Moxie
5.8
1,842
6 de marzo de 2021
6 de marzo de 2021
11 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una película dirigida por Amy Poehler en la que también actúa, con un mensaje fuerte y claro.
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La película arranca con todo el potencial para cambiar la mirada del espectador más cerrado, con una fuerza que parece que va a arrasar y no va a parar hasta que se logre todo lo propuesto, pero siento que se quedó un poco.
A ver, me gustó, tiene actores que resaltan, que logran marcar la diferencia, tiene una música que impacta y con una letra que nos llega. Es interesante que la protagonista sea una chica introvertida (asi se define ella misma) que hace un click frente a lo que ve en el colegio, y que todos normalizan, no solo los profesores o la directora, sino también sus propios compañeros, pero que al recibir a una alumna nueva que ve que nada de lo que pasa está bien (un patriarcado naturalizado) ella logra salir de esa “burbuja” y querer cambiar las cosas. Como dije la idea es interesante, solo es hacia el final que sentí una perdida de fuerza o con resoluciones apresuradas. Sin embargo impacta al dejarnos pensando en que cambios hacer por parte de cada uno.
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Amy siendo directora de su segunda película tiene un camino prometedor, con un potencial para hacer películas sino revolucionarias siento que esa es su intención, de que logremos indignarnos y que nada quede en silencio, que nos identifiquemos.
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La empatía se nota en toda la película, me gustó que incluyan no solo a las mujeres en esta lucha, sino también a los hombres en este camino de sororidad. No hay golpes bajos, es algo que pasa en el día a día y en todos los ambientes.
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Por eso más allá de las críticas de lo que no me gustó tanto o lo que siento que le faltó, sé que es una película que debemos ver, que es recomendable y que tiene que hacer ruido. El cambio como siempre empieza por casa, y porque no, que comience con este filme.
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La película arranca con todo el potencial para cambiar la mirada del espectador más cerrado, con una fuerza que parece que va a arrasar y no va a parar hasta que se logre todo lo propuesto, pero siento que se quedó un poco.
A ver, me gustó, tiene actores que resaltan, que logran marcar la diferencia, tiene una música que impacta y con una letra que nos llega. Es interesante que la protagonista sea una chica introvertida (asi se define ella misma) que hace un click frente a lo que ve en el colegio, y que todos normalizan, no solo los profesores o la directora, sino también sus propios compañeros, pero que al recibir a una alumna nueva que ve que nada de lo que pasa está bien (un patriarcado naturalizado) ella logra salir de esa “burbuja” y querer cambiar las cosas. Como dije la idea es interesante, solo es hacia el final que sentí una perdida de fuerza o con resoluciones apresuradas. Sin embargo impacta al dejarnos pensando en que cambios hacer por parte de cada uno.
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Amy siendo directora de su segunda película tiene un camino prometedor, con un potencial para hacer películas sino revolucionarias siento que esa es su intención, de que logremos indignarnos y que nada quede en silencio, que nos identifiquemos.
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La empatía se nota en toda la película, me gustó que incluyan no solo a las mujeres en esta lucha, sino también a los hombres en este camino de sororidad. No hay golpes bajos, es algo que pasa en el día a día y en todos los ambientes.
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Por eso más allá de las críticas de lo que no me gustó tanto o lo que siento que le faltó, sé que es una película que debemos ver, que es recomendable y que tiene que hacer ruido. El cambio como siempre empieza por casa, y porque no, que comience con este filme.
2 de marzo de 2021
2 de marzo de 2021
25 de 54 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Todo está saliendo mal, nadie me ayuda y estoy totalmente sola”. La desesperación de Vivian (Hadley Robinson), la protagonista, es la definición que muchas chicas jóvenes podrían abanderar para definir su paso por el instituto. Una verdadera jungla de emociones, de crecimiento personal, llena de dificultades y por primera vez (muchas veces), la exposición a los grandes problemas que vive una sociedad. En esta película, pero, las tornas cambian de bando. Moxie es una verdadera joya juvenil dirigida por Amy Poehler, basada en la novela de Jennifer Mathieu i adaptada por Tamara Chestna y Dylan Meyer. La revolución feminista en un instituto, abanderada por todas aquellas chicas hartas de las prácticas machistas, sexistas y de abuso que reciben día a día, se construye a lo largo de una inteligente y empoderadora obra de consumo fácil pero de largo recorrido en su debate.
