To er mundo é güeno
4.7
1,251
11 de octubre de 2020
11 de octubre de 2020
4 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Han pasado casi 40 años y sigue aún oculta esta joya del realismo español, comparable en forma y concepto al retrato que sólo unos años atrás hiciera Scorsese cámara al hombro de aquella inolvidable little Italy.
Claman los talibanes del presunto buen gusto desde sus cómodos púlpitos mientras ojean sin leerlas sus revistas de Cahiers du Cinema, que si el humor es chusco, que si es una españolada... Si Summers se hubiese dedicado a reproducir diálogos intrascendentes y a filmar polvos de mal gusto sería recordado como genio de algo, pero hizo algo mucho mejor: poner a españoles de la transición desnudos ante sus vergüenzas y complejos. Lo mejor de todo es que dichas vergüenzas y complejos no son tan diferentes de los de ahora, por más superiores que nos creamos al visionar productos de esa época. Y ahí reside la genialidad, en hilvanar bajo la pátina de un artificio de consumo fácil todo un retrato de una sociedad zafia, chusquera y mezquina. En su momento no se le perdonó y seguirá, por lo que se ve, sin ser perdonado.
Claman los talibanes del presunto buen gusto desde sus cómodos púlpitos mientras ojean sin leerlas sus revistas de Cahiers du Cinema, que si el humor es chusco, que si es una españolada... Si Summers se hubiese dedicado a reproducir diálogos intrascendentes y a filmar polvos de mal gusto sería recordado como genio de algo, pero hizo algo mucho mejor: poner a españoles de la transición desnudos ante sus vergüenzas y complejos. Lo mejor de todo es que dichas vergüenzas y complejos no son tan diferentes de los de ahora, por más superiores que nos creamos al visionar productos de esa época. Y ahí reside la genialidad, en hilvanar bajo la pátina de un artificio de consumo fácil todo un retrato de una sociedad zafia, chusquera y mezquina. En su momento no se le perdonó y seguirá, por lo que se ve, sin ser perdonado.
24 de enero de 2023
24 de enero de 2023
0 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nada que objetar al sentir de aquéllos que, a día de hoy, critican hasta la extenuación tanto a Manolo Summers como a su obra, que es lógico en un país dividido y que no son pocos, sino muchos, los que se han criado a los pechos del exquisito humor inglés. Pero como todos los sentires son respetables y algunos de entre los que habitábamos esa España de los tiempos del Mundial la disfrutamos, parece de obligado cumplimiento, en la mañana de este martes, venir a reivindicar lo que nos reímos entonces y lo que nos seguimos riendo con momentos como el de la cabina o el de la "indision" y, por supuesto, venir a reivindicar la españolidad del Peñón de Gibraltar. Y es que, no siendo yo de los que van tocando en la playa los pechos de la mujer de Kid Botija, no habiendo puesto nunca en tela de juicio la posibilidad de que un fiero león se haya hecho fuerte en los aseos del Retiro, no me queda otra que asegurar ahora, sin más pamplinas, que, por proteger esta pieza de aquella preciosa piel de toro de pantalones campana y confesores a pie de calle, sería yo capaz de convertirme en un tipo tan efectivo como el Paragüista o tan letal como el Matador de Mosquitos.
2 de enero de 2020
2 de enero de 2020
2 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los programas humorísticos con cámara oculta son muy antiguos. En EE.UU. datan de los años 40 (los cortometrajes "Candid camera", Wikipedia dixit), mientras que en España tuvimos "Objetivo indiscreto" ya por el 65. A principios de los 80, cuando los españoles empezaban a enterarse de qué iba eso de ser libres y de que no te pegaran una paliza en el cuartelillo de la guardia civil, el director Manuel Summers se sacó de la manga una colección de gags rodados con cámara oculta en la calle. La idea era someter a ciudadanos anónimos a algún tipo de situación cómica y registrar sus reacciones.
No hace falta discurrir mucho para deducir los resultados, con docenas de inocentones mordiendo los cebos como besugos. No obstante, justo es decir que, por entonces, la mayoría de los españoles adolecían de una ingenuidad superlativa, por lo que era como pescar en un barril.
En pleno auge de los videoclubs, este compendio triunfó como pocos. Tanto, que el mismo año tuvo continuación bajo el título "To er mundo e... ¡mejó!" (1982) y, cuatro años después, con "To er mundo e... ¡demasiao!" (1986).
Honestamente, esto no es cine. Nunca tuvo intención de serlo. Solo son fragmentos rodados a escondidas y montados hasta durar lo mismo que un largometraje. Tengo recuerdos de ello, pero son sepias y con olor a naftalina. Me daría grima ver alguna de esas chorradas hoy en día (en Youtube fijo que está).
En resumen, Borat no inventó nada, ni tampoco la legión de youtubers subnormales que pululan por ahí. Es un programa con opiniones muy dispares. Hay quien lo alaba y hay quien lo considera un circo ridículo. Yo me inclino más por lo segundo. Como dice un comentarista, antropología cinematográfica. Pues eso. Los españoles de los ochenta.
No hace falta discurrir mucho para deducir los resultados, con docenas de inocentones mordiendo los cebos como besugos. No obstante, justo es decir que, por entonces, la mayoría de los españoles adolecían de una ingenuidad superlativa, por lo que era como pescar en un barril.
En pleno auge de los videoclubs, este compendio triunfó como pocos. Tanto, que el mismo año tuvo continuación bajo el título "To er mundo e... ¡mejó!" (1982) y, cuatro años después, con "To er mundo e... ¡demasiao!" (1986).
Honestamente, esto no es cine. Nunca tuvo intención de serlo. Solo son fragmentos rodados a escondidas y montados hasta durar lo mismo que un largometraje. Tengo recuerdos de ello, pero son sepias y con olor a naftalina. Me daría grima ver alguna de esas chorradas hoy en día (en Youtube fijo que está).
En resumen, Borat no inventó nada, ni tampoco la legión de youtubers subnormales que pululan por ahí. Es un programa con opiniones muy dispares. Hay quien lo alaba y hay quien lo considera un circo ridículo. Yo me inclino más por lo segundo. Como dice un comentarista, antropología cinematográfica. Pues eso. Los españoles de los ochenta.
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