nada superiores desde el punto de vista moral a ellos, a todo ello también hay que añadir la visión mítica de México como una arcadia que constituye, a la vez, la única esperanza y el último refugio de los protagonistas. Por otra parte también recuerda a “Dos hombres y un destino”, ofreciéndonos una bella historia de amistad entre los dos personajes principales.
Una crónica sentimental desprovista de toda épica sobre los hombres corrientes que habitaron el Far-West, uno de los westerns más nostálgicos, bellos y atípicos que nos ha dado el cine.
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