Netflix ha apostado, acertadamente, por distribuir esta obra que merece un visionado obligatorio en los institutos. A pesar de su marcada esencia estadounidense, Moxie es una declaración de intenciones de la Generación Z y es un vivo recuerdo para todas aquellas otras generaciones que sufrieron estas situaciones en el instituto. Poehler reclama la esperanza de todas estas mujeres y retrata el cambio de tendencia a muchos niveles: en relato cinematográfico, en la forma que adopta el público en el consumo de estas historias teen y en la transformación social que vive el mundo.
La directora construye una comedia atrevida, sin complejos, fácil en su recorrido pero cargada de mensajes profundos y llenos de contenido. Abraza toda la diversidad posible que se refleja en un instituto y establece el debate sobre las luchas transversales que se desarrollan hoy en día en el feminismo. De manera metafórica, Poehler, que forma parte del reparto como la madre de la protagonista, da el testimonio de su generación combativa y activista por los derechos de las mujeres a su hija, que enciende la lucha de una revolución feminista en las aulas.
La construcción machista de los premios deportivos. Las situaciones desiguales a la hora de recibir el mismo trato desde la administración escolar. La normalización de prácticas totalmente sexistas (la creación de listas para cosificar a las mujeres es un punto de partida horroroso, si se reflexiona sobre la existencia misma de dicha lista), o el acoso que reciben las jóvenes a través de los pasillos. Todos estos reclamos, estos gritos de desesperación sistémicos, se convierten en armas de lucha para estas jóvenes que, a través de dificultades, vertebran un activismo que será un ejemplo para muchas personas que vean lo que ocurre en la pantalla.
De manera inteligente, Moxie es capaz también de exponer diversas contradicciones del feminismo, desde la integración de las mujeres racializadas a la introspección de aquellas que gozan de privilegios por ser blancas y tienen la capacidad de alzar su voz desde otra posición. La crítica furibunda a las miradas para otro lado de maestros y la directora del centro son otros fundamentos que la película, aunque desde una visión más tópica, consigue poner sobre la mesa.
Los clichés son evidentes, pero la intención es más clara aún. Llenas están las plataformas de películas sobre institutos, adolescentes y cambios en la juventud que viven de la explotación de todos estos tópicos que sexualizan, cosifican o muestran grandes líderes masculinos. En esta obra, en cambio, se pretende dar un ejemplo, una visión diferente, de lo que debería ser un chico adolescente –sin ningún premio a recibir ni cualquier otro reconocimiento- en un instituto. Es el papel de Seth Acosta (Nico Hiraga), una forma de romper de manera clara –cayendo en el cliché, pero a quién le importa- con la figura del quarterback i abusador Mitchell Wilson (Patrick Schwarzenegger).
Moxie es un grito de júbilo, rabia y cambio. El reparto de jóvenes intérpretes irradia luz en un guion y una obra claramente dirigida a un público concreto pero que atrapará diferentes generaciones de mujeres y debería ser un descubrimiento para muchos chicos, jóvenes y hombres. Es una película para disfrutar, para emocionarse viéndola, para proyectar nuestro paso por el instituto y poner sobre la mesa la nueva generación que precede. Una sonrisa de oreja a oreja al terminar de verla. No se la pierdan.
Netflix ha apostado, acertadamente, por distribuir esta obra que merece un visionado obligatorio en los institutos. A pesar de su marcada esencia estadounidense, Moxie es una declaración de intenciones de la Generación Z y es un vivo recuerdo para todas aquellas otras generaciones que sufrieron estas situaciones en el instituto. Poehler reclama la esperanza de todas estas mujeres y retrata el cambio de tendencia a muchos niveles: en relato cinematográfico, en la forma que adopta el público en el consumo de estas historias teen y en la transformación social que vive el mundo.
