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Ciudad muy caliente

Acción. Comedia Época de la Ley Seca. Mike Murphy, un antiguo policía, ha montado en Kansas City una pequeña agencia de detectives que apenas le da para vivir. Tiene un socio llamado Swift y una secretaria que lleva tres meses sin cobrar. Cuando un día Swift aparece con dinero suficiente para resolver todos sus apuros, Murphy empieza a temer que se haya metido en un lío demasiado grande. (FILMAFFINITY)
Críticas 17
Críticas ordenadas por utilidad
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4
26 de mayo de 2020
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fallido intento de Clint Eastwood y Burt Reynolds por parodiarse a sí mismos en una comedia gangsteril filmada sin gracia ninguna que en su día fue un fracaso de crítica y público. La trama confusa, un guion soso y la poca química entre sus protagonistas tienen la culpa. Buena ambientación y poco más.
4
17 de julio de 2017 3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
En las calles de Kansas City reina la ley de la corrupción, la ambición, la violencia, en definitiva, la de los consabidos gángsters.
Sólo dos valientes como el teniente Speer y el detective Murphy pueden detenerla. Por separado son duros, pero juntos...¡qué tiemble la ciudad!

El cine negro se mezclaría en 1.984 con la comedia en un proyecto de dudoso carisma. Su ejecución desató un hervidero de conflictos desde que un entusiasmado Blake Edwards lo pusiera en marcha años antes, pero se topó con un muro que no pudo escalar, y tenía por nombre Clint Eastwood, quien hizo un paréntesis tras "Impacto Súbito" para cumplir su deseo de trabajar con su amigo Burt Reynolds. No obstante las diferencias creativas con el veterano cineasta fueron tan grandes que acabó por despedirlo (una lucha de egos en toda regla), y es que a Eastwood, y eso todos lo saben, le gusta tener el control de la producción desde dentro y desde fuera, así que para la ocasión contrataría a alguien más manejable y menos problemático.
Ése fue Richard Benjamin, actor reciclado en realizador que estaba cosechando bastante éxito con su último trabajo, "Adiós a la Inocencia"; por su parte, Edwards firmó el guión como Sam O. Brown (en referencia a su film "S.O.B.", cuyas siglas significan "Standard Operational Bullshit"). La historia se inicia con una secuencia que despide esencia de auténtico "noir" por todos sus poros, cuando vemos al espigado teniente Speer atravesando un callejón envuelto en sombras bajo una fina llovizna y entrar en un bar cercano; su rostro contraído y amargo (el de Eastwood) no augura nada bueno.

Pero la intriga que se podía intuir y la oscuridad imperante que hacían de esta apertura algo muy prometedor se van al traste con la intromisión de Murphy, un detective encantador e intencionadamente gracioso que tiene varias rencillas con miembros de la mafia y comparte un pasado con Speer, pues tiempo atrás fueron compañeros en el cuerpo. El verdadero motor de esta fábula gangsteril situada en la Kansas City de los '30 arranca cuando Diehl, socio de Murphy, es asesinado por el mafioso Pitt, y el elemento de la discordia resulta ser el libro de cuentas de Leon Coll, otro poderoso señor del hampa. Sucios tratos que repercutirán sobre el pobre Murphy.
Pero en toda esta salsa de traición, muerte, chantaje y secuestro cocinada a fuego rápido hay un problema: Benjamin no posee el talento necesario para desplegar sabiamente los códigos del cine negro ni mucho menos se acerca a la destreza para el humor que tanto caracteriza a Edwards. Y es que el film no sabe muy bien por qué género decantarse durante todo su metraje, el cual pasa de la comedia más absurda donde el protagonista es Murphy a un "thriller" cargado de acción y violencia liderado por Speer, y cuando ambos personajes se unen en pantalla el resultado, lejos de ser atractivo (que algo es...), se adivina torpe y en pleno desequilibrio.

El que nunca se pretenda alcanzar el nivel dramático (segundos después de contemplar a su socio muerto, Murphy seguirá con su tonta verborrea y sus chistes baratos) convierte lo que podría haber sido un "noir" mordaz y áspero en una comedia que debe más al "slapstick" de Keaton o de los dúos clásicos en la línea de Abbott y Costello que al cine negro en sí, del cual se disfraza muy convenientemente. Y es que nada puede faltar en el imaginario dispuesto por Benjamin: los combates de boxeo, los clubs de barrio viciados con el olor del humo y el alcohol y el sonido de las dulces melodías de "jazz", las cafeterías oscuras, los intensos neones a la puerta de los cines, las Thompson, los sombreros de fieltro, las gabardinas...
Un imaginario donde no faltan los torpes matones, los malvados jefes de la mafia, las damas desvalidas y los policías rudos y expeditivos al que el fan del género siempre desea volver, tanto más cuanto que su atmósfera se perciba tan sugerente y sombría como antaño, lo cual consigue el buen diseño de producción, la cálida y envolvente fotografía de Nick McLean y la genial partitura de Lennie Niehaus (donde participa Eastwood), y es que por sus virtudes técnicas el film no desmerece en absoluto. Aquí...pero quizas sí en todo lo demás.

