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Marcha de valientes

Bélico. Western. Aventuras Un severo coronel de La Unión (Wayne) está al frente de un regimiento que debe infiltrarse en pleno territorio confederado para cumplir una difícil misión. En esta aventura lo acompaña un médico de buenos sentimientos (Holden). Para evitar que revele sus planes al enemigo, se ven obligados a llevarse como rehén a una joven rebelde sureña (Constance Towers) que conoce la misión. (FILMAFFINITY)
Críticas 52
Críticas ordenadas por utilidad
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9
10 de noviembre de 2008
17 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Magistral película del maestro Ford, que poca veces es citada entre sus grandes obras (para mí, sin lugar a dudas, lo está) en la que vuelve al mundo de la caballería casi diez años después de haber cerrado su célebre y mítica trilogía.

La diferencia reside en que aquí no narra las luchas con los indios, sino que recoge un episodio de la Guerra de Secesión: la incursión en territorio enemigo de tres regimientos de la caballería de la Unión para acabar con el nudo ferroviario de la localidad de Newton.

Auténtica "road movie" dentro del género del western (si esto es posible), y salpicada en todo momento por el típico humor fordiano, el film se desarrolla principalmente en dos planos:

- El de las relaciones entre personajes aparentemente antagónicos. Especialmente, el duelo existente entre el duro coronel Marlowe (John Wayne) y el mayor Kendall (William Holden), médico que acompaña a la tropa; ambos odian todo lo que representa el otro. Pero también entre el propio Marlowe (representativo de la Unión) y Hanna (furibunda defensora del Sur).

- El de las escenas de acción, donde también Ford muestra toda su maestría. Inolvidables la carga en la estación de Newton (con el seguimiento que se hace de la bandera confederada), la que llevan a cabo los cadetes de la Academia de Jefferson y la que encabeza Wayne tres minutos depués de habérsele quitado una bala en la pierna.

Para ello, el director se basa nuevamente en unos buenos actores secundarios (aunque aquí no sean muy comunes en su filmografía) y, sobre todo, en dos memorables interpretaciones de Wayne y Holden.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
- Una cosa, Hanna. Ahora que gracias a Dios voy a dejar de ser la causa de sus sufrimientos, sepa que estoy enamorado de usted.

Seguro que al acabar la guerra volvió a por ella. Era Wayne.
9
23 de agosto de 2014
16 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
John Ford nunca presumió de sus películas, es más, en alguna ocasión comentó que no volvía a verlas, que lo que de verdad le gustaba era hacer películas y estar con su gente en los sets de rodaje. Nunca presumía de sus logros, sus Oscars, jamás se le escuchó comentarios pedantes o altivos sobre el arte de hacer películas, naturalmente su modestia estaba por encima de su ego. Somos nosotros, los espectadores los que debemos valorar su obra. Y seguramente, así lo debía pensar él.

“Misión de audaces” es, en mi opinión, de las mejores películas de John Ford, que deberían ver todos aquellos que lo tildan de militarista y patriotero. No sólo me parece un extraordinario film, sino que también tiene un ácido y punzante antimilitarismo. Una de las escasas incursiones de Ford en la guerra de Secesión, donde tiene lugar el enfrentamiento de dos grandes personajes: el coronel Marlowe (John Wayne), obstinado y taciturno, ingeniero de ferrocarriles que disimula su angustia tras su rudeza personal y la frialdad de las ordenanzas; y el mayor Kendall (William Holden), médico del ejército, cuya humanidad sirve, primero, como contrapunto y, luego como referencia para la evolución de Marlowe. Ambos, además, comparten una característica: viven una profunda frustración en sus respectivas dedicaciones: Marlowe las ahoga de vez en cuando en el alcohol; Kendall tiene que asistir, impotente, a la muerte de los soldados que atiende y recurrir a viejos remedios indios.

Es sabido que John Ford era un apasionado de la Historia y más en concreto de la Guerra de Secesión. El film, describe un episodio acontecido en el mes de Abril de 1863, en plena guerra civil, cuando un grupo de soldados de la Unión se adentra en territorio confederado para una decisiva misión, destruir las infraestructuras rebeldes. Película itinerante aunque ni el punto de partida, ni el recorrido ni la meta tengan demasiado sentido, hacía tiempo que en una película de Ford el sustrato argumental, el teórico sujeto dramático no estaba tan despojado de entidad como en “Misión de audaces”. Una historia desesperada, amarga, casi suicida, de misiones imposibles y gestas inútiles. Ford aboga por las situaciones, no por el conjunto, por los manifiestos personales, nunca por los colectivos, por las luchas individuales, es otro tipo de manifiesto contra la guerra.