La directora construye una comedia atrevida, sin complejos, fácil en su recorrido pero cargada de mensajes profundos y llenos de contenido. Abraza toda la diversidad posible que se refleja en un instituto y establece el debate sobre las luchas transversales que se desarrollan hoy en día en el feminismo. De manera metafórica, Poehler, que forma parte del reparto como la madre de la protagonista, da el testimonio de su generación combativa y activista por los derechos de las mujeres a su hija, que enciende la lucha de una revolución feminista en las aulas.
La construcción machista de los premios deportivos. Las situaciones desiguales a la hora de recibir el mismo trato desde la administración escolar. La normalización de prácticas totalmente sexistas (la creación de listas para cosificar a las mujeres es un punto de partida horroroso, si se reflexiona sobre la existencia misma de dicha lista), o el acoso que reciben las jóvenes a través de los pasillos. Todos estos reclamos, estos gritos de desesperación sistémicos, se convierten en armas de lucha para estas jóvenes que, a través de dificultades, vertebran un activismo que será un ejemplo para muchas personas que vean lo que ocurre en la pantalla.
De manera inteligente, Moxie es capaz también de exponer diversas contradicciones del feminismo, desde la integración de las mujeres racializadas a la introspección de aquellas que gozan de privilegios por ser blancas y tienen la capacidad de alzar su voz desde otra posición. La crítica furibunda a las miradas para otro lado de maestros y la directora del centro son otros fundamentos que la película, aunque desde una visión más tópica, consigue poner sobre la mesa.
Los clichés son evidentes, pero la intención es más clara aún. Llenas están las plataformas de películas sobre institutos, adolescentes y cambios en la juventud que viven de la explotación de todos estos tópicos que sexualizan, cosifican o muestran grandes líderes masculinos. En esta obra, en cambio, se pretende dar un ejemplo, una visión diferente, de lo que debería ser un chico adolescente –sin ningún premio a recibir ni cualquier otro reconocimiento- en un instituto. Es el papel de Seth Acosta (Nico Hiraga), una forma de romper de manera clara –cayendo en el cliché, pero a quién le importa- con la figura del quarterback i abusador Mitchell Wilson (Patrick Schwarzenegger).
Moxie es un grito de júbilo, rabia y cambio. El reparto de jóvenes intérpretes irradia luz en un guion y una obra claramente dirigida a un público concreto pero que atrapará diferentes generaciones de mujeres y debería ser un descubrimiento para muchos chicos, jóvenes y hombres. Es una película para disfrutar, para emocionarse viéndola, para proyectar nuestro paso por el instituto y poner sobre la mesa la nueva generación que precede. Una sonrisa de oreja a oreja al terminar de verla. No se la pierdan.
17 de marzo de 2021
17 de marzo de 2021
7 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Moxie es una película muy necesaria para esta sociedad en la que vivimos y en la que se sigue luchando para conseguir lo que estas protagonistas han conseguido. Es una película muy honesta que nos ha traído Amy Poehler y a su vez muy atrevida ya que toca temas que se vive día tras día. Las protagonistas desde el primer momento están sublimes y desde cero caen bien. También es verdad y será la primera vez que lo diga, que me hubiera gustado ver esta película en una serie, al menos de una temporada y así poder desarrollar más a los personajes y así saber más sobre sus comportamientos. Pero bueno aun así es una película que vale muchísimo la pena y que deberían de poner en los colegios e institutos.
7 de marzo de 2021
7 de marzo de 2021
4 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
No diré que la película me ha disgustado. De hecho, y considerando el público al que (creo) se dirige, la considero una buena propuesta: clara, sencilla y con un mensaje fácilmente identificable; de ese estilo de películas que me hubiese gustado ver con 16 años para despertar conciencia. Pero hace un tiempo que dejé atrás los 16, y tal vez por eso encuentro algunas simplezas peligrosas y, lo que es más decepcionante, muchas oportunidades perdidas.
Que las últimas producciones adolescentes (especialmente en Netflix) han abrazado el impulso del movimiento feminista y, en el marco estadounidense, del #MeToo, hace tiempo que no sorprende: una producción dirigida a las y los jóvenes ya no merece un visionado si no se incorporan algunas ideas en clave feminista que, lamentablemente, están empezando a convertise en clichés.