Las decentes secuencias de acción, de una violencia justita, y el suspense propio de la trama, conducen a los personajes a enzarzarse con los villanos en un alocado desenlace que podría haber sido sorprendente de estar firmado por Edwards. A esto se une la poca química que Burt Reynolds y Clint Eastwood muestran en pantalla, éste deudor de los duros del cine como Mitchum o Bogart y con un estilo cercano a los antihéroes que hizo para Leone y el primero con un "look" a lo Clark Gable sin dejar un momento su vis cómica, que tediosa termina resultando. No así resulta simpático ver a estos dos astros de consumadas carreras autoparodiándose sin vergüenza alguna.
Correctos Rip Torn, Jane Alexander (cuyo papel casi encarna Sondra Locke) y Tony LoBianco; el mejor, un muy poco aprovechado Richard Roundtree, y de por medio la fugaz aparición del mítico Jack Nance. Los percances durante el rodaje no presagiaron nada bueno...y así fue. Pese a ser un discreto éxito de taquilla por la expectación de ver a Eastwood y Reynolds juntos, no logró el favor de nadie, ni siquiera el de éste, que la detestó con toda su alma; Eastwood, por su parte, siguió su carrera como si tal cosa. Una producción que mucho podría haber sido pero en nada se quedó.

Si he de elegir un film que combine el cine negro con la comedia yo prefiero "La Maldición del Escorpión de Jade".
3
20 de noviembre de 2019 3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si Burt Reynolds fue nominado por esta película al premio Razzie, Clint Eastwood se lo debió llevar. Creo que ambos podían haberlo hecho mucho mejor. El señor Clint aparece en esta ciudad como un fantasma: se muestra, anda dos pasos, sonríe y desaparece. Hay 2 veces que no sonríe, hace que le tiembla el párpado derecho y arreglado. Otras dos veces estira el puño para dar a entender que ha pegado un puñetazo e inmediatamente se va tras los focos a sentarse para descansar. Debió ser el trabajo más descansado de su flamante carrera.

El señor Richard Benjamin hace lo que puede. Fue un actor-director de esos que estaban allí pero que no, que no era de los que repartía el bacalao. Como actor yo le encuadro con los insignes Bill Bixby y Billy Cristal, dos especímenes con nombre de limpia-abrillantador salidos de la misma hornada.

Si alguien salva esta comedieta y de ahí a que se la pueda dar algunos puntos, son primeramente las dos actrices, y después el señor Richard Roundtree. Burt Reynolds no hizo más que su papel, el que se esperaba para un guion bobalicón y de chistes malos. (Veo que participó Blake Edwards en él, supongo que cobró tan solo por dejar que pusieran su nombre). Una película con una absoluta carencia de ritmo en la acción, con pobres escenarios y personajes sin encanto.

El caso es que a Burt Reynolds no se le puede criticar ya que encaja como un guante en la pantomima representada. Al menos él sí se esfuerza algo en esta película de polis, detectives y mafiosos de medio pelo.
6
28 de julio de 2023 2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
No es que sea una maravilla de película, pero es bastante entretenida y sus dos protagonistas ( que por cierto, a mi juicio hacen buena pareja) Clint Eastwood parodiandose a si mismo como un inspector Callahan algo más comedido y Burt Reynolds en su tipico papel de tipo duro, un poco desastre y mujeriego a más no poder, siempre al borde de la bancarrota, una historia sencilla de largas peleas a puñetazo limpio y largos tiroteos también, se parodian ambientes y situaciones con cierta gracia, pero sin pasarse,con algunos secundarios típicos como el ínclito Tony Lo Bianco, el eterno gánster cinematográfico de esa época, para pasar un rato entretenido y poco más.
6
23 de marzo de 2013 2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Buen intento de recuperar el cine negro de los años 40, con escenas de tiroteos y diálogos ingeniosos, con sus personajes estereotipos: el detective privado, el oficial de policía, los jefes mafiosos, los matones, la chica cantante del club. No faltan los asesinatos, ni las peleas a puñetazo limpio. En cuanto al duelo interpretativo, gana por goleada la auto parodia que hace Clint Eastwood en su personaje al simpático y resultón personaje que nos ofrece Burt Reynolds. La ambientación de los turbulentos años 20 está muy lograda, con el factor lluvia para crear una atmosfera más decadente. El resultado final se ve con agrado, sin ser una gran película, entretiene y se agradece el tono de humor que en ciertos momentos está presente en la trama.
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