Sinuhé, el egipcio
6.4
2,692
Drama
Estando Egipto bajo el gobierno de los faraones de la XVIII dinastía, Sinuhé, un pobre huérfano, se convierte en un brillante médico que dedica su vida a ayudar a los pobres. Él y su fornido amigo Horemheb no sólo son testigos de un ataque epiléptico del nuevo faraón, sino que lo salvan de las garras de un león. Cuando el faraón se recupera, les agradece su gesto introduciéndolos en la Corte. (FILMAFFINITY)
7 de septiembre de 2015
7 de septiembre de 2015
18 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aunque posee grandiosidad artística, su desarrollo pésimo acaba por asfixiar.
Sinuhe es esas películas que están hechas con cariño, con grandes decorados, con actores de primer nivel, una música excelente, una fotografía de Oscar e incluso una dirección atractiva, es decir, no escatima en dinero y eso la hace grandiosa, pero, y tiene un pero negativo enorme, su desarrollo a medio camino entre el drama romántico y el histórico, casi sin acción y con diálogos mediocres, donde las escenas se suceden entre "cuentos" y voces en off que transpiran más que la propia película, un enorme error que al espectador acaba dejando con la sensación de qué podría haber sido mucho mejor si su trama hubiera sido más directa y centrada, sin querer abarcar tanto.
La trama principal, la romántica, a camino entre el amor verdadero no correspondido y el amor fugaz, durante la primera hora queda bien además entretiene, pero al dejar a un lado ese dramatismo romántico, y centrarse en el histórico y religioso, con escenas demasiado dramatizadas pero sin violencia, llegando incluso a momentos a ser irrisorios, pierde fuerza y deja lado para el sueño, y todo por complacer a la Iglesia Católica, dejando al final un mensaje, interesante pero innecesario. Pero tampoco hay que olvidar la última escena del film, más que de película parace de teatro infantil.
En fin, recomendable para ver como algunos deben hacer cine, pero hay que buscar la historia, un guion y si uno hace las cosas normales, nada puede salir mal, sólo se puede ir a mejor.
Sinuhe es esas películas que están hechas con cariño, con grandes decorados, con actores de primer nivel, una música excelente, una fotografía de Oscar e incluso una dirección atractiva, es decir, no escatima en dinero y eso la hace grandiosa, pero, y tiene un pero negativo enorme, su desarrollo a medio camino entre el drama romántico y el histórico, casi sin acción y con diálogos mediocres, donde las escenas se suceden entre "cuentos" y voces en off que transpiran más que la propia película, un enorme error que al espectador acaba dejando con la sensación de qué podría haber sido mucho mejor si su trama hubiera sido más directa y centrada, sin querer abarcar tanto.
La trama principal, la romántica, a camino entre el amor verdadero no correspondido y el amor fugaz, durante la primera hora queda bien además entretiene, pero al dejar a un lado ese dramatismo romántico, y centrarse en el histórico y religioso, con escenas demasiado dramatizadas pero sin violencia, llegando incluso a momentos a ser irrisorios, pierde fuerza y deja lado para el sueño, y todo por complacer a la Iglesia Católica, dejando al final un mensaje, interesante pero innecesario. Pero tampoco hay que olvidar la última escena del film, más que de película parace de teatro infantil.
En fin, recomendable para ver como algunos deben hacer cine, pero hay que buscar la historia, un guion y si uno hace las cosas normales, nada puede salir mal, sólo se puede ir a mejor.
30 de mayo de 2021
30 de mayo de 2021
10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una vez hubo un niño al que un médico de los pobres encontró en el Bajo Tebas y lo crió compartiendo su misma profesión, la de la medicina.
De eso hace 3.300 años, y desde entonces de su historia se recuerda porque él la ha puesto por escrito.
Él, Sinuéh, el que está solo.
En un principio se ofreció este papel fruto de la novela de Mika Waltari, a Marlon Brando, quien lo rechazó sin más a pesar de sentirse atraído por el atractivo guión por la presencia de Bella Darvi, a la que Darryl F, Zanuck puso como una de las protagonistas, siendo ésta su amante, para ayudarla en su sueño de ser actriz y alcanzar las mieles de Hollywood.
Por eso el papel quedó libre, y Edmund Purdom, curtido en papeles de personaje histórico, tomó el relevo ofreciendo una interpretación templada pero correcta, tal vez demasiado de las dos cosas, pero de un perfil más que adecuado como egipcio solitario y atormentado.