Aun así, bravo por la multiplicidad de personajes diversos. El simple hecho de que aparezcan en pantalla es un logro, y es importante, aunque con ello se persiga rédito comercial y económico.
Moxie lo tenía todo para complejizar el discurso y alejarse de los clichés, pero no termina por exprimirlo. Como he leído en una crítica anterior: se nota que está escrita desde la mirada de una mujer blanca.
Ahora se vienen spoilers.
Que las últimas producciones adolescentes (especialmente en Netflix) han abrazado el impulso del movimiento feminista y, en el marco estadounidense, del #MeToo, hace tiempo que no sorprende: una producción dirigida a las y los jóvenes ya no merece un visionado si no se incorporan algunas ideas en clave feminista que, lamentablemente, están empezando a convertise en clichés.
Aun así, bravo por la multiplicidad de personajes diversos. El simple hecho de que aparezcan en pantalla es un logro, y es importante, aunque con ello se persiga rédito comercial y económico.
Moxie lo tenía todo para complejizar el discurso y alejarse de los clichés, pero no termina por exprimirlo. Como he leído en una crítica anterior: se nota que está escrita desde la mirada de una mujer blanca.
Ahora se vienen spoilers.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Las dos oportunidades que la película ofrecía pero que, tristemente, se quedan sin explotar, son dos.
La primera de ellas se concreta en esa escena muy cerca del final cuando la mejor amiga racializada de la protagonista blanca le dice algo así como: tu no lo entiendes porque eres blanca. Esto alude a un momento en el que a la chica racializada la han expulsado del instituto por las movilizaciones y protestas a las que ha llamado el grupo Moxie. La relación de la protagonista blanca con sus amigas tenía un potencial especialmente poderoso: poder demostrar como, más allá del hecho de ser mujeres, están atravesadas por otras opresiones. Demostrar, incluso, que la posibilidad de que el anonimato de la protagonista suceda es una cuestión de privilegios. Pero el "american dream" se apodera de la situación: "¿Sabes todo lo que tuvo que hacer mi madre para llegar a este país y que yo pudiese estudiar"? u otra chica negra: "No puedes tocar mi pelo" MEEEEEC! Demasiado simple. Esa manida explicación de la igualdad como simple igualdad de oportunidades o la reducción del racismo a cuestiones visibles solo sirve para inmovilizar y simplificar una realidad mucho más compleja. ¿Por qué es el ideal blanco y la vida de la protagonista a la que debemos aspirar? Y por otra parte, ¿De verdad que el hecho de que la mujer que se presenta a la beca deportiva, además de mujer, sea racializada y lesbiana, no tiene nada que ver en que pierda frente a su compañero blanco, heterosexual, hombre, rico etc.? ¿De verdad que solo se reduce a que es una mujer? ¿En serio? ¿De verdad que no podemos aceptar que la movilización social también supone un privilegio?
La segunda se reduce a esa lógica imperante de jerarquizar las relaciones como si eso fuese algo positivo. No deja de ser una película romántica. Pero, ¿que pasaría si el novio de la protagonista, en vez de haber crecido y haberse machacado en el gimnasio durante el verano, siguiese siendo esa especie de niño enclenque ("canijo" creo que le llamaban)? ¿Por qué la amistad tiene que ser presentada siempre como algo tan agotador (obligación de contarlo todo, de cierta exclusividad etc.) ? ¿De verdad que necesitas una amistad de 15 años para conectar con alguien (cuando la protagonista le dice a la chica nueva que llega al instituto algo así como que no es su amiga porque la acaba de conocer)? A su novio lo comienza a conocer al mismo tiempo y nadie parece sorprenderse de que estén juntos. Las relaciones humanas son mucho más complejas y, sinceramente, ya comienza a cansar un poco que en todas las peliculas de este estilo tengan que entrar esas lógicas de: amiga se pelea con amiga y lo arreglan; novio/a se pelea con novio/a y lo arreglan; madres/padres se pelean con hijo/hija y lo arreglan... especialmente si ello no tiene ninguna enseñanza o mensaje que transmitir.
