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Redirected

Acción. Comedia Cuenta las peripecias de cuatro amigos –John, Ben, Tim y Michael – que tras cometer su primer atraco quedan atrapados accidentalmente en Lituania, un recóndito país de Europa del este. Para poder regresar a casa tendrán que enfrentarse a mil aventuras en un país lleno de contrabandistas, prostitutas, policías corruptos y cerveza barata, lo que pondrá a prueba los límites de su amistad. (FILMAFFINITY)
Críticas 18
Críticas ordenadas por utilidad
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6
30 de diciembre de 2014
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Inevitable la comparación con el realizador inglés, no sólo por la temática de la película (un grupo de amigos ingleses acaba metido en problemas y persecuciones con la mafia por culpa de dinero/drogas/joyas) sino también por los actores, de los que toma a un Vinnie Jones más que acostumbrado al mismo rol. La diferencia la encontramos en el lugar donde sucede: en vez de estar ambientada en los barrios londinenses, la acción se traslada (por avatares del destino) a Lituania, lo que sirve para poner en bandeja el choque cultural de unos británicos sin muchas luces con la desconocida ex-república rusa, y concretamente en su ambiente más rural, lo que les lleva a enfrentarse tanto a los "rednecks" lituanos por un lado, como a la mafia inglesa que le pisa los talones, sin saber cuál de las dos bandas es más temible y peligrosa. Eso sí, frente el torbellino visual a que nos tiene acostumbrado el realizador inglés nos encontramos con una realización más plana, rota solamente por la división en capítulos.

En resumen, una coproducción lituana-inglesa mezcla de "Resacón en la Vegas" con las citadas "Lock&Stock" o "Snacht", para pasar un buen rato viendo sufrir (y recibir centenares de puñetazos, palizas y disparos) a este grupo de locos británicos por culpa de un MacGuffin con forma de anillo (¿coincidencia? con la española "Airbag"). Suerte que no vinieron a Benidorm.
5
19 de marzo de 2015 3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Y es que el guion se diluye por el continuo empecinamiento de ir liando la historia más y mas. Como resultado: una historia plana que, al fin y al cabo, nos parece haber visto por enésima vez. Y es que Vinnie Jones hace de Vinnie Jones. No es encasillamiento, es que no hay manera de que rompa el cascarón. Pero todo hay que reconocerlo: ese papel le queda que ni pintado. Muchos actores lituanos para dar una imagen de Lituania un tanto dantesca dentro del ruralismo constante.

'Redirecte' no pasará a la historia como una película cañera aunque tiene muchos puntos de humor y una música bastante decente, que sintoniza muy bien con el resultado mostrado. Una suerte de "Resacón en Las Vegas" con reminiscencias a "Snatch" (salvando las distancias, claro) o a ese "Lock & Stock" tan nombrado. Y es que esta película gamberra dirigida por el para mí desconocido Emilis Velyvis tampoco llega a decepcionar si justamente sabe uno lo que se aventura a ver. Así que un cinco. Sin más...
8
19 de octubre de 2015 3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
-No
-Pues vamos a hacer una peli
-Podemos meter al crack de Vinnie Jones y a cuatro rusos
-Sabes qué? mejor otro país casi desconocido pero muy parecido
-A qué te refieres?
-A Lituania mismo
-Jajajajaj que cachondo eres
-Que no, que lo digo de verdad, que los rusos están ya muy vistos
-No se yo si se verá la diferencia
-Nos encargamos de decirlo en la peli y fuera
-No se yo si podremos hacer algo con eso
-Tú piensa en algo... "no hay huevos"
-Que no? ya verás

He de aquí el cómo se ideo la peli y luego podéis verla para ver que ha quedado de puta madre.
6
27 de enero de 2015 2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Redirected" llegaba el pasado 23 de enero bajo la plataforma "Video On Demand", sin pasar previamente por las salas cinematográficas. Sin detenerme en este nuevo mundo de estrenos, hay que decir que se trata de una manera arriesgada (y veremos si productiva) de presentar una película y que creo que muchos iremos agradeciendo con el paso del tiempo y su consecuente mejora.

Nadie discute que el estilo de Guy Ritchie es excepcional, temáticas de gángsters, acompañadas de un ritmo adrenalítico y unos personajes característicos que nos enamorarán desde el principio. Esta obra bebe directamente de dicho estilo, pero como era de esperar se queda en un simple hermano pequeño.

Tres amigos inmiscuyen a un cuarto en el robo de una partida ilegal de poker, fugándose así a Lituania y entrando en un desenfreno en el que se encuentra la mafia, pueblerinos trastornados, putas y alcohol entre otras muchas cosas. El principal error del filme es querer abarcar mucho, exagerando demasiado las situaciones hasta el punto de perderse en sí mismo. Las interpretaciones son suficientes por lo general, consiguen sus objetivos. Tal vez si el director hubiera seguido sus propios instintos y no intentar ser directamente como Ritchie, estaríamos ante una buena comparativa de sus tres grandes largometrajes, pero no, insiste e insiste en ser como ellas. Le falta esa espontaneidad, ese sello propio que le otorgue una diferenciación. Lo quiere todo y se queda en poco, mostrando demasiado el plumero. Como el típico tío que se olvida de ser él mismo buscando la aceptación de aquellos a los que idolatra.

