Soplo salvaje

Cuando era pequeño y llegó el primer tocadiscos a mi casa (todo un acontecimiento a celebrar en mi familia equiparable a la entrada de nuestro primer televisor y que ningún otro artículo material posterior, mucho más sofisticado, pudo jamás hacerles sombra en cuanto a gratificación ilusionante se refiere), uno de los primeros discos que escuchamos en él fue una de las recopilaciones de bandas sonoras del Oeste, en el que estaba incluida la de esta película, obra de Dimitri Tiomkin, junto con otras archifamosas como las de Johnny Guitar, Raíces profundas, El Álamo, El tren de las tres diez, Río Bravo....
Yo todavía era muy niño y no conocía esos films pero la música de ese vinilo casi se convirtió en la banda sonora de nuestro hogar de tantas veces como lo escuchábamos, al no poseer todavía un repertorio de discos más amplio que nos permitiera cultivar nuestro innato y aún latente, exquisito gusto musical familiar que en aquel entonces sólo se manifestaba con este disco, alternándolo con algún single de Manolo Escobar y Luis Mariano.
Cuento todo esto para señalar que ese sobeteo inacabable hizo que nos encariñáramos de tal modo con esas películas que, aún sin haberlas visto todavía, ya las apreciábamos casi como favoritas, tal es el poder de la música en el ánimo de las personas.
Volver a ver esta película después de tantos años no ha sido tan buena idea como repasar las otras que he señalado y que sí son incontestables obras maestras al igual que sus bandas sonoras.
Esta, en cambio, palidece bastante en comparación y se podría decir que su música y sus intérpretes son las que la salvan porque la historia no me parece bien hilvanada y me ha parecido un refrito de otros films famosos donde se entremezcla una trama de melodrama negro bastante previsible aunque resulta muy entretenido. Tiene un tramo que me ha resultado muy curioso y es el transporte de la nitroglicerina que aceptar llevar Cooper y Ward Bond que inmediatamente me ha retrotraído a "El salario del miedo". He mirado, por curiosidad, la fecha de ésta última y son del mismo año...
El guion hay que cogerlo un poco con pinzas y cerrar los ojos ante los numerosos avances forzados de la trama.
En todos los demás aspectos está muy bien realizada y las actuaciones son muy solventes, como no puede ser de otra manera con estos actores. Si no les importa demasiado esa pequeña artificiosidad tipo culebrón puede resultarles bastante satisfactorio.

El irregular director de Mendoza (Argentina) afincado en Hollywood Hugo Fregonese, lleva adelante con notable oficio esta especie de western dramático en las cálidas tierras mexicanas, sin duda una de sus mejores películas.

El problema y protagonista del filme, al menos aparentemente, es el petróleo y los bandidos chantajistas que extorsionan a los productores. Pero el GRAN problema de la obra es Marina, una Barbara Stanwyck enamorada y no correspondida, lo cual es más potente que los pozos petroleros y la propia dinamita.

Jeff Dawson (Cooper) vuelve con su antiguo jefe 'Paco' Conway (Quinn) que se ha convertido en un hombre millonario gracias a sus pozos de oro negro.

En un punto, Paco entra en cólera cuando se entera que su seductora y peligrosa esposa Marina (Stanwyck) está enamorada de Dawson. Además, Marina pone todo su empeño en reconquistarlo. Pero Dawson está enamorado de una bonita mujer que ha conocido como croupier (Ruth Roman).

Pero los bandoleros omnipresentes, con El gavilán a la cabeza, están dispuestos a destruir las explotaciones de Paco si no les da una fuerte suma de dinero.

Curioso guion de Philip Yordan (los ha hecho mejores) que en algunos momentos tiene sus fallas y, además, trata superficial, esquemáticamente y sin profundizar los problemas que plantea.

Estupenda la música de Dimitri Tiorkin, que incluye un llamativo tema coral cuasi adictivo (hermosa canción de inicio en la voz de Frankie Laine); y una fotografía de lujo de Sidney Hickox.

Pero el peso de la cinta está en un reparto de lujo con tres grandes de la pantalla: Gary Cooper, Barbara Stanwyck y Anthony Queen, entre los cuales se teje una mezcla de acción, amistad, celos y drama, mucho drama. Acompañan muy bien Ruth Roman y Ward Bond en papeles secundarios.

Es una película que se ve muy bien, es entretenida y permite disfrutar en pantalla de un trío de ases de la interpretación: Cooper, Quinn y Stanwyck que están sensacionales y que, al fin, salvan la película del mendocino.

La película es entretenida y corta. Gary Cooper interpreta el mismo papel de siempre. Barbara Stanwyck también está en lo suyo. Personajes arque-típicos sin más. Si no se le pide mucho pues la tarde te la echas.

Si se está concienciado con la perspectiva de género pues se disfruta bastante menos pero siempre hay la opción de hacerse la loca y disfrutar del hombretón de Gary.

Para ser la primera película que ví de Gary Cooper y Anthony Quinn he quedado completamente fascinado. La trama es muy atractiva y convincente y tiene unos actores bastante destacados como Barbara Stanwyck que redondea esta entretenida y determinante película que para empezar no está para nada mal.