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Voto de Jose_Lopez_5:
3

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3
4.7
1,251
2 de enero de 2020
2 de enero de 2020
2 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los programas humorísticos con cámara oculta son muy antiguos. En EE.UU. datan de los años 40 (los cortometrajes "Candid camera", Wikipedia dixit), mientras que en España tuvimos "Objetivo indiscreto" ya por el 65. A principios de los 80, cuando los españoles empezaban a enterarse de qué iba eso de ser libres y de que no te pegaran una paliza en el cuartelillo de la guardia civil, el director Manuel Summers se sacó de la manga una colección de gags rodados con cámara oculta en la calle. La idea era someter a ciudadanos anónimos a algún tipo de situación cómica y registrar sus reacciones.
No hace falta discurrir mucho para deducir los resultados, con docenas de inocentones mordiendo los cebos como besugos. No obstante, justo es decir que, por entonces, la mayoría de los españoles adolecían de una ingenuidad superlativa, por lo que era como pescar en un barril.
En pleno auge de los videoclubs, este compendio triunfó como pocos. Tanto, que el mismo año tuvo continuación bajo el título "To er mundo e... ¡mejó!" (1982) y, cuatro años después, con "To er mundo e... ¡demasiao!" (1986).
Honestamente, esto no es cine. Nunca tuvo intención de serlo. Solo son fragmentos rodados a escondidas y montados hasta durar lo mismo que un largometraje. Tengo recuerdos de ello, pero son sepias y con olor a naftalina. Me daría grima ver alguna de esas chorradas hoy en día (en Youtube fijo que está).
En resumen, Borat no inventó nada, ni tampoco la legión de youtubers subnormales que pululan por ahí. Es un programa con opiniones muy dispares. Hay quien lo alaba y hay quien lo considera un circo ridículo. Yo me inclino más por lo segundo. Como dice un comentarista, antropología cinematográfica. Pues eso. Los españoles de los ochenta.
No hace falta discurrir mucho para deducir los resultados, con docenas de inocentones mordiendo los cebos como besugos. No obstante, justo es decir que, por entonces, la mayoría de los españoles adolecían de una ingenuidad superlativa, por lo que era como pescar en un barril.
En pleno auge de los videoclubs, este compendio triunfó como pocos. Tanto, que el mismo año tuvo continuación bajo el título "To er mundo e... ¡mejó!" (1982) y, cuatro años después, con "To er mundo e... ¡demasiao!" (1986).
Honestamente, esto no es cine. Nunca tuvo intención de serlo. Solo son fragmentos rodados a escondidas y montados hasta durar lo mismo que un largometraje. Tengo recuerdos de ello, pero son sepias y con olor a naftalina. Me daría grima ver alguna de esas chorradas hoy en día (en Youtube fijo que está).
En resumen, Borat no inventó nada, ni tampoco la legión de youtubers subnormales que pululan por ahí. Es un programa con opiniones muy dispares. Hay quien lo alaba y hay quien lo considera un circo ridículo. Yo me inclino más por lo segundo. Como dice un comentarista, antropología cinematográfica. Pues eso. Los españoles de los ochenta.