El carácter femenino está representado por esa altiva sureña que interpreta admirablemente Constance Towers, que asumirá el final de una forma de vida. Su contenido emocional antepone la ética humana sobre cualquier conflicto dirimido con la ley injusta de las armas. “Misión de audaces” merece estar por pleno derecho entre los grandes títulos de Ford por los penetrantes retratos de sus personajes, por la dolorosa pintura de las absurdas matanzas de una guerra entre hermanos, por la fisicidad del paisaje y por la fuerza inconmensurable de sus detalles visuales, ricos y sugerentes hasta el delirio, son momentos imborrables que detallo en spoiler. Un notable film sobre máscaras que se derrumban, sobre comportamientos que se fortalecen y crecen ante la admiración de los que saben comprender.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
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Fruto de la irracionalidad de la guerra asistimos a la escena inolvidable en que el reverendo sureño recurre a los niños cadetes de la academia para incorporarlos a la batalla, mientras la madre del benjamín que ya ha perdido a varios hijos, suplica que no le arrebaten al pequeño, y esa imagen poética del tambor del cadete rodando por la hierba. Según le confesaba el cineasta a Peter Bogdanovich en su famoso libro, Ford si había visto esta película y lo que contaba sobre los cadetes era verídico, había sucedido realmente así.
7
22 de marzo de 2011
13 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para que no haya mal entendidos. Remate final a las historias de la caballería ahora en tiempos de Civil War. Personajes antagónicos los de ambos protagonistas, pero héroes de una pieza cada uno a su manera. Una gozada, una delicia, rodada como siempre al borde mismo de la perfección por el Maestro. Y eso que la historia no da para obra capitular del señor Ford.
Un apunte sobre el duque: siempre he oído y leído que era un actor vulgar y no puedo estar más en desacuerdo. Creo que aquí se le ha tenido mucha tirria por parte de la progresía debido a sus convicciones políticas, y no se ha visto lo inmenso que está en al menos una docena larga de películas. Por ejemplo, los Ríos varios, Centauros, el hombre tranquilo, diligencia, etcétera.
Nota: 7,49.
10
1 de marzo de 2008
21 de 32 usuarios han encontrado esta crítica útil
Este film de John Ford no se le ha dado el valor merecido. Es una de las películas del oeste americano más bien hechas (tiene todos los ingredientes exceptuando los indios) pero sobretodo tiene la gran dirección de John Ford.
Hay numerosas escenas donde se ve la mano, maestría y dirección del director. Creo que hay que empezar a darle todo el valor que tiene el film.
Los actores a estas alturas no les voy a reconocer su gran valía, son los suyos, están casi todos. El que no la haya visto se la recomiendo, verá una gran película y pasara un rato de buen cine.
Los detalles no los voy a contar, descúbranlos (VALE LA PENA).
8
21 de febrero de 2009
17 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
65/10(07/02/09) Gran western del Gran John Ford, aunque no se produzca en el oeste. Este es uno de los que dedico a la caballería americana, aunque esta a diferencia de los otros en los que el enemigo eran los indios, esta se enmarca en plena guerra de secesión estadounidense. Donde un batallón yanqui a las ordenes de un coronel interpretado por el actor fetiche del director tuerto, John Wayne, es enviado a una difícil misión tras las líneas enemigas confederadas a destruir una estación de tren y los abastecimientos sudistas, después teniendo que huir rápido para que los pillen. La cinta es una maravillosa oda al compañerismo, a la medicina, representada en la relación amistad odio entre el personaje de Wayne y el de Holden. El guión es una maravillosa crítica a la sinrazón de la guerra que tiene su cumbre en el tramo en que unos niños del sur son enviados a la batalla, con un sacerdote a la cabeza y los yanquis lo que hacen al atraparlos es azotarlos, más simbólica no puede ser. Las escenas de tiroteos están rodadas con la habitual maestría del director irlandés, un genio del ritmo narrativo, la cinta no decae en momento alguno. Recomendable a los que gusten de buenos films bélicos. Fuerza y honor!!!
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