Frente a él están Victor Mature como el futuro general Horembeb, prepotente y valiente, amante de las luchas y el poder, como amigo sinceramente aprovechado podríamos concluir, y Jean Simmons, en lo que viene a ser el segundo interés principal de Sinuéh, quien se enamorará de la bella Nefer, destructiva, germen de la femme fatale que curiosamente Bella Darvi resultó se, actriz ésta con un triste destino al morir por suicidio en Mónaco sola y arruinada, con su carrera prácticamente terminada.
Bella Darvi recibió muchas críticas negativas por Nefer, que si tenía acento polaco, que si era una estatua, que si estaba ahí por ser amante de Zanuck y por su culpa se perdió el mejor Sinuéh de la historia, al irse Marlon Brando....en fin, un montón de prejuicios que viendo a otros actores sobre todo desde el prisma actual dan risa, dado que su Nefer fue correcta, nada bueno podía salir de aquellos ojos maquillados, azules e intensos ni de su figura descaradamente vestida y opulenta y en sus palabras para nuestro pobre protagonista.
Darvi cumplió con su cometido sobradamente, todo lo demás se quedó en agua de borrajas.
El resultado final de la pelícua es un desamor, un dolor, oportunidades desperdiciadas y otras tomadas correctamente, el amor, la profesión, y como trasfondo el ocaso de Akhenatón con su monoteísmo y la guerra civil en Egipto.
Maravillosa producción y recreación histórica. Con Brando o sin él.
De eso hace 3.300 años, y desde entonces de su historia se recuerda porque él la ha puesto por escrito.
Él, Sinuéh, el que está solo.
En un principio se ofreció este papel fruto de la novela de Mika Waltari, a Marlon Brando, quien lo rechazó sin más a pesar de sentirse atraído por el atractivo guión por la presencia de Bella Darvi, a la que Darryl F, Zanuck puso como una de las protagonistas, siendo ésta su amante, para ayudarla en su sueño de ser actriz y alcanzar las mieles de Hollywood.
Por eso el papel quedó libre, y Edmund Purdom, curtido en papeles de personaje histórico, tomó el relevo ofreciendo una interpretación templada pero correcta, tal vez demasiado de las dos cosas, pero de un perfil más que adecuado como egipcio solitario y atormentado.
Frente a él están Victor Mature como el futuro general Horembeb, prepotente y valiente, amante de las luchas y el poder, como amigo sinceramente aprovechado podríamos concluir, y Jean Simmons, en lo que viene a ser el segundo interés principal de Sinuéh, quien se enamorará de la bella Nefer, destructiva, germen de la femme fatale que curiosamente Bella Darvi resultó se, actriz ésta con un triste destino al morir por suicidio en Mónaco sola y arruinada, con su carrera prácticamente terminada.
Bella Darvi recibió muchas críticas negativas por Nefer, que si tenía acento polaco, que si era una estatua, que si estaba ahí por ser amante de Zanuck y por su culpa se perdió el mejor Sinuéh de la historia, al irse Marlon Brando....en fin, un montón de prejuicios que viendo a otros actores sobre todo desde el prisma actual dan risa, dado que su Nefer fue correcta, nada bueno podía salir de aquellos ojos maquillados, azules e intensos ni de su figura descaradamente vestida y opulenta y en sus palabras para nuestro pobre protagonista.
Darvi cumplió con su cometido sobradamente, todo lo demás se quedó en agua de borrajas.
El resultado final de la pelícua es un desamor, un dolor, oportunidades desperdiciadas y otras tomadas correctamente, el amor, la profesión, y como trasfondo el ocaso de Akhenatón con su monoteísmo y la guerra civil en Egipto.
Maravillosa producción y recreación histórica. Con Brando o sin él.
10 de septiembre de 2012
10 de septiembre de 2012
10 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
En pleno apogeo del cine épico del mundo antiguo, el director de Casablanca firma un film más que aceptable basado en la obra cumbre del finés Mika Waltari. No es fácil adaptar una novela tan completa y transcendental como Sinuhé el egipcio y si bien Curtiz patina en múltiples facetas, el resultado final es satisfactorio. La cinta avanza con paso firme durante más de dos horas sin llegar a aburrir en ningún momento y eso que no hay ni siquiera una batalla que llevarse a la boca.
Curiosamente todos los personajes secundarios están perfectamente retratados. Cabe destacar el papel de Ustinov como el divertido esclavo Kaptah y la acertada personalidad con que se dota al personaje de Akhenaton, primer gobernante conocido que instauró el monoteísmo. Es elogiable como se nos muestra el viaje de locura onírica de un ser atormentado y bondadoso que se cree un elegido de Dios.
