Moonfall
4.4
8,158
Ciencia ficción
Una fuerza misteriosa golpea a la Luna fuera de su órbita y la envía en choque directo contra la Tierra a toda velocidad. Unas semanas antes del impacto con el mundo al borde de la aniquilación, la ejecutiva de la NASA y ex astronauta Jo Fowler (Halle Berry) está convencida de tener la clave para salvar nuestro planeta. Pero solo el astronauta Brian Harper (Patrick Wilson) y el teórico conspiranoico KC Houseman (John Bradley) la creen. ... [+]
5 de febrero de 2022
5 de febrero de 2022
35 de 53 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tiene el presupuesto, tiene a los actores y tiene una idea que aunque está demasiado vista puede llegar a llamar la atención, pero es sumamente estúpida, predecible y absurda, Halle Berry hace las veces de presidente del país, de directora de la nasa, de astronauta … La película podría llega a algo más interesante si se riera de ella misma pero se toma tan en serio, que te terminas riendo tú.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Los personajes se enamoran lo que dura un trayecto en coche, el bunker súper importante está al lado de la casa de la madre y además termina siendo el lugar perfecto para aparcar el cohete, los ladrones que le roban el coche a los niños, vuelven a aparecer en donde los bomberos, para volverles a robar y anda que suerte recuperan así el teléfono, luego los ladrones sabiendo que es el fin del maldito mundo, deciden hacer una persecución en coche super absurda antes de morirse. El militar ex marido de la Hale Berry tiene un nivel de enchoche tan profundo que lo arriesga todo esperando a que su mujer arregle la luna, que en esos momentos ya está impactando sobre la tierra. El único personaje son sobrepeso es una caricatura que cansa, cada vez soy mas consciente de la gordofobia en Hollywood, sobraba la escena de él en calzoncillos intentado subirse los pantalones mientras pide perdón porque vean su cuerpo, si dejamos los papeles graciosos para la gente con sobrepeso, vamos a currarnos más las bromas, no hace falta que lo pongas medio desnudo pidiendo perdón por su cuerpo.
1 de abril de 2022
1 de abril de 2022
38 de 60 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras haber perdido 2 horas de mi tiempo, ruego me disculpen si no pierdo mucho mas escribiendo una critica elaborada que la película no merece ni de lejos, los dos mejores momentos que esta monstruosidad me ha dado han sido, en este order, verla terminar y correr a mi ordenador para reírme a carcajadas con algunas de las ácidas y acertadas criticas de los usuarios, una autentica basura en la que no se salvan ni los efectos especiales en los que tanto se ampara.
Normalmente le hubiese dado un 2, pero viendo que algún usuario ha tenido la osadía de darle un 9 no me queda otra opción que darle la minima nota, 1, para compensar semejante despropósito que no hace mas que confundir a aquellos que, viendo la nota media, puedan pensar que la película es pasable.
Normalmente le hubiese dado un 2, pero viendo que algún usuario ha tenido la osadía de darle un 9 no me queda otra opción que darle la minima nota, 1, para compensar semejante despropósito que no hace mas que confundir a aquellos que, viendo la nota media, puedan pensar que la película es pasable.
5 de febrero de 2022
5 de febrero de 2022
35 de 57 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me gustan las pelis de Emmerich, especialmente El día de mañana o incluso Independence Day a pesar de su rollo patriotero.Ya sabemos que este señor nacido en Alemania pero reconvertido en americano tiene que demostrar que es más americano que el americano más americano de América (los EEUU obviamente) para justificarse por no haber nacido allí. Por ello todas sus pelis destilan ese amor por el pais de las barras y estrellas.
Como decía en general me gustan sus pelis pero esta no. Ritmo lento, catastrofes de medio pelo sobre todo al principio (esa marea que inunda una ciudad) y más si comparamos con cosas como placas tectónicas hundiéndose en el océano (2012), rayos congeladores orbitales de la muerte (el Día de mañana) o platillos que arrasan ciudades enteras con un solo disparo (Independence day). En todas ellas la acción empieza antes y en mayor intensidad que en esta.