Ya hemos pillado el mensaje. Ahora toca comenzar a complejizarlo sin dejar a nadie atrás.
(Obviemos que, economicamente hablando, parecen estar todos especialmente bien posicionados... pero eso daría para otra crítica completa).
La primera de ellas se concreta en esa escena muy cerca del final cuando la mejor amiga racializada de la protagonista blanca le dice algo así como: tu no lo entiendes porque eres blanca. Esto alude a un momento en el que a la chica racializada la han expulsado del instituto por las movilizaciones y protestas a las que ha llamado el grupo Moxie. La relación de la protagonista blanca con sus amigas tenía un potencial especialmente poderoso: poder demostrar como, más allá del hecho de ser mujeres, están atravesadas por otras opresiones. Demostrar, incluso, que la posibilidad de que el anonimato de la protagonista suceda es una cuestión de privilegios. Pero el "american dream" se apodera de la situación: "¿Sabes todo lo que tuvo que hacer mi madre para llegar a este país y que yo pudiese estudiar"? u otra chica negra: "No puedes tocar mi pelo" MEEEEEC! Demasiado simple. Esa manida explicación de la igualdad como simple igualdad de oportunidades o la reducción del racismo a cuestiones visibles solo sirve para inmovilizar y simplificar una realidad mucho más compleja. ¿Por qué es el ideal blanco y la vida de la protagonista a la que debemos aspirar? Y por otra parte, ¿De verdad que el hecho de que la mujer que se presenta a la beca deportiva, además de mujer, sea racializada y lesbiana, no tiene nada que ver en que pierda frente a su compañero blanco, heterosexual, hombre, rico etc.? ¿De verdad que solo se reduce a que es una mujer? ¿En serio? ¿De verdad que no podemos aceptar que la movilización social también supone un privilegio?
La segunda se reduce a esa lógica imperante de jerarquizar las relaciones como si eso fuese algo positivo. No deja de ser una película romántica. Pero, ¿que pasaría si el novio de la protagonista, en vez de haber crecido y haberse machacado en el gimnasio durante el verano, siguiese siendo esa especie de niño enclenque ("canijo" creo que le llamaban)? ¿Por qué la amistad tiene que ser presentada siempre como algo tan agotador (obligación de contarlo todo, de cierta exclusividad etc.) ? ¿De verdad que necesitas una amistad de 15 años para conectar con alguien (cuando la protagonista le dice a la chica nueva que llega al instituto algo así como que no es su amiga porque la acaba de conocer)? A su novio lo comienza a conocer al mismo tiempo y nadie parece sorprenderse de que estén juntos. Las relaciones humanas son mucho más complejas y, sinceramente, ya comienza a cansar un poco que en todas las peliculas de este estilo tengan que entrar esas lógicas de: amiga se pelea con amiga y lo arreglan; novio/a se pelea con novio/a y lo arreglan; madres/padres se pelean con hijo/hija y lo arreglan... especialmente si ello no tiene ninguna enseñanza o mensaje que transmitir.
Ya hemos pillado el mensaje. Ahora toca comenzar a complejizarlo sin dejar a nadie atrás.
(Obviemos que, economicamente hablando, parecen estar todos especialmente bien posicionados... pero eso daría para otra crítica completa).
13 de enero de 2023
13 de enero de 2023
0 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Y por aquí otra peli más que ha pasado sin pena ni gloria. Adivina por que, prima; sep, porque tiene reivindicación feminista por un tubo y deja a los pavitos machirulos de instituto como la mierda que son. Amy Poehler (la famosa prota de Parks and recreation) dirige y construye a partir de la novela de Jennifer Mathieu una revolución de adolescentes americanas hartas del sexismo que las rodea por doquier. Aparte de su valor reivindicativo, la peli está bien hecha, tiene muy buen ritmo y las interpretaciones son solventes. Sería genial que se viera en los institutos. Corred la voz entre vuestras jóvenes cercanas! Es un 8.
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