Sin embargo los dos personajes principales, se quedan a medio camino. De Sinuhé solo nos queda lo malo, el típico pringao buen rollista que la caga una y otra vez por gilipollas. El Sinuhé de Waltari no es así; cierto que tiene una pequeña dosis de patetismo y mala suerte, pero en la mayor parte de ocasiones es un tío listo y sale de las situaciones más complicadas con bastante pericia y dignidad. Como se ha omitido prácticamente todos sus viajes por el mundo antiguo, no puede crecer ni desarrollarse como personaje. Del mismo modo ocurre con Horemheb, en la película aparece como un egoísta que solo le importa el poder a costa de cualquier cosa, parece no apreciar a Akhenatón y queda como el único villano del film.
A favor de Curtiz hay que anotar que los cambios del guión, obligados por el metraje y la extensión del libro, son justificados en casi todos los casos. Pienso que el espíritu de la obra no ha sido traicionado y la figura de Akhenaton ha quedado muy bien parada. Los hay que ven paralelismos con Jesucristo, pero yo no llegaría tan lejos.
Curiosamente todos los personajes secundarios están perfectamente retratados. Cabe destacar el papel de Ustinov como el divertido esclavo Kaptah y la acertada personalidad con que se dota al personaje de Akhenaton, primer gobernante conocido que instauró el monoteísmo. Es elogiable como se nos muestra el viaje de locura onírica de un ser atormentado y bondadoso que se cree un elegido de Dios.
Sin embargo los dos personajes principales, se quedan a medio camino. De Sinuhé solo nos queda lo malo, el típico pringao buen rollista que la caga una y otra vez por gilipollas. El Sinuhé de Waltari no es así; cierto que tiene una pequeña dosis de patetismo y mala suerte, pero en la mayor parte de ocasiones es un tío listo y sale de las situaciones más complicadas con bastante pericia y dignidad. Como se ha omitido prácticamente todos sus viajes por el mundo antiguo, no puede crecer ni desarrollarse como personaje. Del mismo modo ocurre con Horemheb, en la película aparece como un egoísta que solo le importa el poder a costa de cualquier cosa, parece no apreciar a Akhenatón y queda como el único villano del film.
A favor de Curtiz hay que anotar que los cambios del guión, obligados por el metraje y la extensión del libro, son justificados en casi todos los casos. Pienso que el espíritu de la obra no ha sido traicionado y la figura de Akhenaton ha quedado muy bien parada. Los hay que ven paralelismos con Jesucristo, pero yo no llegaría tan lejos.
9 de abril de 2023
9 de abril de 2023
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Basada en la indigesta y pedante novela homónima de Mika Waltari (en serio, mira que me gusta la Historia y la novela histórica, pero son dos veces las que me he puesto a la tarea y he terminado dejando esta novela), la película “SINUHÉ, EL EGIPCIO” tiene todas las virtudes y todos los defectos de, “cine histórico” estadounidense de los años 50 y 60 del pasado siglo. Entre las virtudes, desde luego, la puesta en escena, el gran espectáculo, las grandes masas de extras, los escenarios multicolores de cartón-piedra, el fastuoso vestuario, la música espectacular y los guiones cargados de épica y grandilocuencia; entre los defectos, que casi todo lo anterior es históricamente incorrecto y que se nota demasiado la carga ideológica del “cine cristiano” de inspiración bíblica tan del gusto americano.
Y es que lo siento mucho, pero la verdad es que los antiguos egipcios (y sobre todo las egipcias) no lucían esos espectaculares vestidos de tules y sedas multicolores, en realidad solían ir medio desnudos y descalzos, ni tenían esa tez caucásica, ni lucían esos espectaculares peinados (casi siempre iban rapados al cero o poco menos), ni hay constancia de que sus médicos-curanderos hicieran trepanaciones, ni los grandes monumentos fueron construidos por esclavos a golpe de látigo, ni -por supuesto- la “cruz egipcia” o “cruz ansata” (☥) era un adelanto de la cruz cristiana sino simplemente un símbolo jeroglífico, el “anj”, que significa "vida", y que no era un símbolo exclusivo del monoteísmo solar del faraón Amenhotep (Akenatón) sino que era muy utilizado en la iconografía de la cultura egipcia a lo largo de milenios. Y, desde luego, la capital de Akenatón no era Tebas, sino Amarna, donde residió durante 12 años. Y que ni Ay ni Tutankamón (sucesores de este faraón) aparezcan en la película, da una idea del “rigor histórico” que la sustenta.