Pero aparte de eso llegado un determinado momento cada vez que decían frases como "tendremos que sustituir el tercer cohete por la atracción de la gravedad lunar", "Tenemos que desviar el rumbo de la luna", etc, etc, me recordaban esas pelis de A3 o la Sexta de las tardes que son lo mismo que esta pero sin su amplio presupuesto. Aquí tienes unos buenos efectos especiales pero el fondo es el mismo. Y aunque eso sería aplicable posiblemente a casi todas las películas de este director solo en este caso me ha resultado molesto.
Para mi ha sido una decepción la verdad.
Como decía en general me gustan sus pelis pero esta no. Ritmo lento, catastrofes de medio pelo sobre todo al principio (esa marea que inunda una ciudad) y más si comparamos con cosas como placas tectónicas hundiéndose en el océano (2012), rayos congeladores orbitales de la muerte (el Día de mañana) o platillos que arrasan ciudades enteras con un solo disparo (Independence day). En todas ellas la acción empieza antes y en mayor intensidad que en esta.
Pero aparte de eso llegado un determinado momento cada vez que decían frases como "tendremos que sustituir el tercer cohete por la atracción de la gravedad lunar", "Tenemos que desviar el rumbo de la luna", etc, etc, me recordaban esas pelis de A3 o la Sexta de las tardes que son lo mismo que esta pero sin su amplio presupuesto. Aquí tienes unos buenos efectos especiales pero el fondo es el mismo. Y aunque eso sería aplicable posiblemente a casi todas las películas de este director solo en este caso me ha resultado molesto.
Para mi ha sido una decepción la verdad.
3 de febrero de 2022
3 de febrero de 2022
32 de 51 usuarios han encontrado esta crítica útil
En un nuevo intento por cargarse el planeta, nos visita el cine de catástrofes. La especialidad de Roland Emmerich está, precisamente, en encontrar múltiples argumentos en los que la humanidad esté a punto de extinguirse.
Experto en este modelo de puestas en escena (Independence day, Godzilla, El día de mañana, 2012), este cineasta también ha trampeado con éxito un cine trepidante, pero menos apocalíptico (El patriota, Asalto al poder…).
Ahora, con Harald Kloser –uno de sus compañeros de pluma en 10.000 y 2012– y con Spenser Cohen Roland, elabora un relato tipo No mires arriba sin parodia y fiel a los esquemas de ese cine donde el centro de la geoestrategia cósmica está en EE.UU., en una o un par de familias desestructuradas, en otro par de adolescentes que hacen su trayecto hacia la madurez y en una colección añadida de tópicos.
En Moonfall, este bufete de clichés funciona si vamos con expectativas alineadas, porque el resto –macroacción, macroefectos especiales, macroruido, macrocroma, macrocasualidades y demás macros– está servido con la eficacia que marcan los cánones.
Por otra parte, a estas alturas, un film sobre la luna, tras las propuestas de los últimos años –como Gravity, Interstellar o Ad astra, por no hablar de First man– pedía un toque de filosofía. Emmerich la introduce a su manera y se marca una introspección en la conciencia (mejor no explicar mucho) que a muchos despertará una sonrisa amable, mientras a todos nos pedirá que aceptemos explicaciones sacadas de la manga.
Poco más hay que añadir y quizá mucho que imaginar. ¿Qué será lo próximo con que nos amenace esta velada franquicia?
www.contraste.info
Experto en este modelo de puestas en escena (Independence day, Godzilla, El día de mañana, 2012), este cineasta también ha trampeado con éxito un cine trepidante, pero menos apocalíptico (El patriota, Asalto al poder…).
Ahora, con Harald Kloser –uno de sus compañeros de pluma en 10.000 y 2012– y con Spenser Cohen Roland, elabora un relato tipo No mires arriba sin parodia y fiel a los esquemas de ese cine donde el centro de la geoestrategia cósmica está en EE.UU., en una o un par de familias desestructuradas, en otro par de adolescentes que hacen su trayecto hacia la madurez y en una colección añadida de tópicos.