Una comedia negra dividida en cinco episodios que se conectan en un hilarante final. Dejando de lado las deficiencias previamente mencionadas, hay que decir que el buen rato está asegurado. Una cinta de poco más de hora y media que se deja ver perfectamente y con la cual no te sentirás timado por los 3€ que cuesta su alquiler. Si "Lock & Stock" o "Resacón en Las Vegas" no te gustaron, aquí ni lo intentes. Una mezcla de películas que tenía muchos papeles para llegar a ser como sus influencias (Vinnie Jones me hizo reír desde el minuto uno). Un poco más propia y lo consigue.
5
23 de enero de 2015
4 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Definitivamente, lo de la caída del Telón de Acero fue una jodienda seria. Con lo fácil que era partir el mundo en dos y, a partir de ahí, poner a cada elemento con potencial discordante en uno u otro bando. Más simple, imposible. Pero no, tuvo que irse todo al traste. Tuvo que colapsarse la Unión Soviética, y con ella la visión de un mundo que, de repente, quería recordarnos lo complejo que realmente era. Sin alejarnos demasiado en el mapa, ahí donde antes había un gran bloque, ahora habbía una horda de nuevas (?) naciones que podían empezar a reivindicar, ahora sí, su minúscula singularidad. Pongamos, por ejemplo, que hablamos de la orgullosa Lituania, la cual se independizó formalmente en 1918... sólo para pasar otra vez, dos años después, a manos de los rusos (siempre ellos)... para emanciparse de nuevo (ahora de los soviéticos) siete décadas después. ¿Lo ven? Un lío. Pongamos que hablamos, en definitiva, y para no andarnos con excesivos rodeos, del mito de la Europa del Este.

Suena bien y, de hecho, ahí reside el auténtico (por no decir único) propósito de tanto sinsentido. De lo que se trata aquí es de encajar palabras hasta que éstas den con un slogan pegadizo. Que mole, vaya. Como lo haría, por ejemplo, también, "Érase una vez en Europa del Este". Si lo que viene a continuación de este anuncio es una historia que no sabe ponerse a la altura de las expectativas (levantadas por dicho título, of course), será seguramente por lo mal que calibra el espectador. Entonces, ¿a qué hemos venido? A prestar un poco de atención al póster promocional de la película y (espera, ¿ése no es Vinnie Jones?) a disfrutar de otra película británica de mafiosos y matones de poca monta... porque sí, ése es, efectivamente, Vinnie Jones. Mal jugador de fútbol; peor actor, y a pesar de todo esto inquilino destacado en aquel rincón de nuestro corazoncito que menos obedece a la razón (imagínense).

Solo que, cuidado, la peli no es tan brit como quiere aparentar. De hecho, la dedicatoria pre-créditos de apertura ya hace que sospechemos, con mucho fundamento, sobre la nacionalidad del producto. Luce por todo lo alto el nombre de Vytautas Šapranauskas, que si San Google no miente (Dios, qué cretinos somos) fue una auténtica celebrity en... correcto, la orgullosísima Lituania. Y con este breve pero sentido "In memoriam", terminan los argumentos con los que la cinematografía de tan pequeño país va a reivindicarse como una manera única de acercarse al lío ése al que adjudicamos el título de "séptimo arte". Al final, resultará que el fin del muro del Berlín no cambió tanto las cosas. De acuerdo, quizás en el tablero mundial ahora habrá más sitio para alguna que otra potencia... pero por lo que respecta a los demás, parece que el juego se reduce al arte del rebufo-sin-adelantamiento. En otras palabras, se reduce todo a ver bajo qué sombra se cobijan qué microbios (y no se me ofendan, por favor).

Para su nuevo largometraje, Emilis Velyvis ha optado claramente por occidente, ese descampado de miseria moral y degeneraciones varias donde mandan los thrillers videocliperos de gangsters y las comedias de golfos biológicamente incapaces de reconstruir la farra que se marcaron la noche anterior. Es decir, y sin entrar en demasiados detalles, en el caso que ahora nos ocupa, unos criminales de tres al cuarto le dan el palo a otro energúmeno (a Vinnie Jones, sí, peligro). Acto seguido emprenden la fuga de rigor: Un avión que les llevará directo a la soleada Malaysia. Pero, ojo, que las cenizas del volcán islandés aquel de nombre impronunciable se interponen en su camino y les obligan a hacer una parada técnica en... bingo, Lituania. Ya puestos, y como las mujeres eslavas siguen estando mitificadísimas, deciden aprovechar el desvío para correrse un fiestón que, evidentemente, nadie de ellos recordará a la mañana siguiente. Y claro, a partir de ahí, a sufrir. O si se prefiere, a sumirse en un juego referencial de doble filo.

Y es que 'Redirected' está mucho más cerca de la triste copia (del cine de abanderados, para bien o para mal, en sus respectivos géneros, como Guy Ritchie o Todd Phillips) que del alegre homenaje. La falta de personalidad es tan obvia que hasta parece buscada. Desde la partición de la narración en capítulos hasta la selección de la track list que compondrá la banda sonora, pasando por cualquier puñetazo o palabra malsonante, la película es un déjà vu excesivamente gritón, que se apoya principalmente en un gamberrismo sin demasiada mesura o, peor, conocimiento de lo que realmente es gracioso. La mezcla consigue sobrevivir, eso sí, gracias a un ritmo contagioso que, al menos, deja pocos momentos para que el espectador se plantee qué demonios pretende sacrificando tantas neuronas delante de la pantalla. Por esto y por ese tratamiento cómico de la violencia (en todas sus facetas) que huele más a rancio que a cualquier otra cosa, pero que a pesar de ello (o precisamente debido a esto) sigue sobreviviendo en aquel compartimento del cerebro que se activa cuando el cuerpo exige una buena ración de fast food. Porque un poco de basurilla nunca está de más. Y qué coño, porque Vinnie Jones (cuya falta de fair play en el terreno de juego sólo es equiparable a sus aptitudes dramáticas frente las cámaras) es cojonudo.
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