La historia nos muestra a un joven médico que todo el rato se comporta como un panoli, como un memo irresponsable en sus relaciones con las mujeres y con su familia, al que al final se le va la pinza y se viene arriba creyéndose el Mesías.
En fin, una película hoy por hoy muy desfasada, de la que solo destacaría a la bella Jean Simmons y a Peter Ustinov, que ya solo sirve para rellenar la programación televisiva de Semana Santa.
Y es que lo siento mucho, pero la verdad es que los antiguos egipcios (y sobre todo las egipcias) no lucían esos espectaculares vestidos de tules y sedas multicolores, en realidad solían ir medio desnudos y descalzos, ni tenían esa tez caucásica, ni lucían esos espectaculares peinados (casi siempre iban rapados al cero o poco menos), ni hay constancia de que sus médicos-curanderos hicieran trepanaciones, ni los grandes monumentos fueron construidos por esclavos a golpe de látigo, ni -por supuesto- la “cruz egipcia” o “cruz ansata” (☥) era un adelanto de la cruz cristiana sino simplemente un símbolo jeroglífico, el “anj”, que significa "vida", y que no era un símbolo exclusivo del monoteísmo solar del faraón Amenhotep (Akenatón) sino que era muy utilizado en la iconografía de la cultura egipcia a lo largo de milenios. Y, desde luego, la capital de Akenatón no era Tebas, sino Amarna, donde residió durante 12 años. Y que ni Ay ni Tutankamón (sucesores de este faraón) aparezcan en la película, da una idea del “rigor histórico” que la sustenta.
La historia nos muestra a un joven médico que todo el rato se comporta como un panoli, como un memo irresponsable en sus relaciones con las mujeres y con su familia, al que al final se le va la pinza y se viene arriba creyéndose el Mesías.
En fin, una película hoy por hoy muy desfasada, de la que solo destacaría a la bella Jean Simmons y a Peter Ustinov, que ya solo sirve para rellenar la programación televisiva de Semana Santa.
8 de abril de 2019
8 de abril de 2019
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Eran otros tiempos. Era otro cine.
Pero ningún cinéfilo en su sano juicio puede dejar de reconocer la calidad de un clásico de ambientación histórica como este, aunque solo sea por el mérito técnico y de diseño de producción.
Por si fuera poco, adapta una estupenda novela de Mika Waltari, en la que el médico Sinuhé vive muchas aventuras en el incomparable marco de la Tebas faraónica.
Los vestuarios y decorados logran llevarnos a ese tiempo y lugar. En el siglo XXI se puede lograr más espectacularidad (como pudimos ver en "Exodus" de Ridley Scott, por ejemplo), pero la labor artesanal que logra Michael Curtiz es mucho más meritoria. Se nota el esfuerzo en escenas como la de la cacería del león.
Y tiene otro gran punto a su favor. A diferencia de otras superproducciones similares de su momento, solo dura 135 minutos y no tiene tiempos muertos. Esto es de agradecer.
La historia está muy bien. Sinuhé es una especie de Forrest Gump del valle del Nilo, al que le pasa un poco de todo a lo largo de su vida. Aunque las motivaciones y pasiones humanas no parecen haber cambiado mucho en 3000 años.
Resulta curioso que algunos diálogos tengan un doblaje distinto. Supongo que la censura en España no perdonaba nada, en su momento.
Pero ningún cinéfilo en su sano juicio puede dejar de reconocer la calidad de un clásico de ambientación histórica como este, aunque solo sea por el mérito técnico y de diseño de producción.
Por si fuera poco, adapta una estupenda novela de Mika Waltari, en la que el médico Sinuhé vive muchas aventuras en el incomparable marco de la Tebas faraónica.
Los vestuarios y decorados logran llevarnos a ese tiempo y lugar. En el siglo XXI se puede lograr más espectacularidad (como pudimos ver en "Exodus" de Ridley Scott, por ejemplo), pero la labor artesanal que logra Michael Curtiz es mucho más meritoria. Se nota el esfuerzo en escenas como la de la cacería del león.
Y tiene otro gran punto a su favor. A diferencia de otras superproducciones similares de su momento, solo dura 135 minutos y no tiene tiempos muertos. Esto es de agradecer.
La historia está muy bien. Sinuhé es una especie de Forrest Gump del valle del Nilo, al que le pasa un poco de todo a lo largo de su vida. Aunque las motivaciones y pasiones humanas no parecen haber cambiado mucho en 3000 años.
Resulta curioso que algunos diálogos tengan un doblaje distinto. Supongo que la censura en España no perdonaba nada, en su momento.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Menudo mal bicho que está hecha Nefer. ¡Qué peligro!
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