En Moonfall, este bufete de clichés funciona si vamos con expectativas alineadas, porque el resto –macroacción, macroefectos especiales, macroruido, macrocroma, macrocasualidades y demás macros– está servido con la eficacia que marcan los cánones.
Por otra parte, a estas alturas, un film sobre la luna, tras las propuestas de los últimos años –como Gravity, Interstellar o Ad astra, por no hablar de First man– pedía un toque de filosofía. Emmerich la introduce a su manera y se marca una introspección en la conciencia (mejor no explicar mucho) que a muchos despertará una sonrisa amable, mientras a todos nos pedirá que aceptemos explicaciones sacadas de la manga.
Poco más hay que añadir y quizá mucho que imaginar. ¿Qué será lo próximo con que nos amenace esta velada franquicia?
www.contraste.info
15 de julio de 2022
15 de julio de 2022
19 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
El que Roland Emmerich haya estrenado, con gran promoción, una de las suyas por todo lo alto no es sinónimo de taquillazo. Ya se sabía de antemano que la crítica ante esto no se iba a rendir, creo que lo sabían todos, incluyendo a su director que decía durante el rodaje “esto es una película”, cuando le indicaban algún despropósito existente sin importarle un pimiento nada, pero lo cierto es que, por justicia divina quizás, no ha sido un taquillazo si no un gatillazo en taquilla, que es bien distinto. A estas alturas, hasta los más bodoques ya deberían haber aprendido que el invertir unos ciento cincuenta millones en una birria de proyecto no tenía que ser motivo de buena inversión, cosa que así ha resultado. ¿Los motivos? Innumerables y la mayoría de ellos bastante graves.
El que se hayan tardado cuatro años en la “confección” de su ¿guion? o que se haya rodado en poco más de dos meses este engendro, podía haber sido motivo de chiste incluso después de verla, pero no. “Moonfall”, que así se llama este invento, carece de cualquier sentido del humor. Es tan pretenciosa y falsa que ni logra que se esboce una sonrisa. Y no vale decir, como ocurre en algunos casos, que sus defensores aconsejan no pensar ni analizar lo que se ve. En mi caso es imposible. Me fijo en todo. Me da tiempo ver la película, leer los subtítulos, escuchar la música o, por ejemplo, ver la sombra del micrófono o de la cámara si se cuela. Lo siento, no soy tan cabeza hueca.
El guion es un plagio de un buen puñado de títulos existentes en los últimos sesenta años, exento de originalidad y riesgo y con unas frases que alarmarían a los actores en su primera lectura, un cásting como es habitual en los films de Emmerich, que intenta ser inclusivo, variopinto desde el punto de vista racial (aunque ignore entre otros a indios del amazonas, esquimales o albinos) para ser exportable en todo el mundo. Creo que a ellos tampoco esto les habrá pillado por sorpresa el resultado y ojalá hayan cobrado muy bien por dar la cara en este descalabro.
Está capitaneada por Halle Berry, que es en el mundo de la canción nuestra Rosa López, Rosa de España. Ambas ganaron en su momento, una un “Oscar” y la otra el primer puesto en “OT”, pero la industria no sabe qué hacer con ellas. Halle Berry se mete en toda clase de proyectos pero no cuaja. A Rosa no saben qué estilo de música darle y la dejan perdida, como en los diferentes estilos de peinados y cortes de pelo que utiliza. Ambas no encuentran ni su estilo, ni su público y ni siquiera se encuentran ellas mismas. Aquí Berry utiliza un “look” más propio de Jennifer López, pero que no le ayuda en ningún aspecto. Es más, le pones un chándal y cuela como choriza de barrio marginal.
Le sigue un encorsetado Patrick Wilson, (que él o sus representantes le buscan un “blockbuster” a toda costa y que antes deberían pensar si eso le va ayudar en su carrera). El tercer protagonista en discordia es John Bradley, al que le han encasquetado el pitraco: el friki gracioso de la función. Aunque resulte realmente insoportable aguantarle, reconocemos que podría ser buen actor, con gran facilidad para los acentos. Que la humanidad no le coja mucha manía porque creemos que el pobre podría dar más de sí, aunque, como hemos dicho, mínimo den ganas de estrangularlo. El resto del reparto poco puede hacer: Charlie Plummer, que emula a River Phoenix en un horrible papel, una olvidable Wenwen Yu o una aparición, casi en holograma, de Donald Sutherland, que dura pocos minutos, sin peso dramático y al que le falta casi pedir perdón por aceptar. Todos francamente mal.
Su diseño de producción es pobre en imaginación, el exceso de efectos digitales lo convierten casi en una atracción de feria de saldo, su patriotismo es postizo, no se lo cree nadie de los que han participado en el film y su música es machacona. Lo único más potable quizás sea su colorido, tan manipulado como su historia, pero bonito a la vista, quizás por eso le doy un puntito más. Antes de pasar al “spoiler” señalar que por desgracia carece de las limitadas dosis de entretenimiento que podían tener “El día de mañana” o “2012”, las más soportables o decentes de su “autor”.
El que se hayan tardado cuatro años en la “confección” de su ¿guion? o que se haya rodado en poco más de dos meses este engendro, podía haber sido motivo de chiste incluso después de verla, pero no. “Moonfall”, que así se llama este invento, carece de cualquier sentido del humor. Es tan pretenciosa y falsa que ni logra que se esboce una sonrisa. Y no vale decir, como ocurre en algunos casos, que sus defensores aconsejan no pensar ni analizar lo que se ve. En mi caso es imposible. Me fijo en todo. Me da tiempo ver la película, leer los subtítulos, escuchar la música o, por ejemplo, ver la sombra del micrófono o de la cámara si se cuela. Lo siento, no soy tan cabeza hueca.
El guion es un plagio de un buen puñado de títulos existentes en los últimos sesenta años, exento de originalidad y riesgo y con unas frases que alarmarían a los actores en su primera lectura, un cásting como es habitual en los films de Emmerich, que intenta ser inclusivo, variopinto desde el punto de vista racial (aunque ignore entre otros a indios del amazonas, esquimales o albinos) para ser exportable en todo el mundo. Creo que a ellos tampoco esto les habrá pillado por sorpresa el resultado y ojalá hayan cobrado muy bien por dar la cara en este descalabro.
Está capitaneada por Halle Berry, que es en el mundo de la canción nuestra Rosa López, Rosa de España. Ambas ganaron en su momento, una un “Oscar” y la otra el primer puesto en “OT”, pero la industria no sabe qué hacer con ellas. Halle Berry se mete en toda clase de proyectos pero no cuaja. A Rosa no saben qué estilo de música darle y la dejan perdida, como en los diferentes estilos de peinados y cortes de pelo que utiliza. Ambas no encuentran ni su estilo, ni su público y ni siquiera se encuentran ellas mismas. Aquí Berry utiliza un “look” más propio de Jennifer López, pero que no le ayuda en ningún aspecto. Es más, le pones un chándal y cuela como choriza de barrio marginal.
Le sigue un encorsetado Patrick Wilson, (que él o sus representantes le buscan un “blockbuster” a toda costa y que antes deberían pensar si eso le va ayudar en su carrera). El tercer protagonista en discordia es John Bradley, al que le han encasquetado el pitraco: el friki gracioso de la función. Aunque resulte realmente insoportable aguantarle, reconocemos que podría ser buen actor, con gran facilidad para los acentos. Que la humanidad no le coja mucha manía porque creemos que el pobre podría dar más de sí, aunque, como hemos dicho, mínimo den ganas de estrangularlo. El resto del reparto poco puede hacer: Charlie Plummer, que emula a River Phoenix en un horrible papel, una olvidable Wenwen Yu o una aparición, casi en holograma, de Donald Sutherland, que dura pocos minutos, sin peso dramático y al que le falta casi pedir perdón por aceptar. Todos francamente mal.
Su diseño de producción es pobre en imaginación, el exceso de efectos digitales lo convierten casi en una atracción de feria de saldo, su patriotismo es postizo, no se lo cree nadie de los que han participado en el film y su música es machacona. Lo único más potable quizás sea su colorido, tan manipulado como su historia, pero bonito a la vista, quizás por eso le doy un puntito más. Antes de pasar al “spoiler” señalar que por desgracia carece de las limitadas dosis de entretenimiento que podían tener “El día de mañana” o “2012”, las más soportables o decentes de su “autor”.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
SPOILER
El personaje del friki gracioso, KC Houseman es de los más aborrecibles que he visto en años. No soporto esa clase de personajes que son muy listos (el más listo del planeta, por encima de los expertos de la NASA) y que constantemente van soltando chistecitos de cuarta, restando la posible tensión, que no la tiene, pero la poca posibilidad la anula. Durante décadas el peor cine ha explotado esta clase de personajes que ahora pretenden rescatar. Y para colmo, al final se sacrifica para convertirse en héroe y dedicárselo a su madre que tiene alzheimer. Pero si tiene alzheimer por su madre no lo hará, ¿no? porque no se enterará por desgracia. Será por vanidad o ego friki. No sé. Es algo tan vomitivo e irreal como nombrar capitana de la NASA a Jocinda Flower en un periquete. Tardan más en nombrarla Miss mundo que darle el cargo de jefaza.
Todos ellos son padres muy “preocupados” por sus hijos, estúpidamente comprensivos y tolerantes con ellos. Es de esa clase de películas que maleducan a los padres y consienten a los hijos, confundiendo la educación de los hijos con convertirlos en capullos de por vida. Por cierto, las tramas de los hijos son repulsivas y están muy mal llevadas.
Como decíamos al principio, sería imposible mencionar todos los defectos que posee, pero deseando estoy de ver una película de catástrofes donde los jovencitos y niños cuenten con las mismas posibilidades de supervivencia que los adultos y que, por su desobediencia o soberbia, les caiga una roca en la cabeza y los destroce, con tanto rollo de lo “políticamente correcto” o de defender los derechos de los menores, sobre todo en estas americanadas que ve la familia unida en el sofá, cebándose con palomitas, eso sí, sin pensar, como recomiendan sus seguidores, tolerando su violencia, disfrutando con unos efectos que son más defectos digitales, con seres asexuados y riéndole las gracias al chistoso de turno.
El personaje del friki gracioso, KC Houseman es de los más aborrecibles que he visto en años. No soporto esa clase de personajes que son muy listos (el más listo del planeta, por encima de los expertos de la NASA) y que constantemente van soltando chistecitos de cuarta, restando la posible tensión, que no la tiene, pero la poca posibilidad la anula. Durante décadas el peor cine ha explotado esta clase de personajes que ahora pretenden rescatar. Y para colmo, al final se sacrifica para convertirse en héroe y dedicárselo a su madre que tiene alzheimer. Pero si tiene alzheimer por su madre no lo hará, ¿no? porque no se enterará por desgracia. Será por vanidad o ego friki. No sé. Es algo tan vomitivo e irreal como nombrar capitana de la NASA a Jocinda Flower en un periquete. Tardan más en nombrarla Miss mundo que darle el cargo de jefaza.
Todos ellos son padres muy “preocupados” por sus hijos, estúpidamente comprensivos y tolerantes con ellos. Es de esa clase de películas que maleducan a los padres y consienten a los hijos, confundiendo la educación de los hijos con convertirlos en capullos de por vida. Por cierto, las tramas de los hijos son repulsivas y están muy mal llevadas.
Como decíamos al principio, sería imposible mencionar todos los defectos que posee, pero deseando estoy de ver una película de catástrofes donde los jovencitos y niños cuenten con las mismas posibilidades de supervivencia que los adultos y que, por su desobediencia o soberbia, les caiga una roca en la cabeza y los destroce, con tanto rollo de lo “políticamente correcto” o de defender los derechos de los menores, sobre todo en estas americanadas que ve la familia unida en el sofá, cebándose con palomitas, eso sí, sin pensar, como recomiendan sus seguidores, tolerando su violencia, disfrutando con unos efectos que son más defectos digitales, con seres asexuados y riéndole las gracias al chistoso de turno.
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